domingo, 25 de junio de 2017

¿DONDE ESTÁ EL PRESIDENTE?

La mañana de ese domingo había sido diferente, la familia presidencial no había salido junta para ir almorzar a la casa familiar como era la costumbre. La espera de la prensa en las afueras de la casa de gobierno se hacía, larga y a cada instante crecía la incertidumbre, se preguntaban ¿donde está el presidente? ¿que está sucediendo? ¿ por qué no ha salido con su esposa e hijas?.
En la calle había inquietud y esperaban respuestas, ¡qué alguien salga para hablar con la prensa!
Felipe Durero uno de los periodistas observaba la situación, camino hacia una esquina, sabía  que la casa tenía dos puertas laterales que daban a diferentes calles y por alguna de ellas podía haber salido Ignacio Buendia y Romero, el presidente. Pero ¿por qué haría algo así? no tenía sentido. Él siempre había proclamado "los domingos eran días familiares y de descanso". 
En el interior de la casa de gobierno se vivía otra realidad. Eran las doce del medio día cuando sonó el teléfono, era María Inés  que quería hablar con el presidente. El secretario contestó el teléfono y de inmediato pasó la llamada, al ver que éste no contestaba se dirigió a la oficina y la encontró vacía,  para no dejar esperando a la señora del presidente en el teléfono volvió contestar  y le dijo.
 -Señora el presidente le va devolver la llamada, no sé preocupe.
María Inés contestó - Dígale por favor que lo estamos esperando para almorzar- y colgó.
El secretario Agustín se quedó sorprendido porque el sabía que el presidente estaba  en su oficina y no lo había visto salir. Se preocupó  aun más y comenzó a buscarlo. Sobre el escritorio había visto su teléfono celular no había forma de comunicarse con él. 
La casa de gobierno era una propiedad de dos pisos de mil metros cuadrados, rodeada de jardines, era grande y tenía una hermosa fachada. Delante de esta habían unas rejas que servían de protección a la casa. 
En el primer piso tenía los diferentes salones hermosamente amoblados y decorados para recibir a Presidentes de otros países y personajes importantes. El elegante comedor de recepciones, la cocina era amplia y funcional donde se preparaban los banquetes, la oficina presidencial, el salón de las juntas de gobierno y otras estancias más.  Aparte habian los ambientes para el personal de servicio. 
El segundo piso era privado, era el lugar donde vivía la familia presidencial. Tenía los diversos salones que eran cómodos y amoblados con todo lo que necesitaba una familia.
El secretario al ver que no estaba el presidente en su oficina subió al segundo piso a buscarlo y comunicarle que su esposa lo había llamado. Tocó la puerta del salón principal y nadie contestaba, empujó la puerta, entró, no había nadie. Fue a los dormitorios y nada el presidente no estaba. Se sorprendió porque él como su secretario tenía que estar informado sobre su paradero.
Buscó en todos las estancias del segundo piso y nada, no pudo encontrarlo. Bajó para ir a su oficina y llamó al jefe de seguridad, cuando
éste se presentó, el secretario preguntó si habían visto salir al presidente y él contestó que nadie del personal había reportado ver salir al presidente por alguna  de la puertas laterales de la casa. 
Ahora ya no era desconcierto, ahora era preocupación la que sentía el secretario, nadie puede desaparecer de esa forma, era imposible.
Es cierto que la casa era grande y el presidente podía estar en cualquier lugar por eso mandó a buscarlo  con el personal de seguridad. 
Los efectivos buscaron en toda la casa, en cada salón, en cada ambiente, en todos los rincones  del jardín, subieron al techo, bajaron al sótano donde se guardaban cosas y muebles en desuso y nada el presidente no se hallaba en ningún lugar de la casa. 
El secretario de inmediato dio la orden que esta situación  se mantenga en secreto, nadie por el momento debía saber que estaba sucediendo en la casa de gobierno, mandó al personal de seguridad a sus lugares y que  mantengan el silencio. 
Él se dirigió a su oficina eran la una de la tarde cuando volvió a sonar el teléfono, de nuevo era su esposa María Inés que quería hablar con el presidente. El secretario esta vez le dijo que él se encontraba ocupado y que iba a demorar que en la casa la familia podía adelantarse y almorzar. 
María Inés no insistió pensó que algo urgente había salido en último instante que demoraba a su esposo -dígale que vamos almorzar pero de todas maneras lo estamos esperando- contestó y colgó.
El secretario estaba en suspenso, dio unos pasos por su oficina, había dicho esto para ganar tiempo, no sabía que hacer. El presidente no había salido con su esposa pero tampoco estaba en la casa y nadie lo había visto salir.  
La prensa seguía esperando en la calle, quería respuestas y se inquietaban por el silencio en el interior de la casa.
Agustín el secretario por fin decidió llamar al vicepresidente para comunicarle lo sucedido, llamó también al primer ministro los dos le contestaron lo mismo que en el acto salían para la casa de gobierno.
La situación que se estaba viviendo era increíble, no podía estar sucediendo, Agustín esperaba nervioso la llegada del vicepresidente y del primer ministro para saber que hacer. 
Cuando llegó primero el vicepresidente toda a prensa lo rodeo, los periodistas hacían preguntas pero él no habló y entró a la casa, diez minutos mas tarde llegó el primer ministro y lo mismo sucedió la prensa preguntaba pero el ministro no habló y entró en la casa. 
Los periodistas comentaban algo tiene que estar sucediendo por qué habían llegado un domingo en la tarde el vicepresidente y el primer ministro ¿qué pasaba en el interior? 
En la oficina de la presidencia estaban reunidos cuando el secretario les comunicó que el presidente había desaparecido y no sabía cuál era su paradero. Agustín les contó con  detalle lo sucedido esa mañana. El desconcierto de los dos hombres fue general, los dejó sin palabras ¿que estaba diciendo Agustín el secretario? qué el presidente había desaparecido de una forma misteriosa ¡era imposible!...eso no podía ser,  ¡Ignacio Buendía y Romero era el presidente!      
CONTINUARÁ.
    
   

    
  

domingo, 18 de junio de 2017

¿DONDE ESTÁ EL PRESIDENTE?

Habían pasado ya dos meses desde El cambio  de mando  para elegir un nuevo  presidente. 
Las elecciones presidenciales habían sido exigentes, arduas y agotadoras, en la contienda electoral  se había hablado de todo.
Los candidatos se enfrentaron verbalmente. Cada uno había sido investigado en su vida privada y pública para encontrar algún punto donde se puedan atacar mutuamente. 
La propaganda política por diarios televisión y radio saturó al ciudadano de a pie que estaba cansado de escuchar  y ver la ciudad invadida por carteles de los candidatos y sus partidos. Después de varios meses de lucha, la propaganda había terminado. Pero mientras duró la contienda, se habían soltado palabra altisonantes y gruesas, los improperios habían ido y venido como nunca antes se había visto en una campaña electoral. 
En medio de la contienda el país se había polarizado, la gente había elegido mitad a mitad a su candidato y las discusiones por el que debía ganar no tenían fin.  
Al final de la batalla electoral  y después de meses de enfrentamiento el partido "País, Desarrollo y Trabajo" había ganado,  el nuevo presidente era Ignacio Buendía y Romero.
El presidente elegido, venía de una clase media acomodada, su padre había sido diplomático de carrera y esto le había permitido  viajar y vivir en varios países del mundo. 
Su madre era una dama de sociedad fina y delicada que le enseñó a su hijo la responsabilidad, el deber y la solidaridad con los demás.  
Ignacio Buendía y Romero, era un hombre preparado en economía y leyes, era un hombre sólido en sus convicciones y un estadista para gobernar el país que lo había elegido.   
En este momento el presidente ya había asumido su cargo y estaba instalado en la casa de gobierno con su esposa María Inés y sus dos hijas todavía en edad escolar.   
Las palabras y los rumores de la contienda electoral quedaron atrás. Ahora era el momento de gobernar el país para seguir adelante. 
El plan de gobierno que  presentó en las elecciones, era un plan completo y moderno en las áreas más importantes, quería sacar al país del estancamiento económico  en que se encontraba. 
Desde que salio elegido  presidente muchas cosas comenzaron a cambiar, puso de inmediato su plan de gobierno en marcha. Tenía una actitud moderna y una visión de país distintas a sus antecesores. Él deseaba un rumbo nuevo para la nación e iba en serio.
Como todos los domingos desde que Ignacio Buendía y Romero se había casado visitaba a su madre para almorzar con su esposa e hijas. La señora Elvira había quedado viuda hace algunos años. Ella vivía en una casa cómoda y confortable que le dejó su esposo el embajador. 
La familia del presidente no eran millonarios pero vivían con tranquilidad económica.  Era lo que llamamos una familia tradicional. 
Ese domingo no fue diferente y como era la costumbre a las once de la mañana su esposa María Inés y sus hijas salían  de la casa de gobierno para dirigirse a la casa de su suegra almorzar. 
La señora del presidente también era economista de carrera, la pareja se había conocido en la universidad. Ella era una mujer preparada y culta que le gustaba cuidar de su esposo e hijas, en todo momento durante la campaña había sido el apoyo y fortaleza del presidente.
A la señora María Inés le gustaba vestir bien pero sin exagerar ella podía repetir un atuendo que debía lucir para  alguna de las recepciones con su esposo y esto no era un problema. Ella sabía cual era su lugar y se mantenía a su lado para apoyarlo, pero el presidente era Ignacio Buendía y Romero.  
La prensa apostada en la puerta de la casa de gobierno había observado que la esposa y sus hijas salían y entraban al carro presidencial pero no estaba con ellas el presidente, esto llamó su atención pues no era la costumbre. ¿Donde está el presidente? todos se preguntaron. El carro partió de la casa de gobierno sin Ignacio Buendía y Romero. 
Felipe Durero un experimentado periodista que se encontraba en el lugar se hacía la misma pregunta ¿Donde está el presidente? pensó un momento, había que esperar no era conveniente crear alarmas, seguro que en cualquier momento saldría, pero  ¿por qué la demora? y hacer regresar dos veces el carro de gobierno. ¿Algo grave sucedía? pero si esto fuera así, su esposa no hubiera salido de la casa, ella se habría mantenido al lado de su esposo como era de esperar.
Una hora más tarde la situación era la misma, la prensa esperaba al presidente y este no aperecia, la voz se había corrido y mas medios de prensa llegaron al lugar. La costumbre que se había mantenido hasta ese momento era ver a la familia presidencial salir junta de la casa de gobierno. 
Pero ahora no se sabia que sucedía y a cada instante crecía la expectativa.
CANTINUARÁ
        
            

domingo, 4 de junio de 2017

ABRIL Y LA ESTRELLA FUGAZ

Los niños avanzaban por la gran avenida  hacia la montaña en medio de la oscuridad, algunos llevaban linternas para alumbrar el camino. 
Ya se comenzaba a sentir el frió pero ellos no dudaban y seguían adelante.
La montaña en el horizonte ya casi se podía ver. 
Mientras los niños avanzaban para cumplir su misión,  en el cielo seguía la lucha desigual, la nube había debilitado peligrosamente al Sol. Este pensaba que ya  no podía resistir pero no quería rendirse y lucharía hasta el final. 
La Estrella Fugaz que se encontraba cerca al Sol, para darle ánimos repetía con energía:
 -¡Resiste Sol! ¡resiste! no te rindas por favor, ya viene la ayuda, ya llegan los niños, están muy cerca. 
El Sol casi sin fuerzas y exhausto contestó -No sé cuanto tiempo pueda resistir, solo espero que los niños no tarden más.
La nube que los había escuchado comentó -Los niños, ustedes creen que unos niños pueden vencerme, mi poder es invencible. Yo soy la nube más poderosa del Universo, no existe nadie con más poder. 
La Estrella fugaz respondió con ira a la nube -Nunca dudes del poder de un corazón puro, nunca dudes del poder de los niños. 
-¡Niños! ¡unos niños me van a vencer! ¡Ja, ja! que ilusos son- exclamó la nube riendo.
La Estrella quedó en silencio y observaba que su amigo el Sol seguía debilitándose ¡que horror! el tiempo se agotaba, si los niños no llegaban pronto su amigo se apagaría para siempre. 
En el cielo continuaba la lucha y en la tierra los 
pequeños habían llegado a la montaña. 
Tomados de las manos y sin miedo   comenzaron a escalar hacia la cumbre, el gran momento de la verdad había llegado,  de probar que  lo que decía Abril era cierto, sobre el  encuentro con la Estrella Fugaz .
Una vez en la cumbre, los niños uno a uno levantaban los brazos daban un salto y se elevaban al cielo. Era verdad lo que la Estrella había dicho...¡Abril no mentía! La gran aventura para ellos comenzaba ya no dudaban. Ahora seguían a Jhony y Abril que viajaban felices por el espacio para salvar al Sol. Era el momento en que debían concentrar toda las fuerzas de sus corazones para preparar la gran batalla y vencer a la malvada nube.
La Estrella Fugaz fue la primera en advertir que los niños se acercaban y dando un grito de felicidad dijo:     -Sol, los niños están cerca no te rindas ¡no te rindas por favor! 
El Sol, por el cansancio ya no podía hablar, los niños que estaban cerca se asustaron al verlo en ese estado. El Sol apagó completamente el calor y la luz de su cuerpo para no hacer daño a los niños.
Entonces en una rápida acción según el plan, todos juntos se acercaron al Sol pusieron sus manos sobre la nube y con todo el poder y la fuerza de sus corazones comenzaron a debilitarla. 
La nube reaccionó con fuerza pero ya era tarde, estaba dominada no podía contra este desconocido poder que la estaba venciendo. Comenzaba a perder fuerza. 
-¡No puede ser!- gritaba con ira la nube -¡es imposible! ¡soy demasiado fuerte¡ ¡qué sucede! ¡unos niños no pueden vencerme! 
La Estrella Fugaz contestó a la nube -Yo te lo advertí y tú no quisiste oírme, el poder que encierra un corazón puro es más fuerte que tu poder oscuro. 
La nube se agitaba trataba de zafarse de los niños pero ya era demasiado tarde comenzaba a partirse en pedazos.
El Sol sintió un gran alivio, la nube perdía fuerza y dejaba de asfixiarlo. Los pequeños seguían aferrados a la nube y lentamente se desprendían de ella llevando en sus manos un pedazo de su cuerpo, se dieron cuenta que ya no era un peligro y comenzaron a iniciar su viaje de regreso a la tierra flotando suavemente por el espacio, su misión había terminado. Estaban sonrientes y felices de haber ayudado al Sol que pronto volvería a brillar.

L
La Estrella Fugaz que observaba la escena sintió que el peligro había pasado, ella nunca había dudado de los niños. 
La nube antes de desaparecer completamente dijo: -Unos niños me han vencido, no puede ser.
Abril flotaba suavemente en el espacio de regreso a la tierra cuando vio a la Estrella Fugaz cerca comentó: -Gracias amiga sin ti no lo hubiéramos logrado.
-No me lo Agradezcas Abril, son ustedes los niños los que destruyeron la nube y se abrieron paso en la oscuridad. Nunca dudes del poder de tu corazón 
-Volveré a verte de nuevo Estrella.
-No, Abril, yo tengo que seguir mi camino recuerda, soy una Estrella Fugaz. Pero siempre voy a recordar esta gran aventura y nuestra amistad.
-Si es verdad, siempre queda el recuerdo de nuestra amistad, gracias amiga.
El Sol después de asegurarse que los niños estaban lejos encendió el calor y la luz de su cuerpo para brillar en el cielo.  -La Estrella fugaz cuando paso cerca de él se despidió y le deseo largos siglos de vida y felicidad.
-Amigo regresaré en algunos años y espero verte tan hermoso y brillante como ahora.
-Gracias Estrella Fugaz, sin ti y los niños no hubiera podido contra la nube. Ahora ella nunca más  podrá hacer daño en el Universo. 
-No, Son los niños y sus corazones los que te han ayudado. Adiós amigo se feliz dando vida, luz y calor.
Los adultos que seguían discutiendo en el coliseo vieron por la ventana que la luz del Sol había vuelto alumbrar, salieron a la calle y veían sorprendidos que todos los niños aterrizaban suavemente  felices y sin un solo rasguño  en la tierra, el pedazo de nube que traían se desvanecía en sus manos.
Los adultos salieron del coliseo al encuentro de los niños se dieron cuenta que ellos les habían enseñado una lección porque mientras discutían sin llegar a un acuerdo los niños habían decidido  ir a rescatar al Sol. 
Padres e hijos se abrazaban Felices.
Abril y Jhony con todos sus amiguitos estaban alegres. El Sol de nuevo volvía alumbrar en el cielo dando vida y calor a la tierra y los niños sabían que ahora podían volver a disfrutar de largos días de verano y juegos en el parque. 




 FIN