domingo, 8 de diciembre de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Alida comenzó a recibir la nueva medicina, ahora quedaba tener paciencia y esperar unos días para ver si salia del cuadro de emergencia.  
Alma, la tía Vera y Gervacio guardaban grandes esperanzas sobre la salud de Alida.
Unos días después de recibir la medicina, Alida por momentos recuperaba la conciencia y pedía una y otra vez lo mismo, recuperarse, su deseo de aferrarse a la vida con todas sus fuerzas podía ayudarla a sanar aunque el doctor comenzó a notar nuevos síntomas que eran para preocuparse.
Las dosis del antivirus  eran altas, tenía que ser así para no dar oportunidad al virus que tome fuerza era necesario debilitarlo, ésto hizo que Alida comience a perder cabello, las uñas se le rompan y la piel se le reseque con el resultado de tener un aspecto escamoso. 
El doctor Benites, todos los días examinaba a la paciente para ver su progreso, pero éste todavía no se manifestaba, él no quería dar falsas esperanzas a la familia.  
Alma en silencio rezaba por su hija y Vera a su lado hacía lo mismo, Gervacio iba y venía nervioso por el corredor, sin tener la buena noticia de que el virus se debilitaba y abandonaba el cuerpo de Alida. Pensaba si el doctor había dicho que la nueva medicina era un gran antídoto  entonces porque no mejoraba.     
Hasta ese momento no habían buenos resultados a pesar que la medicina era una fuerte dosis.   La vida de la paciente corría riesgos y el doctor se sentía con las manos atadas, pero aun así, se debía esperar unos días más para dar oportunidad a la medicina que se le había administrado.  
Si el antivirus no surtía efecto, no se podía subir más la dosis, hacerlo sería envenenar la sangre de la paciente y causar su muerte. Todos veían con gran dolor que la vida de Alida se escapaba lentamente.
Una noche en el silencio de su habitación Alida despertó, no tenía fuerzas para moverse y unas lágrimas caían por su rostro.  Ella quería vivir y repetía: 
 -Por favor, todavía no es el momento, te ruego mi Dios no quiero morir- eran las mismas palabras de unos días atrás, era el mismo ruego.  
Gervacio, en su casa una noche cuando había regresó de visitar Alida, conversaba con sus padres Celeste y Fabian sobre ella.   No habían buenas noticias, no mostraba signos de recuperación.
-Mañana temprano el doctor va ordenar otro examen de sangre para ver si hay alguna novedad, pero en el estado de Alida no se puede estar extrayendo sangre cada día- decía Gervacio con pesar.
Fabian el padre contestó -todavía hay que esperar un poco más, no pierdas la calma, ella es una joven fuerte-.
-Padre el estado en que se encuentra Alida es terrible, el cabello se le está cayendo, la piel se le ha resecado y tiene una palidez que hace pensar lo peor- contestó Gervacio.
Celeste la madre estaba en silencio, no quizó intervenir para no alterar más a su hijo que estaba preocupado y nervioso. Ella sabía que él se sentía culpable, pero como hacerle entender que en una situación así nadie es culpable de este lamentable accidente.       
Otra semana más transcurrió y Alida una mañana en su habitación, comenzó           
a delirar por la fiebre alta ,la enfermera que la atendía se dio cuenta y le tomó la temperatura, era muy alta. Ella sabía  como actuar en este caso, mandó a traer hielo para ayudarla a bajar la fiebre. 
La enfermera lamentaba el estado en el que se encontraba la paciente. Nadie se atrevía a asegurar que ella saldría adelante. 
Alma en el corredor esperaba a la enfermera para preguntar como había amanecido su hija. 
Al salir de la habitación y después de responder todas las preguntas de Alma, no le dijo que había vuelto la fiebre, era mejor no preocuparla por el momento,  se disculpó y bajo a buscar al doctor para comunicarle que la paciente volvía a tener fiebre. 
El doctor Benites se tocaba la cabeza, ya no sabía que más hacer, solo se podía  esperar que Alida muestre signos de recuperación. 
Una mañana desde el campamento de investigación, Trevor por fin logró comunicarse con Gervacio antes que éste se vaya con dirección al Centro Médico, preguntó por la salud de Alida, todos en el campamento se habían quedado preocupados por ella. 
-Gervacio, al no saber nada de ustedes por fin pude comunicarme contigo, dime ¿cómo está Alida? ¿qué era lo que tenía?-.
-Trevor, disculpa, no te llamé antes porque no hay buenas noticias, Alida no está bien- contestó Gervacio y le contó a Trevor sobre su salud y todo lo que había pasado en el tiempo transcurrido. 
-Es una gran tristeza lo que me dices, aquí los demás ya han regresado a sus respectivos países pero dejaron saludos para ella y los buenos deseos de su pronta recuperación, Claire me dijo que le envíe un saludo especial  y si en algún momento  puede comunicarse que la llame a su teléfono y me dio su número.
Gervacio agradeció a Trevor sus palabras, pero él no estaba seguro de lo que iba a suceder en el futuro. 
Trevor agregó -en unos días más yo también regreso a mi país y el campamento se queda cerrado por que se acerca la estación de las lluvias y tú sabes que es imposible trabajar en esa época. Cuando esté en Lima me gustaría verte para saber más sobre Alida.
Gervacio estuvo de acuerdo y quedaron en encontrarse con Trevor cuando él llegue a la capital. 
Mientras las noticias en el Centro Medico no cambiaban,  al menos Alida no empeoraba y ese era un pequeño signo de esperanza.
Gervacio en su trabajo no podía pedir más permisos, con el riesgo despido, tuvo que incorporarse a su oficina, tenía bastante trabajo acumulado y por unas horas, era un escapada para que su mente se disipe de tanta preocupación.
Ese mismo día en la tarde en el Centro Médico, el doctor había citado Alma en su consultorio, ella y su hermana Vera hablaban con el doctor que les comunicaba el estado actual de la paciente.
-En la mañana, hemos tenido una junta médica para volver a examinar el caso de Alida, es mejor informarle que ella no muestra signos de cambio y ya no se puede administrar una dosis más fuerte. Es difícil decir esto pero si ella no se recupera no hay más que hacer. El virus que la atacado es muy potente y está soportando la medicina. Vamos a esperar un poco para extraer sangre, en el estado que ella se encuentra no quiero debilitar más.                
Alma no tenía palabras, ahora no sabía que hacer o decir, ella no aceptaba que su hija estaba grave.
Vera intervino -doctor, no se puede cambiar de medicina, tal vez eso haría una diferencia  en la salud de Alida.   
-Señora la medicina que se le está dando, es lo último en el campo médico para combatir este virus, no hay por ahora otra más. Ella está recibiendo fuertes dosis del mismo, subir a más, su cuerpo no lo resistiría. Tenemos que esperar-. contestó el doctor un poco impaciente.  
Alma y Vera terminaron de hablar con él y salieron unos segundos a la cafetería, Alma quería agua para tomar un calmante, se sentía mal.
Una hora antes Trevor y Gervacio se habían encontrado y llegaban al Centro Médico para visitar Alida. 
Gervacio le había advertido a Trevor que solo se le podía ver a través de un vidrio, ambos subieron al quinto piso cuando Alma y Vera estaban ausentes. Trevor pudo ver Alida por el vidrio, éste se sintió alarmado de cómo vio Alida, no era la joven alegre y sonriente que el había conocido.
-Solo espero que ella supere ésta enfermedad, es terrible ver cómo se ha consumido- comentó Trevor. 
Ambos estaban en silencio y miraban Alida cuando llegaban Vera y Alma al quinto piso. Gervacio les presentó a Trevor y les comentó que él era uno de los científicos que habían conocido en  el campamento. Alma lo saludo y Vera hizo lo propio.
Trevor notó que la madre no se sentía bien y comentó -señora espero que pronto Alida supere esta enfermedad, estoy seguro que así será-  se despidió de las dos mujeres y se retiró, Gervacio lo acompaño hasta la salida del Centro Médico para despedir al amigo.
-Gervacio no te olvides de llamar y decirme que Alida está bien de salud, debes pensar de esa manera-  comentó Trevor para animar a Gervacio. 
Los amigos se despidieron y Gervacio subió de nuevo para saber más sobre Alida. Vera fue la que le informó las últimas noticias. Alma estaba en silencio no hablaba, le temblaban las manos. 
Gervacio escuchó a Vera y una profunda tristeza lo atravesaba, él no podía quedarse más tiempo, era muy tarde, se disculpó y salio del Centro Medico.   
Solo unos días habían pasado de los últimos acontecimientos y en la habitación de Alida, mientras la enfermera tomaba el ultimo reporte sobre el estado de la paciente, observó que ella había amanecido sin  fiebre, su cuerpo tenía la temperatura normal y hablaba muy despacio. La enfermera se sorprendió y pensó, acaso había una luz de esperanza para Alida y el virus por fin retrocedía. Tenia que llamar al doctor para que la examine... ¡era urgente! 

CONTINUARÁ           
  

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