Las elecciones presidenciales habían sido exigentes, arduas y agotadoras, en la contienda electoral se había hablado de todo.
Los candidatos se enfrentaron verbalmente. Cada uno había sido investigado en su vida privada y pública para encontrar algún punto donde se puedan atacar mutuamente.
La propaganda política por diarios televisión y radio saturó al ciudadano de a pie que estaba cansado de escuchar y ver la ciudad invadida por carteles de los candidatos y sus partidos. Después de varios meses de lucha, la propaganda había terminado. Pero mientras duró la contienda, se habían soltado palabra altisonantes y gruesas, los improperios habían ido y venido como nunca antes se había visto en una campaña electoral.
En medio de la contienda el país se había polarizado, la gente había elegido mitad a mitad a su candidato y las discusiones por el que debía ganar no tenían fin.
En medio de la contienda el país se había polarizado, la gente había elegido mitad a mitad a su candidato y las discusiones por el que debía ganar no tenían fin.
Al final de la batalla electoral y después de meses de enfrentamiento el partido "País, Desarrollo y Trabajo" había ganado, el nuevo presidente era Ignacio Buendía y Romero.
El presidente elegido, venía de una clase media acomodada, su padre había sido diplomático de carrera y esto le había permitido viajar y vivir en varios países del mundo.
Su madre era una dama de sociedad fina y delicada que le enseñó a su hijo la responsabilidad, el deber y la solidaridad con los demás.
Ignacio Buendía y Romero, era un hombre preparado en economía y leyes, era un hombre sólido en sus convicciones y un estadista para gobernar el país que lo había elegido.
En este momento el presidente ya había asumido su cargo y estaba instalado en la casa de gobierno con su esposa María Inés y sus dos hijas todavía en edad escolar.
Las palabras y los rumores de la contienda electoral quedaron atrás. Ahora era el momento de gobernar el país para seguir adelante.
El plan de gobierno que presentó en las elecciones, era un plan completo y moderno en las áreas más importantes, quería sacar al país del estancamiento económico en que se encontraba.
Desde que salio elegido presidente muchas cosas comenzaron a cambiar, puso de inmediato su plan de gobierno en marcha. Tenía una actitud moderna y una visión de país distintas a sus antecesores. Él deseaba un rumbo nuevo para la nación e iba en serio.
Como todos los domingos desde que Ignacio Buendía y Romero se había casado visitaba a su madre para almorzar con su esposa e hijas. La señora Elvira había quedado viuda hace algunos años. Ella vivía en una casa cómoda y confortable que le dejó su esposo el embajador.
La familia del presidente no eran millonarios pero vivían con tranquilidad económica. Era lo que llamamos una familia tradicional.
La familia del presidente no eran millonarios pero vivían con tranquilidad económica. Era lo que llamamos una familia tradicional.
Ese domingo no fue diferente y como era la costumbre a las once de la mañana su esposa María Inés y sus hijas salían de la casa de gobierno para dirigirse a la casa de su suegra almorzar.
La señora del presidente también era economista de carrera, la pareja se había conocido en la universidad. Ella era una mujer preparada y culta que le gustaba cuidar de su esposo e hijas, en todo momento durante la campaña había sido el apoyo y fortaleza del presidente.
A la señora María Inés le gustaba vestir bien pero sin exagerar ella podía repetir un atuendo que debía lucir para alguna de las recepciones con su esposo y esto no era un problema. Ella sabía cual era su lugar y se mantenía a su lado para apoyarlo, pero el presidente era Ignacio Buendía y Romero.
A la señora María Inés le gustaba vestir bien pero sin exagerar ella podía repetir un atuendo que debía lucir para alguna de las recepciones con su esposo y esto no era un problema. Ella sabía cual era su lugar y se mantenía a su lado para apoyarlo, pero el presidente era Ignacio Buendía y Romero.
La prensa apostada en la puerta de la casa de gobierno había observado que la esposa y sus hijas salían y entraban al carro presidencial pero no estaba con ellas el presidente, esto llamó su atención pues no era la costumbre. ¿Donde está el presidente? todos se preguntaron. El carro partió de la casa de gobierno sin Ignacio Buendía y Romero.
Felipe Durero un experimentado periodista que se encontraba en el lugar se hacía la misma pregunta ¿Donde está el presidente? pensó un momento, había que esperar no era conveniente crear alarmas, seguro que en cualquier momento saldría, pero ¿por qué la demora? y hacer regresar dos veces el carro de gobierno. ¿Algo grave sucedía? pero si esto fuera así, su esposa no hubiera salido de la casa, ella se habría mantenido al lado de su esposo como era de esperar.
Una hora más tarde la situación era la misma, la prensa esperaba al presidente y este no aperecia, la voz se había corrido y mas medios de prensa llegaron al lugar. La costumbre que se había mantenido hasta ese momento era ver a la familia presidencial salir junta de la casa de gobierno.
Pero ahora no se sabia que sucedía y a cada instante crecía la expectativa.
CANTINUARÁ
Una hora más tarde la situación era la misma, la prensa esperaba al presidente y este no aperecia, la voz se había corrido y mas medios de prensa llegaron al lugar. La costumbre que se había mantenido hasta ese momento era ver a la familia presidencial salir junta de la casa de gobierno.
Pero ahora no se sabia que sucedía y a cada instante crecía la expectativa.
CANTINUARÁ
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