Con el paso de los días la situación en los pueblos de San Pablo y Santa Emilia se iba calmando.
El escándalo del enfrentamiento entre los jóvenes de ambos pueblos había terminado. Las armas que tenían fueron confiscadas y los culpables de haber golpeado a el joven René seguían detenidos y enfrentaban un juicio.
El escándalo del enfrentamiento entre los jóvenes de ambos pueblos había terminado. Las armas que tenían fueron confiscadas y los culpables de haber golpeado a el joven René seguían detenidos y enfrentaban un juicio.
Adriano fue suspendido de su trabajo un mes por el alcalde Teodoro Cerillo, el cual estaba muy molesto por lo ocurrido pero decidió darle otra oportunidad.
Celina y Adriano se despidieron en la estación de buses, él partía dos semanas a la capital, quería alejarse un tiempo del pueblo y pensar sobre lo ocurrido.
En San Pablo los directivos de la mina organizaban charlas para advertir a sus empleados que un caso como el del joven René no se iba a tolerar, el trabajo de la mina estaba abierto para todos aquellos que deseen trabajar, vengan de otras localidades o sean del mismo pueblo.
Mariano Arias se había presentado en el Municipio de San Pablo para conversar con el alcalde Lázaro Ventura. El tema a tratar era sobre la ampliación de su fabrica de ceramios y souvenirs típicos de la región, su intención, era tramitar la licencia para ello.
Su fabrica daba trabajo a cuarenta personas y necesitaba más espacio, la producción había crecido en los últimos tiempos y con el contrato de un nuevo joven artista quería iniciar una nueva línea de vajillas para el hogar, vasijas y cantaros con nuevos diseños típicos, además de una línea moderna de utensilios. Era un nuevo plan para impulsar su negocio, pero necesitaba el permiso de construcción, estaba seguro que el alcalde no le negaría la licencia para iniciar el proyecto.
Su fabrica daba trabajo a cuarenta personas y necesitaba más espacio, la producción había crecido en los últimos tiempos y con el contrato de un nuevo joven artista quería iniciar una nueva línea de vajillas para el hogar, vasijas y cantaros con nuevos diseños típicos, además de una línea moderna de utensilios. Era un nuevo plan para impulsar su negocio, pero necesitaba el permiso de construcción, estaba seguro que el alcalde no le negaría la licencia para iniciar el proyecto.
Lázaro Ventura recibió muy bien a Mariano Arias, éste era un hombre importante en San Pablo y siempre colaboraba con la alcaldía.
Los dos hombres conversaban del plan de negocio y en medio de esta conversación se enteró que Hipolito Mancilla quería iniciar la construcción de un aeropuerto para traer sus aviones a Santa Emilia, para Mariano Arias fue una sorpresa, su competidor por llamarlo de algún modo tenía un plan demasiado ambicioso ¿cómo se había enterado el alcalde Ventura? fue un misterio, pero supo que el alcalde de Santa Emilia no le había otorgado todavía el apoyo necesario.
Mariano Arias se retiró del municipio al término de su visita y con la aprobación para la licencia que necesitaba, solo tenía que iniciar los trámites.
En la oficina de su fabrica, Mariano Arias pensaba sobre el proyecto de Hipolito Mancilla era un plan ambicioso, los dos hombres siempre estuvieron enfrentados por temas del pasado o por quien de los dos hacia el mejor negocio.
La amistad entre ellos era imposible, más aun cuando sus hijos habían desaparecido juntos hacia ya bastantes años. Mariano Arias Jr. y Angela Mancilla se habían enamorado a pesar de la negación de sus padres y desaparecieron una noche si dejar rastro. Para Mariano padre era un gran dolor no saber nada de su hijo, él seguía buscándolo a pesar del tiempo que había transcurrido. Sabía que Hipolito Mancilla también seguía buscando a su hija.
La amistad entre ellos era imposible, más aun cuando sus hijos habían desaparecido juntos hacia ya bastantes años. Mariano Arias Jr. y Angela Mancilla se habían enamorado a pesar de la negación de sus padres y desaparecieron una noche si dejar rastro. Para Mariano padre era un gran dolor no saber nada de su hijo, él seguía buscándolo a pesar del tiempo que había transcurrido. Sabía que Hipolito Mancilla también seguía buscando a su hija.
¿Donde estaba su hijo? ¿de qué estaba viviendo? si cuando huyeron con Angela solo llevaron la ropa que tenían puesta, no llevaron dinero, ni equipaje. Pensar en todo aquello era un gran dolor, al margen de realizar sus negocios y planes, el padre no había olvidado a su hijo, su recuerdo estaba presente en todo momento y su fotografía sobre el escritorio se lo recordaba a diario.
La calma volvía a reinar en San Pablo y Santa Emilia.
Rafaela y Barzan ya habían escuchado hasta la saciedad los comentarios de lo ocurrido entre los jóvenes de ambos bandos... ¡Qué si se hubieran matado! ¡qué terrible lo sucedido a René! y ¡qué barbaridad con la conducta de Adriano!.
Rafaela y Barzan ya habían escuchado hasta la saciedad los comentarios de lo ocurrido entre los jóvenes de ambos bandos... ¡Qué si se hubieran matado! ¡qué terrible lo sucedido a René! y ¡qué barbaridad con la conducta de Adriano!.
Barzan invitó a Rafaela a pasear por el
pueblo, los dos disfrutaban de sus paseos cuando no estaban ocupados en sus respectivos negocios, para Barzan era el momento de estar al lado de Rafaela y para ella era igual.
Rafaela había logrado convencer a su madre de vender en la tienda productos orgánicos. Doña Elvira no era muy afecta a los cambios pero había aceptado. Ahora Rafaela quería convencerla de hacer nuevos cambios para hacer crecer el negocio.
La pareja no hablaba sobre su futuro, para ellos era muy prematuro adelantarse en temas más serios sobre su relación, los dos deseaban conocerse más y saber si en verdad eran el uno para el otro.
La tarde invitaba a caminar y tomados de la mano comentaban sus planes de negocio para el futuro.
En el municipio de Santa Emilia también se tenían planes menos ambiciosos pero muy importantes, la construcción de la pista que unía la ciudadela pre-inca con el pueblo estaba terminada y lista para iniciar los festejos de la inauguración. Teodoro Cerillo tenía pensado realizar una gran fiesta y un paseo de antorchas en la noche, los festejos serían con bombos y platillos. Gracias a esta pista los turistas y pobladores podían llegar al lugar en menos de media hora, era magnifico para la gran cantidad de visitas que recibía la ciudadela.
Nada podía interrumpir la alegría del alcalde Cerillo, Santa Emilia iba a festejar. En ese momento interrumpe su secretaria para anunciar la presencia de Hipolito Mancilla. El alcalde respiró profundamente y pensaba ...Mancilla ya viene a insistir con su proyecto.
-Teodoro Cerillo... ¡buenos días! ¿cómo está usted- dijo Mancilla con estudiado entusiasmo.
-Bien, muy bien...aquí en la alcaldía estamos ocupados planificando la inauguración de la nueva pista, queremos hacerlo por todo lo grande con colaboración de los pobladores.
-Yo estoy llano a colaborar con mi municipio, dígame usted en que puede ayudar.
-Gracias Hipolito, en sus momento veré en que puede colaborar- contestó el alcalde Cerillo seguro de que algo quería a cambio.
Hipolito Mancilla se aclaró la voz y agregó -Teodoro cambiando un poco el tema deseo saber ¿qué has decidido sobre el proyecto del aeropuerto?.
-Mancilla... vamos directo al grano, primero se tiene que hacer un estudio para saber si es posible la construcción de dicho aeropuerto y el municipio no tiene dinero destinado para eso.
-No te preocupes, esos estudios corren por mi cuenta, cómo te mencione antes voy a contratar a un profesional entendido en el tema- decía Mancilla para terminar de convencer al alcalde.
Teodoro Cerillo estaba atento a las palabras de Mancilla, él era un hombre insistente cuando se proponía algún proyecto.
-Mancilla, contrate usted al profesional, pero quiero dejar bien claro, el municipio no se compromete a realizar ningún gasto sobre el particular y la licencia aún no esta concedida- dijo el alcalde para dar por terminada la conversación.
Hipolito Mancilla se despidió con igual entusiasmo que al inicio de su visita, ahora tenía que buscar la persona que se encargue de hacer los estudios pertinentes.
Nada podía interrumpir la alegría del alcalde Cerillo, Santa Emilia iba a festejar. En ese momento interrumpe su secretaria para anunciar la presencia de Hipolito Mancilla. El alcalde respiró profundamente y pensaba ...Mancilla ya viene a insistir con su proyecto.
-Teodoro Cerillo... ¡buenos días! ¿cómo está usted- dijo Mancilla con estudiado entusiasmo.
-Bien, muy bien...aquí en la alcaldía estamos ocupados planificando la inauguración de la nueva pista, queremos hacerlo por todo lo grande con colaboración de los pobladores.
-Yo estoy llano a colaborar con mi municipio, dígame usted en que puede ayudar.
-Gracias Hipolito, en sus momento veré en que puede colaborar- contestó el alcalde Cerillo seguro de que algo quería a cambio.
Hipolito Mancilla se aclaró la voz y agregó -Teodoro cambiando un poco el tema deseo saber ¿qué has decidido sobre el proyecto del aeropuerto?.
-Mancilla... vamos directo al grano, primero se tiene que hacer un estudio para saber si es posible la construcción de dicho aeropuerto y el municipio no tiene dinero destinado para eso.
-No te preocupes, esos estudios corren por mi cuenta, cómo te mencione antes voy a contratar a un profesional entendido en el tema- decía Mancilla para terminar de convencer al alcalde.
Teodoro Cerillo estaba atento a las palabras de Mancilla, él era un hombre insistente cuando se proponía algún proyecto.
-Mancilla, contrate usted al profesional, pero quiero dejar bien claro, el municipio no se compromete a realizar ningún gasto sobre el particular y la licencia aún no esta concedida- dijo el alcalde para dar por terminada la conversación.
Hipolito Mancilla se despidió con igual entusiasmo que al inicio de su visita, ahora tenía que buscar la persona que se encargue de hacer los estudios pertinentes.
En San Pablo la población se había enterado de los festejos que preparaba Santa Emilia para inaugurar la nueva pista.
Un comité de estudiantes de la secundaria de San Pablo se presentó ante el alcalde Cerillo para pedir permiso y participar en el paseo de antorchas que se iban a pie hasta la ciudadela pre-inca. El alcalde los recibió con entusiasmo y les dijo que todos estaban invitados que ellos no necesitaban pedir permiso.
El paseo de antorchas tenía como fin llegar hasta la ciudadela rodearla y celebrar en el lugar, con esto querían decirle al país y al mundo que la ciudadela estaba protegida y que no se iba a permitir vandalismo alguno sobre ella porque era un símbolo de la historia y del pasado de una cultura que una vez hábito el lugar.
Los estudiantes se retiraron con el encargo del alcalde de avisar a todos los pobladores de San Pablo que estaban invitados a los festejos.
En el día de la celebración nada podía faltar, primero seria el paseo de antorchas en la noche y al día siguientes la feria gastronómica en el pueblo.
El alcalde Cerillo estaba más que feliz y entusiasmado con los festejos. Por fin la nueva pista se abriría al publico.
CONTINUARÁ
Un comité de estudiantes de la secundaria de San Pablo se presentó ante el alcalde Cerillo para pedir permiso y participar en el paseo de antorchas que se iban a pie hasta la ciudadela pre-inca. El alcalde los recibió con entusiasmo y les dijo que todos estaban invitados que ellos no necesitaban pedir permiso.
El paseo de antorchas tenía como fin llegar hasta la ciudadela rodearla y celebrar en el lugar, con esto querían decirle al país y al mundo que la ciudadela estaba protegida y que no se iba a permitir vandalismo alguno sobre ella porque era un símbolo de la historia y del pasado de una cultura que una vez hábito el lugar.
Los estudiantes se retiraron con el encargo del alcalde de avisar a todos los pobladores de San Pablo que estaban invitados a los festejos.
En el día de la celebración nada podía faltar, primero seria el paseo de antorchas en la noche y al día siguientes la feria gastronómica en el pueblo.
El alcalde Cerillo estaba más que feliz y entusiasmado con los festejos. Por fin la nueva pista se abriría al publico.
CONTINUARÁ