domingo, 9 de diciembre de 2018

DOS PUEBLOS... DOS VILLAS

Era muy tarde en la noche y en la casa de Rafaela, Celina trataba de calmarse para poder hablar con coherencia. Rafaela pensaba que tal vez a los padres de su amiga les había sucedido algo o quizás a su hermana que vivía en Europa.
Celina tomó asiento en uno de los muebles de la sala y pronunció el nombre de Adriano su novio, unos segundos en silencio y:
-Qué pasa con Adriano- preguntó Rafaela pensando lo peor.
Por fin pudo hablar Celina y dijo con tono desesperado:
-Rafaela todo comenzó de una forma casual, estábamos celebrando en mi casa con mis padres y Adriano el fin del conflicto de los límites entre nuestros pueblos, tú conoces la historia porque estuvimos juntas en la mañana en el lugar de los hechos, desde temprano  yo había notado en la forma de actuar de Adriano que algo pasaba, no dije nada porque pensé que eran presentimientos equivocados de mi parte. 
En la noche a la hora que nos despedimos, él me dijo que tenía que irse rápido a una reunión con sus amigos- Celina tomó un respiro, un poco de agua y siguió con su relato  -Yo pregunté ¿porque tanta prisa? y fue en ese instante que me mostró un arma que traía oculta, según él era para cobrar una deuda, no habló nada más y se marchó. 
Celina se puso a llorar de nuevo, Rafaela estaba desconcertada por lo que acababa de oír:
-No sabes donde es el lugar de la reunión, esto es algo insólito, no puedo creer lo que me estás diciendo- comentaba Rafaela a la vez que trataba de calmar a su amiga. 
Celina contuvo  el llanto y recordó un incidente que Adriano le había contado días antes:
-Rafaela creo que se trata de un ajuste de cuentas, Adriano me contó que unos días antes a su primo Rene le había ocurrido algo grave. Una mañana él se presentó en las oficinas de la mina en San Pablo, deseaba solicitar empleo, la persona que lo atendió anotó su nombre y  datos, lo citaron para unos días después. 
Al terminar la entrevista y salir de las oficinas, casi llegando al límite del pueblo fue emboscado por un grupo de muchachos que lo golpearon de tal manera que terminó con graves contusiones y tres costillas rotas con la amenaza que si regresaba sería peor. -En la mina solo trabaja gente de San Pablo- esa fue más que una advertencia, fue una amenaza, por eso ahora Adriano y sus amigos quieren venganza, ellos ya saben quienes son los que golpearon a Rene. 
La familia en su momento no quizo hacer una denuncia para no hacer más escándalo pero René está postrado en una cama. 
-Pero están equivocados, se tenía que hacer una denuncia a la policía, esos actos no se pueden tolerar, ni pasar por alto-  decía Rafaela molesta por la situación. 
Doña Elvira comentó -Cómo es posible pasar de un acto salvaje a otro acto salvaje, si resultan heridos o lo que es peor muertos, ¿qué va a suceder?   
-Madre tenemos que evitar estos enfrentamientos, Celina vamos a ir a la policía para hacer una denuncia- dijo decidida Rafaela y se retiró a su habitación para cambiarse de ropa. 
-Doña Elvira... si hacemos la denuncia van a detener a todos y Adriano está incluido, sus amigos y él  terminaran en prisión- lloraba Celina sin esperanza.
-Celina es preferible que los detengan a que terminen matándose unos a otros, es necesario detener esto, con la muerte no se consigue nada-  decía doña Elvira segura de que las cosas terminen bien.    Rafaela entró a la sala y junto a Celina se despidió de su madre y salieron camino a la jefatura. Doña Elvira les pidió tener cuidado, ella se quedo sola en la casa a la espera de buenas noticias.
-Celina, se supone que estos conflictos ya no deben pasar, si se firmó la paz y un acuerdo que soluciona los problemas- comentaban Rafaela a Celina en el camino.                           
Cuando llegaron a la jefatura para hacer su denuncia, se enteraron que la policía ya estaba sobre aviso  de lo que iba a suceder, ellos tenían una denuncia previa. 
La policía de Santa Emilia se comunicó con sus colegas de San Pablo e iban a iniciar un operativo conjunto para tomar por sorpresa a los revoltosos y detenerlos. 
Las patrullas de ambos pueblos estaban preparadas, querían que se inicie la reunión para capturarlos y llevarlos detenidos, sobretodo a los cabecillas. 
Uno de los efectivos interrogó a Celina para saber si podía dar más pista sobre el asunto, ella fue cauta al hablar y no mencionó el nombre de Adriano para no comprometerlo.
-Señoritas, ahora pueden retirarse, la policía tiene todo controlado para evitar que se lleven acabo  hechos lamentables- les decía el agente que había interrogado a Celina.
-Por favor oficial-  agregó Rafaela -si ustedes tienen todo controlado nos vamos a nuestra casa, solo deseamos que nada lamentable ocurra. 
De regreso a la casa de Rafaela, Celina estaba un poco más tranquila, al menos ya no lloraba y hablaba con coherencia, sus nervios se habían tranquilizado.
En la casa de Rafaela, doña Elvira se enteraba por su hija  los detalles y comentarios de lo sucedido en la jefatura. 
-Celina, al menos Adriano no te culpará de haberlo denunciado porque ya existía una denuncia previa-  decía doña Elvira, con cierto alivio en la voz. 
Celina se quedó a dormir en casa de Rafaela, llamó a sus padres para decirle donde estaba. 
A la hora de irse a dormir, las dos amigas no dejaban de comentar sobre los hechos y las actitudes de Adriano y sus amigos. 
La policía en su intervención actuó con mucha cautela pero en forma efectiva, logró capturar a los dos grupos de jóvenes sin llegar a los disparos, ni lamentar alguna muerte. Todos fueron detenidos y llevados a prisión para su proceso, no se iban a tolerar actos de vandalismo de ninguna manera.   
Al día siguiente el pueblo de San Pablo y Santa Emilia era un hervidero de comentarios los pobladores estaban enterados de los hechos que no llegaron a ocurrir.  Los familiares se dieron cita en la jefatura para responder por los jóvenes detenidos. 
Todos opinaban y lamentaban los golpes a René y luego la solución de  cobrar venganza del otro bando. 
Como los hechos finales no lograron llevarse a cabo, algunos jóvenes salieron de prisión pero fueron amonestados fuertemente por el comisario que les advirtió: -un paso en falso y sin contemplaciones serían detenidos- Los culpables de golpear a René quedarían en prisión para ser juzgados.  
Entre el grupo que quedó libre estaba Adriano que se lamentaba por su actuación. 
En el momento de salir en libertad Adriano fue citado al municipio, él no sabía lo que le esperaba. 
Se presentó en la oficina del alcalde Teodoro Cerillo y éste estaba realmente molesto, le pidió que tome asiento:
-¿Qué es lo que imaginas?,¿que has hecho?, ¿tú crees que esa es la forma de proceder de una persona que trabaja en el municipio?. ¡Tú no puedes estar involucrado en situaciones que comprometan la tranquilidad de la población!  y menos de portar armas para enfrentarte a tiros con otras personas como si fueras un delincuente. Esta situación puede comprometer tu puesto de trabajo- decía el alcalde en voz alta. -retírate de mi oficina, voy a pensar que solución tomar contigo, por el momento quedas suspendido por unos días sin goce de haber... ¿comprendiste?
Teodoro Cerillo estaba demasiado molesto con Adriano, a éste no le quedo otra cosa más que obedecer y retirarse, el alcalde no lo quería escuchar.
Acto seguido, Teodoro Cerillo tomó su camioneta y se dirigió a San Pablo a las oficinas de la mina para hablar con los directivos estos actos de vandalismo tenían que terminar, la mina no era propiedad exclusiva de San Pablo, jóvenes de las localidades cercanas podían trabajar en ella. 
     
             
Los directivos de la mina conversaron con el alcalde Cerillo y se comprometieron a corregir estos actos para que no vuelvan a suceder. Ellos lamentaban la golpiza que había recibido el joven René por solicitar trabajo. 
Después de terminar su entrevista con los directivos el alcalde Cerillo fue a visitar a su colega Lázaro Ventura, éste no era de su agrado pero era indispensable una conversación con él para tomar las medidas pertinentes y vivir en paz entre las dos Villas. 
La conversación con Lázaro Ventura alcalde de San Pablo, transcurrió en un ambiente de tranquilidad, él también lamentaba de los hechos que solo iban a traer más violencia:
-No se puede tolerar estas situaciones en nuestros jóvenes, tenemos que estar alerta para evitar los enfrentamientos, con esa golpiza han podido matar al joven René - decía el alcalde Ventura y estaba de acuerdo con su colega.
Al final del día, Teodoro Cerillo se encontraba en su oficina, no sabía que medidas tomar con respecto a Adriano, él era su supervisor de obras y asistente, le había tomado mucha confianza y ahora se sentía defraudado. 

CONTINUARÁ       

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