domingo, 12 de diciembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Un mes había transcurrido desde que Aníbal dio el pago de la primera cuota sobre la deuda con la familia de Factor y Lucrecia Navarro. Trabajaba de sol a sol para olvidar sus problemas pero era inútil, el recuerdo de su familia estaba con él todo el tiempo. Había días en los que hablaba con Leonora sobre los planes del siguiente año para el fundo. Sixto estaba en otro ambiente, él no participaba de las reuniones entre hermanos.
Una mañana Aníbal lo llamó a la biblioteca para hablar y definir su papel dentro de la familia. Conversaron por casi dos horas sobre las tareas que debía realizar en su trabajo dentro del fundo.
-Pronto, tenemos que limpiar la mala hierba que esta creciendo alrededor de las plantas de algodón, debes organizar a tu gente para hacer el trabajo, no lo olvides- señaló Aníbal.
Ya no deseaba más discusiones sobre el problema del fundo Sixto, sabía que no debía hacer nada sin el conocimiento de sus hermanos.
En la noche antes de la cena Aníbal comentó a Leonora: 
-Ha pasado más de un mes, es hora de regresar a la capital y conversar con Octavia sobre nuestra situación para definir de una vez nuestra vida. No se puede seguir con aguas tibias-.
-Si Aníbal, ve a buscar a Octavia y arreglen su vida lo mejor que puedan- contestó Leonora. 
Todavía era de madrugada cuando Aníbal se despidió de su hermana  y partió en su viaje a Lima, era el momento de definir la situación y hablar claro. Llegó muy tarde en la noche a la ciudad, se hospedó en la casa pensión del centro. Al día siguiente iría a la casa de Octavia para hablar con ella sobre sus vidas y sobre el hogar. Era muy tarde y estaba cansado, lo mejor era ir a dormir.
Nueve de la mañana del día siguiente, Octavia se encontraba en el huerto con Antonia y Cesáreo, estaban cosechando los frutos de los árboles de chirimoya, guanábana y también los deliciosos higos que ya estaban maduros y dulces como miel.
La campanilla de la puerta principal sonó y Antonia fue abrir, en pocos minutos regresó al huerto y dijo: -señora es el señor Aníbal, la espera en la sala quiere conversar con usted-. 
Octavia se quedó un instante inmóvil, no sabía que hacer, solo pensó que le parecía raro saber que Aníbal estaba en la sala y no pasaba al huerto para buscarla como en otras ocasiones. 
-Bien, Antonia y Cesáreo ustedes sigan con la cosecha que vamos a tener fruta dulce y madura por muchos días. Ítala atenta con Lizel, ella también quiere ayudar en la cosecha- dijo Octavia y salió del huerto para ir junto Aníbal.
Cuando entró a la sala para saludar, Aníbal se puso de pie y la saludó -Octavia buenos días, estoy aquí para conversar sobre nosotros-. 
-Es verdad, estas aquí y debemos hablar. Sé por Emil que has solucionado el problema que pesaba sobre mi casa, recién pude comprobar que no tuviste participación alguna en el problema- contestó Octavia y tomó asiento en un lugar distante de Aníbal.
-Octavia hablemos de nosotros, sabes bien que no tuve que ver nada en el problema que ocasionó mi hermano. No te parece que ya nos hemos castigado bastante. Yo vengo para decirte que deseo regresar a mi hogar y prometer que jamás haré nada que pueda hacerte daño- terminó Aníbal y esperaba la respuesta de su esposa para quedarse en la casa familiar. 
Octavia se acomodó en el asiento y contestó: -Aníbal primero debo confesar que tuve miedo y sentí dolor de que tú estuvieras involucrado en el problema con respecto a mi casa. Ahora sé fehacientemente que no fue así. Yo no estoy segura si debo recibirte de nuevo en mi hogar porque siempre estaré  pensando en que momento Sixto va hacer algo contra mí-
-Octavia- interrumpió Aníbal -Sixto nunca va a volver hacer algo contra ti, él está advertido y sabe muy bien que una próxima, yo mismo lo llevo a prisión. Te pido no dudes de mis palabras y perdona a mi hermano que está arrepentido por el lío que ocasionó y no tiene cara para venir y hablar contigo. Al final el único castigado resultó ser el fundo con una deuda que debemos pagar. Sixto hizo mal las cosas por querer ayudar según él, pero resultó peor. Octavia dime si puedo regresar al hogar-.
Octavia no sabía que hacer estaba en duda, no sobre Aníbal si no de la situación. Entonces decidió:
-Aníbal... ¡si puedes regresar!, tus hijos te extrañan demasiado y yo no puedo dejarlos sin  su padre-. 
Silencio en la sala Aníbal se puso de pie se acercó a Octavia, la tomó de una mano para que se ponga de pie, la abrazo y beso con pasión y ternura: -mi querida Octavia no sabes como te he extrañado y a mis hijos igual. En el fundo, en las noches pensaba que nunca más podría vivir de nuevo en mi hogar y eso me atormentaba-.
Octavia sonrió: -sabes que debo poner algunas condiciones para tu estadía en casa-.
-Dime lo que sea, yo cumpliré tus condiciones-. contestó Aníbal y la abrazó con ternura.
-Aníbal eres muy amable en decir que cumplirás mis deseos pero quiero llevarte a un lugar- tomó de la mano a su esposo y caminó con él.
-¿A donde vamos querida?- preguntó
Silencio de parte de Octavia, entraron al huerto y Aníbal vio a Lizel, la cargó y abrazó a su bebé consentida que no estaba cerca de él desde hace varias semanas. Antonia e Ítala saludaron al señor,  en sus manos tenían sendas canasta llenas de fruta para llevar a la cocina y  dejarlas ahí. Octavia de manera discreta llevó Aníbal al fondo del huerto y lo hizo parar frente al hermoso pino que lloraba. 
-No entiendo Octavia ¿qué hacemos aquí? ya conozco este árbol-.
-Aníbal toca la corteza del pino- 
Con Lizel en sus brazos Aníbal obedeció: -y ahora que hago Octavia, ¿hay algún truco en esto?-
Su esposa sonrió y y habló en voz baja: -lo que tocan tus manos es ámbar, el joyero Jacobo Molldewer me lo ha confirmado- Octavia contó a su esposo los detalles del hallazgo y que aún no sabía que iba hacer, ella no tenía la intención de destruir la belleza del pino. 
-Promete Aníbal que nunca vas hablar de este tema, ni siquiera con nuestros hijos, nadie debe saberlo para evitar problemas a futuro. Solo cuando me vaya de este mundo mis hijos lo sabrán y que ellos decidan- esas eran las palabras de Octavia y sus deseos.
Aníbal primero estaba sorprendido -¡ámbar en el huerto! Exclamó,  luego prometió a su esposa cumplir sus deseos y no decir nada de nada. Los dos, junto a Lizel se retiraron al pequeño salón, lugar de sus tertulias y conversaciones. 
-Ítala- llamó Octavia -cambia de vestido a Lizel que se ha ensuciado con la cosecha de frutas- 
Ítala obedeció de inmediato a su señora,  Aníbal y Octavia se quedaron solos.
-Aníbal, si bien es cierto estoy tranquila con le tema sobre mi casa pero no me siento feliz con lo que sucede en el fundo. Yo quiero que aceptes un préstamo de mi parte para arreglar los problemas-.
-Octavia por el momento no hay nada que hacer solo esperar la cosecha y terminar de pagar la deuda, después de ello, mis hermanos y yo comenzaremos desde cero en el fundo-.
-Te pido por favor dejes a un lado tu orgullo y aceptes mi propuesta, no es agradable hablar de temas comerciales entre esposos, mi préstamo sería sin intereses y sé que tu cumplirías con los pagos-.
-No es orgullo Octavia pero en su momento vamos a decidir que hacer y te prometo aceptar el compromiso de préstamo-
Ítala entró de nuevo al salón con Lizel y su hermoso vestido tejido a crochet de color rosa, con esto se compró a los abuelos que solo tenían abrazos y besos para ella. 
-Señora debo lavar la ropa de la bebé puedo retirarme- 
Octavia dio su consentimiento y ellos se quedaron con su dulce nieta.
A la hora del almuerzo la familia junta no podía sentir más felicidad. Emiliana y Manuel abrazaron a su padre para darle la bienvenida de nuevo al hogar: -padre nunca dudamos de ti- decía Manuel.
Emiliana comentaba : -te hemos extrañado demasiado y Lizel preguntaba todo el tiempo por su abuelo-.
Octavia en silencio observaba la escena familiar y sentía alegría de estar todos juntos en casa, después de los problemas que nunca debieron suceder. 
Con el paso de los días todo parecía volver a la normalidad, las amigas de Octavia las Damas del Patronato visitaban su casa y comentaban: -no sabes como disfrutamos las reuniones en tu hogar mi querida Octavia, sentimos tanta alegría que todos tus problemas lleguen a un final feliz. No te imaginas cómo los chismes de amigos  y vecinos iban y venían-. decía Reyna.
-No amigas, por favor no deseo me cuenten nada de eso, no quiero saber que decían o que dejaban de decir, la gente siempre habla demás. Para mí es un tema olvidado y punto- habló Octavia para evitar más comentarios. 
Una tarde en el salón, mientras Octavia en compañía de Genoveva traducían la carta que había llegado de Berlín:
-Octavia, aquí en estas líneas Anja te agradece la encomienda que le enviaste, ella dice que no te hubieras molestado pero te da las gracias infinitas, todo estaba perfecto. Dice además que se muda la próxima semana a la ciudad de Stuttgart: -Octavia cuando reciba esta carta yo estaré viviendo con mi hermana, ella ha sido muy buena para recibirme a mi hija y a mí en su casa, usted sabe que debo partir pronto, yo le enviaré la dirección en mi siguiente carta- escribía Anja.
-Que tristeza tener que dejar su casa que al parecer la ha vendido y con ese dinero piensa vivir con su hija.-. comentó Octavia.
-Si debe ser de esa manera, aunque en sus cartas no escribe nada sobre aquello. Ella tiene un hijo mayor que está en el ejercito, no lo menciona, tal vez esta destacado muy lejos de Berlín- especulaba Genoveva pero no llegaba a saber si esto era verdad o no. 
Una semana después Octavia recibió otra carta era de Hortensia, donde le decia que estaba feliz con Rosalina y su nieto -este pequeño se ha convertido en mi adoración y Rosalina ha cambiado tanto que perece otra hija, me ayuda en todo y cuida a su niño con esmero.
Octavia pensaba que la vida volvía a tomar el cause perfecto, sus amigas y su vida familiar estaban bien, eso era un motivo de felicidad para ella. 
Su esposo ya había regresado a casa y trajo con él su maleta de la casa pensión, al menos los comentarios habian cesado. Los vecinos los saludaban si los veían pasar.
En la mañana del día domingo Octavia se presentaba en la dirección del colegio de Rubí, la madre superiora quería hablar con ella: -Octavia en poco tiempo Rubí va  terminar el colegio, estoy preocupada porque se debe mudar a su casa y estará sola. ¿Cómo podemos resolver esta situación?- comentó la madre.
-Bueno madre, yo también he pensado con respecto a esa situación y creo que ella puede estar en mi casa el tiempo que desee hasta que sea mayor de edad. Le prometí a su madre que nunca su hija iba a estar sola, siempre voy a estar cerca de ella. No debe preocuparse, Rubí va estar bien- señaló Octavia.
La madre Superiora y Octavia también hablaron de las notas del colegio, eran excelentes. -Ella puede estudiar lo que desee, después de acabar el colegio- agregó la madre. 
Octavia nunca se había separado de Rubí y se sentía muy unida a ella como si fuera una hija más. Aníbal la recibió en la casa como si fuera su hija también, él aprecio mucho a los padres de Rubí cuando estos vivian. 
En la mañana del día lunes, Aníbal en el pequeño salón leía como siempre las noticias de los diarios y después comentaba con su esposa: -Octavia escucha esto, van a seguir abriendo caminos en la parte central de pais es decir de Huancayo hacia la selva, esto es muy bueno se deben hacer más caminos para unir todo el pais. Pronto se inaugura el segundo tramo del ferrocarril del centro, es una gran noticia-.
-Aníbal tengo una preocupación con respecto a Rubí, cuando ella decida mudarse a su casa, la caja fuerte puede ser un problema- comentó Octavia a su esposo y lo distrajo de su lectura. 
-No te preocupes querida en su momento se puede solucionar eso, ahora es muy temprano para resolver aquello-. contestó Aníbal y siguió leyendo el diario con las noticias frescas del día. 
En la noche después de la cena toda la familia descansaba. Solo Emiliana estudiaba en su habitación mientras Lizel dormía después de un día lleno de juegos. 
Emiliana leía sus notas del cuaderno para el examen del día siguiente, se distrajo un momento al encontrar el libro de anatomía que Héctor le regalara unas semanas antes. Lo abrió, leyó la dedicatoria era un gesto muy fino de su parte. Con respecto a su amigo tenia sentimientos encontrados no sabia como resolver dicha ecuación, tal vez era mejor no pensar y seguir estudiando. 
Con Lorena no había comentado nada al respecto, sentía que debía guardar silencio. A veces se encontraba con Héctor ambos hablaban de algo pasajero y después cada uno seguía su camino.
Antes de dormir y después de terminar de estudiar Emiliana sacó el reloj que Guillermo le diera antes de su viaje, lo cuidaba y le daba cuerda como si fuera su corazón que latina día a día. 
Se quedó dormida muy rápido, no deseaba distraer su mente en otra cosa que no fueran sus estudios y su pequeña Lizel.
La sorpresa de la semana para la familia fue dada por Manuel, él siempre un joven serio y estudioso, trajo a la casa a su novia Rosita, una joven de carácter alegre y conversadora. A todos les causó sorpresa porque Manuel nunca había hablado de ella. Siempre había mantenido en silencio su relación con Rosita.
-Octavia que gusto conocerla, Manuel siempre me habla de usted-
-Aníbal, también es un gusto conocerlo y digo lo mismo, Manuel habla mucho de sus padres- decia Rosita mientras les daba la mano después de las presentaciones. 
Toda la familia fue presentada a Rosita, ésta se sentía como si fueran sus conocidos de toda la vida.  
Emiliana no hacia comentarios y escuchaba a la novia de su hermano, Octavia y Aníbal sonreían, la joven les agradaba porque era educada y desenvuelta.
En la noche en su habitación, Aníbal comentaba: -¿qué te pareció la sorpresa de nuestro hijo con su novia Rosita?-
-Fue una sorpresa que nos presente a la joven, nadie sabia de ella. Manuel es a veces demasiado cayado con sus cosas- contestó Octavia. 
Manuel estaba tranquilo de traer a su novia a casa, no pensó que su familia se iba a sorprender tanto con la presencia de Rosita pero estaba seguro que les había agradado. 

CONTINUARÁ 
  

   
   
           

         
           


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario