domingo, 19 de diciembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

El día no podía ser más claro ni brillante para Aníbal. El fundo había quedado liberado de toda deuda y ya les había dicho adiós a Factor y Lucrecia Navarro, la felicidad desbordaba su corazón. Con la venta de la cosecha de algodón se acabó el compromiso de pago. Él y sus hermanos tenían que volver a empezar desde cero pero daba gracias al cielo porque Octavia prestó el dinero para sembrar de nuevo las noventa hectáreas en el fundo y que éste vuelva a producir el precioso y fino algodón. 
Aníbal caminaba tranquilo por la calle del Naranjo, en las manos  llevaba un hermoso ramo de rosas cuando se cruzó en su camino la vecina Soledad. 
-Mi estimada amiga, ¡buenos días!- saludó.
-Aníbal, ¡buenos días!-contestó Soledad -hoy amaneció muy feliz, se puede ver en su rostro-.
-Si... es verdad, tengo muchos motivos y muy buenos para estar feliz- y del ramo que llevaba en la mano sacó una rosa y agregó  -para mi estimada vecina Soledad-.
-¡Oh, no Aníbal! las rosas son para Octavia y ella se puede molestar si falta una- contestó preocupada.
-No Soledad, Octavia no se va a molestar, de ello estoy seguro- contestó Aníbal e hizo una venia de despedida  y continuó su camino.
Cuando Aníbal entró a la casa, sus pasos lo llevaron hasta el pequeño salón, Octavia estaba ocupada ordenando los documentos y recibos de sus alquileres. Aníbal la distrajo un instante para decir: -mi querida Octavia aquí traigo rosas para la flor más hermosa de este hogar-.
-Querido, gracias por el halago y la rosas son preciosas- habló Octavia y llamó Antonia para que las ponga en agua en un fino jarrón de cristal y  que adornen la mesita de café del pequeño salón. 
-Octavia, debo confesar que de tu ramo saqué una rosa para regalar a nuestra vecina Soledad, espero no te molestes- comentó Aníbal.
-No te preocupes no me molesto, hace tiempo que no sabemos nada de Soledad, ella se ha mantenido distante y se lo agradezco, a veces era tan impertinente- señaló Octavia recordando la última vez que tuvo una discusión con ella. 
-Es verdad, Soledad puede llegar hacer una verdadera molestia si uno no le pone límite- contestó Aníbal con la serenidad que le daba el saber que los problemas tenían solución y las deudas también.
-Octavia, estoy algo preocupado por la decisión de Manuel de viajar a la selva amazónica ahora que ha terminado sus estudios, no sé si deba viajar a esa región que aún está poco explorada, puede haber algunos riesgos ¿no te parece qué es peligroso?- preguntó.
-Sí Aníbal, eso mismo pensaba yo, ordenando mi escritorio en el último cajón encontré la cartilla con las notas escolares de Ondina y recordé ese viaje con el que nunca estuvimos de acuerdo ¿qué será de Felicitas y Ondina? ¿Cuál habrá sido su destino?. Siento tristeza cuando las recuerdo y con el viaje de Manuel no estoy de acuerdo- dijo Octavia preocupada por su hijo.
-No podemos impedirle que viaje, es un joven adulto y puede tomar sus decisiones. Pensar que algo malo le puede pasar, es limitarlo- contestó Aníbal al pensar en el viaje.
Manuel desde hace varios días había anunciado a sus padres que se iba de viaje a la selva, que no se preocupen por él porque iba con un grupo de gente entre los que habían científicos y amigos, además tendría todos los cuidados del caso. Otro problema era Rosita, su novia, que lloró cuando le anuncio que iba a viajar: -Manuel yo tengo miedo que te ocurra algo, no te das cuenta que es una región peligrosa- decia la joven.
-Rosita nada me va a ocurrir, no voy solo, lo sabes muy bien- contestó.
-Si vas a esa viaje es mejor que te olvides de mí- señaló categórica la joven.
Manuel se puso serio, no podía creer la que escuchaba, con mucha paciencia contestó: -no puedes hablar así, este es un sueño que tengo desde antes de comenzar a estudiar en al escuela de ingeniería. El viaje durara alrededor de un mes y medio, después regreso a Lima y podemos volver a estar juntos, si así lo deseas-.
-No me gusta la idea Manuel,  el viaje es peligroso, solo puedo decir ten cuidado, no te separes del grupo. No sé si debo esperarte, tal vez sería mejor terminar ahora mismo- contestó Rosita para tratar de convencerlo de no hacer ese viaje. 
Manuel lamentó las palabras de Rosita, estaban saliendo juntos desde hace siete meses y ahora no comprendía su actitud: -Lamento tus palabras y es tu decisión si quieres terminar conmigo, yo no lo deseo pero no puedo dejar de hacer este viaje y pasado mañana voy a partir-.
El viaje de Manuel estaba planificado desde hace varios meses, no podía faltar, el grupo lo esperaba y llegado el día con una maleta ligera se despedía de sus padres con las recomendaciones del caso: 
-Manuel ten cuidado,  por favor siempre mantente al lado del grupo, no te distraigas por nada-. decia su madre.
-Hijo, debes estar atento a cualquier movimiento del follaje puede haber un animal oculto, es una región de jaguares y de más animales salvajes- comentaba su padre y lo abrazaba para no demorar más su partida.
Manuel un día antes se despidió de Rosita, ella estaba triste pero conocía a Manuel, no iba a dejar su viaje: -Voy a llevar un diario para escribir en él sobre las cosas que vivo día a día en la selva y luego tú puedes leerlo. ¿me vas a esperar?- preguntó Manuel. 
Rosita no muy convencida y triste se despidió de su novio, deseando su pronto regreso y le prometió que lo iba a esperar. 
Años más tarde, ese diario de viaje que escribiera Manuel, le sirvió de inspiración para escribir un libro sobre la selva amazónica que tuvo un gran éxito de librería.
Aníbal y Octavia estaban preocupados pero Manuel era un joven independiente que realizaba su sueño y ellos no podían negárselo. 
Emiliana estaba también preocupada por su hermano pero el viaje sería una experiencia maravillosa para él. A ella le hubiera gustado hacer un viaje igual, para conocer y descubrir nuevos horizontes. Lo que decían los libros nunca podía ser igual a vivir la experiencia en la selva. Emiliana ya había terminado su carrera de enfermera y trabajaba en el hospital del las Hermana Cartujas. Era una joven profesional muy responsable. Tímidamente se había quitado el luto y ahora vestía medio luto. Héctor la visitaba en su casa los fines de semana pero ella no sabía que hacer con su amistad, hasta que un día Héctor le habló: 
-Emiliana, no le puedes tener miedo a la vida ni al futuro, comprendo la terrible tragedia que viviste pero es tiempo de seguir adelante. La confianza y la amistad entre nosotros, puede dar  paso al amor. No te niegues esa oportunidad-  fue la declaración de Héctor. 
Emiliana lloraba, no quería olvidar a Guillermo, él estaba en su corazón pero tenía que vivir y no sabía como.
Una tarde habló con su madre al respecto y Octavia le dijo: -mi querida Emiliana, Guillermo siempre vivirá en el corazón de la familia, el jamás será olvidado pero Héctor tiene razón debes dar un paso adelante, tú estas viva. Estoy segura que desde el cielo Guillermo estaría de acuerdo conmigo- comentó su madre. 
Emiliana cumplió la promesa que un día le hiciera a Guillermo y matriculó a Lizel en el colegio alemán para que aprenda la cultura y el idioma de su padre, como él lo hubiera deseado. Su retrato sobre el velador de noche y su reloj serían la herencia de su padre para Lizel. Emiliana siempre le hablaba de su padre. Lizel era una pequeña muy amada por su madre y por su  familia, tenía la ilusión de escribir en alemán y mandar  muchas cartas a su abuela que vivía en Alemania para ella le cuente más sobre su padre.
Mientras Genoveva seguía ayudando a Octavia con las traducciones de las cartas de Anja y seria la profesora oficial de Lizel cuando estudie en el colegio.
La fecha en el calendario se cumplía y para todos fue una bonita sorpresa el anuncio de matrimonio. 
Lorena una semana atrás, se había casado en una pequeña capilla cerca a su casa. La boda fue sencilla y Emiliana y su familia asistieron a la ceremonia, en un momento aparte Lorena le comentó:
-Emiliana me voy a trabajar al norte con mi esposo, es una pena pero no tengo alternativa por el trabajo de él. Hay un pequeño hospital que recién han inaugurado, ahí voy a trabajar. Ya me despedí de Eda mi ángel guardián que me ayudo tanto-.
-Lorena te voy a extrañar pero supongo que vendrás de vez en cuando a la capital- decia Emiliana.
-Por supuesto mi estimada amiga, siempre puedo  viajar y además nos vamos a escribir muchas cartas para que me cuentes cómo estas y cómo va tu amistad con Héctor- contestó Lorena y se despedía de su gran amiga que formó parte de una etapa importante en su vida.
Domingo en la mañana era la ceremonia de clausura en el colegio de Rubí y de sus compañeras que terminaban la secundaria, después de la entrega de diplomas la madre superiora habló con ella en la oficina de la dirección.
-Rubí ahora que has terminado esta etapa de tu educación, debes tener cuidado para salir al mundo que es diferente a todo lo que has vivido aquí en el internado-. 
-Si madre, usted tiene razón, además debo agradecerle su infinita bondad, paciencia y enseñanzas para conmigo. En el internado viví la mejor época de mi vida, ahora voy a vivir otras experiencias pero siempre recordaré sus palabras- contestó Rubí para agradecer a la madre que había sido su guía y tutora.
Rubí fue a vivir unos meses con su madrina como le había comentado a la madre superiora pero llegó el momento de mudarse a su casa. Ella quería tomar posesión de la propiedad de sus padres. Lo demás sobre su herencia lo recibiría cuando cumpla la mayoría de edad, 21 años.   
-Mi querida niña- como le decía Octavia -¿estás segura que deseas mudarte?, en esta mi casa puedes quedarte el tiempo que desees, bien lo sabes. Vas a sentirte sola en tu casa-.
-No madrina, no voy a estar sola, mi tía Renata va a vivir conmigo. Ella y Margarita, el ama de llaves estarán en casa acompañándome. Mi casa no está lejos de su casa, siempre voy a venir a visitarla mi querida madrina- contestó Rubí. 
-Estas segura que quieres vivir con tu tía Renata?, ella es una persona complicada- agregó Octavia extrañada por la decisión de la joven.
-No te preocupes madrina, mi tía ha cambiado mucho ya no es la misma persona de antes y está sola en el mundo, apenas tiene dinero para mantenerse. Además tiene mi advertencia que no voy a tolerar chismes de su parte ni habladurías sobre usted.- contestó Rubí.
-Bueno, querida es tu decisión y creo que así debe ser, no esta bien que vivas sola-. dijo Octavia. 
Antes que la joven se mude a su casa y en presencia del abogado, el doctor Panduro apoderado legal de Rubí. Octavia hizo entrega del cofre con las joyas de Aurora, madre de la joven. Todas las joyas estaban según la lista que Aurora le había dado. 
Luego Octavia y Aníbal acompañaron a Rubí hasta su casa, en ella comprobaron que todo estaba en perfecto orden y bajo el cuidado de Margarita. La tía Renata aun no se mudaba y fue en ese preciso momento que Rubí les pidió a sus padrinos la ayuden con el contenido de la caja fuerte que se había mantenido en la oscuridad hasta ese momento. 
Al día siguiente con mucha discreción Aníbal y Octavia acompañaron a Rubí abrir una cuenta en el banco y guardaron el dinero de la caja fuerte. Los lingotes de oro y todas la joyas del cofre fueron guardadas en una caja de seguridad que se contrató en el banco. De esta manera, Rubí se sentía más segura que en su casa no hubiera objetos de mucho valor. 
Sus vestidos de niña que Margarita cuidó con esmero, fueron donados a las niñas del orfelinato, Rubí se sintió feliz al dar alegría a otras niñas que no tenían las posibilidades que ella ahora tenía.
Una semana después, Rubí visitaba a su madrina para contarle una última novedad: 
-Madrina que felicidad visitarla y poder hablar con usted para contarle lo que pienso hacer. Con mi tía Renata voy a viajar a Europa, es un viaje que siempre he deseado hacer y me parece que es una oportunidad para viajar ahora-.
Octavia estaba en silencio, ella no pensó jamás que Rubí quisiera viajar a Europa y menos con su tía: -Rubí vas hacer un viaje tan largo y en barco. No sé que decir, porque no esperas unos años que seas más adulta para viajar, eres muy joven- comentó Octavia.
-Madrina, sé que usted quiere protegerme pero no se preocupe, me siento capaz de hacer este viaje y será para mí algo nuevo, por favor me gustaría que esté de acuerdo conmigo-. contestó.
Octavia sintió que Rubí estaba decidida y no iba a cambiar de idea. Le habló, le hizo mil recomendaciones para su viaje  y que por favor le escriba cada vez que llegue a una nueva ciudad. La vida para la joven daba un giro de 180 grados y con el dinero que poseía era una oportunidad que no quería perder.
Octavia se despidió de Rubí que había llegado a su casa siendo una niña y ahora se convertía en una mujer que quería conocer el mundo. La abrazó y le dio sus bendiciones.
Cuando le comentó a su esposo sobre le viaje de Rubí, él se quedó pensativo y luego dijo: -los tiempos cambian muy rápido Octavia, ahora los jóvenes quieren vivir sus vidas, tomar sus decisiones y seguir adelante.
-Aníbal qué te parece la amistad de Héctor y Emiliana, tal vez se logren y puedan casarse- cambió de tema Octavia para conocer la opinión de su esposo.
-No te adelantes demasiado querida, nuestra hija está todavía muy triste con lo sucedido a Guillermo como para comprometerse de nuevo, déjalos que sean amigos y conversen sobre sus carreras, el tiempo dirá si son el uno para el otro.
Aníbal tenía razón, Emiliana por el momento solo pensaba en Lizel y su trabajo, pero aceptaba la amistad de Héctor que era una persona paciente y amable con ella. No deseaba que se pierda la confianza que había entre los dos.
Con las sombras oscuras y despejadas sobre su casa Octavia podía respirar tranquila, algunas veces se acordaba del antiguo dueño de la casa que aparecía de vez en cuando a pesar de las misas y oraciones. Octavia decidió olvidarse de él para siempre y ocuparse de nuevo del trabajo de ayuda social que realizaba con sus amigas las Damas del Patronato, no podía hacerlo a tiempo completo porque supervisaba el cuidado de Lizel con Ítala. 
Eda la enfermara que ya estaba retirada, se incorporó al grupo de las Damas, su carácter amable pero enérgico ayudó mucho en la obras de bien social y la amistad creció entre todas las mujeres que se dedicaban a estas tareas.
La tarde de Domingo, Emiliana y Lizel habían salido con Héctor, que adoraba a la niña. Aníbal en el pequeño salón leía el diario. Octavia fue a buscarlo y comentó:
-Aníbal la tarde está hermosa y primaveral porque no salimos a pasear como cuando recién nos conocimos y solo éramos tú y yo-. 
El esposo se puso de pie y contestó: -Octavia amada mía, vamos a donde tu quieras, la tarde es nuestra-. la besó y abrazó.
Octavia fue arreglarse a su habitación y al poco tiempo volvió aparecer, con una blusa nueva y al verla Aníbal asombrado agregó: -querida estas hermosa y ese broche y los aretes son del ámbar de nuestro pino, ¡qué joyas!- exclamó.
-Sí querido, son de ámbar-. contestó Octavia.
El juego de broche y aretes eran de ámbar, estaban  finamente trabajados en oro de 18 quilates. Jacobo Molldewer había visitado a Octavia unas semanas antes y le ofrecido el juego de ámbar: -para usted señora Octavia un precio especial- comentó el joyero y Octavia quedó prendada del broche y los aretes que no dudo en comprar. 
-Querida estamos elegantes, salgamos a pasear y tal vez a saborear unos deliciosos helados en la fuente de soda del centro de la ciudad.
Aníbal y Octavia del brazo de su esposo, salían a caminar por las calles del centro, amigos y vecinos los saludaban a su paso y ellos devolvían el saludo. Desde su ventana Soledad los vio pasar y sentío felicidad por ellos.
Para Aníbal y Octavia el presente era ahora, el futuro era una promesa que no deseaban perder. Ellos querían amar y vivir  nuevas experiencias, junto a su familia. El amor los completaba. 

FIN      
                            
                                                 
 
      

 
  
  
   
          
  
  


 

domingo, 12 de diciembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Un mes había transcurrido desde que Aníbal dio el pago de la primera cuota sobre la deuda con la familia de Factor y Lucrecia Navarro. Trabajaba de sol a sol para olvidar sus problemas pero era inútil, el recuerdo de su familia estaba con él todo el tiempo. Había días en los que hablaba con Leonora sobre los planes del siguiente año para el fundo. Sixto estaba en otro ambiente, él no participaba de las reuniones entre hermanos.
Una mañana Aníbal lo llamó a la biblioteca para hablar y definir su papel dentro de la familia. Conversaron por casi dos horas sobre las tareas que debía realizar en su trabajo dentro del fundo.
-Pronto, tenemos que limpiar la mala hierba que esta creciendo alrededor de las plantas de algodón, debes organizar a tu gente para hacer el trabajo, no lo olvides- señaló Aníbal.
Ya no deseaba más discusiones sobre el problema del fundo Sixto, sabía que no debía hacer nada sin el conocimiento de sus hermanos.
En la noche antes de la cena Aníbal comentó a Leonora: 
-Ha pasado más de un mes, es hora de regresar a la capital y conversar con Octavia sobre nuestra situación para definir de una vez nuestra vida. No se puede seguir con aguas tibias-.
-Si Aníbal, ve a buscar a Octavia y arreglen su vida lo mejor que puedan- contestó Leonora. 
Todavía era de madrugada cuando Aníbal se despidió de su hermana  y partió en su viaje a Lima, era el momento de definir la situación y hablar claro. Llegó muy tarde en la noche a la ciudad, se hospedó en la casa pensión del centro. Al día siguiente iría a la casa de Octavia para hablar con ella sobre sus vidas y sobre el hogar. Era muy tarde y estaba cansado, lo mejor era ir a dormir.
Nueve de la mañana del día siguiente, Octavia se encontraba en el huerto con Antonia y Cesáreo, estaban cosechando los frutos de los árboles de chirimoya, guanábana y también los deliciosos higos que ya estaban maduros y dulces como miel.
La campanilla de la puerta principal sonó y Antonia fue abrir, en pocos minutos regresó al huerto y dijo: -señora es el señor Aníbal, la espera en la sala quiere conversar con usted-. 
Octavia se quedó un instante inmóvil, no sabía que hacer, solo pensó que le parecía raro saber que Aníbal estaba en la sala y no pasaba al huerto para buscarla como en otras ocasiones. 
-Bien, Antonia y Cesáreo ustedes sigan con la cosecha que vamos a tener fruta dulce y madura por muchos días. Ítala atenta con Lizel, ella también quiere ayudar en la cosecha- dijo Octavia y salió del huerto para ir junto Aníbal.
Cuando entró a la sala para saludar, Aníbal se puso de pie y la saludó -Octavia buenos días, estoy aquí para conversar sobre nosotros-. 
-Es verdad, estas aquí y debemos hablar. Sé por Emil que has solucionado el problema que pesaba sobre mi casa, recién pude comprobar que no tuviste participación alguna en el problema- contestó Octavia y tomó asiento en un lugar distante de Aníbal.
-Octavia hablemos de nosotros, sabes bien que no tuve que ver nada en el problema que ocasionó mi hermano. No te parece que ya nos hemos castigado bastante. Yo vengo para decirte que deseo regresar a mi hogar y prometer que jamás haré nada que pueda hacerte daño- terminó Aníbal y esperaba la respuesta de su esposa para quedarse en la casa familiar. 
Octavia se acomodó en el asiento y contestó: -Aníbal primero debo confesar que tuve miedo y sentí dolor de que tú estuvieras involucrado en el problema con respecto a mi casa. Ahora sé fehacientemente que no fue así. Yo no estoy segura si debo recibirte de nuevo en mi hogar porque siempre estaré  pensando en que momento Sixto va hacer algo contra mí-
-Octavia- interrumpió Aníbal -Sixto nunca va a volver hacer algo contra ti, él está advertido y sabe muy bien que una próxima, yo mismo lo llevo a prisión. Te pido no dudes de mis palabras y perdona a mi hermano que está arrepentido por el lío que ocasionó y no tiene cara para venir y hablar contigo. Al final el único castigado resultó ser el fundo con una deuda que debemos pagar. Sixto hizo mal las cosas por querer ayudar según él, pero resultó peor. Octavia dime si puedo regresar al hogar-.
Octavia no sabía que hacer estaba en duda, no sobre Aníbal si no de la situación. Entonces decidió:
-Aníbal... ¡si puedes regresar!, tus hijos te extrañan demasiado y yo no puedo dejarlos sin  su padre-. 
Silencio en la sala Aníbal se puso de pie se acercó a Octavia, la tomó de una mano para que se ponga de pie, la abrazo y beso con pasión y ternura: -mi querida Octavia no sabes como te he extrañado y a mis hijos igual. En el fundo, en las noches pensaba que nunca más podría vivir de nuevo en mi hogar y eso me atormentaba-.
Octavia sonrió: -sabes que debo poner algunas condiciones para tu estadía en casa-.
-Dime lo que sea, yo cumpliré tus condiciones-. contestó Aníbal y la abrazó con ternura.
-Aníbal eres muy amable en decir que cumplirás mis deseos pero quiero llevarte a un lugar- tomó de la mano a su esposo y caminó con él.
-¿A donde vamos querida?- preguntó
Silencio de parte de Octavia, entraron al huerto y Aníbal vio a Lizel, la cargó y abrazó a su bebé consentida que no estaba cerca de él desde hace varias semanas. Antonia e Ítala saludaron al señor,  en sus manos tenían sendas canasta llenas de fruta para llevar a la cocina y  dejarlas ahí. Octavia de manera discreta llevó Aníbal al fondo del huerto y lo hizo parar frente al hermoso pino que lloraba. 
-No entiendo Octavia ¿qué hacemos aquí? ya conozco este árbol-.
-Aníbal toca la corteza del pino- 
Con Lizel en sus brazos Aníbal obedeció: -y ahora que hago Octavia, ¿hay algún truco en esto?-
Su esposa sonrió y y habló en voz baja: -lo que tocan tus manos es ámbar, el joyero Jacobo Molldewer me lo ha confirmado- Octavia contó a su esposo los detalles del hallazgo y que aún no sabía que iba hacer, ella no tenía la intención de destruir la belleza del pino. 
-Promete Aníbal que nunca vas hablar de este tema, ni siquiera con nuestros hijos, nadie debe saberlo para evitar problemas a futuro. Solo cuando me vaya de este mundo mis hijos lo sabrán y que ellos decidan- esas eran las palabras de Octavia y sus deseos.
Aníbal primero estaba sorprendido -¡ámbar en el huerto! Exclamó,  luego prometió a su esposa cumplir sus deseos y no decir nada de nada. Los dos, junto a Lizel se retiraron al pequeño salón, lugar de sus tertulias y conversaciones. 
-Ítala- llamó Octavia -cambia de vestido a Lizel que se ha ensuciado con la cosecha de frutas- 
Ítala obedeció de inmediato a su señora,  Aníbal y Octavia se quedaron solos.
-Aníbal, si bien es cierto estoy tranquila con le tema sobre mi casa pero no me siento feliz con lo que sucede en el fundo. Yo quiero que aceptes un préstamo de mi parte para arreglar los problemas-.
-Octavia por el momento no hay nada que hacer solo esperar la cosecha y terminar de pagar la deuda, después de ello, mis hermanos y yo comenzaremos desde cero en el fundo-.
-Te pido por favor dejes a un lado tu orgullo y aceptes mi propuesta, no es agradable hablar de temas comerciales entre esposos, mi préstamo sería sin intereses y sé que tu cumplirías con los pagos-.
-No es orgullo Octavia pero en su momento vamos a decidir que hacer y te prometo aceptar el compromiso de préstamo-
Ítala entró de nuevo al salón con Lizel y su hermoso vestido tejido a crochet de color rosa, con esto se compró a los abuelos que solo tenían abrazos y besos para ella. 
-Señora debo lavar la ropa de la bebé puedo retirarme- 
Octavia dio su consentimiento y ellos se quedaron con su dulce nieta.
A la hora del almuerzo la familia junta no podía sentir más felicidad. Emiliana y Manuel abrazaron a su padre para darle la bienvenida de nuevo al hogar: -padre nunca dudamos de ti- decía Manuel.
Emiliana comentaba : -te hemos extrañado demasiado y Lizel preguntaba todo el tiempo por su abuelo-.
Octavia en silencio observaba la escena familiar y sentía alegría de estar todos juntos en casa, después de los problemas que nunca debieron suceder. 
Con el paso de los días todo parecía volver a la normalidad, las amigas de Octavia las Damas del Patronato visitaban su casa y comentaban: -no sabes como disfrutamos las reuniones en tu hogar mi querida Octavia, sentimos tanta alegría que todos tus problemas lleguen a un final feliz. No te imaginas cómo los chismes de amigos  y vecinos iban y venían-. decía Reyna.
-No amigas, por favor no deseo me cuenten nada de eso, no quiero saber que decían o que dejaban de decir, la gente siempre habla demás. Para mí es un tema olvidado y punto- habló Octavia para evitar más comentarios. 
Una tarde en el salón, mientras Octavia en compañía de Genoveva traducían la carta que había llegado de Berlín:
-Octavia, aquí en estas líneas Anja te agradece la encomienda que le enviaste, ella dice que no te hubieras molestado pero te da las gracias infinitas, todo estaba perfecto. Dice además que se muda la próxima semana a la ciudad de Stuttgart: -Octavia cuando reciba esta carta yo estaré viviendo con mi hermana, ella ha sido muy buena para recibirme a mi hija y a mí en su casa, usted sabe que debo partir pronto, yo le enviaré la dirección en mi siguiente carta- escribía Anja.
-Que tristeza tener que dejar su casa que al parecer la ha vendido y con ese dinero piensa vivir con su hija.-. comentó Octavia.
-Si debe ser de esa manera, aunque en sus cartas no escribe nada sobre aquello. Ella tiene un hijo mayor que está en el ejercito, no lo menciona, tal vez esta destacado muy lejos de Berlín- especulaba Genoveva pero no llegaba a saber si esto era verdad o no. 
Una semana después Octavia recibió otra carta era de Hortensia, donde le decia que estaba feliz con Rosalina y su nieto -este pequeño se ha convertido en mi adoración y Rosalina ha cambiado tanto que perece otra hija, me ayuda en todo y cuida a su niño con esmero.
Octavia pensaba que la vida volvía a tomar el cause perfecto, sus amigas y su vida familiar estaban bien, eso era un motivo de felicidad para ella. 
Su esposo ya había regresado a casa y trajo con él su maleta de la casa pensión, al menos los comentarios habian cesado. Los vecinos los saludaban si los veían pasar.
En la mañana del día domingo Octavia se presentaba en la dirección del colegio de Rubí, la madre superiora quería hablar con ella: -Octavia en poco tiempo Rubí va  terminar el colegio, estoy preocupada porque se debe mudar a su casa y estará sola. ¿Cómo podemos resolver esta situación?- comentó la madre.
-Bueno madre, yo también he pensado con respecto a esa situación y creo que ella puede estar en mi casa el tiempo que desee hasta que sea mayor de edad. Le prometí a su madre que nunca su hija iba a estar sola, siempre voy a estar cerca de ella. No debe preocuparse, Rubí va estar bien- señaló Octavia.
La madre Superiora y Octavia también hablaron de las notas del colegio, eran excelentes. -Ella puede estudiar lo que desee, después de acabar el colegio- agregó la madre. 
Octavia nunca se había separado de Rubí y se sentía muy unida a ella como si fuera una hija más. Aníbal la recibió en la casa como si fuera su hija también, él aprecio mucho a los padres de Rubí cuando estos vivian. 
En la mañana del día lunes, Aníbal en el pequeño salón leía como siempre las noticias de los diarios y después comentaba con su esposa: -Octavia escucha esto, van a seguir abriendo caminos en la parte central de pais es decir de Huancayo hacia la selva, esto es muy bueno se deben hacer más caminos para unir todo el pais. Pronto se inaugura el segundo tramo del ferrocarril del centro, es una gran noticia-.
-Aníbal tengo una preocupación con respecto a Rubí, cuando ella decida mudarse a su casa, la caja fuerte puede ser un problema- comentó Octavia a su esposo y lo distrajo de su lectura. 
-No te preocupes querida en su momento se puede solucionar eso, ahora es muy temprano para resolver aquello-. contestó Aníbal y siguió leyendo el diario con las noticias frescas del día. 
En la noche después de la cena toda la familia descansaba. Solo Emiliana estudiaba en su habitación mientras Lizel dormía después de un día lleno de juegos. 
Emiliana leía sus notas del cuaderno para el examen del día siguiente, se distrajo un momento al encontrar el libro de anatomía que Héctor le regalara unas semanas antes. Lo abrió, leyó la dedicatoria era un gesto muy fino de su parte. Con respecto a su amigo tenia sentimientos encontrados no sabia como resolver dicha ecuación, tal vez era mejor no pensar y seguir estudiando. 
Con Lorena no había comentado nada al respecto, sentía que debía guardar silencio. A veces se encontraba con Héctor ambos hablaban de algo pasajero y después cada uno seguía su camino.
Antes de dormir y después de terminar de estudiar Emiliana sacó el reloj que Guillermo le diera antes de su viaje, lo cuidaba y le daba cuerda como si fuera su corazón que latina día a día. 
Se quedó dormida muy rápido, no deseaba distraer su mente en otra cosa que no fueran sus estudios y su pequeña Lizel.
La sorpresa de la semana para la familia fue dada por Manuel, él siempre un joven serio y estudioso, trajo a la casa a su novia Rosita, una joven de carácter alegre y conversadora. A todos les causó sorpresa porque Manuel nunca había hablado de ella. Siempre había mantenido en silencio su relación con Rosita.
-Octavia que gusto conocerla, Manuel siempre me habla de usted-
-Aníbal, también es un gusto conocerlo y digo lo mismo, Manuel habla mucho de sus padres- decia Rosita mientras les daba la mano después de las presentaciones. 
Toda la familia fue presentada a Rosita, ésta se sentía como si fueran sus conocidos de toda la vida.  
Emiliana no hacia comentarios y escuchaba a la novia de su hermano, Octavia y Aníbal sonreían, la joven les agradaba porque era educada y desenvuelta.
En la noche en su habitación, Aníbal comentaba: -¿qué te pareció la sorpresa de nuestro hijo con su novia Rosita?-
-Fue una sorpresa que nos presente a la joven, nadie sabia de ella. Manuel es a veces demasiado cayado con sus cosas- contestó Octavia. 
Manuel estaba tranquilo de traer a su novia a casa, no pensó que su familia se iba a sorprender tanto con la presencia de Rosita pero estaba seguro que les había agradado. 

CONTINUARÁ 
  

   
   
           

         
           


 

domingo, 5 de diciembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Cuando llegaron a la calle del Naranjo, Octavia y Héctor entraron a la casa y pasaron a la sala: -Señora Octavia siempre me gustó su casa, es una bella propiedad. Recuerdo cuando mi madre la visitaba y yo venía con ella, era solo un niño pero corría al huerto para jugar y subir a todos los árboles, fue tan divertido ese tiempo. Emiliana se asustaba con la bulla que armaba y con lo alto que trepaba a los árboles- comentó Héctor recordando sus travesuras.
-Si, recuerdo todo aquello y el susto que pasábamos cuando estabas en lo alto del árbol del chirimoyo y tu madre te ordenaba bajar con el miedo a que caigas de la rama donde estabas subido. En aquel tiempo no medías el peligro de caer y hacerte daño- contestó Octavia y agregó -voy a ver si Emiliana se encuentra en casa-.
Octavia se retiró para buscar a Emiliana que estaba en el huerto jugando con Lizel y en compañía de Ítala.
-Mi querida hija ha venido Héctor a visitarte, ¿te acuerdas de él?-.
-Si madre, me acuerdo de él, el otro día lo encontré cuando salía del hospital donde hago mis prácticas-.
-No me comentaste nada al respecto. Héctor ahora está en la sala y quiere conversar contigo-. dijo Octavia y  señalaba la puerta de salida del huerto.
Emiliana contestó con voz grave: -no madre, por favor, te suplico no me obligues a salir, tú sabes que yo estoy de luto y no puedo recibir visitas ni invitaciones, dale alguna disculpa o inventa una excusa, te lo ruego- terminó de decir Emiliana.
-Hija, no puedes pedirme que mienta, ve a recibir al amigo de la niñez-. contestó Octavia muy seria para que reaccione.
-Te ruego madre, comprende cuál es mi situación-. volvió a rogar Emiliana.
Octavia dio media vuelta para salir del huerto, de nada valía insistir, estaba molesta con su hija pero no era el momento para una discusión. 
Cuando regresó de nuevo a la sala dijo: -Héctor disculpa pero Emiliana no está en casa, la muchacha del servicio me lo acaba de decir- Octavia se sentía  un poco incómoda por la mentira que había inventado.
-No se preocupe señora Octavia, yo voy a regresar otro día y tal vez la encuentre- Se despidió Héctor con toda cortesía.
-¡Que muchacha!- exclamó Octavia. Obligar a su madre a decir una mentira, era el colmo. 
Manuel recién llegaba de su escuela de ingeniería, encontró a su madre molesta, comentó que se había encontrado con Héctor en el camino -¿vino de visita a la casa madre?-
-Si hijo, vino  para visitar a Emiliana pero ella no lo recibió y yo no la puedo obligar- contestó
-Tienes que comprender que Emiliana está todavía de luto y no desea hablar con nadie- dijo Manuel para que su madre no se altere.
-Sí, sí, lo sé pero eso no significa que no haya sido un momento desagradable para mí- señaló Octavia 
-También quería decirte madre que fui a buscar a mi padre a la casa pensión y no estaba, él ha viajado al fundo-. dijo Manuel para ver la reacción de su madre.
-Si estaba enterada, Emil mi abogado me lo dijo. Tu padre fue para arreglar algunos asuntos con respecto al fundo-.
Manuel estaba triste porque se acordaba de su padre y quería verlo. En ese momento Emiliana con Lizel de la mano entró al pequeño salón: -madre Lizel te trajo una chirimoya que sacamos del árbol, está madura-.
-Emiliana, no me hables por favor, estoy tan fastidiada por tu conducta, no puedes pasar como una persona sin educación. Héctor va a regresar, te pido por favor lo recibas y le expliques cuál es tu situación y porque no puedes recibir visitas, eso es de gente educada- comentó Octavia reprochando la conducta de su hija. Abrazó a Lizel y la tomó en sus brazos, la pequeña era un ángel y traía un regalo para su abuela. 
-Madre perdona- fue lo único que contestó Emiliana y se fue del salón para ir a su habitación. Octavia se quedó jugando con Lizel y Manuel sonreía a su sobrina que era su adoración. 
En la tarde del día siguiente Héctor sorprendió a la familia con su visita, Octavia no pensó que tan pronto regresaría. Esta vez Emiliana se presentó en el salón para saludarlo, él se sorprendió cuando la vio entrar vestida de negro.
Octavia se retiró un instante para pedir a Lida que prepare té y pastelitos. Héctor y Emiliana conversaban:
-Héctor sé que te ha sorprendido verme vestida de negro pero debo explicarte que estoy de luto y que no puedo recibir visitas o invitaciones. Tal vez no lo sepas pero yo me casé y tengo una niña de tres años, perdí a mi esposo en un terrible accidente y desde ese momento he quedado con el corazón hecho pedazos. Espero comprendas cual es mi situación actual- explicó Emiliana.
-Lo siento, no sabía que te habías casado y lo terrible que es quedar viuda. Mi familia perdió contacto con la tuya y es por eso que no sabía nada de lo sucedido. ¿Cuándo fue el accidente?- preguntó Héctor al final.
-Cuando Lizel tenía seis meses, ese tiempo fue muy difícil para mí y la sola idea de vivir algo parecido no podría soportarlo-. contestó Emiliana y se quedó unos segundos en silencio.
-No tienes porque pensar así, las cosas no pueden ser iguales con otra persona. Siento mucho, tu dolor y pérdida, seguro eran muy unidos-.
-Si, éramos muy unidos y su recuerdo está siempre conmigo- dijo Emiliana segura de sus palabras.
Héctor reflexionó y luego contestó: -el motivo de mi visita también era para traer este libro sobre Anatomía humana que va ser muy útil en tu carrera-.
-Gracias, es un detalle muy fino de tu parte, yo prometo leerlo y luego te lo regreso-. dijo Emiliana mientras abría el libro.
-No es necesario que me lo devuelvas, es un regalo de mi parte, en la primera página hay una dedicatoria para ti- contestó Héctor.
Emiliana leyó la dedicatoria de su amigo que decia: -Con toda mi amistad para Emiliana, una amiga de la infancia, de su amigo... Héctor-.
-¡Oh! es tan fino tu regalo... muchas gracias- exclamó Emiliana emocionada. 
Octavia entró en la sala con la bandeja del té y compartió con ellos la tarde, sabía que Emiliana estaba un poco incómoda por su comportamiento del día anterior. 
Cuando Héctor se fue, Emiliana solo comentó con su madre sobre el libro y que Héctor fue muy agradable con su conversación: -le hablé sobre mi luto y lo referente a las visitas que no puedo recibir.
Octavia no comentó al respecto, no quería obligar a su hija en nada, ella debía decidir sobre su vida. 
La semana estaba por terminar, cuando Aníbal regresó del fundo con el dinero de la venta de la  casa familiar en Ica y fue a visitar a Emil para decirle que todo estaba listo y que por favor prepare el documento donde se realizaba el primer pago de la deuda al matrimonio Navarro y luego el compromiso para el segundo pago después de la cosecha.
Emil preparó el documento de compromiso de pago, el dinero estaba en el banco y no había problema para que sea cobrado mediante un cheque por Lucrecia y Factor. El día fijado en el calendario se realizó la reunión. Se firmó el documento previa lectura por el abogado de la parte contraria, no hubo objeciones y las firmas se estamparon sobre el papel. Todo quedó conforme y se volverían a reunir en unos meses para el segundo pago y cancelación.
Aníbal comentó con Emil después que se despidieron Lucrecia y Factor Navarro: -debo regresar al fundo mañana temprano, hay demasiadas cosas que ordenar. ¿puedes decirle a Octavia qué ya no debe preocuparse por su casa?-.
-Si, Aníbal, no te preocupes yo informaré a Octavia al respecto- contestó Emil y vio que Aníbal se marchaba rápidamente. 
En la mañana del día siguiente Emil citó a Octavia para contarle los detalles de la reunión. Juntos en su oficina Emil decía: -Mi estimada amiga, tu casa a quedado libre de todo compromiso, no existe nada que la pueda afectar. Aníbal trajo el dinero para el primer pago y el segundo se hará después de la cosecha de algodón. Como garantía, presentó el fundo-.
Octavia se alarmó, para ella era grave esa situación. 
-No, te preocupes Aníbal y sus hermanos no van a perder el fundo porque el algodón está en el campo y después de su venta quedará todo solucionado- dijo Emil para tranquilizarla. 
-Por unos segundos me asusté pero  estoy preocupada y me siento mal, todo por el problema que creó Sixto. Emil me siento tranquila por la solución sobre mi casa, pero no estoy feliz por la situación de Aníbal y del fundo. Ahora no es momento de hablar con mi esposo es mejor darnos un espacio para reflexionar- comentó Octavia con tristeza.
-Si, es lo mejor Octavia, Aníbal viaja mañana temprano al fundo para arreglar sus asuntos- contestó Emil. 
Octavia se despidió de Emil y le agradeció por todas las molestias: -Emil, sé que siempre puedo confiar en ti para estos asuntos con la ley, eres mi mejor amigo-. Puso sobre el escritorio un sobre blanco con el pago de sus honorarios. 
-Estoy a tus órdenes para lo que necesites, mi estimada amiga- contestó Emil.  
Octavia regresó a su casa, no deseaba hablar sobre el tema, ya no existía un compromiso de venta, había sido una pesadilla que llegaba a su fin. Recorrió los diferentes ambientes de su hogar y recordó todos los eventos vividos en él. No estaba feliz, es verdad, pero se sentía tranquila.  
Emiliana y Manuel ya sabían que el problema de su casa se había solucionado, estaban agradecidos por ello, pero les faltaba su padre. Manuel pensaba viajar unos días al fundo para verlo.
-Separa bien tus tiempos, recuerda que todavía estás en clases y los exámenes están cerca- le recordaba a su hijo su responsabilidad.
-Si madre, lo sé, eso es lo que me detiene, si no ya estaría en el fundo-. contestó un Manuel atribulado. 
Los días tomaban su propio curso, las amigas de Octavia visitaban la casa para animar a su amiga, ellas estaban siempre atentas a cualquier cosa que necesite.
-Octavia, todas nos sentimos contentas que el problema de tu casa tuviera un final feliz Tu rostro luce sereno y ya no estas triste- comentó Ana Luisa. Reyna y todas las demás estuvieron de acuerdo con sus palabras. Como siempre Octavia les agradecía su amistad y compañía en esos momentos difíciles. 
Rubí por fin podía conversar con su madrina, semanas antes ella estaba tan preocupada que casi no hablaba. No hizo comentario alguno sobre el aparecido como prometió a Emiliana. No deseaba darle más dolores de cabeza a su madrina, con el problema de su casa tenía suficiente. La conversación entre las dos fue respecto al colegio y a la famosa caligrafía que por fin había dominado y la madre superiora la había felicitado: 
-Rubí debo felicitarte ahora tu caligrafía es excelente y tu letra casi se dibuja con claridad sobre el papel. De tus notas no puedo quejarme, son altas y vas a tener unas buenas vacaciones por ello- dijo la madre para alentar a la joven que ya no era una niña.
Como era de esperar las cartas de sus amigas en el extranjero llegaban a la casa de Octavia, ella se pasaba algunas tarde contestando sus misivas. Petra estaba feliz en París junto a Pier, Beatriz de la Torre y Valle en Vevey-Suiza, le comentaba lo bien que a su esposo le iba en el negocio y Anja desde Berlín le hablaba sobre su vida junto a su hija y de algunos apuros económicos que tenía: -nada grave mi  estimada Octavia, las dos estamos bien-. decía en su carta.
Una tarde que Genoveva estaba con Octavia en el pequeño salón haciendo la traducción de la nueva carta que había llegado de Berlín comentaba: -Octavia en esta carta Anja escribe que se va a mudar de Berlín, no sabe aun cuando pero su destino será la ciudad de Stuttgart, según dice, ahí vive su hermana- señaló Genoveva.
-Seguro está pasando apuros económicos y no desea dar problema. Genoveva crees que estaría mal si le envío una encomienda con algunas cosas útiles para ella-. comentó Octavia.
-No creo que sea malo o lo tome a mal Anja. En sus cartas se lee que es una persona fina y comprensiva-. 
Sin perder tiempo al día siguiente con ayuda de Antonia y Emiliana preparó un baúl como encomienda para Anja, donde enviaba ropa de abrigo y alimentos no perecibles para que puedan recibirlos en Berlín. 
Junto a Manuel, Emiliana y Antonia fueron hasta el puerto del Callao para mandar el baúl por barco. 
Había sido una lucha contra el tiempo pero la encomienda ya se hallaba en altamar dentro del barco rumbo a Berlín, con su cargamento y cartas de Octavia, Emiliana y fotos de Lizel. 
El destino insistía y algunos días después se encontraban de casualidad Emiliana y Héctor, ambos conversaban por breves minutos y después se dependían. Héctor no hablaba de visitas y Emiliana no tocaba temas familiares. Sus conversaciones eran sobre temas de sus respectivas carreras.
Aníbal en el fundo trabajaba para arreglar las cosas que faltaban completar, conversaba con Leonora sobre asuntos del fundo y como organizarse para el siguiente año:
-Debemos tener cuidado y sembrar solo cuarenta hectáreas, el dinero no da para más- decia Aníbal serio.
-Si, después de vender esta cosecha y pagar la deuda no alcanzará para más. No importa vamos a comenzar de cero pero con el tiempo volveremos a ser el fundo más productor de la región, ¿no te parece?- contestó Leonora que veía Aníbal triste y cabizbajo.
-Tú siempre tan entusiasta Leonora este fundo no hubiera sobrevivido sin ti-.
-No exageres mi querido hermano porque tú haces un trabajo excelente al dirigir y organizar todo en el campo y salvo  Sixto, por su tontería de hacer algo malo, también trabaja duro-. completó Leonora y comentó  a su hermano mayor de qué se había válido para hacer los documentos falsos de la casa de Octavia. Con la ayuda de un escribano inventó documentos y falsificó firmas de Octavia que encontró en tu escritorio de la biblioteca, se supone que el era el apoderado.
Aníbal se lamentaba de todo lo sucedido con Sixto, pero iban por buen camino para resolver el pago de la deuda y acabar con ello.
-Leonora te confieso que tuve la tentación de llevar a Sixto unos meses a prisión, creo que con eso aprendería su lección- decia Aníbal a su hermana.
-Sé que no hablas en serio, pero debemos estar atentos. Sixto está arrepentido de su accionar y espero que no vuelva con un problema así nunca más y cambiando el tema ¿Cuándo vuelves a tu hogar? nunca te has quedado en el fundo más de tres semanas- preguntó Leonora.
-Todavía no, sé que pasaré un tiempo en el fundo para ver  crecer las motas de algodón y esperar algo nuevo-.
Aníbal estaba en el campo o en la casa, trabajaba todo el día pero en el fondo de su corazón extrañaba a su familia y quería estar en su hogar junto a Octavia y a sus hijos.

CONTINUARÁ