domingo, 30 de agosto de 2020

PRIMAVERA DE 1900

La ciudad había amanecido con un día cálido y brillante, la primavera estaba en todo su apogeo. 
Emiliana y Manuelito ya habían salido para el colegio y Aníbal se fue temprano a tramitar unos documentos propios de su trabajo.
Octavia conversaba en la cocina con Felicitas para organizar el almuerzo y la cena del día, además de comentar sobre el cumpleaños de Emiliana.
-Felicitas dentro de tres semanas es el cumpleaños de Emiliana y para ese día debemos sacar la vajilla fina, los manteles de encaje y las copas de cristal. Seguro mi hija va invitar a cinco o seis amigas, yo invitaré a tres amigas y a su madrina y tal vez Aníbal invite a dos quizás tres amigos. La reunión será íntima pero alegre queremos que Emiliana tenga una bonita celebración aunque su santo cae en día de semana y no hay mucho tiempo para grandes celebraciones-.
Ondina en ese instante entró en la cocina para decirle a Octavia: -señora en la sala la espera la señora Petra, ella ha venido a buscarla-.
-¡Petra! me está buscando que sorpresa- contestó y agregó -Felicitas más tarde seguimos hablando sobre el cumpleaños de Emiliana-. 
-Ondina lleva a la sala dos refrescos y las galletitas dulces que compramos ayer-. termino de decir esto y salió de la cocina para ir al encuentro de su amiga.
Cuando entró en la sala exclamó: -¡querida Petra! ¿cómo estás? ¡qué sorpresa tu visita!-.
Petra se puso de pie y ambas amigas se saludaron con un abrazo.
-Octavia que felicidad estar aquí contigo, he querido venir personalmente para entregarte el tercer número de mi revista, tú estas suscrita a ella y quería mostrarte el nuevo diseño para hacerla más atractiva a los lectores-.
Petra era muy amiga de Octavia, ella y su esposo tenían una imprenta donde además de hacer trabajos propios de imprenta, publicaban cada quince días una revista femenina con artículos y consejos  para el hogar, moda y siempre tenía una entrevista algún personaje importante de la ciudad, esta vez la entrevistada era una de las hermanas que eran dueñas del colegio Corazón de Maria  donde estudiaba Emiiliana.
-Octavia, me pareció importante hacer la entrevista desde el lado humano, no solo desde su carrera como profesora y directora de este importante centro de estudios, creo que ha sido acertada mi idea-.
Octavia miraba la revista y contestó:- querida, esta revista está muy bien diseñada y la tengo que leer con calma para disfrutar cada artículo. Realmente te felicito, te ha quedado de maravilla-.
-Gracias amiga, pero realmente necesito saber tu opinión después de leerla, es importante saber que opina el público y tú eres uno de ellos-. comentó Petra.
Ondina entró en la sala, con los refrescos y las galletitas dulces, los dejó sobre la mesita de café y se retiró.
Octavia le pidió a su amiga que se sirva y comentó -te prometo que así será, tengo que leerla con mucho cuidado y ser objetiva para darte mi opinión- dijo esto último sonriendo.
La amiga de Octavia, Petra estaba casada con Pier Du Mont un ciudadano francés que había emigrado a nuestro país, unos años atrás, primero vivió en Piura, pero luego se mudó a la capital, conoció a Petra en una reunión, se prendó de ella y un año y medio después  se casaron y fundaron juntos su imprenta que manejaban con bastante éxito. 
-Octavia, aparte de venir a entregarte la revista, también quería hacerte recordar que mañana tenemos la reunión con el alcalde, pero no sé si nos va a recibir por  problemas que tiene la ciudad con la huelga de  obreros-. Al decir esto Petra se puso seria, ella lamentaba la situación que se vivía.
-Es mejor asistir a la reunión, el alcalde sabe que todos los jueves vamos hablar con él, si no lo hacemos puede tomarlo como un desaire y eso sería peor. Si nos dicen que el alcalde no nos puede recibir, no insistimos, damos media vuelta y nos retiramos  para regresar la próxima semana-. contestó Octavia preocupada por los últimos incidentes y los problemas que causaban.
Coma la mayoría de la población ambas amigas apoyaban la causa de los obreros y sus derechos. 
Petra tomó la palabra -Tienes razón Octavia, es mejor asistir a la reunión con el alcalde, si no se podemos hablar con él nos vamos a  la casa de Ana Luisa para ponernos de acuerdo sobre los próximos proyectos. Yo no ofrezco mi casa porque tú sabes que es muy pequeña y está en los altos de la imprenta-  agregó estas palabras para asegurar el lugar de reunión. 
-No te preocupes aquí en mi casa podemos reunirnos y conversar sobre los temas pendientes-. contestó Octavia para animar a su amiga.
Petra, Octavia, Ana Luisa, Aurora y otras señoras más, conformaban el grupo de las damas del patronato, ellas trabajaban para hacer diversas actividades y recaudar dinero para las diferentes obras de caridad que realizaban, también informaban al alcalde sobre las obras que tenían que ver con el ornato público.
Mientras las dos amigas conversaban en la sala, entró de pronto Aníbal con el saco lleno de tierra y molesto comentó: -Octavia, la huelga de obreros ha ocupado todo el centro de la ciudad, el lugar es un polvorín, la policía está tratando de poner orden, y yo por correr para evitar me caigan las piedras caí al suelo y la turba casi me pasa  encima. Mira como estoy lleno de tierra. Petra, perdóneme por entrar de esta manera y no saludarla, disculpe por favor-. Aníbal se retiró molesto para lavarse y cambiarse de ropa.  
Petra se puso de pie: -amiga mejor me voy es hora de despedirme- Octavia la acompaño hasta la puerta y se despidió de ella.      
Octavia fue al encuentro de Aníbal, este aún seguía molesto, pero más  calmado le habló: -con los problemas en el centro no pude hacer ningún tramite y ahora los universitarios se han unido a la huelga para apoyar a los obreros y crear más presión sobre el gobierno. Yo no estoy contra la huelga pero el gobierno debe poner orden de una vez y solucionar el problema que complica la vida en la ciudad. 
Octavia escuchaba a su esposo y no contestó era mejor así, era mejor esperar a que se calme.
Al día siguiente la damas del patronato se reunieron en la alcaldía, como era de esperar el alcalde se disculpó por no poderlas recibir. 
De común acuerdo todas se retiraron para ir a reunirse en casa de Octavia, ellas tenían que trabajar rápido, el tiempo casi les ganaba, habían varios proyectos pendientes pero el principal era realizar la rifa para recaudar fondos y ayudar al orfelinato  de niños y al asilo de ancianos desamparados a los que todos los años donaban dinero para sus necesidades más urgentes.  
En la sala de la casa la conversación era animada,  todas daban sus ideas y en un momento Octavia intervino: -Señoras por favor préstenme atención, no podemos hablar todas a la vez, las ideas que  ustedes tienen son buenas, pero es necesario enfocarnos en un solo punto y ahora quiero comunicarles que ya tenemos el premio para la rifa que vamos a organizar, nuestra querida amiga Aurora nos ha donado un precioso collar de perlas legítimas con aretes que hacen juego, por favor Aurora muéstranos el collar-. 
Aurora sacó de su bolso un estuche forrado en terciopelo azul, abrió la caja y mostró a cada una de las señoras la joya, ésta era en verdad exquisita y las perlas perfecta. En la sala las exclamaciones fueron de alegría y agradecimiento por la extraordinaria donación.
-En nombre de todas las señoras Aurora, te damos las gracias-. dijo Octavia con mucho entusiasmo, ahora si podían trabajar en la rifa, que seguro sería un éxito por el tamaño del premio.
-Octavia continuó -señoras, el año pasado Petra donó completamente los talonarios para la rifa pero este año debemos pagar aunque se algo mínimo, Petra nos va hacer un precio especial-.
Petra se puso de pie y quiso volver a donar los talonarios, pero todas insistieron en que pagarían por lo menos los materiales a usarse porque la cantidad que necesitaban  sería bastante grande. 
Octavia para terminar la reunión comentó: -Bien señoras, ahora todas estamos de acuerdo, ni bien Petra nos haga entrega de lo talonarios  tenemos que venderlos todos, no hay excusas, nos espera un arduo trabajo.
Por orden de Octavia entró Ondina en la sala para invitar a sus amigas refrescos y galletitas dulces, las señoras se servían y conversaban. En un aparte Octavia se acercó Aurora y le preguntó si le pasaba algo, porque la había notado muy silenciosa. Aurora contestó que estaba bien, que no había problema. 
Cuando las señoras se despidieron de Octavia y se fueron, Ondina se acercó a ella para entregarle un telegrama -señora este telegrama llegó más temprano pero no quise molestarla porque estaba ocupada-.
-Bien Ondina, gracias- contestó y vio que era para Aníbal, venía de Ica, su hermana lo enviaba. La familia de su esposo era dueña de uno de los fundos más importantes de la siembra de algodón. 
Aníbal tenia dos hermanas y un hermano menor que no siempre era muy responsable, ojalá pensaba Octavia, no sea nada grave. 
Antes del almuerzo cuando Aníbal estaba en casa, Octavia comentó con su esposo sobre el telegrama y se lo entregó. Aníbal lo abrió la expresión de su rostro era grave: -Octavia tengo que viajar a Ica, mi hermana me dice que es urgente, es sobre el fundo-.
-Qué puede estar sucediendo, espero no sea muy grave- dijo Octavia y agregó - no te vas a demorar demasiado, recuerda que en tres semanas es el santo del Emiliana-.
-No sé que puede estar pasando, pero debo ir, como el hermano mayor tengo que atender el fundo, sabes bien que aun ahora el precio del algodón es bueno, pero sé que hay una plaga que esta atacando al algodón en todo el valle y eso,  es grave. Voy a estar para el santo de nuestra hija no te preocupes-.  
En la noche a la hora de la cena Aníbal se despidió de sus hijos porque saldría muy temprano al día siguiente y prometió estar lo más pronto de regreso. 
Octavia tenía que aceptar la nueva situación, sus hermanos necesitaban la presencia de Aníbal. 
Al despedirse muy temprano de su esposo éste le comentó -solo espero que no vengan con la cantaleta de querer vender el fundo, no es el momento para eso. No me gusta dejarte sola con los líos que hay en la ciudad, prométeme que vas a tener cuidado tú y los muchachos-. Abrazó a su esposa y casi salió al amanecer. 
Octavia y sus hijos se quedaron tristes pero el colegio y la actividades del día a día hacían más llevadera la ausencia del padre.
El siguiente domingo como era la costumbre después de almuerzo Felicitas y Ondina salían de descanso y  Octavia y sus hijos salían a pasear, pero ese domingo fue diferente con las protestas en el centro, Octavia decidió mejor quedarse con sus hijos en casa y Felicitas y su hija si salieron.  
Había pasado cerca de una hora cuando la campanilla de la puerta sonaba con una insistencia inusual. la puerta la abrió Emiliana al ver que era Felicitas quien tocaba.
Felicitas buscaba con desesperación a Octavia, ella estaba en su salón de descanso preparando su nueva lista de compras cuando entró Emiliana con Felicitas que no dejaba de llorar y lo que hablaba no se le entendía bien. 
Octavia se alarmó y pensó de inmediato que algo grave le había sucedido a Ondina, pero seguía sin entender: -Felicitas si no te calmas no puedo entender lo que tratas de decirme, por favor serénate-. 
Felicitas un poco más calmada dijo -señora necesito su ayuda, se trata de mi hermano, él esta gravemente herido, él es uno de los obreros que estuvo en los disturbios de la mañana en el centro y está muy mal-.
-Felicitas que puedo hacer yo, no soy doctor no sé como te puedo ayudar-.
-Por favor señora necesito su ayuda, rogó Felicitas-.
-Calma, calma Felicitas déjame pensar. No sé que puedo hacer, pero sé quien nos puede ayudar, la enfermera Eda, por lo menos puede orientarnos para saber que debemos hacer ¿Donde vive tu hermano?-. preguntó Octavia.
-Señora el vive en un lugar pobre en la periferia de la ciudad, es un poco feo, usted no está acostumbrada-.
-Felicitas a estas alturas de mi vida ya nada me asombra, vamos primero a consultar con Eda y luego veremos que hacer. Después habló con su hija -Emiliana trae el chal que esta sobre el sillón de mi habitación  y te quedas con Manuelito, por favor no abras la puerta a nadie... me escuchaste-. 
Emiliana corrió al cuarto y al regresar  contestó -Si madre no te preocupes no abriré la puerta-. y le dio su chal. 
Octavia y Felicitas salieron de prisa para ir a buscar a la enfermera Eda, su casa quedaba bastante cerca en la plazuela de la Reconciliación. Al llegar tocaron la puerta y fue Eda quien abrió, se sorprendió al ver a Octavia y en un día domingo. 
-Eda disculpa que venga a molestar en domingo, pero necesito hablar contigo-. Eda las hizo pasar a su sala y Octavia le contó el caso del hermano de Felicitas. La enfermera hizo algunas preguntas a Felicitas y después dijo. -Octavia déjame traer mi maletín de primeros auxilios e ir con ustedes a ver al herido, es la única solución que se me ocurre.
Eda fue adentro a buscar su maletín y su capa de enfermera y luego habló -vamos ya estoy lista-.
Felicitas comentó -señora mi hermano no tiene dinero para pagarle, no se que puedo hacer-. 
Eda contestó -Octavia alguien ha hablado de dinero o algo parecido-.
-No querida amiga, nadie ha hablado de dinero-. 
-Entonces vamos y no perdamos más tiempo-. las tres mujeres salieron de la casa tomaron la avenida que iba a hacía periferia de la ciudad y se  perdieron entre las casas del camino.  

CONTINUARÁ         








 




   





        
                                                                   

 

domingo, 23 de agosto de 2020

PRIMAVERA DE 1900

La primavera había llegado después de pasar un invierno inusualmente frío. 
En esa época la ciudad amanecía todos los días con una fina garúa que  mojaba las calles y creaba pequeños charcos de agua. 
Los abrigos y bufandas estaban a la orden del día pero ahora en cambio con la venida de la primavera los días oscuros y grises quedaban  atrás, el sol irradiaba luz y calor. La temperatura había subido, la ropa gruesa quedaba guardada al fondo de los roperos y en los baúles. 
!900 sería un año para recordar porque era la llegada de un nuevo año y el comienzo de un nuevo siglo. 
La ciudad había festejado el nuevo siglo con luces artificiales y bombardas, por doquier hubieron festejos y alegría. En general el mundo celebró el comienzo del nuevo siglo. La esperanza y la expectativa de nuevos descubrimientos eran un gran comienzo. Los inventos, los avances en la medicina y  en el mundo científico e industrial fueron celebrados como milagros por la sociedad.
La humanidad parecía vivir una nueva etapa de progreso y prosperidad y la venida de la primavera alegraba aun más el espíritu festivo en la ciudad. 
En un pequeño salón de su casa, Octavia no estaba ajena a la algarabía que se vivía por el cambio de estación y el nuevo año, ahora podía usar sus blusas blancas de tela fresca, con blondas y encajes que tanto amaba, sus faldas le llegaban a la altura de los tobillos según la moda de la época y eran de tela más delgada, sus finos y pequeños botines amarrados con pasadores hacían juego con todo el atuendo. Su cabello atado en un pequeño moño a la altura de la nuca la hacia lucir atractiva, delgada  y moderna. 1900 era un año de cambios y había que ir con los tiempos según pensaba ella.
Octavia estaba casada con Aníbal y tenía dos hijos: Emiliana que en pocas semanas cumpliría 17 años y Manuelito de 14 años. Era una familia pequeña y unida.
La casa donde vivían era la herencia que sus padres le habían dejado a Octavia entre otras propiedades que le producían rentas, además de dinero guardado en el banco todo esto le permitía tener una vida cómoda y holgada. Aníbal su esposo también aportaba parte del dinero para el  sustento del hogar.  
Su casa era bastante grande, la entrada tenía un gran portón con una puerta más pequeña por donde se entraba al patio principal,  al fondo se podía ver la puerta de la sala, esta era de gran tamaño con finos muebles y decorada con buen gusto, al costado de  esta sala, había otra sala auxiliar más pequeña donde se celebraban reuniones familiares, después seguía el comedor que podía recibir 12 comensales cómodamente sentados a la mesa, luego venía el pequeño salón que era el refugio de Octavia, donde ella podía leer, escribir y contestar sus cartas, llevar las cuentas de la casa y organizar su día para las diferentes actividades en las que  participaba. En la casa también habían varios dormitorios y cuartos de huéspedes. La amplia cocina tenía una gran puerta que daba a un  patio interior, las habitaciones para el servicio quedaban al fondo, y más al fondo un gran huerto que era casi tan grande como la casa, en el había sembrado árboles frutales, algunos pinos, bellas y variadas flores y entre ellas su preferida la buganvilias, que su madre había sembrado años atrás y que daba hermosas flores rojas. 
El huerto era cuidado con cariño y dedicación por Octavia y en esta tarea la ayudaba  el jardinero Cesáreo que venía una vez al mes a podar y cuidar las plantas.
En el pequeño salón Octavia terminaba de ordenar las cuentas además de la lista de cosas que se necesitaban comprar para la semana, en ese momento irrumpió Ondina empujando la puerta y dijo en voz alta: -señora- y ahí quedó en silencio porque Octavia le llamó la atención.
-Cuantas veces te he repetido Ondina que no debes entrar corriendo ni levantando la voz, salga usted del salón y vuelva a entrar como debe ser-.
Ondina un poco encogida salió y volvió a entrar despacio, casi contando sus pasos y dijo con voz moderada: -señora Octavia un cochero trajo está carta par usted-.
Octavia recibió la carta y contestó  -está el cochero esperando respuesta-.
-No señora solo entregó la carta y se fue-.
-Está bien puedes retirarte Ondina-. Octavia miró el sobre que le habían traído. 
Ondina y su madre Felicitas trabajaban para Octavia, ellas eran personas de confianza para la familia y se encargaban de los quehaceres del  hogar.                  
Cuando se quedó a solas en el salón Octavia se preguntaba de quien era el sobre, de inmediato leyó el remitente, su sorpresa fue mayúscula al comprobar que era de su prima Blanca, entonces abrió el sobre con prisa, quería saber que le escribía Blanca.   
Querida Octavia:
Hace unos instantes hemos llegado al puerto sin novedad, en pocas horas nos embarcaremos para el viaje con destino a Vevey Suiza. Como tú sabes yo trabajo como institutriz para la familia De la Torre y Valle, ellos van a vivir en esta ciudad por negocios que la familia desea hacer en Europa. Quiero agradecerte además la protección que siempre me brindaste y el calor de hogar que recibí en tu casa, pero ahora es tiempo de independizarme e ir por mi camino. De nuevo te doy las gracias querida prima. 
Te prometo escribir seguido para contarte como me va. No sé cuando volveremos a ver pero estaré en contacto.
Tu prima.
Blanca. 
Octavia leyó la corta misiva con tristeza, ella y su prima habían crecido juntas como hermanas porque los padres de Blanca fallecieron y los padres de Octavia la recibieron en el hogar. 
La prima Blanca era maestra y la familia  De la Torre y Valle la contrató como profesora particular para sus hijos. Ellos eran personas de la alta sociedad, tenían mucho dinero y querían una educación privada  para sus niños. Blanca había pasado todas las pruebas que exigía la familia para el puesto de institutriz.
Nunca Octavia estuvo completamente de acuerdo que su prima viaje sola, pero ella había querido hacerlo, según decía era una nueva experiencia en su vida: -Octavia ya conozco a la familia, recuerda que trabajo con ellos desde hace dos años- comentaba Blanca par tranquilizar a su prima. 
En uno de los cajones de su escritorio guardó la carta no sin antes desearle todos los parabienes y bendiciones en su nueva vida tan lejos de la familia.  
Una hora más tarde llegaba a la casa Emiliana, su joven hija que cursaba el último año de su educación escolar en el Corazón de María de las hermanas Estrada, este era un colegio exclusivo para señoritas donde recibían una estricta educación que las preparaba para seguir estudios superiores si así lo deseaban. 
Emiliana una joven atractiva y de buen carácter saludaba a su madre al mismo tiempo que le decía:
-Madre muero de hambre, hoy las clases han estado muy complicadas y las profesoras demasiado exigentes, después hubo un alboroto en el salón para ponerse de acuerdo de cómo debía ser la reunión de fin de año para nuestra graduación, en resumen no se llegó a ningún acuerdo, mañana  volveremos a intentar ponernos de acuerdo ¿por qué tiene que ser todo tan complicado madre?-. 
Octavia escuchaba con atención a su hija y todos los detalles que ella le contaba sobre su colegio. Mientras se ordenaba en el comedor todo para el almuerzo, aún no se podían sentar a la mesa, era la  costumbre esperar a Aníbal y Manuelito que entraban en ese momento diciendo -madre ya llegué ¿qué tenemos de almuerzo?- todos los días era la misma pregunta. Manuelito estudiaba en el colegio de los padres Agustinos donde le educación era también exigente, con sus catorce años todavía no sabía que iba a elegir cuando termine sus estudios del colegio, para él todo era aún juego y alboroto. 
Pocos instantes después Aníbal entraba a la casa, sus hijos lo saludaban con alegría y la familia por fin estaba junta y todos podían sentarse almorzar como era la costumbre en el hogar. 
Primavera de 1900 era también una época de cambios para la ciudad, ya habían llegado los primeros autos que paseaban por las calles,  estos eran propiedad de personas de dinero, la gente común todavía hacia uso de los carruajes a caballo para transportarse. Se hablaba que el gobierno pensaba construir la primera línea del tranvía que tendría la ciudad pero esto aun eran solo palabras, no era una realidad.
Después de almorzar y en el salón de descanso Aníbal leyendo el diario comentaba con Octavia:
 -No puede ser, el diario dice que los obreros piensan convocar una huelga para exigir sus derechos, qué te parece Octavia, esto va crear todo un desorden en las calles- y seguía leyendo la noticia en voz alta para que su esposa se entere.
-Es terrible Aníbal la medida, pero tienen derecho a protestar, todos sabemos que sus condiciones de vida son muy difíciles y su trabajo mal pagado- contestó Octavia.
Aníbal no contestó pero siguió leyendo y luego comentó: -las calles se van a convertir en tierra de nadie y si dura mucho tiempo la huelga habrá escasez de alimentos. Aquí el diario dice que los obreros también exigen el horario de trabajo de 8 horas según dicen, es su derecho. Esto Octavia va ser un problema que el gobierno debe resolver cuanto antes-.
-Si en eso tienes razón, el gobierno debe resolver el problema lo más pronto posible para evitar la agitación y las revueltas. En el fondo el resto de la población los apoya-. 
Octavia tenía razón en lo que decía, pero los obreros tendrían que luchar aun más para conseguir las mejoras salariales y el respeto a las 8 horas de trabajo, además de la regulación del trabajo para las mujeres y los niños.                       
La casa de Octavia quedaba en la calle del Naranjo# 1316 muy cerca a la plazuela de la Reconciliación donde quedaba al frente la iglesia del mismo nombre. Esta plazuela no era redonda como solían ser las demás plazuela, esta era alargada y en uno de los extremo había la copia exacta de la pileta de agua que había en la plaza mayor de la ciudad. 

Los domingos en la tarde, en las bancas de la plazuela los vecinos solían sentarse a conversar o descansar, era un lugar de reunión para el vecindario y a la misa de 11 de la mañana era obligación asistir, todos lo hacían con respeto y recogimiento.
Octavia amaba su casa, en ella había nacido y conocía a muchas familias del vecindario que vivían en sus casonas vecinas a la de ella.
En una de las esquinas de la plazuela había un viejo árbol fuerte y macizo, que ella recordaba  desde que era pequeña y solía pasear con su madre. Tenía altas ramas que daban una agradable sombra en verano. Este hermoso árbol siempre la impresiono por su belleza.
En la otra esquina estaba la farmacia de la familia Albujar, al costado la casa de la enfermera Eda encargada de poner inyecciones y tomar la presión a todo el vecindario. Más allá la tienda de lanas y pasamanería, luego venía  la panadería donde se vendían deliciosos pasteles y panes calentitos, al frente de la iglesia, la tienda de sombreros con los últimos modelos para damas y caballeros, no podemos olvidar el bazar de ropa para damas donde se encontrar todo tipo de prendas femeninas. La plazuela era un lugar agradable en las tardes de verano.     

sábado, 15 de agosto de 2020

BERTHE MORISOT PINTORA IMPRESIONISTA

Berthe Morisot pintora francesa que  perteneció al movimiento impresionista. 
Nacio en el ceno de una familia burguesa de clase alta.
Berthe desde muy joven se dedicó a la pintura. Su maestro advirtió su  gran talento y quedó asombrado, pensó que esto le traería dificultades para la época en la que ella vivió.     
Fue formada por Carrot gran pintor de su tiempo y maestro de la joven Berthe.
Berthe Marisot se une al grupo impresionista desde sus orígenes. Los impresionistas marcaron la diferencia por la forma de expresarse en sus pinturas.  
La joven Berthe pintaba con soltura y gran seguridad. En sus obras se pueden ver influencias de Manet, Monet y Renoir. Ellos siempre asombraron a Berthe por su estilo libre en el manejo de formas y de colores en sus cuadros,  eran diferente a los demás pintores del grupo.  
El estilo personal de la joven Berthe en sus pinturas, se distingue por la pincelada libre y por el tratamiento de la luz y el color. 
Los colores y motivos de sus cuadros siempre la caracterizarían como única y original pintora de su tiempo. 
Ella pintó temas de carácter intimista y familiar además de bellos y delicados paisajes. 
Berthe Marisot se ganó un lugar dentro del movimiento impresionista y en el salón de la exposición de pinturas de París.  
Cave mencionar uno de sus lienzos más  famosos con el  nombre de: 
La Cuna.