domingo, 2 de abril de 2017

LA VIDA EN LOS RIOS

Los ríos de la Amazonia guardan en sus profundidades el secreto de la vida. Un río sin sus animales es como un paisaje sin vida. Dentro de ese estallido de vida podemos señalar a uno de sus habitantes más pintorescos: El delfín rosado (Inia geoffrensis) Es un mamífero y el más grande delfín de agua dulce del mundo, mide hasta tres metros de largo y pesa 125 kilos. Su color es variado pero cuando son adultos tienen el permanente color rasado. Tiene una cabeza redondeada y abultada y cuentan con un respiradero en la parte superior. Sus extremidades posteriores están atrofiadas. 
Esta especie puede mover la cabeza más que los otros delfines, lo que le proporciona la flexibilidad para maniobrar en aguas de la selva inundada. 
Suele vivir en pareja o en pequeños grupos de cinco o seis individuos. Es activo tanto de día, como de noche, puede descansar por períodos cortos. Pasa sin respirar bajo el agua 45 segundos para luego salir a respirar a la superficie sacando la cabeza. Sus ojos son pequeños en comparación con su cuerpo. Es una especie carnívora, se alimenta de peces, camarones y cangrejos. Las hembras suelen tener una sola cría la que permanece a su lado por un período largo de tiempo. Son animales muy inteligentes, sensitivos y receptivos con el hombre.  
El delfín rosado ha estado siempre ligado al misterio y a las leyendas, los habitantes de la Amazonia lo consideran un ser con poderes mágicos y de buena suerte por eso no lo cazan. Estos delfines de agua dulce al igual que sus hermanos los delfines de mar son juguetones y confían en el hombre por eso persiguen las embarcaciones y pequeños botes para jugar. Se comunican entre ellos por medio de sonidos que a su vez le sirve de orientación. Estos animales aceptan el afecto de las personas y corresponden al mismo con fidelidad. 
En la actualidad se considera al delfín rosado una especie en peligro de extinción, su principal amenaza es la sobre pesca que acaba con su alimento, por esta razón se encuentran protegidos legalmente tanto en el ámbito nacional como en el internacional.              
Manatí (Trichechus inunguis).
Una lechuga flotante o un jacinto de agua que desaparecen repentinamente de la superficie del agua nos indican la presencia de este amable y tímido gigante de los ríos amazónicos. Con casi 400 kilos y tres metros de longitud es uno de los mamíferos más grandes de los ríos. Pertenece a la familia de los sirénidos, vive en lagos y caños de los ríos alimentándose de la abundante vegetación acuática característica de la zona, puede comer hasta 15 kilos de vegetación  al día. 
Este mamífero tiene un cuerpo largo y grueso que esta cubierto de un vello que le sirve de función táctil, su cuello es corto, su piel es muy gruesa de unos 15 milímetros de espesor. Su cabeza es un tanto achatada y el hocico grueso, sus ojos son pequeños en comparación al tamaño de su cuerpo. Es un animal acuático por excelencia pasa toda su vida bajo el agua y solo sale a respirar por breves lapsos de tiempo. Su período de gestación dura doce meses luego del cual nace una sola cría. Pueden llegar a vivir hasta cincuenta. años.
El manatí ha sido cazado por su carne durante muchos años al punto que su especie ha sido declarada en peligro de extinción. La forma en la que es cazado es cruel y violenta. Conocido en Perú y Ecuador como vaca marina y en Brasil como pez buey, es una especie amenazada con desaparecer si no se actúa pronto. Con el menú vegetariano para el mayor comedor de ensaladas del trópico, mantiene los ríos limpios de vegetación y así ayuda a que la población de peces pueda vivir sin obstáculos que le impidan la reproducción. 
En un ecosistema tan frágil como como el amazónico, la extinción del manatí significaría una terrible pérdida en términos económicos, ecológicos y sociales. Debajo de las alfombras verde flotantes de los ríos hay una lucha desesperada por la vida, de este amable e increíble animal. 
El contacto entre el hombre y los animales se caracteriza por muy curiosas relaciones. Mientras que todos los animales superiores respetan al hombre e incluso le están subordinados, el hombre se halla muy a medias dispuesto a aceptar a los animales como compañeros de su existencia con igualdad de derechos. Cuanto mayores son las actitudes de los animales, mayor es el empeño del hombre por dominarlos y vencerlos. Muchos animales llevan una vida oculta pero la mayoría se entrega al hombre.  Algunos como los delfines que lo hacen incluso por iniciativa propia. 
Resguardar la vida en nuestra planeta debe ser nuestra mayor prioridad.     

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