domingo, 28 de julio de 2019

ALIDA Y GERVACIO

En casa de Alida, su madre Alma, le explicaba porque no quería que ella haga ese viaje, sentía una gran preocupación por lo que podía suceder. Alida nunca se había separado de su lado y ahora deseaba  viajar a un lugar que para ella, era peligroso. 
No, ella se oponía, su hija no haría ese viaje. 
-Madre no puedes oponerte a este viaje, comprende, voy ha estar en todo momento comunicada contigo y además piensa que si algo me va a suceder puede ser aquí o en cualquier otro lugar. 
Alma no sabía cómo hacer para que su hija la entienda, parecía que en ese momento, las dos hablaban idiomas diferente porque no llegaban a comprenderse la una con la otra. 
El timbre de la puerta sonó ¿quién seria a esa hora de la mañana?, Alida fue a atender y se encontró con  la tía Vera, hermana menor de su madre, que a veces solía pasar a visitarlas. Ella era muy estimada por Alida que se acercó para abrazarla y pedirle ayuda para convencer a su madre del viaje que deseaba realizar.  
-Tía Vera has llegado en un momento crucial, ayúdame con mi madre, ella no quiere entender que quiero hacer un viaje.  
Vera estaba un poco sorprendida con las palabras de su sobrina porque no sabía de que viaje se trataba y además siempre vio que madre e hija tenían una buena relación, era difícil escucharlas discutir o que Alida conteste con mal tono a su madre. 
Ahora no había discusión pero si un desacuerdo por un motivo que todavía Vera no entendía. 
Alma estaba en la sala y ella entró a saludarla -¿cómo estás querida hermana? veo que hay un desacuerdo entre las dos- la tía Vera tenía mucha confianza con su hermana y sobrina por eso sintió que podía intervenir y opinar al respecto.  
-Aquí estamos conversando con tu sobrina que no quiere comprender por qué no deseo que haga un viaje a la selva amazónica, ese es un lugar peligroso, puede pasar algo y yo no voy a estar cerca para ayudarla.  
-Tía por favor habla con tu hermana para que entienda que no va pasar nada, ayúdame a convencerla. 
La tía Vera conocía a su hermana, cuando Alma se cerraba en algo no había quien le hiciera entrar en razón y ahora no tenía porque ser distinto.
-Alida, déjanos a solas para conversar con mi hermana y comprender sus razones- Vera hizo unas señales a su sobrina para que se retire. 
Alida salió en silencio de la sala para que su tía Vera hable con su madre, tenía la esperanza de que ella la pueda convencer. Deseaba hacer ese viaje por eso confiaba en su tía.
-Ahora explícame de que se trata el tema, porque hasta ahora no se bien cual es el problema- decía Vera con serenidad, ella quería comprender bien los motivos de su hermana. 
Alma algo reticente explicó a Vera acerca del viaje que quería hacer Alida para acompañar a Gervacio, el novio, que Vera conocía bien y al que le tenía gran estima. Su hermana le comentó sus temores y preocupaciones por lo que podría pasarle a su hija. 
Vera también era madre y comprendía hasta un punto a su hermana pero donde no le daba la razón era que por sus miedos no le permita a Alida vivir y tomar sus decisiones.    
-Alma yo comprendo tu preocupación pero         
 no puedes mantener a Alida dentro de una burbuja, no es bueno que  vivas pensando que algo malo le va a pasar, hasta ahora has sido una madre comprensiva y lo has hecho muy bien ¿a que vienen ahora esos pensamientos negativos?. Confía en Alida, ella es una joven consciente, además viaja con Gervacio y todos lo conocemos, él es muy responsable y va a cuidar de ella, él jamás la llevaría a un lugar donde va a correr peligro.
Alma tenía el corazón en la mano, era su hija, su única hija.
-Solo tú puedes decidir, yo te doy mi opinión y para terminar:  si le niegas este viaje, ella siempre se quedará con la mala sensación de que no puede confiar en ti y en la primera ocasión que tenga se ira de tu lado.  No tengas pensamientos negativos no le des malas energías antes de comenzar el viaje. 
Alma escuchaba a su hermana, tenía razón en muchas cosas, pero su miedo era más grande o tal vez en el fondo había un sentimiento que hasta hora ella no había sentido y este era el miedo verdadero a que su hija se vaya lejos  a hacer su vida y ella se quede sola, en el fondo no quería que se case y viva lejos. Estos pensamientos comenzaban atormentarla, estaba siendo egoísta con Alida. 
-Mi sobrina es una joven responsable y de carácter independiente, siempre lo demostró- dijo la tía Vera que sospechaba sobre los pensamientos de su hermana de no querer quedarse sola.
-Si, Alida heredó el carácter de su padre, él era tan seguro cuando tomaba una decisión  y siempre demostró fortaleza y carácter, lo extraño demasiado. 
Cuál sería ahora la decisión de su padre... ¿dejaría que Alida vaya a ese viaje? - decía  Alma interrogándose ella misma.
-Si quieres mi opinión, él dejaría que su hija viaje mi querida hermana, los tiempos han cambiado, la vida es otra y los jóvenes de ahora son más decididos- Vera veía en el rostro de su hermana la angustia por decidir si daba el apoyo a Alida para el viaje. 
Alida en su habitación hablaba por teléfono con Gervacio, le comentaba la situación y la preocupación de su madre, Gervacio entonces dijo:
-Alida es mejor que yo hable con doña Alma para que se sienta más tranquila, si le explico como va a  ser el viaje y que sitios vamos a visitar, quizás ella se sienta mejor, trata de comprender que no sabe de que viaje se trata exactamente. 
-Está bien Gervacio, tienes razón es mejor que hables con mi madre para se sienta  tranquila- dijo Alida con temor de que su madre niegue su viaje. 
- En la tarde voy a tu casa, es necesario definir de una vez el viaje  porque el tiempo pasa y debemos preparar todos los detalles para la fecha. No te preocupes por los gastos eso corre por mi cuenta, la empresa me paga todo a mí por lo tanto yo puedo pagar tu viaje.
Alida agradeció su gesto pero ella quería llevar de todas maneras su dinero, por lo que pueda presentarse. Se despidió de Gervacio y fue a reunirse con su tía y su madre que ahora conversaban de otros temas y estaban las dos muy animadas recordando la boda del mes pasado de la sobrina Inés.
-Te acuerdas del tío Ramón, el estaba tan nervioso por la boda que parecía que era él el que se se - casaba-  decía Vera  y reían las dos hermanas.
Cuando Alida entró dio por descontado que su madre había aceptado y que rían de otros temas. 
Intervino en la conversión y dijo -por la alegría que hay en esta habitación puedo interpretar que mi viaje es un hecho- sonrió Alida dirigiéndose a su mamá. 
La tía Vera intervino de inmediato y contestó:
-Tu mamá ha prometido pensarlo- y le hacia señas con la mano a su sobrina  -ella quiere tomarse un tiempo.
-Tía, no puede demorarse demasiado en decidir, estamos con el tiempo para preparar el viaje. Gervacio va a venir en la tarde, él quiere explicarte de que se trata el viaje y a donde vamos a ir.

Silencio en la habitación Alma no contestó, respiró profundamente y entonces dijo - me perece bien que Gervacio venga, yo quiero hablar con él muy seriamente.
-Madre por favor no me hagas sentir mal, ni me avergüences delante de él, me siento como si no tuviera decisión propia, como si fuera una criatura pequeña que hay que decirle que tiene que hacer-  se puso de pie y salió de la sala molesta. 
Vera miró a su hermana y movió la cabeza  -tienes que resolver querida hermana, piensa bien, no te cierres Alida tiene razón- con este comentario Vera se despidió, pidiendo a su hermana comprensión. 
El resto del día transcurrió en casa de Alida igual que siempre, después del almuerzo y alrededor de las tres de la tarde llegó Gervacio, estaba nervioso, no sabía como iba a reaccionar doña Alma y pensaba que era mejor no insistir si ella no quería dar el permiso para el viaje. Él sentía mucho respeto por la madre de Alida.
Cuando estaban reunidos en la sala Gervacio saludo: -¿cómo está doña Alma? aquí vengo a conversar con  usted sobre el viaje- dijo esto y guardó silencio esperando una respuesta. 
Alma lo saludo como siempre y solo comentó -eres tú el que a propuestos esa idea del viaje a mi hija- luego  espero que él hable sobre los detalles del viaje.
Alida estaba expectante, ella por el momento no quería intervenir.  Gervacio muy tranquilo explicó a doña Alma los detalles del viaje, porque el laboratorio lo mandaba a la selva para la investigación de las plantas  con propiedades medicinales. Era un viaje seguro y a lugares donde muchos científicos solían visitar. Estuvo en todo momento respondiendo las preguntas de Alma y todas sus dudas. al final agregó: 
-No podemos demorar demasiado, estoy con el tiempo y es necesario saber su respuesta, si usted no quiere que Alida viaje no vamos a insistir y ella no se va a molestar y la miró  para pedir que mantenga la calma. 
Alma no estaba muy convencida, pero escuchar a Gervacio la ayudó a despejar sus temores entonces añadió: -Yo doy mi permiso con una condición, que se comuniquen conmigo todos los días, no quiero tener la angustia de no saber nada de ustedes y pensar que les ha pasado algo malo. 
Gervacio te encargo a mi hija y su seguridad, ella lo es todo para mí. Alida abrazó a su madre llena de alegría:  -gracias mamá, vamos a estar bien y nos vamos a cuidar- dijo Alida feliz porque iba a conocer la selva amazónica, un lugar al que siempre había querido viajar. 

CONTINUARÁ  

                

domingo, 21 de julio de 2019

ALIDA Y GERVACIO

El invierno había llegado, el frío era cada vez más fuerte, la lluvia y una ligera neblina envolvían la ciudad.   
En el café "Cedric" Alida esperaba a Gervacio, a esa hora de la tarde el lugar estaba tranquilo, algunas personas ocupaban las mesas cercanas y Alida se encontraba sentada en su mesa favorita junto a un gran ventanal, desde ahí se podía ver la calle y a la gente  caminar con prisa bajo la lluvia.   
La cafetería Cedric en su interior estaba decorada con buen  gusto.  En las  paredes del salón se lucían grandes espejos con marcos dorados y bellas pinturas que eran réplicas de pinturas famosas. Las mesas vestidas con manteles bordados hacían recordar tiempos pasados. Las luces eran tenues y daban al salón  una atmósfera romántica. Todo en el lugar era impecable y la gente solía visitar el café por sus deliciosas tortas, dulces, empanadas y sándwich  pero sobretodo el café que servían, era exquisito. 
Cuando la gente le preguntaba al dueño de donde era el café, éste solía contestar que era cultivado en un lugar oculto de la selva amazónica que solo él conocía. Las personas que lo escuchaban sonreían con su comentario y por supuesto, le creían. 
Alida miraba el reloj que colgaba en una de las paredes, todavía era temprano. En la mañana habló con Gervacio y quedaron en encontrarse en el café Cedric su lugar favorito,  en la tarde. 
Alida se dio cuenta que su novio tenía una actitud misteriosa cuando habló con ella. ¿De que quería hablar Gervacio? se preguntaba ¿porqué tanto misterio?.
Alida y Gervacio se conocían desde siempre, sus familias vivían en la misma avenida,  Río de Janeiro con una distancia de tres cuadras. Gervacio en las mañanas, veía muchas veces pasar Alida al colegio cuando él iba a la universidad.
El amor en ese tiempo no los había tocado, pero cuando Alida comenzó la universidad, Gervacio que ya trabajaba la invitó a salir. La amistad dio paso al romance entre los dos, ninguno imaginó que sus sentimientos podían ser tan fuertes. 
De pronto en la cafetería, las puertas de vidrio se abren y entra Gervacio, preocupado pensando que Alida lo esperaba desde hace tiempo, ella como siempre estaba en su mesa al lado de la ventana y lo saludaba sonriente. 
-Perdona, si demore un poco, el tráfico me detuvo a unas calles de aquí, tuve que bajar del taxi y venir caminando- decía Gervacio preocupado, mientras pedía al mozo un café. 
-No te preocupes, algo de eso pensé - mientras disfrutaba de un capuchino y de la tranquilidad a esta hora en el café- decía Alida con un tono pausado. 
Mientras Gervacio, le contaba cómo había sido su día, Alida se daba cuenta que él quería decirle algo, ella conocía a Gervacio, sabía que para él no era fácil hablar de sus sentimientos, unos segundos en silencio y entonces:
-Alida la compañía para la que trabajo me cambia por unos meses a la selva, ellos quieren que me     encargue de unos estudios sobre las plantas que tienen efectos curativos. 
Gervacio era de profesión botánico y no era la primera vez que viajaba a la selva del amazonas pero este viaje era por varios meses, por este                   
motivo,  no dudo más y dijo:              -quiero que me acompañes en este viaje, sería una buena experiencia para los dos, qué te parece mi propuesta ¿aceptas?- y la miró para adivinar su respuesta.  
Alida estaba sorprendida, ella no esperaba una propuesta así. Le agradaba  la idea porque no conocía la selva y esa sería una buena oportunidad para viajar. 
Estaba en vacaciones de verano de la universidad donde estudiaba biología marina, no tenía ningún impedimento para su viaje, salvo su querida madre... ¿Ella estaría de acuerdo con un viaje...solos los dos?. Era una pregunta que por el momento no tenia respuesta hasta que hable con su madre. 
Alida era hija  única, su madre siempre estaba pendiente y preocupada por ella, quería para su hija lo mejor.  
A doña Alma le agradaba Gervacio, le tenía aprecio y confiaba en él, además veía con mucha alegría que su hija era feliz.    
-Gervacio,  tu propuesta es tan inesperada que no sé si mi madre aceptará que viaje contigo, tú sabes que ella tiene una manera muy especial de ser. No puedo darte una respuesta ahora, pero  que me gustaría hacer el viaje, ¡claro que si!- comentó con entusiasmo Alida mientras pensaba en su madre y en cómo le hablaría del viaje. 
Gervacio le contaba Alida cuál era el itinerario y cómo sería el viaje, los pueblos que visitarían y los lugares donde se internarían en la selva, todo parecía perfecto. 
El viaje debía ser planeado con cuidado, paso a paso para que nada quede sin ser estudiado o investigado. Gervacio le aseguro que tendrían tiempo para conocer muchos lugares y el tiempo que tomaría sería de varios meses.
Alida tenía que pensarlo bien, la oportunidad que se presentaba era única pero estaban sus estudios, cómo resolvería si el viaje duraba más de tres meses. 
No pasaba nada si ella se ausentaba un ciclo en la universidad, tenía varios cursos adelantados y a su regreso tomaría los que le hacían falta para completar los estudios. 
Todo parecía perfecto desde la perspectiva de los jóvenes enamorados, era una oportunidad de avanzar en sus carreras y de aprender cosas nuevas. Tenía que tomar una decisión pronto, no podía demorar demasiado, el viaje sería en tres semanas. 
En la noche después de despedirse, Alida fue a buscar a su madre que revisaba unas cuentas del presupuesto del hogar. La casa donde ellas vivían era grande, tenía tres pisos y su mantenimiento era costoso, el padre de Alida antes de enfermar les había dejado a su esposa y a su hija una renta que les permitía vivir sin apuros y con tranquilidad. Estaban rodeadas de ciertas comodidades y Alma cuidaba el presupuesto para que el dinero nunca les falte. 
Alida se acercó a saludar a su madre, conversaron de cómo había sido su día y de cómo estaba Gervacio. No espero más y comentó  sobre su viaje: 
-Madre, voy a viajar con Gervacio a la selva dentro de tres semanas, quiero que me ayudes con mi bolsa de viaje porque como sabes no tengo el dinero- fue directa no quería entrar en demasiados detalles. 
-Vas a viajar con Gervacio dentro de tres semanas, ¿quienes más van con ustedes?- contestó Alma con voz grave y dejó de hacer las cuentas.
          
-Quiero hacer ese viaje y pido que me apoyes con algo de dinero. 
-Alida tu sabes que no estoy de acuerdo con el viaje, tienes que comprender que no puedes ir sola con Gervacio, dime anticuada o lo que desees pero no puedo darte el permiso. 
Alida no quería discutir con su madre siempre tuvieron una buena relación:
-Madre. ya soy mayor, tienes que confiar en mí, no me des una negativa tan pronto piensa hasta mañana y luego vamos a conversar- se puso de pie, le dio un beso en la frente a su madre y se retiró a su habitación con la esperanza de que al día siguiente las cosas vayan mejor.
Doña Alma vio a su hija alejarse. Si,  tenía razón había crecido ya no era la niñita que buscaba sus brazos cuando tenía miedo por las noches o la que le pedía que le lea un cuento antes de dormir. 
Pensó que era mejor esperar al día siguiente para conversar, Alida tenía que escuchar sus argumentos para que sepa porque se oponía a ese  viaje.
Al día siguiente después del desayuno madre e hija se sentaron en la sala de estar, en ese lugar conversaban, veían televisión y pasaban momentos familiares. 
Alida volvió a tocar el tema del viaje para que su madre la apoye, Alma respiró profundamente, mientras pensaba que decir para que su hija comprenda sus razones.
-Voy hacer sincera contigo Alida, me preocupa que en ese viaje te pase algo, no sé si vamos a estar en comunicación todo el tiempo y me llena de angustia saber que puedes correr peligro y yo no estoy cerca para ayudarte. Quiero que te pongas en mis zapatos y comprendas que no es fácil para mí, tal vez sueno egoísta pero así lo siento, eres mi única hija- con estas palabras la madre quería dar sus razones.
-Madre no puedes tenerme dentro de una burbuja, en alguna momento tengo que tomar mis propias decisiones y vivir mi vida-  Alida comprendió que no seria fácil convencerla para hacer el viaje, su madre tenia demasiados temores. 

CONTINUARÁ