domingo, 7 de enero de 2018

EL VIAJE DE REGRESO

La enfermedad de Liang era más seria de lo que imaginaban los doctores y la familia. 
Su estado de salud en pocas semanas fue empeorando y por el momento no era conveniente llevarla a otra clínica  y menos pensar en sacarla fuera del país.
Guo y su hija Bao no se apartaban de su lado, Liang estaba realmente grave. 
Su amiga Jun sabía el porque de su gravedad, eran tantos años de sufrir en silencio la ausencia de sus hijos y lo más terrible, no saber que había sucedido con ellos. 
Eran aún niños cuando fueron alejados de su madre, todo ese sufrimiento tenía que hacer mella en la salud de su amiga.  Jun lo presentía porque veía a Liang y se daba cuenta de su dolor,  muchas veces había hablado con ella sobre sus hijos y la forma en que fueron alejados del hogar. Tarde o temprano tenía que suceder algo así.
Con toda esa situación, Jun se negaba a pensar que su amiga podía morir, ella tenía la esperanza  como todos que se recupere pronto y vuelva con su familia.
Guo por otro lado no sabía que más hacer por su esposa.  Hablaba con los doctores, quería un informe detallado sobre su estado de su salud, ellos le explicaban lo delicado de su enfermedad y movían la cabeza diciendo que era necesario esperar y prepararse para lo peor. 
La enfermedad de Liang le comprometía, ganglios y el sistema endocrino, era un tipo de cáncer que no es muy común y si embargo sucedía. 
Bao al lado de la cama de su madre conversaba con ella o para distraerla leía un libro de cuentos y leyendas que Liang muchas veces le había leído antes de ir a dormir, cuando ella era una niña pequeña.  Su cuento favorito -El Ruiseñor del Emperador- una bella historia sobre un emperador y el ruiseñor que cantaba todas las mañanas frente a la ventana del palacio, en su lejana China.
Una mañana mientras Guo acompañaba a Liang en la clínica, Bao se había ido temprano a la casa para bañarse y cambiarse de ropa. Liang le pidió a Guo que se acerque y le hizo prometer que si algo le pasaba a ella, él no debía descuidar a Bao que siempre se mantenga a su lado.  Guo intentó detenerla para que no se agite al hacer el esfuerzo de hablar  pero fue en vano, ella continuó  hablando  y le pidió  no ser enterrada en el mausoleo familiar: 
-Guo por favor, no quiero estar cerca de tus padres, tu conoces el porqué- él bajo la cabeza con tristeza, le prometió que cumpliría su deseo. Su esposa estaba hablando de morir y él en cambio esperaba que pronto  se recupere  y la vida siga su curso.     
En las semanas que siguieron el cuadro de Liang se complicó a pesar de  los cuidados y del tratamiento. Su familia y sus amigas más cercanas la acompañaban, Jun y Xue estaban cerca de ella y trataban de reconfortarla para que se alivie.  
Una noche en que Bao estaba cerca de su madre y tomaba su mano mientras le hablaba con serenidad para tranquilizarla., Liang en silencio y como en un sueño profundo partió para siempre. Bao escuchó el último suspiro de su madre y lloró junto a ella. Liang había sido la roca que la sostenía  y ahora había partido. Bao y su padre quedaban en total desamparo.
La comunidad china en la ciudad al enterrase de lo sucedido fue a presentar sus respetos en el velorio de Liang, todos conocían su historia y su tragedia, todos sabían lo que había sucedido con sus hijos y como ella nunca los había olvidado...era imposible pensar en ello.
Ru Hen su pequeño alumno, ahora era un joven pintor exitoso. Estaba presente en la ceremonia para darle el último adiós a su maestra, él se mantenía en un lugar apartado del salón pero cuando vio a Bao se acercó a ella para reconfortarla en el difícil  momento que estaba viviendo.    
Bao amaba profundamente a su madre y unos días antes de su final, mientras la cuidaba en la clínica le juró  que buscaría a sus hermanos que no descansaría hasta encontrarlos -te prometo madre  que voy a buscar a tus hijos-  esas fueron sus palabras mientras su madre aún estaba consciente.      
Nunca antes la casa se había sentido tan vacía y silenciosa, la ceremonia del sepelio había terminado y Guo como le había prometido a Liang según sus deseos, la enterró muy lejos de sus padres para que ella descanse en paz.
Guo abrazaba a su hija, ahora solo quedaban los dos para acompañarse mutuamente y ambos lloraban la ausencia de Liang.
Con el paso de los días Bao, comenzó a guardar la ropa de su madre y su objetos personales en  cajas de cartón,  solo dejó sobre la cómoda una cajita de música forrada en concha de nácar que era su favorita  y  las fotos de sus hermanos cuando estaban  pequeños sonriendo al lado de su madre en un paseo a la la playa. Ella recordaba la promesa que le había hecho y no pensaba olvidarla. 
El otoño recién comenzaba y un viento helado abrazaba la ciudad, Bao había terminado de guardar las pertenencias de su madre para conservarlas. 
Entre los libros que Liang guardaba encontró una foto de sus padres recién casados y sonriendo, eran otras épocas cuando todo era felicidad. En otro libro entre sus hojas encontró guardadas las partidas de nacimiento de Tian y Zhao, las guardó en un cajón de su velador, en el futuro podían servirle para buscarlos. 
Guardó también  las cartas que su madre había recibido de su  familia hasta antes que la comunicación se interrumpa y Liang no tenga más noticias de ellos.   
Con el paso de las semanas y luego de los meses el dolor de Guo y Bao se fue serenando, pero el recuerdo de Liang seguía vivo y en cada espacio de la casa se sentía su presencia, tenían la sensación  de que podía aparecer en cualquier momento en la entrada del hogar para quedarse al lado de ambos y abrazarlos.  
Bao se matriculó en la universidad para seguir sus estudios como le había prometido a Liang. Su madre le había pedido que estudie que no se detenga porque la vida para ella recién comenzaba. 
La universidad para Bao fue una experiencia nueva, todo era distinto a su vida escolar, los estudios     fueron  un alivio a su dolor, se sentía ocupada aunque el recuerdo de su madre 
siempre la acompañaba. 
Su padre, fue su gran apoyo  él estaba cerca para protegerla.
Bao con los estudios y la compañía de su padre lentamente se recuperaba del dolor. 
Guo también hacia esfuerzos para recuperarse de la ausencia de su esposa.  Él sentía una gran culpa por todo lo ocurrido a Liang y a sus hijos  y aunque  nunca lo había comentado, muchas noches tenía pesadillas que interumpian su sueño, en ellas veía a Tian y Zhao que eran arrojados al mar en pleno viaje, él corría para tratar de ayudarlos y nunca podía salvarlos, esta era la pesadilla más aterradora y la que siempre se repetía. 
Guo se despertaba en medio de la noche   llorando por sus hijos. Las pesadillas lo atormentaban y tuvo que recurrir a los calmantes para conciliar el sueño. 
La vida tenía que continuar en la casa de la familia, los recuerdos de Liang estaban presentes y aunque Guo y su hija lamentaban su partida, el dolor se hacía más grande cuando recordaban que ella se fue sin saber donde estaban Tian y Zhao sus amados hijos. Esto era un recuerdo amargo para su esposo Guo. 

CONTINUARÁ. 
        
           
    


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