domingo, 14 de enero de 2018

EL VIAJE DE REGRESO

Habían pasado veinticinco años desde que fueron embarcados por primera vez en un viaje de regreso a China los pequeños Tian y Zhao. 
Bao la hermana menor era solo una bebe de meses cuando ocurrió este hecho fatídico.
El tiempo había pasado y ahora ella era una joven adulta que se había graduado unos meses antes como una profesional en negocios y marketing 
Su padre la estaba preparando para que en un futuro no muy lejano  ella maneje los negocios familiares que ahora contaban con dos grandes tiendas y varias propiedades e inversiones. 
Desde que Liang, la madre había desaparecido la casa no era la misma, Bao y su padre Guo trataban de acostumbrarse a su ausencia pero no era fácil, su recuerdo estaba siempre con ellos. 
Bao llevaba el manejo y la organización de la casa.
Una mañana mientras desayunaba con su padre en el comedor comentaba con éste:
- Padre, ahora que yo me estoy haciendo cargo de la casa, creo que es necesario abrir puertas y ventanas, no podemos seguir viviendo así, nuestro hogar se ha convertido en un mausoleo. Quiero  hacer algunos cambios y necesito tu permiso.
-Hija, haz lo que tengas que hacer, ha pasado mucho tiempo desde que tu madre nos dejó y no podemos seguir viviendo en esta oscuridad. Estoy de acuerdo contigo. 
Bao con el permiso de su padre, abrió puertas y ventanas en las habitaciones cerradas de sus abuelos y hermanos. 
Los muebles fueron donados y la ropa también, solo guardó los objetos  de más valor como, la colección de pequeñas figuras de jade de la abuela Xia He, estas figuras se guardaron en una de las vitrinas de la casa para su exposición. Sus joyas que eran de gran valor entre las que figuraban  collares, pulseras, sortijas de piedras preciosas regalos del abuelo Huan Yue que compraba en los numerosos viajes que ambos realizaban. 
En la habitación de sus hermanos también hubo cambios, Bao guardó algunos juguetes y libros lo demás fue para ser donado
La habitación de los abuelos se convirtió en una sala de diario donde se podían jugar juegos de mesa y ver la televisión,  la habitación  de sus hermanos paso hacer un cuarto de huéspedes. 
Fue necesario hacer esos cambios para que entre la luz del sol y no sea más una casa oscura y fúnebre.   
Bao también hizo cambios en la habitación de  su padre, con una nueva decoración lucia más confortable e iluminada pero dejó sobre la cómoda y veladores los retratos de Tian, Zhao y de su madre ese era el deseo de su padre.  Finalmente contrato una caja de seguridad en un banco para guardar las joyas.
-Padre es peligroso tener estás joyas en casa, así se guarden dentro de la caja fuerte. Son joyas de mucho valor-   le mostró la colección de gemelos y pasa corbatas del abuelo con incrustaciones de piedras preciosas como diamantes y rubíes por citar algunas. Los abuelos eran exquisitos a la hora de comprar  sus joyas. 
Muchos cambios realizó Bao y ahora la casa lucia amplia, despejada y con nueva decoración. La familia había sufrido demasiado, era tiempo de cambiar. Bao estaba segura que su madre estaría de acuerdo con ella. 
Guardó los recuerdos más importantes en cajas y las joyas familiares en el banco, era lo mejor para  la tranquilidad de todos. 
Desde hace algunas semanas Bao acompañaba a su padre a la tienda principal, Guo la estaba entrenando para el manejo de los negocios, ella tenía los estudios y ahora era importante tener la experiencia. 
La hija escuchaba a su padre, no en vano él había llevado con éxito las tiendas y soportado los tiempos difíciles. 
Mientras en la casa, de la preparación de las comidas y limpieza se encargaba la señora Delia, que junto con Bao planificaban el menú de la semana y todo lo que se necesitaba  para que una casa funcione bien organizada. 
Bao en ese momento estaba comprometida con Roberto amigo y compañero de estudios en la universidad. Él no pertenecía a la colonia china, ni tenía alguna relación con ella pero Bao se sentía bien a su lado y los dos se comprendían. 
En esto Guo no intervino, él respetaba las decisiones de su hija, quería que ella sea feliz.
Los días transcurrían  con calma, la vida en la casa de la familia  también. 
Esa mañana de  domingo era primaveral, el sol despuntaba en el cielo y entraba por una de las ventanas de la habitación de Bao, ella todavía descansaba en su cama,  desde hace algunas semanas planificaba como sería el comienzo de la promesa que le hizo a su madre antes de morir. 
No se había olvidado de ello, solo esperaba el tiempo oportuno para comenzar a buscar a sus hermanos. 
Por el momento no le diría nada a su padre, no deseaba preocuparlo antes de tiempo, tenía que planificar con cuidado  cuales serían los pasos a seguir en la búsqueda de Tian y Zhao.
Su padre tenía buenas relaciones con la embajada de China y en ese lugar empezaría  hacer las   averiguaciones que necesitaba.  
Era importante aprovechar los nuevos vientos de cambio que soplaban en China, era otro régimen el que gobernaba y el país  comenzaba abrirse al comercio exterior.  
La idea de Bao, era presentarse en la embajada y pedir audiencia con el secretario de comercio para saber que requisitos se necesitaban para hacer tratos comerciales con China. Ese seria el primer paso de entrada a la embajada, su prioridad averiguar algunas direcciones y comenzar su búsqueda. 
En la siguiente semana, Bao no perdió el tiempo y visitó la embajada para informarse sobre la documentación que se necesitaba.  
El secretario de comercio la atendió y le explicó al detalle lo que se necesitaba para entrar en  relaciones  comerciales con su país. 
Los requisitos eran exigentes pero hubo uno que llamó su atención y era: no se atenderán pedidos pequeños solo grandes volúmenes para exportar o importar del país.  Esto quería decir que de lo que deseaba traer tenía que ser una cantidad muy grande.  
En cuanto a la documentación también se exigía hasta la partida de nacimiento del importador, además de un aval solvente, en pocas palabras no sería fácil hacer tratos comerciales  sino se completaban estos documentos. 
Bao visitó la embajada tres veces más y con la confianza ganada, solicitó al secretario, la dirección del municipio de la provincia de donde era la familia de su padre, por suerte este dato le fue proporcionado sin problemas, ella como excusa comentó que era importante saber que se podía comercializar con dicha provincia.
Más tarde, cuando llegó a la casa Guo  para almorzar, llamó a su hija que momentos antes había regresado de hacer su última visita a la embajada:
-Bao la embajada me ha llamado y me enterado que quieres hacer tratos comerciales con China y sobretodo con la provincia de donde es nuestra  familia. Quieres comentarme algo al respecto.  
A ella no le quedo más remedio que contarle a su padre cuál había sido el motivo de sus visitas y porque quería esa dirección y como podía comunicarse con dicho municipio. 
-Hija- comentó Guo -el secretario no me ha llamado en un acto de chisme, me llamó para decirme que eran buenos tiempos para hacer negocios con China y que le dio gusto conversar contigo como mi representante comercial. 
Bao un tanto fastidiada por ser descubierta en su intento, contestó -supongo padre que no me habrás desmentido y puesto en evidencia-
-En lo absoluto, jamás haría algo así, pero no debes hacer nada antes de contarme cuales son tus intenciones. 
-Te prometo que no volverá a suceder, no quería preocuparte antes de tiempo pero ahora te puedo contar...he iniciado la búsqueda de mis hermanos.
          
Guo no comentó nada en ese momento, quería que su hija le explique que pensaba hacer al respecto y como ella iba a proceder para tener éxito, si él ya lo había intentado todo...
-Padre pienso viajar a China para buscar personalmente a mis hermanos y comenzaría en el puerto donde ellos llegaron y donde se perdió su rastro. 
Guo se desespero y levantó la voz, nunca lo había hecho con su hija:
-¡No! me niego a que hagas ese viaje es peligroso, yo he perdido dos hijos y a tu madre, si te pierdo a ti moriría, no me hagas esto, te  lo pido.
Bao al ver a su padre es ese estado, se acerco a él  -padre calma por favor , no te pongas así, está bien no voy hacer ese viaje...te prometo, no lo haré.
El padre más tranquilo le explicó a su hija lo peligroso que podía ser llegar a China y hacer preguntas a personas que no se conocen y menos en un puerto.
-Hija es diferente viajar por las rutas de turismo que ir por ahí investigando personas. Los tiempos han cambiado pero hay situaciones que no cambian y para una mujer es aun más complicado. Tu eres lo único que tengo que haría si te sucede algo.  
Bao respiró profundamente algo tenía que hacer para buscar a sus hermanos, ella había hecho una promesa y no quería fallar pero tampoco quería ver a su padre sufrir, bastante había pasado con tanta culpa y pérdidas familiares.
Con la dirección que tenia del municipio podía comenzar y además su padre conservaba  algunas direcciones de sus conocidos de los tiempos cuando vivían en China...al menos tenia algo entre manos. Bao no quería olvidar su promesa y estaba consciente que no iba ser fácil conquistar al dragón chino.    

CONTINUARÁ        
     


       

     



domingo, 7 de enero de 2018

EL VIAJE DE REGRESO

La enfermedad de Liang era más seria de lo que imaginaban los doctores y la familia. 
Su estado de salud en pocas semanas fue empeorando y por el momento no era conveniente llevarla a otra clínica  y menos pensar en sacarla fuera del país.
Guo y su hija Bao no se apartaban de su lado, Liang estaba realmente grave. 
Su amiga Jun sabía el porque de su gravedad, eran tantos años de sufrir en silencio la ausencia de sus hijos y lo más terrible, no saber que había sucedido con ellos. 
Eran aún niños cuando fueron alejados de su madre, todo ese sufrimiento tenía que hacer mella en la salud de su amiga.  Jun lo presentía porque veía a Liang y se daba cuenta de su dolor,  muchas veces había hablado con ella sobre sus hijos y la forma en que fueron alejados del hogar. Tarde o temprano tenía que suceder algo así.
Con toda esa situación, Jun se negaba a pensar que su amiga podía morir, ella tenía la esperanza  como todos que se recupere pronto y vuelva con su familia.
Guo por otro lado no sabía que más hacer por su esposa.  Hablaba con los doctores, quería un informe detallado sobre su estado de su salud, ellos le explicaban lo delicado de su enfermedad y movían la cabeza diciendo que era necesario esperar y prepararse para lo peor. 
La enfermedad de Liang le comprometía, ganglios y el sistema endocrino, era un tipo de cáncer que no es muy común y si embargo sucedía. 
Bao al lado de la cama de su madre conversaba con ella o para distraerla leía un libro de cuentos y leyendas que Liang muchas veces le había leído antes de ir a dormir, cuando ella era una niña pequeña.  Su cuento favorito -El Ruiseñor del Emperador- una bella historia sobre un emperador y el ruiseñor que cantaba todas las mañanas frente a la ventana del palacio, en su lejana China.
Una mañana mientras Guo acompañaba a Liang en la clínica, Bao se había ido temprano a la casa para bañarse y cambiarse de ropa. Liang le pidió a Guo que se acerque y le hizo prometer que si algo le pasaba a ella, él no debía descuidar a Bao que siempre se mantenga a su lado.  Guo intentó detenerla para que no se agite al hacer el esfuerzo de hablar  pero fue en vano, ella continuó  hablando  y le pidió  no ser enterrada en el mausoleo familiar: 
-Guo por favor, no quiero estar cerca de tus padres, tu conoces el porqué- él bajo la cabeza con tristeza, le prometió que cumpliría su deseo. Su esposa estaba hablando de morir y él en cambio esperaba que pronto  se recupere  y la vida siga su curso.     
En las semanas que siguieron el cuadro de Liang se complicó a pesar de  los cuidados y del tratamiento. Su familia y sus amigas más cercanas la acompañaban, Jun y Xue estaban cerca de ella y trataban de reconfortarla para que se alivie.  
Una noche en que Bao estaba cerca de su madre y tomaba su mano mientras le hablaba con serenidad para tranquilizarla., Liang en silencio y como en un sueño profundo partió para siempre. Bao escuchó el último suspiro de su madre y lloró junto a ella. Liang había sido la roca que la sostenía  y ahora había partido. Bao y su padre quedaban en total desamparo.
La comunidad china en la ciudad al enterrase de lo sucedido fue a presentar sus respetos en el velorio de Liang, todos conocían su historia y su tragedia, todos sabían lo que había sucedido con sus hijos y como ella nunca los había olvidado...era imposible pensar en ello.
Ru Hen su pequeño alumno, ahora era un joven pintor exitoso. Estaba presente en la ceremonia para darle el último adiós a su maestra, él se mantenía en un lugar apartado del salón pero cuando vio a Bao se acercó a ella para reconfortarla en el difícil  momento que estaba viviendo.    
Bao amaba profundamente a su madre y unos días antes de su final, mientras la cuidaba en la clínica le juró  que buscaría a sus hermanos que no descansaría hasta encontrarlos -te prometo madre  que voy a buscar a tus hijos-  esas fueron sus palabras mientras su madre aún estaba consciente.      
Nunca antes la casa se había sentido tan vacía y silenciosa, la ceremonia del sepelio había terminado y Guo como le había prometido a Liang según sus deseos, la enterró muy lejos de sus padres para que ella descanse en paz.
Guo abrazaba a su hija, ahora solo quedaban los dos para acompañarse mutuamente y ambos lloraban la ausencia de Liang.
Con el paso de los días Bao, comenzó a guardar la ropa de su madre y su objetos personales en  cajas de cartón,  solo dejó sobre la cómoda una cajita de música forrada en concha de nácar que era su favorita  y  las fotos de sus hermanos cuando estaban  pequeños sonriendo al lado de su madre en un paseo a la la playa. Ella recordaba la promesa que le había hecho y no pensaba olvidarla. 
El otoño recién comenzaba y un viento helado abrazaba la ciudad, Bao había terminado de guardar las pertenencias de su madre para conservarlas. 
Entre los libros que Liang guardaba encontró una foto de sus padres recién casados y sonriendo, eran otras épocas cuando todo era felicidad. En otro libro entre sus hojas encontró guardadas las partidas de nacimiento de Tian y Zhao, las guardó en un cajón de su velador, en el futuro podían servirle para buscarlos. 
Guardó también  las cartas que su madre había recibido de su  familia hasta antes que la comunicación se interrumpa y Liang no tenga más noticias de ellos.   
Con el paso de las semanas y luego de los meses el dolor de Guo y Bao se fue serenando, pero el recuerdo de Liang seguía vivo y en cada espacio de la casa se sentía su presencia, tenían la sensación  de que podía aparecer en cualquier momento en la entrada del hogar para quedarse al lado de ambos y abrazarlos.  
Bao se matriculó en la universidad para seguir sus estudios como le había prometido a Liang. Su madre le había pedido que estudie que no se detenga porque la vida para ella recién comenzaba. 
La universidad para Bao fue una experiencia nueva, todo era distinto a su vida escolar, los estudios     fueron  un alivio a su dolor, se sentía ocupada aunque el recuerdo de su madre 
siempre la acompañaba. 
Su padre, fue su gran apoyo  él estaba cerca para protegerla.
Bao con los estudios y la compañía de su padre lentamente se recuperaba del dolor. 
Guo también hacia esfuerzos para recuperarse de la ausencia de su esposa.  Él sentía una gran culpa por todo lo ocurrido a Liang y a sus hijos  y aunque  nunca lo había comentado, muchas noches tenía pesadillas que interumpian su sueño, en ellas veía a Tian y Zhao que eran arrojados al mar en pleno viaje, él corría para tratar de ayudarlos y nunca podía salvarlos, esta era la pesadilla más aterradora y la que siempre se repetía. 
Guo se despertaba en medio de la noche   llorando por sus hijos. Las pesadillas lo atormentaban y tuvo que recurrir a los calmantes para conciliar el sueño. 
La vida tenía que continuar en la casa de la familia, los recuerdos de Liang estaban presentes y aunque Guo y su hija lamentaban su partida, el dolor se hacía más grande cuando recordaban que ella se fue sin saber donde estaban Tian y Zhao sus amados hijos. Esto era un recuerdo amargo para su esposo Guo. 

CONTINUARÁ.