Al día siguiente Alida se preparaba para salir del Centro Médico. El doctor le había dado de alta.
En la habitación, acompañada por su madre para ayudarla a vestirse, Alida se ponía la ropa que ella había escogido del ropero de su casa.
Cuando se puso la primera prenda le quedaba tan holgada que Alma miró con tristeza lo delgada que estaba su hija, se podían contar sus costillas, tuvo que contener las lágrimas para que ella no la vea llorar después de todo lo que había pasado, casi era comprensible que la ropa le baile en el cuerpo.
Alma se contuvo, no era el momento de lágrimas sino de alegría, lo peor había pasado. Ahora debían ir a casa, con una dieta saludable pronto Alida estaría mejor y esta horrible experiencia quedaría atrás.
Por última vez Alida dio un repaso a la habitación donde había pasado varias semanas y parte de ellas en estado inconsciente. Vestida con un pantalón y una blusa de alegres colores Alida y su madre esperaban al doctor para que les de las últimas indicaciones y partir a su hogar.
Cuando Alma guardaba las prendas útiles en un maletín, el doctor entró en la habitación y comentó:
-Por fin te veo de pie Alida y me da tanto gusto que así sea, en tu casa vas a tener los cuidados necesarios para recuperarte por completo, quiero verte a fin de mes para evaluarte y saber como sigues, estoy seguro que estarás bien, pero es necesario hacerte un nuevo examen de sangre para ver si el virus ha desaparecido. La enfermera va entregarles una receta que deberán seguir al pie de la letra para tu pronta recuperación. Tu enfermedad fue toda un reto con el que nunca antes me había enfrentado pero por suerte te aferraste a la vida, eso ayudó a tu tratamiento.
Alida se despidió del doctor y volvió agradecerle por haberla salvado, lo mismo hizo Alma y agregó:
-Gracias por su paciencia y perseverancia, nunca vamos ha olvidarlo-.
El doctor Benites sonrió y agradeció las palabras, se despidió de ambas y salió de la habitación para dirigirse a su consultorio.
La enfermera de turno vino en seguida y entregó Alma la receta del doctor con las indicaciones a seguir para el tratamiento en casa, era importante separar una cita con el doctor para fin de mes cuando le tocaba su control.
Alida con paso lento salió de la habitación seguida por su madre que estaba atenta a cualquier incidente, su hija se sentía un poco mareada pero esto era debido a que había pasado mucho tiempo en cama.
-Madre- dijo Alida -debemos avisarle a Gervacio que voy para la casa, él no sabe nada todavía y seguro va venir a verme pensando que sigo en el Centro Médico-.
-No te preocupes yo lo llamo cuando lleguemos a la casa para darle la buena noticia- dijo Alma con tranquilidad para no preocupar a su hija que estaba aun convaleciente. Alida era toda su vida y no quería volver a pasar por un drama igual.
En el camino de regreso a su casa Alida contemplaba las calles, la gente, para ella era un milagro estar viva sentir de nuevo la luz del cielo y a su alrededor la vida. Sentía gran alegría de volver a su hogar y la mano de Dios a cada instante.
Cuando llegaron a su casa Alida que todavía estaba débil, le dijo a su madre que quería descansar en su habitación unas horas para recuperarse.
Alma la acompañó a su cuarto y la ayudó a desvestir y ponerse un pijama ligero, Alida se metió en la cama y rápido se durmió.
Su madre no hizo el mayor ruido para que no se despierte, mientras ella le preparaba una comida saludable como el doctor había indicado.
La enfermedad la había debilitado cualquier actividad la cansaba. Se debía esperar un tiempo para que recupere las fuerzas y vuelva hacer la misma de siempre.
Alma no se olvidó de llamar a Gervacio y darle la buena nueva, como era de esperar, él estaba feliz, por fin podía visitar y conversar con Alida sin tener un vidrio de por medio.
Pasado el medio día Alma entró a la habitación con el almuerzo que había preparado para su hija, la despertó porque tenía que comer algo, en toda la mañana su estómago no había recibido alimento alguno.
-Alida tienes que comer, tu estómago está vacío- dijo Alma preocupada por su hija.
-Gracias madre pero no me obligues a comer todo, recuerda que mi estómago no ha recibido comida en días y se tiene que volver a acostumbrar a los alimentos-.
-Si, comprendo que no es bueno que te excedas en la comida-. contestó Alma.
Alida se sentó en la cama y tomó la bandeja que su madre le ofrecía, el aroma de la comida era exquisito, casi había olvidado los deliciosos platos que su madre preparaba.
Probo una, dos, tres cucharadas de comida y podía sentir la vida que entraba en su cuerpo, no había nada mejor que un sustancioso plato preparado por Alma para poner de pie al más débil.
Unos segundos en silencio para saborear la comida y el delicioso sazón del plato que tenía ante ella, luego comentó:
- Como siempre tu comida es exquisita, gracias- dijo Alida con emoción y después agregó.
-Llamaste a Gervacio para que sepa donde estoy-.
-Si, no te preocupes, él ya sabe que estás en casa y tengo que decir que se puso muy contento, seguro que viene a verte más tarde- terminó de decir Alma cuando Alida volvió a comentar.
-Madre, después de terminar de comer quisiera que me cortes el cabello tan corto como se pueda, lo quiero pegado al cuero cabelludo-. Alida guardó silencio y espero la reacción de su madre.
Alma se sorprendió con la petición de su hija, su cabello largo tan hermoso y le pedía que se lo corte.
-Alida como puedes pedirme eso, por favor, no creo que sea necesario, tu cabellera esta bien-.
-No Madre, mi cabello ha sufrido demasiado con la enfermedad y quisiera cortarlo para que se fortalezca, no te preocupes el cabello vuelve a crecer-. comentó Alida para convencer a su madre.
-Si... sé que vuelve a crecer pero crees que es necesario cortarlo tan pequeño, pienso que cortar unos centímetros es suficiente- Alma dijo esto y esperaba que Alida esté de acuerdo con ella.
-No madre, es mejor cortarlo hasta el cuero cabelludo para que crezca más fuerte, cumple mi deseo por favor-.
Alma no muy convencida aceptó lo que Alida le pedía y después que ella comió lo que su estómago podía aceptar por el momento, se llevó el plato mientras su hija salía de la cama para ir al patio donde le cortaría el cabello.
Alida pasó primero por el jardín, su lugar favorito, quería ver las flores y el árbol de manzano que estaba hermoso y apunto de dar sus frutos, ella le había prometido a Gervacio que él sería el primero en comer la primera manzana que le árbol de.
En el patio, Alma esperaba a su hija con las tijeras y una capa plástica para protegerla del cabello cortado. Alida se acercó a su madre tomó asiento en una silla y ésta comenzó a cortar su cabellera, sentía tristeza pero era verdad lo que Alida decía su cabello había sufrido demasiado con la gran cantidad de medicina que recibió.
Alma cortó el cabello a su hija como ella quería, luego le alcanzó un espejo para que se mire, el corte no le quedaba mal y lo más importante, su cabello se iba a fortalecer.
El poco esfuerzo que había hecho cansaban a Alida, ella quería volver a la cama, se sentía agotada.
Le pidió a su madre que la ayude a subir las escaleras que en otra circunstancia, subía y bajaba con rapidez pero ahora sentía que era como escalar el monte Everest.
Al llegar a su habitación Alida se recostó en la cama no tenía sueño solo quería descansar, el poco esfuerzo que hizo, la había dejado sin fuerzas.
En el silencio de su habitación recordaba los momentos felices de su viaje con Gervacio, aquellos donde la luna llena les alumbraba y todo parecía un cuento de fábula, pero se estremecía al recordar los momentos de peligro vividos en la selva amazónica.
En resumen se quedaba con todo lo bueno que había vivido en su viaje y no se arrepentía en lo absoluto, pues aprendió cosas que no suelen encontrarse en los libros de ciencias. Esto era oro para ella.
Más tarde, en la noche, Gervacio vino a visitarla, Alida no dormía y se levantó de la cama cuando su madre le avisó que estaba en la sala. Alida se puso una bata de cama, se peinó el poco cabello que tenía, se lavó la cara, quería que Gervacio la vea lo mejor posible y salió a su encuentro.
Bajar las escaleras no era problema, para ella, bajo lentamente y entró en la sala, Gervacio al verla sonrió y dijo -es un nuevo look el de tu cabello Alida, te queda muy bien- y se acercó para abrazarla, fue ahí donde noto la delgadez de su cuerpo. Gervacio no dijo nada no quería entristecerla después de todo lo que había pasado, además estaba seguro que con el paso de los días, ella recuperaría la salud nuevamente.
En el camino de regreso a su casa Alida contemplaba las calles, la gente, para ella era un milagro estar viva sentir de nuevo la luz del cielo y a su alrededor la vida. Sentía gran alegría de volver a su hogar y la mano de Dios a cada instante.
Cuando llegaron a su casa Alida que todavía estaba débil, le dijo a su madre que quería descansar en su habitación unas horas para recuperarse.
Alma la acompañó a su cuarto y la ayudó a desvestir y ponerse un pijama ligero, Alida se metió en la cama y rápido se durmió.
Su madre no hizo el mayor ruido para que no se despierte, mientras ella le preparaba una comida saludable como el doctor había indicado.
La enfermedad la había debilitado cualquier actividad la cansaba. Se debía esperar un tiempo para que recupere las fuerzas y vuelva hacer la misma de siempre.
Alma no se olvidó de llamar a Gervacio y darle la buena nueva, como era de esperar, él estaba feliz, por fin podía visitar y conversar con Alida sin tener un vidrio de por medio.
Pasado el medio día Alma entró a la habitación con el almuerzo que había preparado para su hija, la despertó porque tenía que comer algo, en toda la mañana su estómago no había recibido alimento alguno.
-Alida tienes que comer, tu estómago está vacío- dijo Alma preocupada por su hija.
-Gracias madre pero no me obligues a comer todo, recuerda que mi estómago no ha recibido comida en días y se tiene que volver a acostumbrar a los alimentos-.
-Si, comprendo que no es bueno que te excedas en la comida-. contestó Alma.
Alida se sentó en la cama y tomó la bandeja que su madre le ofrecía, el aroma de la comida era exquisito, casi había olvidado los deliciosos platos que su madre preparaba.
Probo una, dos, tres cucharadas de comida y podía sentir la vida que entraba en su cuerpo, no había nada mejor que un sustancioso plato preparado por Alma para poner de pie al más débil.
Unos segundos en silencio para saborear la comida y el delicioso sazón del plato que tenía ante ella, luego comentó:
- Como siempre tu comida es exquisita, gracias- dijo Alida con emoción y después agregó.
-Llamaste a Gervacio para que sepa donde estoy-.
-Si, no te preocupes, él ya sabe que estás en casa y tengo que decir que se puso muy contento, seguro que viene a verte más tarde- terminó de decir Alma cuando Alida volvió a comentar.
-Madre, después de terminar de comer quisiera que me cortes el cabello tan corto como se pueda, lo quiero pegado al cuero cabelludo-. Alida guardó silencio y espero la reacción de su madre.
Alma se sorprendió con la petición de su hija, su cabello largo tan hermoso y le pedía que se lo corte.
-Alida como puedes pedirme eso, por favor, no creo que sea necesario, tu cabellera esta bien-.
-No Madre, mi cabello ha sufrido demasiado con la enfermedad y quisiera cortarlo para que se fortalezca, no te preocupes el cabello vuelve a crecer-. comentó Alida para convencer a su madre.
-Si... sé que vuelve a crecer pero crees que es necesario cortarlo tan pequeño, pienso que cortar unos centímetros es suficiente- Alma dijo esto y esperaba que Alida esté de acuerdo con ella.
-No madre, es mejor cortarlo hasta el cuero cabelludo para que crezca más fuerte, cumple mi deseo por favor-.
Alma no muy convencida aceptó lo que Alida le pedía y después que ella comió lo que su estómago podía aceptar por el momento, se llevó el plato mientras su hija salía de la cama para ir al patio donde le cortaría el cabello.
Alida pasó primero por el jardín, su lugar favorito, quería ver las flores y el árbol de manzano que estaba hermoso y apunto de dar sus frutos, ella le había prometido a Gervacio que él sería el primero en comer la primera manzana que le árbol de.
En el patio, Alma esperaba a su hija con las tijeras y una capa plástica para protegerla del cabello cortado. Alida se acercó a su madre tomó asiento en una silla y ésta comenzó a cortar su cabellera, sentía tristeza pero era verdad lo que Alida decía su cabello había sufrido demasiado con la gran cantidad de medicina que recibió.
Alma cortó el cabello a su hija como ella quería, luego le alcanzó un espejo para que se mire, el corte no le quedaba mal y lo más importante, su cabello se iba a fortalecer.
El poco esfuerzo que había hecho cansaban a Alida, ella quería volver a la cama, se sentía agotada.
Le pidió a su madre que la ayude a subir las escaleras que en otra circunstancia, subía y bajaba con rapidez pero ahora sentía que era como escalar el monte Everest.
Al llegar a su habitación Alida se recostó en la cama no tenía sueño solo quería descansar, el poco esfuerzo que hizo, la había dejado sin fuerzas.
En el silencio de su habitación recordaba los momentos felices de su viaje con Gervacio, aquellos donde la luna llena les alumbraba y todo parecía un cuento de fábula, pero se estremecía al recordar los momentos de peligro vividos en la selva amazónica.
En resumen se quedaba con todo lo bueno que había vivido en su viaje y no se arrepentía en lo absoluto, pues aprendió cosas que no suelen encontrarse en los libros de ciencias. Esto era oro para ella.
Más tarde, en la noche, Gervacio vino a visitarla, Alida no dormía y se levantó de la cama cuando su madre le avisó que estaba en la sala. Alida se puso una bata de cama, se peinó el poco cabello que tenía, se lavó la cara, quería que Gervacio la vea lo mejor posible y salió a su encuentro.
Bajar las escaleras no era problema, para ella, bajo lentamente y entró en la sala, Gervacio al verla sonrió y dijo -es un nuevo look el de tu cabello Alida, te queda muy bien- y se acercó para abrazarla, fue ahí donde noto la delgadez de su cuerpo. Gervacio no dijo nada no quería entristecerla después de todo lo que había pasado, además estaba seguro que con el paso de los días, ella recuperaría la salud nuevamente.
CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario