Nora estaba realmente preocupada su timbre de voz sonaba desesperado y agitaba las manos nerviosa.
-Disculpa hermana que interrumpa tu tranquilidad pero es importante este tema. Antes de empezar cuéntame ¿cómo está tu esposo ya tiene fecha para su operación?-
-No, aún no tiene fecha de operación, supongo que en estos días deben darle una fecha. Su estado es el mismo de hace unos días- contestó Amanda a su hermana.
-Todo va salir bien para Gerardo, él siempre ha sido un hombre saludable- luego agregó- Ven vamos a la sala para sentarnos y conversar sobre el caso que ha llegado a mi consulta hoy día en la mañana. Yo terminé de atender a una paciente, pasaron cinco minutos y entró una joven para pedir consulta. Le dije que tome asiento y después de acomodarse en la silla, comenzó a llorar, hasta ese momento no sabía que pasaba, experimenté desconcierto pero deje que se desahogue y ya más calmada comenzó a explicarme su situación. El caso es que tiene cinco meses de embarazo y ella no puede quedarse con la criatura.
-Nora- dijo Amanda -recuerda, nosotras traemos vida, no lo contrario-.
-No, no es lo que te imaginas, ella no desea interrumpir su embarazo, ella quiere dar la criatura en adopción. Su caso es más complicado de lo que parece porque el resultado de este embarazo no deseado es que fue tomada por la fuerza. Cuando ella le explicó a su madre, está no creyó en sus palabras y la despidio de su casa, una tía hermana de su padre la recibió y está viviendo con ella. La joven está realmente desesperada y no sabe a donde ir-.
Amanda estaba pensativa y en silencio escuchaba a su hermana sobre este caso que es más común de lo que dicen las estadísticas -Nora- dijo Amanda -es cierto que existen muchas parejas que no pueden tener hijos y deciden adoptar. Todo lo que hagas, debes hacerlo por la vía legal para que no tengas problemas en el futuro ¿La joven ha dicho quién es el padre?-.
-No, no dice quien es el padre pero yo sospecho que es un pariente por la gravedad de sus palabras y peor aun, ella no tiene padre. Él dejó la casa cuando era pequeña, está sola y no tiene quien vea por ella. Yo recuerdo que tú hace unos años tuviste un caso parecido y también el niño fue adoptado-
-Si, tuve un caso parecido, pero está joven fue tomada a la fuerza por un adulto que era su vecino, te imaginas el terror que sentía. El niño que dio en adopción actualmente vive feliz con sus padres que lo aman y lo tienen bien cuidado. El único detalle con este caso, es que el niño no sabe que es adoptado, sus padres no le han dicho pero bueno ese es otro tema. Lo que te puedo aconsejar es que dejes que continúe su embarazo hasta el final y luego la conectes con la fundación que se dedica en forma legal a las adopciones para que puedas estar tranquila tú y la joven, que la criatura va estar bien en un hogar que lo ama-.
-Si eso voy hacer, ya he hablado con ella para que se tranquilice y tú debes darme la dirección de la fundación para ponernos en contacto y saber que pasos legales vamos a seguir-.
-Si, no te preocupes, voy a traer mi agenda para darte la dirección y el teléfono, ellos son personas comprensivas y responsables que van a tomar el caso con la seriedad necesaria-.
Amanda le proporcionó la dirección a su hermana, ésta la guardó en su bolsillo y se despidio -sé que debes estar cansada pero te agradezco que me hayas escuchado y ayudado con tus palabras, yo estaba desconcertada con este caso, me pongo en el lugar de la joven-. termino de decir Nora.
Las hermanas se despidieron, Amanda se quedó sola en su hogar, no podía dejar de pensar en la difícil situación de la joven y no podía comprender la reacción de la madre que la arrojó a la calle de manera tan cruel.
Dos de la madrugada en el hospital, Gerardo no podía dormir pensaba en su enfermedad y trataba de no sentir temor, él sabía que la noche no era buena consejera si no todo lo contrario. Cerró los ojos y se obligó a dormir, recién lo consiguió a las cuatro de la mañana, una hora más y comenzaría el amanecer. Desayuno unas tostadas y fruta, no tenía mucho hambre, una enfermera le dijo -señor Sánchez debe comer más para no debilitarse a la hora de la operación -. Movió la cabeza en señal de aceptación y sonrió a la enfermara dando la gracias. Las horas de la mañana pasaron lentamente. Después del medio día apareció la asistente Elia quería que el Sargento Gerardo Sánchez continúe con su historia la que le había interesado en demasía.
-Sargento Sánchez, ¡buenas tardes! usted dirá que vengo a importunarlo pero me interesa saber como su historia se resuelve hasta el final-.
-Señorita Ruiz, no se preocupe yo le agradezco que quiera escuchar mi historia, que es real. Recuerdo que me quedé cuando estaba frente al cuartel, yo toqué el portón y al soldado de guardia le pedí que me deje entrar porque quería hablar con el jefe del cuartel. El soldado me contestó
-¿Quien eres tú para querer hablar con el general? él no te va recibir, es mejor que te vayas-. Yo le dije que deseaba hacer el servicio militar y él se rió en mi cara -el servicio militar, las inscripciones se cerraron hace una semana ¡vete de una vez!, ya te dije, el general no te va a recibir-. cerró con fuerza la pequeña ventana del portón y no me dejó explicar nada. Acto seguido me senté en el suelo pegado al portón, de ahí no me movería nadie, estaba decidido hablar con el general de cualquier manera. Tenía unos pocos soles en el bolsillo y dos panes en una bolsa, ese era todo mi capital. Pasaron dos horas, el soldado de guardia abrió la ventanita y al verme volvió a decir -¡vete ya! ¡te he dicho que el general no va a recibirte!- Yo me puse de pie y casi le rogué que me lleve donde le general, pero él por toda respuesta me cerró la ventanita en la cara. Estaba desolado pero decidido, me senté de nuevo en el suelo y espere y espere hasta que casi era de noche. Hubo cambio de guardia y tuve algo de esperanza de que me dejen hablar con el general, pero estuve equivocado este soldado era igual que el anterior, no me dejaba pasar para hablar con su superior. Pase la noche apoyado en el portón casi me congelaba, el abrigo del poncho que traía no era suficiente, la temperatura había bajado a cero grados y yo estaba congelado, pensé que iba a morir. Al día siguiente el sol de la mañana comenzó a calentar mis huesos y sentí que la vida regresaba a mí, después de temblar de frío toda la noche, tuve algo de alivio. Para mi buena suerte paso un panadero vendiendo pan en su triciclo, compre algunos panes, ese era mi único alimento, no estaba dispuesto a moverme del lugar. De nuevo un soldado abrió la ventana del portón -¡vete ya! ¡no puedes hablar con el general! grito y cerró la ventana. Pase tres días con sus respectivas noches sentado en el piso y apoyado en el portón, al cuarto día pensé que estaba muerto cuando de pronto se abrió el gran portón. Un soldado renegando me dijo -pasa, el general te va atender- escuché esas palabras y pensé, ¡Por fin! ¡gracias al cielo!. Respire aliviado.
CONTINUARÁ