domingo, 12 de mayo de 2019

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

En medio del dolor y la resignación, los pobladores aceptaban que tenían que seguir adelante. La vida continuaba, ahora los sobrevivientes iban a reunirse en una asamblea para solucionar todos los problemas que como pueblo se presentaban. 
Rafaela, doña Elvira, Tadeo y Barzan también estaban presentes para rendir un sentido homenaje a los que se fueron. 
Rafaela recordaba a su querida amiga Celina y a su familia, a la siempre recordada madre Clementina y las hermanas del convento, a los vecinos que ya no estaban. Ella sabía que iba a extrañar a su amiga con la que solía conversar de tantos temas y a la cual la unía una gran amistad. 
La hermana de Celina había llegado al pueblo solo para enterarse que su familia completa había desaparecido bajo la avalancha, Rafaela comentaba con ella como fue la noche de la tragedia en el pueblo. Rosalba lloraba la terrible pérdida... ¿qué haría ahora sin sus padres y hermana?.  
El horror de ver desaparecer dos pueblos con las terribles consecuencias del dolor y el sufrimiento de los que quedaban vivos.
Nadie levantaba la voz para culpar al Gran Nevado de lo sucedido, para ellos la montaña también era sagrada, era parte de la vida del valle. Algunos llegaban a comentar que sin ella la región no sería la misma y no tendría vida.  
Al día siguiente de la última despedida, en el campamento que habían formado los sobrevivientes, se realizó una reunión.  Todos querían hablar, decir algo fue necesario pedir orden para ponerse de acuerdo. 
El primer acuerdo en el que todos pensaban era el mismo:  Todos ellos se quedarían en la región  para buscar un lugar donde fundar el nuevo pueblo, ya no serían dos, solo sería uno y todos trabajarían para mantenerse unidos. 
Otro de los acuerdos era y esto fue un voto unánime: la nueva alcaldesa del pueblo sería Margarita Estrada, con ella se asentarían en el lugar escogido para la fundación del pueblo que se llamaría Nueva Esperanza porque todos sentían que después de la tragedia se abría paso la esperanza de estar vivos y de comenzar de nuevo. 
Margarita Estrada sería la  encargada de hacer realidad la fundación de este pueblo y organizar a la gente nadie quería discordias y aceptarían lo que diga la alcaldesa. Para todos era una segunda oportunidad que la vida les ofrecía.  
La nueva alcaldesa agradeció la confianza depositada en su persona y prometió estar a la altura de lo que esperaban los pobladores. Con sus palabras de agradecimiento se recordó también al alcalde Teodoro Cerillo, sus palabras fueron sentidas para rendir honor al alcalde que dedicó su vida a Santa Emilia. 
-Ahora ya no había pobladores de Santa Emilia ni de San Pablo, ahora somos pobladores de Nueva Esperanza pero no debemos olvidar a nuestros alcaldes ni a nuestros seres queridos que se fueron- con estas palabras Margarita Estrada daba por finalizado su discurso de agradecimiento. 
Hipólito Mancilla se encontraba entre los pobladores, estaba en silencio, no quería decir palabras que creen discordia entre la gente, estaba fatigado de tanto enfrentamiento. Mientras los pobladores se organizaban, él dio media vuelta y se fue a su casa del fundo, esta era su nueva vivienda para él y su esposa, ahí quería pasar sus últimos días.  De ese lugar nadie lo movería porque ahí había enterrado a sus hijos y quería estar cerca de ellos.  
Él ya se había despedido de su amigo Mariano Arias, con el que estuvo enfrentado tanto tiempo en pleitos absurdos que ahora recién reconocía. 
En el campamento Margarita Estrada pensaba que era una gran responsabilidad la que tenía, todos querían que ella estuviera  a la altura de las circunstancias.            
Todos querían  paz y para ello se necesitaba trabajar muy duro para crear el nuevo pueblo.
Alguien en el campamento había comentado... -la ciudadela Pre-Inca está intacta, ella no ha sufrido ningún desastre y esto se debe a que se encuentra en un lugar estratégico, los antiguos pobladores la habían construido en ese lugar para protegerla. Ellos vivían ahí y se alimentaban de los frutos que les proporcionaba la tierra. 
Comenzar de nuevo era trabajar todos unidos y esto deseaban hacer los pobladores, además querían estar cerca a sus familiares que se habían ido. 
En San Pablo ya no había nadie, los que quedaron estaban en el campamento junto a la gente de Santa Emilia. 
Los escuadrones de rescate que se habían formado, recorrían lo que había quedado del pueblo para ver si alguien aún estaba vivo, pero no, en el lugar solo se veía desolación y desastre.
Algunos pobladores pensaban en la mina para volver activarla después de todo era un lugar que proporcionaba trabajo a la gente, pero esto sería difícil, porque se tendría que invertir demasiado dinero para rescatarla de los escombros.
Ahora San Pablo y Santa Emilia eran solo un recuerdo en la memoria de los pobladores y el lugar de descanso de sus familiares. 
Un mes más tarde de lo ocurrido en el valle y de tanto sufrimiento de la gente; en el fundo de Barzan, Rafaela y él conversaban sobre su futuro y lo que deseaban hacer. Ambos llegaron a la conclusión de que querían vivir juntos lo que les quedaba de vida, era su deseo libre de cualquier obligación. 
La vida era ahora y el amor estaba junto a ellos, Rafaela aceptó casarse con Barzan no deseaban esperar más. 
La boda se realizarían, en una ceremonia sencilla nada de festejos, ni baile, ni música, la tragedia, el dolor  y la pérdida de vidas estaba muy cerca, no era justo hacer una fiesta. 
Una mañana de un domingo lleno de sol, en la pequeña iglesia de una localidad cercana Barzan y Rafaela unían sus vidas frente al altar de Dios y junto al sacerdote que los casaba, ella vestía un sencillo traje blanco de gasa que su amiga Marguitte había traído desde la capital por encargo de su amiga. Marguitte y su esposo Samuel al enterarse de los terribles acontecimientos quisieron ir al lado de Rafaela cuando se enterraron que ella estaba bien y que se casaba.                            

Amigos cercanos y familiares venidos de Lima estaban presentes, todos en silencio escuchaban las palabras del sacerdote  que los casaba y les deseaba... ¡felicidad! 
Al salir de la iglesia los novios eran felicitados por los invitados, ellos les arrojaban pétalos de rosas. 
En el fundo de la familia de Rafaela se celebró  la boda civil, Margarita Estrada ya alcaldesa oficial los casaba. Rafaela y Barzan eran la primera pareja de esposos en el nuevo pueblo. 
Después de la ceremonia civil se realizó un almuerzo donde Los padres de Barzan fueron los primeros en hablar y desear a su hijo y a su esposa lo mejor en su nueva vida.  
Doña Elvira también quería hablar y abrazar a su hija querida y ahora a su nuevo hijo Barzan y aunque no había música, si había alegría por la felicidad de los novios.
En un momento Marguitte y Samuel se acercaron a la pareja para felicitarlos, estaban muy felices por sus amigos. 
Rafaela y Barzan iniciaban una nueva vida y celebraban su amor. Ellos querían vivir la aventura de estar juntos, agradecer al cielo por estar vivos y fundar su nueva familia, en el pueblo llamado "Nueva Esperanza". 
La vida era ahora para que esperar más, el amor estaba con ellos y el cielo les daba sus bendiciones. 


FIN     

    

domingo, 5 de mayo de 2019

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

La tristeza y la desesperación de los que habían quedado vivos se podía ver en el rostro de cada persona. Nadie dejaba de llorar por la tragedia y por sus seres queridos.  
Tadeo no se detenía en su búsqueda, él ahora sabía donde estaban su madre y su hermana, se enteró de ello por un vecino que las había visto.
Llegar al camino Pre-Inca no era fácil. El derrumbe tapaba gran parte del pueblo. Después de caminar y caminar por encima de los escombros las divisó a lo lejos. Su madre y a su hermana estaban abrazadas de pie a un lado del camino. 
Tadeo llamó a su madre en voz alta y corrió a su encuentro, los tres se abrazaron, no dejaban de llorar y agradecer al cielo por el milagro de estar de nuevo juntos.  Doña Elvira decía a su hijo:
-Tadeo, pensé que nunca más volvería a verte hijo mío,  no puedes imaginar por un segundo la tragedia que hemos vivido y lo horrible que ha sido todo. La gente corría en todas dirección para salvar su vida,  para algunos fue imposible salvarse, una gran cantidad de personas han desaparecido bajo los escombros. Hemos perdido la casa, la tienda, nada ha quedado en pie.
-Calma madre, no importa las cosas materiales que se han perdido, lo importante es que tú y Rafaela están bien y con vida, no sé que hubiera hecho si no las volvía a a ver- Tadeo decía esto para calmar a su madre que aún estaba nerviosa y lloraba.  
Rafaela buscaba a Barzan y preguntó a su hermano si lo había visto, éste contestó que no y que no pudo comunicarse con él porque al salir tan rápido de la casa olvidó su celular. Ninguno tenía forma de comunicarse con él. 
-Vamos avanzando por el camino Pre-Inca para encontrar el viejo camino, ustedes están casi congeladas por el frío. En ese lugar van a esperar, mientras yo voy por la camioneta para llevarlas al fundo, en casa podemos llamar a Barzan y decirle donde estamos- Tadeo levantó la mano y señalo el camino, los tres avanzaron,  atrás quedaba la desolación y la tragedia.
El camino de entrada a Santa Emilia por suerte no había quedado destruido, ese era el único acceso de ingreso al pueblo por ahí llegaría la ayuda que se preparaba desde la capital. 
Los medios de comunicación y periodistas llegan a Santa Emilia y San Pablo para dar las noticias al mundo de lo sucedido. 
Adriano logró conseguir un carro para viajar a Santa Emilia quería saber de su madre, hasta ese momento no pudo comunicar con ella. Muy cerca de la entrada a Santa Emilia detuvo el carro y quedó paralizado con el panorama que tenía al frente. 
El pueblo había dejado de existir y lo que se veía por todos lados era escombros, él no imaginó tanta destrucción. 
La vida en un instante podía ser y luego podía desaparecer en segundo, sin dejar huellas. Adriano camino por un estrecho sendero que quedó al lado del derrumbe, igual que Tadeo y Barzan preguntaba por su madre a todo el que encontraba, hasta ese momento no tenía respuesta. Paso por el sitio donde quedaba el hostal de Celina y en el lugar se enteró de la terrible noticia, Celina y sus padres habían desaparecido al igual que su hostal. 
Adriano se detuvo frente al lugar y lloró en silencio nada podía hacer para cambiar la terrible realidad, Celina se había ido para siempre y él no tuvo tiempo de hablar con ella y decirle que no la había  olvidado, que  sus sentimientos eran claros en el corazón. Ahora ya no tenía a quien declararle su amor.         
Unas horas más tarde ya casi oscurecía           
cuando Barzan se enteró donde estaban Rafaela y su madre, fue Tadeo quien lo llamó. 
En esa noche oscura y triste, toda la familia se encontraba en la casa del fundo.  
Barzan podía respirar tranquilo Rafaela estaba bien y él iría a su encuentro
Cansado de caminar para buscar a Rafaela  no le importaba y tomó el sendero estrecho para llegar a su camioneta e ir al fundo, tenía que verla y asegurarse de que en verdad estaba bien, además él sabía que ella lo esperaba.
Adriano por su parte también había encontrado a su madre, ella fue ayudada por los vecinos que lograron salvarse, el joven abrazó a su madre, sentía un gran alivio de verla no le había pasado nada malo. Era mejor decirle más tarde lo sucedido a Celina pero doña Trinidad ya sabía la verdad. 
-No te preocupes Adriano ya sé lo que ha pasado con Celina y sus padres, las lágrimas se me han secado de tanto llorar su pérdida, ella era una gran joven- decía su madre lamentando la tragedia.    
En San Pablo también se vivía un panorama de desolación y tristeza, como todo sucedió de noche las pérdidas eran más grandes, mucho gente no tuvo tiempo de ponerse a salvo, muchos no comprendieron bien lo que pasaba y quedaron atrapados. 
Los candidatos a la alcaldía que tanto se habían atacado entre ellos ya no estaban, dicen que Abraham Casa Grande en su intento por querrer salvarse corrió en la dirección equivocada y quedó enterrado, algunos aseguraban que llevaba en las manos un maletín lleno de dinero. Esto tal vez podía ser parte del imaginario de la gente que hablaba por hablar. Los demás candidatos ya no estaban, la lucha por el poder y las ambiciones quedaron entre los escombros.  
La mina que tanta riqueza había proporcionado al pueblo estaba enterrada recuperarla iba a costar mucho dinero. Los directivos también habían desaparecidos. 
La poca gente que deambulaba por el lugar lamentaba la pérdida de sus seres queridos y de sus pertenencias. 
Era de noche cuando Barzan pudo abrazar a Rafaela y saber que estaba bien, ella y su madre.
-Barzan no teníamos forma de comunicarnos contigo, Tadeo no llevaba su teléfono, recién cuando llegamos a casa hemos podido llamarte-  Rafaela decía esto para disculpar a su hermano. 
-No te preocupes, lo importante es que ustedes están bien y que nosotros estamos juntos de nuevo. He caminado todo el día y he preguntado a todos si sabían algo, pero nadie me daba razón  Tadeo tuvo mejor suerte y pudo encontrarlas, lo demás no tiene importancia. 
La familia estuvo junta hasta bien entrada la noche, Rafaela y su madre contaban los detalles de lo sucedido y como se pusieron a salvo. Fue a la intuición de doña Elvira la que las salvó.
Nadie sabía que iba a suceder ahora, todos los sobrevivientes querían quedarse en Santa Emilia, querían volver a construir su pueblo pero eso no iba a ser fácil. 
Al día siguiente la ayuda comenzó a llegar, se entregaron carpas para que la gente pueda refugiarse hasta saber que hacer. Se entregaron víveres, agua y ropa para todos, nadie tenía que vestir, que comer o que beber.
Hipólito Mancilla y su esposa se preparaban para darle descanso final a sus hijos. El padre pedía perdón a su hija y a su hijo.             
Ya no tenía resentimientos, ni odio en el corazón, él quería que los dos jóvenes estén juntos como hubiera sido su voluntad.
La madre lloraba y pedía también perdón a su hija por no haber tomado la decisión de apoyarla. 
Los dos enamorados descansaban en el fundo propiedad de Mancilla porque el cementerio del pueblo había quedado destruido por el derrumbe y ya no era un buen lugar para su última morada. 
Margarita Estrada y su familia lograron salvarse, ellos vivían en un extremo del pueblo y esa zona no fue afectada. 
Junto con los demás sobrevivientes ella recibía la ayuda y la carpa para protegerse del frío.  
Una semana había transcurrido de la tragedia y todavía seguía llegando ayuda.
La mañana en que se cumplían ocho días desde lo ocurrido en el pueblo, los pobladores espontáneamente se acercaron al lugar para rezar por los desaparecidos, todos se tomaron de las manos y rezaban, luego de unas palabras dejaron flores en el lugar para sus seres queridos.
Sobrevivientes de San Pablo y Santa Emilia estaban juntos sin discordias ni disputas, todos oraban y pedían a Dios por los que se habían ido. 

CONTINUARÁ