domingo, 5 de mayo de 2019

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

La tristeza y la desesperación de los que habían quedado vivos se podía ver en el rostro de cada persona. Nadie dejaba de llorar por la tragedia y por sus seres queridos.  
Tadeo no se detenía en su búsqueda, él ahora sabía donde estaban su madre y su hermana, se enteró de ello por un vecino que las había visto.
Llegar al camino Pre-Inca no era fácil. El derrumbe tapaba gran parte del pueblo. Después de caminar y caminar por encima de los escombros las divisó a lo lejos. Su madre y a su hermana estaban abrazadas de pie a un lado del camino. 
Tadeo llamó a su madre en voz alta y corrió a su encuentro, los tres se abrazaron, no dejaban de llorar y agradecer al cielo por el milagro de estar de nuevo juntos.  Doña Elvira decía a su hijo:
-Tadeo, pensé que nunca más volvería a verte hijo mío,  no puedes imaginar por un segundo la tragedia que hemos vivido y lo horrible que ha sido todo. La gente corría en todas dirección para salvar su vida,  para algunos fue imposible salvarse, una gran cantidad de personas han desaparecido bajo los escombros. Hemos perdido la casa, la tienda, nada ha quedado en pie.
-Calma madre, no importa las cosas materiales que se han perdido, lo importante es que tú y Rafaela están bien y con vida, no sé que hubiera hecho si no las volvía a a ver- Tadeo decía esto para calmar a su madre que aún estaba nerviosa y lloraba.  
Rafaela buscaba a Barzan y preguntó a su hermano si lo había visto, éste contestó que no y que no pudo comunicarse con él porque al salir tan rápido de la casa olvidó su celular. Ninguno tenía forma de comunicarse con él. 
-Vamos avanzando por el camino Pre-Inca para encontrar el viejo camino, ustedes están casi congeladas por el frío. En ese lugar van a esperar, mientras yo voy por la camioneta para llevarlas al fundo, en casa podemos llamar a Barzan y decirle donde estamos- Tadeo levantó la mano y señalo el camino, los tres avanzaron,  atrás quedaba la desolación y la tragedia.
El camino de entrada a Santa Emilia por suerte no había quedado destruido, ese era el único acceso de ingreso al pueblo por ahí llegaría la ayuda que se preparaba desde la capital. 
Los medios de comunicación y periodistas llegan a Santa Emilia y San Pablo para dar las noticias al mundo de lo sucedido. 
Adriano logró conseguir un carro para viajar a Santa Emilia quería saber de su madre, hasta ese momento no pudo comunicar con ella. Muy cerca de la entrada a Santa Emilia detuvo el carro y quedó paralizado con el panorama que tenía al frente. 
El pueblo había dejado de existir y lo que se veía por todos lados era escombros, él no imaginó tanta destrucción. 
La vida en un instante podía ser y luego podía desaparecer en segundo, sin dejar huellas. Adriano camino por un estrecho sendero que quedó al lado del derrumbe, igual que Tadeo y Barzan preguntaba por su madre a todo el que encontraba, hasta ese momento no tenía respuesta. Paso por el sitio donde quedaba el hostal de Celina y en el lugar se enteró de la terrible noticia, Celina y sus padres habían desaparecido al igual que su hostal. 
Adriano se detuvo frente al lugar y lloró en silencio nada podía hacer para cambiar la terrible realidad, Celina se había ido para siempre y él no tuvo tiempo de hablar con ella y decirle que no la había  olvidado, que  sus sentimientos eran claros en el corazón. Ahora ya no tenía a quien declararle su amor.         
Unas horas más tarde ya casi oscurecía           
cuando Barzan se enteró donde estaban Rafaela y su madre, fue Tadeo quien lo llamó. 
En esa noche oscura y triste, toda la familia se encontraba en la casa del fundo.  
Barzan podía respirar tranquilo Rafaela estaba bien y él iría a su encuentro
Cansado de caminar para buscar a Rafaela  no le importaba y tomó el sendero estrecho para llegar a su camioneta e ir al fundo, tenía que verla y asegurarse de que en verdad estaba bien, además él sabía que ella lo esperaba.
Adriano por su parte también había encontrado a su madre, ella fue ayudada por los vecinos que lograron salvarse, el joven abrazó a su madre, sentía un gran alivio de verla no le había pasado nada malo. Era mejor decirle más tarde lo sucedido a Celina pero doña Trinidad ya sabía la verdad. 
-No te preocupes Adriano ya sé lo que ha pasado con Celina y sus padres, las lágrimas se me han secado de tanto llorar su pérdida, ella era una gran joven- decía su madre lamentando la tragedia.    
En San Pablo también se vivía un panorama de desolación y tristeza, como todo sucedió de noche las pérdidas eran más grandes, mucho gente no tuvo tiempo de ponerse a salvo, muchos no comprendieron bien lo que pasaba y quedaron atrapados. 
Los candidatos a la alcaldía que tanto se habían atacado entre ellos ya no estaban, dicen que Abraham Casa Grande en su intento por querrer salvarse corrió en la dirección equivocada y quedó enterrado, algunos aseguraban que llevaba en las manos un maletín lleno de dinero. Esto tal vez podía ser parte del imaginario de la gente que hablaba por hablar. Los demás candidatos ya no estaban, la lucha por el poder y las ambiciones quedaron entre los escombros.  
La mina que tanta riqueza había proporcionado al pueblo estaba enterrada recuperarla iba a costar mucho dinero. Los directivos también habían desaparecidos. 
La poca gente que deambulaba por el lugar lamentaba la pérdida de sus seres queridos y de sus pertenencias. 
Era de noche cuando Barzan pudo abrazar a Rafaela y saber que estaba bien, ella y su madre.
-Barzan no teníamos forma de comunicarnos contigo, Tadeo no llevaba su teléfono, recién cuando llegamos a casa hemos podido llamarte-  Rafaela decía esto para disculpar a su hermano. 
-No te preocupes, lo importante es que ustedes están bien y que nosotros estamos juntos de nuevo. He caminado todo el día y he preguntado a todos si sabían algo, pero nadie me daba razón  Tadeo tuvo mejor suerte y pudo encontrarlas, lo demás no tiene importancia. 
La familia estuvo junta hasta bien entrada la noche, Rafaela y su madre contaban los detalles de lo sucedido y como se pusieron a salvo. Fue a la intuición de doña Elvira la que las salvó.
Nadie sabía que iba a suceder ahora, todos los sobrevivientes querían quedarse en Santa Emilia, querían volver a construir su pueblo pero eso no iba a ser fácil. 
Al día siguiente la ayuda comenzó a llegar, se entregaron carpas para que la gente pueda refugiarse hasta saber que hacer. Se entregaron víveres, agua y ropa para todos, nadie tenía que vestir, que comer o que beber.
Hipólito Mancilla y su esposa se preparaban para darle descanso final a sus hijos. El padre pedía perdón a su hija y a su hijo.             
Ya no tenía resentimientos, ni odio en el corazón, él quería que los dos jóvenes estén juntos como hubiera sido su voluntad.
La madre lloraba y pedía también perdón a su hija por no haber tomado la decisión de apoyarla. 
Los dos enamorados descansaban en el fundo propiedad de Mancilla porque el cementerio del pueblo había quedado destruido por el derrumbe y ya no era un buen lugar para su última morada. 
Margarita Estrada y su familia lograron salvarse, ellos vivían en un extremo del pueblo y esa zona no fue afectada. 
Junto con los demás sobrevivientes ella recibía la ayuda y la carpa para protegerse del frío.  
Una semana había transcurrido de la tragedia y todavía seguía llegando ayuda.
La mañana en que se cumplían ocho días desde lo ocurrido en el pueblo, los pobladores espontáneamente se acercaron al lugar para rezar por los desaparecidos, todos se tomaron de las manos y rezaban, luego de unas palabras dejaron flores en el lugar para sus seres queridos.
Sobrevivientes de San Pablo y Santa Emilia estaban juntos sin discordias ni disputas, todos oraban y pedían a Dios por los que se habían ido. 

CONTINUARÁ      


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