La ciudad había amanecido con un día cálido y brillante, la primavera estaba en todo su apogeo.
Emiliana y Manuelito ya habían salido para el colegio y Aníbal se fue temprano a tramitar unos documentos propios de su trabajo.
Octavia conversaba en la cocina con Felicitas para organizar el almuerzo y la cena del día, además de comentar sobre el cumpleaños de Emiliana.
-Felicitas dentro de tres semanas es el cumpleaños de Emiliana y para ese día debemos sacar la vajilla fina, los manteles de encaje y las copas de cristal. Seguro mi hija va invitar a cinco o seis amigas, yo invitaré a tres amigas y a su madrina y tal vez Aníbal invite a dos quizás tres amigos. La reunión será íntima pero alegre queremos que Emiliana tenga una bonita celebración aunque su santo cae en día de semana y no hay mucho tiempo para grandes celebraciones-.
Ondina en ese instante entró en la cocina para decirle a Octavia: -señora en la sala la espera la señora Petra, ella ha venido a buscarla-.
-¡Petra! me está buscando que sorpresa- contestó y agregó -Felicitas más tarde seguimos hablando sobre el cumpleaños de Emiliana-.
-Ondina lleva a la sala dos refrescos y las galletitas dulces que compramos ayer-. termino de decir esto y salió de la cocina para ir al encuentro de su amiga.
Cuando entró en la sala exclamó: -¡querida Petra! ¿cómo estás? ¡qué sorpresa tu visita!-.
Petra se puso de pie y ambas amigas se saludaron con un abrazo.
-Octavia que felicidad estar aquí contigo, he querido venir personalmente para entregarte el tercer número de mi revista, tú estas suscrita a ella y quería mostrarte el nuevo diseño para hacerla más atractiva a los lectores-.
Petra era muy amiga de Octavia, ella y su esposo tenían una imprenta donde además de hacer trabajos propios de imprenta, publicaban cada quince días una revista femenina con artículos y consejos para el hogar, moda y siempre tenía una entrevista algún personaje importante de la ciudad, esta vez la entrevistada era una de las hermanas que eran dueñas del colegio Corazón de Maria donde estudiaba Emiiliana.
-Octavia, me pareció importante hacer la entrevista desde el lado humano, no solo desde su carrera como profesora y directora de este importante centro de estudios, creo que ha sido acertada mi idea-.
Octavia miraba la revista y contestó:- querida, esta revista está muy bien diseñada y la tengo que leer con calma para disfrutar cada artículo. Realmente te felicito, te ha quedado de maravilla-.
-Gracias amiga, pero realmente necesito saber tu opinión después de leerla, es importante saber que opina el público y tú eres uno de ellos-. comentó Petra.
Ondina entró en la sala, con los refrescos y las galletitas dulces, los dejó sobre la mesita de café y se retiró.
Octavia le pidió a su amiga que se sirva y comentó -te prometo que así será, tengo que leerla con mucho cuidado y ser objetiva para darte mi opinión- dijo esto último sonriendo.
La amiga de Octavia, Petra estaba casada con Pier Du Mont un ciudadano francés que había emigrado a nuestro país, unos años atrás, primero vivió en Piura, pero luego se mudó a la capital, conoció a Petra en una reunión, se prendó de ella y un año y medio después se casaron y fundaron juntos su imprenta que manejaban con bastante éxito.
-Octavia, aparte de venir a entregarte la revista, también quería hacerte recordar que mañana tenemos la reunión con el alcalde, pero no sé si nos va a recibir por problemas que tiene la ciudad con la huelga de obreros-. Al decir esto Petra se puso seria, ella lamentaba la situación que se vivía.
-Es mejor asistir a la reunión, el alcalde sabe que todos los jueves vamos hablar con él, si no lo hacemos puede tomarlo como un desaire y eso sería peor. Si nos dicen que el alcalde no nos puede recibir, no insistimos, damos media vuelta y nos retiramos para regresar la próxima semana-. contestó Octavia preocupada por los últimos incidentes y los problemas que causaban.
Coma la mayoría de la población ambas amigas apoyaban la causa de los obreros y sus derechos.
Petra tomó la palabra -Tienes razón Octavia, es mejor asistir a la reunión con el alcalde, si no se podemos hablar con él nos vamos a la casa de Ana Luisa para ponernos de acuerdo sobre los próximos proyectos. Yo no ofrezco mi casa porque tú sabes que es muy pequeña y está en los altos de la imprenta- agregó estas palabras para asegurar el lugar de reunión.
-No te preocupes aquí en mi casa podemos reunirnos y conversar sobre los temas pendientes-. contestó Octavia para animar a su amiga.
Petra, Octavia, Ana Luisa, Aurora y otras señoras más, conformaban el grupo de las damas del patronato, ellas trabajaban para hacer diversas actividades y recaudar dinero para las diferentes obras de caridad que realizaban, también informaban al alcalde sobre las obras que tenían que ver con el ornato público.
Mientras las dos amigas conversaban en la sala, entró de pronto Aníbal con el saco lleno de tierra y molesto comentó: -Octavia, la huelga de obreros ha ocupado todo el centro de la ciudad, el lugar es un polvorín, la policía está tratando de poner orden, y yo por correr para evitar me caigan las piedras caí al suelo y la turba casi me pasa encima. Mira como estoy lleno de tierra. Petra, perdóneme por entrar de esta manera y no saludarla, disculpe por favor-. Aníbal se retiró molesto para lavarse y cambiarse de ropa.
Petra se puso de pie: -amiga mejor me voy es hora de despedirme- Octavia la acompaño hasta la puerta y se despidió de ella.
Octavia fue al encuentro de Aníbal, este aún seguía molesto, pero más calmado le habló: -con los problemas en el centro no pude hacer ningún tramite y ahora los universitarios se han unido a la huelga para apoyar a los obreros y crear más presión sobre el gobierno. Yo no estoy contra la huelga pero el gobierno debe poner orden de una vez y solucionar el problema que complica la vida en la ciudad.
Octavia escuchaba a su esposo y no contestó era mejor así, era mejor esperar a que se calme.
Al día siguiente la damas del patronato se reunieron en la alcaldía, como era de esperar el alcalde se disculpó por no poderlas recibir.
De común acuerdo todas se retiraron para ir a reunirse en casa de Octavia, ellas tenían que trabajar rápido, el tiempo casi les ganaba, habían varios proyectos pendientes pero el principal era realizar la rifa para recaudar fondos y ayudar al orfelinato de niños y al asilo de ancianos desamparados a los que todos los años donaban dinero para sus necesidades más urgentes.
En la sala de la casa la conversación era animada, todas daban sus ideas y en un momento Octavia intervino: -Señoras por favor préstenme atención, no podemos hablar todas a la vez, las ideas que ustedes tienen son buenas, pero es necesario enfocarnos en un solo punto y ahora quiero comunicarles que ya tenemos el premio para la rifa que vamos a organizar, nuestra querida amiga Aurora nos ha donado un precioso collar de perlas legítimas con aretes que hacen juego, por favor Aurora muéstranos el collar-.
Aurora sacó de su bolso un estuche forrado en terciopelo azul, abrió la caja y mostró a cada una de las señoras la joya, ésta era en verdad exquisita y las perlas perfecta. En la sala las exclamaciones fueron de alegría y agradecimiento por la extraordinaria donación.
-En nombre de todas las señoras Aurora, te damos las gracias-. dijo Octavia con mucho entusiasmo, ahora si podían trabajar en la rifa, que seguro sería un éxito por el tamaño del premio.
-Octavia continuó -señoras, el año pasado Petra donó completamente los talonarios para la rifa pero este año debemos pagar aunque se algo mínimo, Petra nos va hacer un precio especial-.
Petra se puso de pie y quiso volver a donar los talonarios, pero todas insistieron en que pagarían por lo menos los materiales a usarse porque la cantidad que necesitaban sería bastante grande.
Octavia para terminar la reunión comentó: -Bien señoras, ahora todas estamos de acuerdo, ni bien Petra nos haga entrega de lo talonarios tenemos que venderlos todos, no hay excusas, nos espera un arduo trabajo.
Por orden de Octavia entró Ondina en la sala para invitar a sus amigas refrescos y galletitas dulces, las señoras se servían y conversaban. En un aparte Octavia se acercó Aurora y le preguntó si le pasaba algo, porque la había notado muy silenciosa. Aurora contestó que estaba bien, que no había problema.
Cuando las señoras se despidieron de Octavia y se fueron, Ondina se acercó a ella para entregarle un telegrama -señora este telegrama llegó más temprano pero no quise molestarla porque estaba ocupada-.
-Bien Ondina, gracias- contestó y vio que era para Aníbal, venía de Ica, su hermana lo enviaba. La familia de su esposo era dueña de uno de los fundos más importantes de la siembra de algodón.
Aníbal tenia dos hermanas y un hermano menor que no siempre era muy responsable, ojalá pensaba Octavia, no sea nada grave.
Antes del almuerzo cuando Aníbal estaba en casa, Octavia comentó con su esposo sobre el telegrama y se lo entregó. Aníbal lo abrió la expresión de su rostro era grave: -Octavia tengo que viajar a Ica, mi hermana me dice que es urgente, es sobre el fundo-.
-Qué puede estar sucediendo, espero no sea muy grave- dijo Octavia y agregó - no te vas a demorar demasiado, recuerda que en tres semanas es el santo del Emiliana-.
-No sé que puede estar pasando, pero debo ir, como el hermano mayor tengo que atender el fundo, sabes bien que aun ahora el precio del algodón es bueno, pero sé que hay una plaga que esta atacando al algodón en todo el valle y eso, es grave. Voy a estar para el santo de nuestra hija no te preocupes-.
En la noche a la hora de la cena Aníbal se despidió de sus hijos porque saldría muy temprano al día siguiente y prometió estar lo más pronto de regreso.
Octavia tenía que aceptar la nueva situación, sus hermanos necesitaban la presencia de Aníbal.
Al despedirse muy temprano de su esposo éste le comentó -solo espero que no vengan con la cantaleta de querer vender el fundo, no es el momento para eso. No me gusta dejarte sola con los líos que hay en la ciudad, prométeme que vas a tener cuidado tú y los muchachos-. Abrazó a su esposa y casi salió al amanecer.
Octavia y sus hijos se quedaron tristes pero el colegio y la actividades del día a día hacían más llevadera la ausencia del padre.
El siguiente domingo como era la costumbre después de almuerzo Felicitas y Ondina salían de descanso y Octavia y sus hijos salían a pasear, pero ese domingo fue diferente con las protestas en el centro, Octavia decidió mejor quedarse con sus hijos en casa y Felicitas y su hija si salieron.
Había pasado cerca de una hora cuando la campanilla de la puerta sonaba con una insistencia inusual. la puerta la abrió Emiliana al ver que era Felicitas quien tocaba.
Felicitas buscaba con desesperación a Octavia, ella estaba en su salón de descanso preparando su nueva lista de compras cuando entró Emiliana con Felicitas que no dejaba de llorar y lo que hablaba no se le entendía bien.
Octavia se alarmó y pensó de inmediato que algo grave le había sucedido a Ondina, pero seguía sin entender: -Felicitas si no te calmas no puedo entender lo que tratas de decirme, por favor serénate-.
Felicitas un poco más calmada dijo -señora necesito su ayuda, se trata de mi hermano, él esta gravemente herido, él es uno de los obreros que estuvo en los disturbios de la mañana en el centro y está muy mal-.
-Felicitas que puedo hacer yo, no soy doctor no sé como te puedo ayudar-.
-Por favor señora necesito su ayuda, rogó Felicitas-.
-Calma, calma Felicitas déjame pensar. No sé que puedo hacer, pero sé quien nos puede ayudar, la enfermera Eda, por lo menos puede orientarnos para saber que debemos hacer ¿Donde vive tu hermano?-. preguntó Octavia.
-Señora el vive en un lugar pobre en la periferia de la ciudad, es un poco feo, usted no está acostumbrada-.
-Felicitas a estas alturas de mi vida ya nada me asombra, vamos primero a consultar con Eda y luego veremos que hacer. Después habló con su hija -Emiliana trae el chal que esta sobre el sillón de mi habitación y te quedas con Manuelito, por favor no abras la puerta a nadie... me escuchaste-.
Emiliana corrió al cuarto y al regresar contestó -Si madre no te preocupes no abriré la puerta-. y le dio su chal.
Octavia y Felicitas salieron de prisa para ir a buscar a la enfermera Eda, su casa quedaba bastante cerca en la plazuela de la Reconciliación. Al llegar tocaron la puerta y fue Eda quien abrió, se sorprendió al ver a Octavia y en un día domingo.
-Eda disculpa que venga a molestar en domingo, pero necesito hablar contigo-. Eda las hizo pasar a su sala y Octavia le contó el caso del hermano de Felicitas. La enfermera hizo algunas preguntas a Felicitas y después dijo. -Octavia déjame traer mi maletín de primeros auxilios e ir con ustedes a ver al herido, es la única solución que se me ocurre.
Eda fue adentro a buscar su maletín y su capa de enfermera y luego habló -vamos ya estoy lista-.
Felicitas comentó -señora mi hermano no tiene dinero para pagarle, no se que puedo hacer-.
Eda contestó -Octavia alguien ha hablado de dinero o algo parecido-.
-No querida amiga, nadie ha hablado de dinero-.
-Entonces vamos y no perdamos más tiempo-. las tres mujeres salieron de la casa tomaron la avenida que iba a hacía periferia de la ciudad y se perdieron entre las casas del camino.
CONTINUARÁ