domingo, 26 de enero de 2020

ALIDA Y GERVACIO

La gran cosecha de manzana había llenado de felicidad a Alma y Vera ambas no sabían que hacer con tantas manzanas.
Alida había prometido a Gervacio que las primeras manzanas serían para él. 
Ella entró en la cocina al escuchar el alboroto y las risas de felicidad de su madre y de su tía.
-Cuanta felicidad hay en este lugar- comentó Alida y dijo  -madre no te olvides que prometí a Gervacio regalarle manzanas-.
-No te preocupes ya hemos separado las manzanas para Gervacio. Están ahí, sobre la mesa-  y señaló un pequeño canasto lleno del delicioso fruto.
Alida... dijo Vera tomando una manzana -están deliciosas prueba ésta- y extendió la mano que le ofrecía el fruto, Alida tomó la manzana y dio un mordisco, era verdad, estaba dulce y jugosa cosechada justo en su tiempo. 
-Madre- preguntó Alida- ¿qué vamos hacer con tantas manzanas? no podemos comernos todas-.
-No te preocupes vamos a regalar a los vecinos son demasiadas manzanas para nosotras. Voy a separar una cantidad para la casa y el resto serán regaladas-. 
Alma y Vera separaban las manzanas que serían para ellas y las demás iban en bolsas  para regalar a los vecinos.  Las hermanas no querían que se malogren, era mejor compartir. 
Vera, le daba ideas a Alma de lo que podía hacer con las manzanas. 
-Que te parece si preparamos pie de manzana, compotas, refrescos y además deshidratar algunas para comerlas después como un refrigerio. 
Alida salió de la cocina sonriendo al escuchar todos los dulces que podían preparar con la manzanas. Su madre y su tía no dejaban de hablar de las recetas para hacer los dulces. Ella ya imaginaba la casa envuelta en el aroma dulce de los postres. 
Alma y Vera después de llenar las bolsas con las manzanas salieron a repartir a los vecinos, todos en el vecindario agradecían su delicadeza y las manzanas eran bienvenidas.
En la noche, cuando llegó de visita Gervacio, lo primero que recibió como regalo fue una pequeña canasta llena de manzanas. Alida comento:
-Son las manzanas que te prometí, recuerdas, ahora puedes llevarlas a tu casa, están muy jugosas-. 
Más tarde de regreso a su casa, Gervacio llevó la canasta de manzanas como regalo para Celeste, ella sorprendida no sabía de donde había traído las manzanas, hasta que su hijo le explicó que eran del jardín de Alma y las envía como regalo. 
-Hijo, agradece  Alma el regalo de mi parte cuando vayas a su casa, no lo olvides. Mañana mismo voy a preparar un pie de manzana, refresco y una sabrosas compotas,  vamos a tener diferentes dulces- comentaba Celeste mientras llevaba la canasta a la cocina. 
Gervacio escuchaba a su madre todo lo que pensaba preparar con las manzanas que Alma le había enviado.   
En el vecindario estarían también ocupados preparando los dulces, refrescos y demás. El manzano de la casa de Alida se había vuelto famoso por sus  frutos que circulaban en el barrio.
Por suerte el jardín en la casa de Alida seguía floreciendo, el clima tenía una temperatura agradable que invitaba a pasear o simplemente sentarse a descansar mientras se tomaba el sol de la tarde. 
La cosecha de manzanas se había convertido en un alboroto y ahora en la cocina no tenían un espacio libre donde no hubiera un dulce de manzana. 
El tiempo pasaba, era inevitable, los días daban paso a las semanas  y Alida se sentía lista para regresar a la universidad, terminar la carrera y planificar lo que iba a hacer en los meses siguientes.  
Volver a las aulas de nuevo fue un poco complicado, después de tanto tiempo de descanso,  acostumbrarse al horario y a la rutina de estudio era al comienzo agotador.         
En la universidad se encontró con los compañeros de clase que le hacían todo tipo de preguntas sobre su ausencia. Ella les contó de su viaje, pero no de su enfermedad entrar en detalles sobre aquello no era necesario.  Ahora sus días transcurrían entre el salón de clases, las visitas a la biblioteca y los exámenes.  
Todo aquello la hacía feliz después de que unos meses atrás, casi pierde la vida.
Gervacio volvió hacer sus viajes de trabajo, donde Alida ya no lo acompañaba. Él solía ausentarse  dos o tres semanas. 
Mientras tanto Alida continuaba con sus estudios y ya le faltaba poco para concluir la universidad. 
Sus pensamientos seguían fijos en lo que quería hacer cuando termine el estudio. Ella deseaba dedicarse a la investigación. 
Era una conversación que muchas veces tenía con Gervacio, los dos se dedicaban a buscar información al respecto. Alida no pensaba para nada vender la casa de su madre y usar el capital para realizar su investigación a pesar de que de ella había salido la propuesta. Esa opción no estaba en su mente.
Una tarde Gervacio le decía -primero tienes que saber a cual tema vas a dedicar tu investigación y luego dirigirte en esa dirección. No puedes ir a tientas debes ordenarte-.
-Si, en eso estoy pensando, pero todavía no tengo muy claro el tema a escoger, estoy buscando la asesoría de uno de mis profesores- contestaba Alida pensativa.
-La investigación es un tema serio, debes informarte bien y su tiempo de duración no es de un mes ni de dos, a veces puede demorar varios meses dependiendo lo que quieras investigar-.  
-Gervacio me estás desanimando- dijo Alida un poco molesta.
-¡No! como puedes pensar así, solo trato de que estés al tanto de todos los pormenores- terminó de decir Gervacio sorprendido por la reacción de Alida.
El tiempo se acercaba y el final de los estudios en la universidad también, solo faltaban algunas semanas para la graduación. Alida y sus compañeros se encontraban ocupados al cien por ciento en sus estudios y los exámenes. La ceremonia de graduación era una realidad.
La emoción de Alma se desbordaba, por fin su hija concluiría esta etapa de su vida y después vendrían otras experiencias, por instantes se detenía a pensar en  la felicidad que sentiría su padre de ver a su hija en la graduación. Ella quería  celebrar el final de la carrera de Alida con un almuerzo e invitar a la familia. 
-Madre no te preocupes por el almuerzo- decía Alida  -después de la ceremonia, ese mismo día en la noche, tenemos que ir a una cena, ya está todo organizado solo necesito tu presencia. Gervacio será mi pareja de baile-. 
Alma no podía quedarse tranquila y contestó -Está bien pero otro día haré el almuerzo solo para nosotros con Vera y algunos invitados más-. 
Alida abrazó a su madre, ella sabía que era imposible quitarle las ideas de la cabeza cuando se le ocurría algo, se sorprendió al encontrarse que era ese rasgo de su personalidad, el que ella había heredado.
Todo fue perfecto el día de la graduación, los compañeros, los profesores y los padres de familia, era un momento emotivo finalizar la carrera. Las fotos para el recuerdo, la alegría y después la cena en la noche. Era tiempo de celebrar y nada más debía preocupar. Los días de estudio habían acabado y ahora daban un paso adelante a la vida real y el trabajo.  

Después que terminaron los días de fiesta y final académico. En casa de Alida, Gervacio y ella conversaban animados  recordando la fiesta y la cena de graduación, reían con algunas anécdotas y situaciones divertidas.  
Gervacio de pronto guardó silencio, se puso de pie y sacó de su bolsillo una pequeña caja roja, Alida lo miró sorprendida, se puso de pie y entonces  dijo:
-Gervacio, por favor no, ¡no hagas la pregunta! ¡te lo pido!- era casi un ruego. Alida por el momento no pensaba en compromisos.   
Gervacio preguntó -¿por qué Alida? ¿qué sucede?  ¿no deseas un compromiso?-.
Alida no contestó, Gervacio dio media vuelta y salió de la casa, no quiso insistir.
En la sala  ahora había silencio, Alida era un mar de confusiones, no sabía que deseaba hacer en los meses siguientes, tenía tantas expectativas.  Estaba triste, herir a Gervacio era lo último que deseaba  pero un compromiso tan serio en este momento de su vida, no era lo más indicado. 
Alma, sin querer había escuchado las últimas palabras de la conversación de su hija con Gervacio y luego lo vio salir. Intervenir en ese instante no era bueno,  Alida no la escucharía y el problema o lo que sea que hubiera ocurrido entre ellos, se haría más grande. 
La sala después de escucharse las risas, ahora estaba a oscuras. Alma se preguntaba ¿qué sucedía con Alida? alguien podía adivinar el futuro o tal vez decir cual sería el camino ideal a escoger.

CONTINUARÁ       
  
        


domingo, 19 de enero de 2020

ALIDA Y GERVACIO

Al día siguiente ni bien la tía Vera se enteró de que Alida estaba en casa con su madre,  fue a visitarla. 
Vera sentía mucho afecto por su sobrina y tenía que verla, saber que estaba fuera de peligro, después de todo el temor que sintió  por la idea de perderla. 
Llegó temprano a la casa y las encontró desayunando a su sobrina  y Alma  en el comedor de diario, un grito de felicidad y un abrazo para Alida por la alegría de verla. En seguida  notó que la pijama le bailaba en el cuerpo pero esto hasta un punto era normal, la gravedad de su enfermedad fue un peligro.  
-Alida querida que felicidad verte en casa y no en el Centro Médico con un vidrio de por medio, es bueno saber que todo eso quedó atrás y que Alma se encargará de prepararte los más ricos platos y una dieta saludable para tu completa recuperación- comentó Vera después de saludar a su hermana. 
Alida sonreía con las ocurrencias de su tía, ella ya la conocía y sentía felicidad de tenerla en casa haciéndoles compañía.
-Alma- volvió a decir Vera -tenemos que preparar un almuerzo para celebrar el regreso de Alida e invitar a toda la familia que quiere verla y saber de ella. No te preocupe, yo te ayudo en todo lo que sea necesario pero recuerda que no debes demorar mucho tiempo en hacer ese almuerzo. 
-Tienes razón pero vamos a esperar que se cumplan por lo menos diez días que Alida está en casa, este momento no sería buena idea realizar el almuerzo, ella todavía está convaleciente,  tiene que sentirse más fuerte para que pueda recibir a la familia- dijo Alma preocupada por la salud de su hija.
-Si, es verdad, yo con mi entusiasmo de verla en casa de nuevo me olvido que todavía está delicada y que tiene que recuperarse-  y mientras abrazaba a su sobrina. 
Alma le sirvió el desayuno a su hermana y las tres conversaban, Alida les contaba algunos pasajes de su viaje y lo maravilloso que fue conocer lugares asombrosos, y animales increíbles como el jaguar que ella vio en algunas ocasiones, su belleza y estampa no tenían comparación. 
Lejos quedaba el peligro que vivió pero se reservó los detalles porque no quería angustiar a su madre que ya había tenido bastante con su enfermedad.      
La conversión fue amena y entretenida pero hubo un momento en que Alida se sintió cansada, recién tenía dos días de estar en casa, se disculpó con la tía Vera y fue a dormir un rato a su habitación  su cuerpo tenía que recuperar la fuerza y la salud.
Cuando se quedaron las hermanas a solas en el comedor -Alma yo sabía que ella se iba a recuperar, que iba a superar el peligro, no sabes todo lo que  rogué al cielo para que reaccione y vuelva a ser la misma- comentó Vera con la voz llena de emoción y se enjugaba algunas lágrimas.
Alma le pidió a su hermana que de ahora en adelante ya no mencione más esos momentos sino todo lo contrario, era mejor conversar de cosas positivas para ayudarla a recuperarse. 
Ese mismo día en la tarde después del almuerzo y cuando la tía Vera ya se había ido, Alida sintió el deseo de ir al jardín, había dormido varias horas y la tarde estaba cálida. Le gustaba contemplar las plantas que daban sus flores como el geranio que sembró algunos meses antes. Se dio cuenta que el manzano estaba hermoso y pronto daría sus frutos          
Alida se sentó en un cómodo  sillón para contemplar su jardín,    
pensó en todo lo que había vivido en las últimas semanas, ella ahora se replanteaba cada paso que daría en su vida para el futuro ¿qué es lo que quería hacer y hacia donde dirigirse?.  
Era importante arreglar algunos temas pendientes y planificar su futuro.  
 Al recordar que estuvo muy cerca de perder la vida, la piel se le escarapelaba. En su mente quedó gravada la luz brillante hacia donde ella se dirigía cuando estaba inconsciente, luego la oscuridad total y profunda parecía que  su cerebro se apagaba y ya no sabía si estaba en esta mundo. 
En medio de sus reflexiones llegó Gervacio a visitarla, Alma lo hizo pasar al jardín donde se encontraba Alida. Gervacio estaba feliz de verla con mejor semblante pero la notó silenciosa y pensativa entonces preguntó: 
-¿Sucede algo Alida por qué estás en silencio?-.
-Gervacio estuve pensando toda la mañana cuales serán los pasos que voy a dar para mi futuro cuando me recupere. Quiero regresar a la universidad para acabar la carrera como le prometí a mi madre y luego deseo viajar por el mundo para dedicarme a la investigación, he descubierto que eso me gustaría hacer-.
-Alida no quiero ser aguafiestas como tú me dices algunas veces, pero eso no es fácil y cuesta mucho dinero si no tienes el apoyo de una institución o universidad-.
-Gervacio... Gervacio como siempre tú tan realista- comentó Alida y continuó -este no es un sueño, a la hora  del almuerzo comenté con mi madre este proyecto, ella me contestó que podía vender la casa y darme el dinero para realizar mi investigación cuando termine la carrera. 
-Mi querida Alida vas a dejar a tu madre sin casa, esa es una decisión delicada que debes pensar con cuidado. Antes de poner más obstáculos vamos averiguar todo lo concerniente al tema y después planificar como siempre yo te voy a poyar en tu proyecto.
Alida dijo con entusiasmo -los dos podemos viajar y hacer nuestras propias investigaciones piensa lo bueno que sería, además estaríamos juntos-.
A Gervacio le agradaba la idea, el campo de la investigación era vasto y siempre habían cosas nuevas que estudiar y descubrir. 
La Tarde comenzó a oscurecer, era el momento de entrar en la casa, Alida y Gervacio en la sala comentaban sobre su día y lo que ambos habían hecho, aunque Alida no tenía muchas anécdotas, si comentó que su tía Vera había estado toda la mañana en la casa y la puso al tanto de las actividades de toda la familia. 
Alma en su dormitorio veía la televisión, ella había cambiado su actitud hacia Gervacio, su trato era normal, no guardaba ningún resentimiento hacia él, comprendió que lo sucedido no fue culpa de nadie, admitir esto era un gran avance en su manera de ser. 
El paso del tiempo es lo único que no perdona, Alma comenzó a planificar el almuerzo familiar, ella iba y venía por la casa para ver la vajilla a utilizar, los cubiertos, la manteleria y lo más importante la planificación de la comida,  era un trabajo agotador pero quería que todo fuera perfecto que nada faltara para que la familia disfrute la reunión, además el almuerzo tenía que ser un día domingo para que todos puedan asistir. 
Alida cada día se sentía mejor y poco a poco iba recuperando el peso y el entusiasmo, quería ayudar a su madre pero ella y Vera se ocupaban de todo, Alma le decía a su hija -no te preocupes nosotras resolvemos lo que hay que hacer, tú ve a descansar-.
El día del almuerzo llegó era un domingo soleado y la casa estaba perfecta y preparada para recibir a la familia, poco a poco fueron llegando tías, tíos, primas, primos, la sala se llenó con la familia, algunos no se veían hacia varios meses. 
Alida con un vestido de flores recibía a todos y les indicaba donde sentarse, los familiares al verla celebraban con alegría de tenerla de nuevo en casa. 
Los primos rodeaban Alida para preguntarle sobre su viaje, la prima Ceci le decía -¿cómo fue tu experiencia en la selva?- y el primo Ramón interrumpía -¿Alida volverías a viajar a la selva a pesar de lo sucedido?-.
Alida contestaba las preguntas con paciencia, les contaba todo lo que había vivido y aprendido en su viaje a la selva amazónica -fue una experiencia que no olvidaré, y si, volvería a viajar al mismo lugar-.  
Alma en ese instante indicó a todos pasar al comedor para el almuerzo, ella y Vera se multiplicaran para atender a la familia, que a nadie le falte nada, pero antes de empezar a comer, el brindis corrió por el lado del tío Edmundo que era el patriarca de la familia, él celebraba la salud de Alida y la alegría de tenerlos a todos reunidos, -esto no era fácil pero aquí estamos todos juntos-. decía y levantaba su copa para brindar.                   
El único ausente al almuerzo fue Gervacio, él por propia iniciativa haba querido ausentarse porque decía que era una reunion familiar.  Alida se molesto, pero no quiso insistir, para ella Gervacio era de la familia ya habría tiempo de conversar sobre ese tema con él.
El almuerzo se prolongo hasta la noche todos conversaban y reían, recordaban anécdotas vividas en familia cuando estaban el abuelo Clemente y la abuela Blanca que ya habían partido. 
La prima Hortensia en la mesa alababa la comida que había preparado Alma -como siempre querida prima tu comida  está exquisita-. todos estaban de acuerdo con ella y celebraron con un brindis.  
La familia se retiró de la casa con la promesa de volverse a reunir pero esta vez en casa de la prima Hortensia.  Alma y Vera estaban exhaustas pero felices de estar con la familia y disfrutar de un momento con ellos. 
La salud de Alida cada día mejoraba, su control con el doctor Benites era positivo el virus había desaparecido, ella sentía que volvía a tener la fuerza y el entusiasmo de antes.
En el jardín el manzano había comenzado a madurar y dar sus frutos, la cosecha era abundante Alma no sabia que hacer con tantas manzanas, Vera comentaba a su hermana -esta abundancia  es de buen augurio, es fortuna y salud querida hermana- y cosechaban juntas las manzanas que el árbol les regalaba con generosidad.    

CONTINUARÁ         

domingo, 12 de enero de 2020

ALIDA Y GERVACIO

Al día siguiente Alida se preparaba para salir del Centro Médico. El doctor le había dado de alta. 
En la habitación, acompañada por su madre para ayudarla a vestirse, Alida se ponía la ropa que ella había escogido del ropero de su casa. 
Cuando se puso la primera prenda le quedaba tan holgada que Alma miró con tristeza lo delgada que estaba su hija, se podían contar sus costillas, tuvo que contener las lágrimas para que ella no la vea llorar después de todo lo que había pasado, casi era comprensible que la ropa le baile en el cuerpo. 
Alma se contuvo, no era el momento de lágrimas sino de alegría, lo peor había pasado. Ahora debían ir a casa, con una dieta saludable pronto Alida estaría mejor y esta horrible experiencia quedaría atrás. 
Por última vez Alida dio un repaso a la habitación donde había pasado varias semanas y parte de ellas en estado inconsciente. Vestida con un pantalón y una blusa de alegres colores Alida y su madre esperaban al doctor para que les de las últimas indicaciones y partir a su hogar.
Cuando Alma guardaba las prendas útiles en un maletín, el doctor entró en la habitación y comentó:
-Por fin te veo de pie Alida y me da tanto gusto que así sea, en tu casa vas a tener los cuidados necesarios para recuperarte por completo, quiero verte  a fin de mes para evaluarte y saber como sigues, estoy seguro que estarás bien, pero es necesario hacerte un nuevo examen de sangre para ver si el virus ha desaparecido. La enfermera va entregarles una receta que deberán seguir al pie de la letra para tu pronta recuperación. Tu enfermedad fue toda un reto con el que nunca antes me había enfrentado pero por suerte te aferraste a la vida, eso ayudó a tu tratamiento.  
Alida se despidió del doctor y volvió agradecerle por haberla salvado, lo mismo hizo Alma  y agregó:
-Gracias por su paciencia y perseverancia, nunca vamos ha olvidarlo-. 
El doctor Benites sonrió y agradeció las palabras, se despidió de ambas y salió de la habitación para dirigirse a su consultorio.
La enfermera de turno vino en seguida y entregó Alma la receta del doctor con las indicaciones a seguir para el tratamiento en casa, era importante separar una cita con el doctor para fin de mes cuando le tocaba su control.  
Alida con paso lento salió de la habitación seguida por su madre que estaba atenta a cualquier incidente, su hija se sentía un poco mareada pero esto era debido a que había pasado mucho tiempo en cama. 
-Madre- dijo Alida -debemos avisarle a Gervacio que voy para la casa, él no sabe nada todavía y seguro va venir a verme pensando que sigo en el Centro Médico-.
-No te preocupes yo lo llamo cuando lleguemos a la casa para darle la buena noticia- dijo Alma con tranquilidad para no preocupar a su hija que estaba aun convaleciente. Alida era toda su vida y no quería volver a pasar por un drama igual.
En el camino de regreso a su casa Alida contemplaba las calles, la gente, para ella era un milagro estar viva sentir de nuevo la luz del cielo y a su alrededor la vida. Sentía gran alegría de volver a su hogar y la mano de Dios a cada instante.  
Cuando llegaron a su casa Alida  que todavía estaba débil, le dijo a su madre que quería descansar en su habitación unas horas para recuperarse.
Alma la acompañó a su cuarto y la ayudó a desvestir y ponerse un pijama ligero, Alida se metió en la cama y rápido se durmió. 
Su madre no hizo el mayor ruido para que no se despierte, mientras ella le preparaba una comida saludable como el doctor había indicado.
La enfermedad la había debilitado  cualquier actividad la cansaba. Se debía esperar un tiempo para que recupere las fuerzas y vuelva hacer la misma de siempre. 
Alma no se olvidó de llamar a Gervacio y darle la buena nueva, como era de esperar, él estaba feliz, por fin podía visitar y conversar con Alida sin tener un vidrio de por medio.
Pasado el medio día Alma entró a la habitación con el almuerzo que había preparado para su hija, la despertó porque tenía que comer algo, en toda la mañana su estómago no había recibido alimento alguno. 
-Alida tienes que comer, tu estómago está vacío- dijo Alma preocupada por su hija.
-Gracias madre pero no me obligues a comer todo, recuerda que mi estómago  no ha recibido comida en días y se tiene que volver a acostumbrar a los alimentos-.
-Si, comprendo que no es bueno que te excedas en la comida-. contestó Alma.
Alida se sentó en la cama y tomó la bandeja que su madre le ofrecía, el aroma de la comida era exquisito, casi había olvidado los deliciosos platos que su madre preparaba. 
Probo una, dos, tres cucharadas de comida y podía sentir la vida que entraba en su cuerpo, no había nada mejor que un sustancioso plato preparado por Alma para poner de pie al más débil.  
Unos segundos en silencio para saborear la comida y el delicioso sazón del plato que tenía ante ella, luego comentó: 
- Como siempre tu comida es exquisita, gracias-  dijo Alida con emoción y después agregó.
-Llamaste a Gervacio para que sepa donde estoy-.
-Si, no te preocupes, él  ya sabe que estás en casa y tengo que decir que se puso muy contento, seguro que viene a verte más tarde- terminó de decir Alma cuando Alida volvió a comentar.
-Madre, después de terminar de comer quisiera que me cortes el cabello tan corto como se pueda, lo quiero pegado al cuero cabelludo-.  Alida guardó silencio y espero la reacción de su madre. 
Alma se sorprendió con la petición de su hija, su cabello largo tan hermoso y le pedía que se lo corte.
-Alida como puedes pedirme eso, por favor, no creo que sea necesario, tu cabellera esta bien-.
-No Madre, mi cabello ha sufrido demasiado con la enfermedad y quisiera cortarlo para que se fortalezca, no te preocupes el cabello vuelve a crecer-. comentó Alida para convencer a su madre.
-Si... sé que vuelve a crecer pero crees que es necesario cortarlo tan pequeño, pienso que cortar unos centímetros es suficiente- Alma dijo esto y esperaba que Alida esté de acuerdo con ella.            
-No madre, es mejor cortarlo hasta el cuero cabelludo para que crezca más fuerte, cumple mi deseo por favor-.  
Alma no muy convencida aceptó lo que Alida le pedía y después que ella comió lo que su estómago podía aceptar por el momento, se llevó el plato mientras su hija salía de la cama para ir al patio donde le cortaría el cabello. 
Alida pasó primero por el jardín, su lugar favorito, quería ver las flores y el árbol de manzano que estaba hermoso y apunto de dar sus frutos, ella le había prometido a Gervacio que él sería el primero en comer la primera manzana que le árbol de.
En el patio, Alma esperaba  a su hija con las tijeras y una capa plástica para protegerla del cabello cortado. Alida se acercó a su madre tomó asiento en una silla y ésta comenzó a cortar su cabellera, sentía tristeza pero era verdad lo que Alida decía su cabello había sufrido demasiado con la gran cantidad de medicina que recibió.
Alma cortó el cabello a su hija como ella quería, luego le alcanzó un espejo para que se mire, el corte no le quedaba mal y lo más importante, su cabello se iba a fortalecer.       
El poco esfuerzo que había hecho cansaban a Alida, ella quería volver a la cama, se sentía agotada. 
Le pidió a su madre que la ayude a subir las escaleras que en otra circunstancia, subía y bajaba con rapidez pero ahora sentía que era como escalar el monte Everest. 
Al llegar a su habitación Alida se recostó en la cama no tenía sueño solo quería descansar, el poco esfuerzo que hizo, la había dejado sin fuerzas.  
En el silencio de su habitación recordaba los momentos felices de su viaje con Gervacio, aquellos donde la luna llena les alumbraba y todo parecía un cuento de fábula, pero se estremecía al  recordar los momentos de peligro vividos en la selva amazónica. 
En resumen se quedaba con todo lo bueno que había vivido en su viaje y no se arrepentía en lo absoluto, pues aprendió cosas que no suelen encontrarse en los libros de ciencias. Esto era oro para ella.  
Más tarde, en la noche, Gervacio vino a visitarla, Alida no dormía y se levantó de la cama cuando su madre le avisó que estaba en la sala. Alida se puso una bata de cama, se peinó el poco cabello que tenía, se lavó la cara, quería que Gervacio la vea lo mejor posible y salió a su encuentro.
Bajar las escaleras no era problema, para ella, bajo lentamente y  entró en la sala, Gervacio al verla sonrió y dijo -es un nuevo look el de tu cabello Alida, te queda muy bien-  y se acercó para abrazarla, fue ahí donde noto  la delgadez de su cuerpo. Gervacio no dijo nada no quería entristecerla  después de todo lo que había pasado, además estaba seguro que con el paso de los días, ella recuperaría la salud nuevamente.               

CONTINUARÁ