lunes, 28 de abril de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Mientras el congresista Américo Panduro esperaba en la sala, el doctor Martel comentaba en la habitación con su  esposa, sobre la visita que había venido: -no comprendo porque ha llegado hasta mi hogar, él sabe que yo no atiendo pacientes en mi casa y menos a estas horas, Liza se lo ha hecho saber-.
-Es mejor que no lo hagas esperar, ve a la sala y entérate que es lo que desea- contestó su esposa.
Oscar Martel de inmediato cruzó el umbral de la puerta y se presentó en la sala donde esperaba el congresista Panduro, éste al verlo se puso de pie y comentó: -Oscar, disculpa que venga a estas horas a importunarte en tu casa pero no voy a quedarme mucho tiempo, el motivo de mi visita es invitarte personalmente para el almuerzo que voy a realizar en mi casa de campo, no muy lejos de la capital, es en Santa Clara, me gustaría tanto que puedas asistir, es este domingo a las diez de la mañana, además quiero pedirte  si puedes invitar de parte mía  a dos personas influyentes de tu entorno, sé que conoces a empresarios y banqueros importantes. Estaría tan feliz que puedas asistir con tus invitados almuerzo-. 
El doctor no solía aceptar invitaciones los domingos porque era el día del almuerzo familiar, él traía a su madre especialmente a la casa para pasar el domingo juntos con su esposa y sus hijas. Se encontraba en un tremendo compromiso y no deseaba decirle que no al congresista.
-Mi estimado Américo, es un día complicado porque mi madre pasa todo el día aquí en mi casa pero por tratarse de ti voy aceptar la invitación y con respecto a llevar otros invitados no estoy seguro de poder hacerlo, haré el intento para complacerte - fueron las palabras finales del doctor.
-Desde ahora te doy las gracias por aceptar mi invitación, van a haber otros invitados serán cerca de veinte personas con sus esposas, me gustaría que lleves a tu esposa Felicia- luego agradeció el congresista y se disculpó por llegar a esas horas a su casa, quería invitar al doctor Martel al almuerzo que era importante para él porque haría algunos anuncios que tenían que ver con el curso de su carrera política. De nuevo volvió a despedirse y se retiró de la casa del doctor, Felicia se acercó a su esposo y dijo: -Oscar escuché las últimas palabras del congresista ¿Estamos invitados a un almuerzo este domingo?- preguntó Felicia. 
-Si, estamos invitados a un almuerzo en la casa de campo del congresista, no podía rechazar la invitación, era un compromiso, me pidió que lleve dos invitados y pensé en Ramiro Fuentes y Marcelo Haro. Si me preguntas por el almuerzo familiar en nuestra casa siempre va ser igual, recojo a mi madre de su casa y la traigo para que nuestras hijas junto a su abuela celebren el almuerzo, por este domingo no estaremos nosotros.- contestó el doctor algo preocupado. 
Al día siguiente muy temprano Oscar Martel se levantó para comunicarse con sus amigos y hacerles participes de la invitación del congresista Panduro, él estaba seguro que aceptarían, porque querían conocerlo y saber quién era en realidad, todos sabían de su fama pero no todos lo conocían en persona, el mismo doctor Martel sentía curiosidad de saber cuales eran los anuncios que iba ha hacer. 
Por suerte después de hablar con sus amigos Ramiro y Marcelo, estos aceptaron la invitación almuerzo del día domingo en la casa de campo. La reunión parecía que iba a ser interesante.
-Oscar- comentó Felicia -a ese almuerzo van asistir las esposas de todos los invitados-.
-Si, querida las esposas van con sus respectivos esposos, es un almuerzo campestre, yo supongo que en algún momento estaremos reunidos en el comedor, realmente no sé cómo va ser la organización pero conociendo a mi amigo el congresista, seguro que todo será a la perfección-.
-Hay algo que debo decirte, dos días antes del almuerzo, nuestra hija Mery viajará junto con su promoción, no va estar presente en el almuerzo con tu madre. Debemos ir a despedirla al aeropuerto- comentó Felicia. 
-Es tan pronto su viaje- dijo sorprendido el doctor -no te preocupes ahí voy a estar para despedirla, mi hija menor se va de viaje, es una nueva experiencia para ella.-
-Es la menor y para mí sigue siendo mi niña pequeña- contestó la madre llena de emoción.
Era verdad, Mery estaba tan feliz que contaba las horas para subir al avión y partir a su viaje al sur del país, nada le parecía más divertido que viajar con sus compañeras de colegio. Ella comentaba con sus hermanas todos los lugares que iba a conocer y ha donde pensaban ir, el tour estaba bien planificado y los diez días no serían suficientes.
Fanny y Liza escuchaban a su hermana menor cuando hablaba del viaje, ellas le hacian mil recomendaciones y sobretodo le repetían, no separarse del grupo ni salir sola a ningún sitio. 
-Deseamos que disfrutes y te diviertas pero  también queremos que no te pase nada. Tener un bonito recuerdo de ese viaje, es una bella experiencia- comentaban Fanny y Liza.
Dos días antes del almuerzo de domingo, Merry y sus padres se dirigían al aeropuerto. Por fin había llegado el día de su viaje, dentro del carro Merry, mentalmente hacía un repaso de la ropa que llevaba en la mochila, ésta la tenía preparada desde hace varios días y esperaba no olvidarse de nada. La promoción de alumnas estaban acompañadas por cuatro profesoras y tres madres de familia para cuidar y vigilar a las treintaicinco jóvenes del colegio, era una responsabilidad que debían manejar con cuidado.
Cuando llegaron al aeropuerto ya estaban reunidas varias de las alumnas, los padres a un lado se quedaban en segundo plano al ver la felicidad de sus hijas por este viaje, sentían que el tiempo había pasado muy rápido y que al terminar el año escolar también se cerraba una etapa de sus vidas. Sus hijas se hacían adultas y ellos no se dieron cuenta hasta ese instante. Merry tomó su mochila y fue a reunirse con su grupo de amigas, sus padres quedaron en el grupo de los padres de familia, todos comentaban lo mismo. La felicidad de ver a sus hijas que se iban a un viaje entre amigas pero sentían algunos  temores que todos viven cuando un hijo se va de viaje.
A la hora acordada las jóvenes viajeras tenían que despedirse de sus padres, el momento de abordar el avión había llegado. Merry se acercó a sus padres para la despedida.
El doctor abrazó a su hija y le dijo las recomendaciones y los cuidados que debía tener, la madre casi entre lágrimas le habló sobre los peligros que pueden pasar si no se es cuidadosa.
Merry abrumada por tantos consejos dijo -madre me voy unos días de viaje no debes exagerar, además es un viaje dentro del país, no me voy al otro lado del mundo. comprendo tu preocupación y te prometo que tendré cuidado, ustedes confíen en mí-. fueron sus palabras antes de abrazar a sus padres y darle un beso en las mejillas. 
Felicia vio alejarse a su hija y comentó a punto de llorar -Oscar, nuestra hija no entiende que solo queremos protegerla, es la primera vez que nos separamos de ella y siento un temor muy grande que  algo le suceda, sé que tiene edad suficiente para darse cuenta de las cosas y que debemos confiar-.
-No te preocupes tanto - dijo el doctor -ha llegado el momento en que debemos tener fe en ella y dejarla crecer para convertirse en adulta-.
La madre de Merry no pudo más y unas lágrimas rodaron por sus mejillas, había pasado el tiempo muy rápido y la niña pequeña, ya no estaba más.
Los padres de Merry salieron del aeropuerto en silencio y casi todo el camino apenas comentaron algo, llegaron a casa y sus hijas mayores no estaban, seguro habían partido a la universidad. 
La vida continuaba y el día domingo llegó, el doctor Martel se levantó muy temprano, esa era su costumbre se disponía alistarse para salir a recoger a su madre y traerla a casa para el almuerzo familiar,  esta vez estarían solo Fanny y Liza pero seguro que la abuela la pasaría muy bien con las ocurrencias de estás dos nietas. Después de dejar todo organizado y Fanny conversaba con su Nany como le decían de cariño a la abuela. Oscar Martel y su esposa partían almuerzo en la casa de campo del congresista Panduro. Salieron temprano para llegar puntuales a la hora indicada, el día estaba precioso y el sol apuntaba en lo alto del cielo. La casa no estaba muy lejos pero debía tomar sus precauciones. El doctor siempre fue un hombre muy puntual para llegar algún sitio era una característica de su personalidad.



CONTINUARÁ                   
   


                    

 

miércoles, 23 de abril de 2025

TRES HISTORIAS...¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Ramiro Fuentes tomaba las recomendaciones de su doctor muy en serio, había disminuido sus horas de trabajo y comenzaba a delegar funciones a sus gerentes, eran nuevos días para él, al menos así lo pensaba hasta ese momento. 
Tranquilo en la terraza de su jardín tomando una refrescante limonada pensaba sembrar una nueva planta. ¡Si! era algo que parecía extraño en él banquero después de ser una persona trabajólica. No, no había descuidado su trabajo del banco, si no que ahora tomaba todo con más calma. Creía que era verdad lo que el doctor Martel le dijo en una de sus visitas -no te vas a llevar el banco al otro mundo, dale el pase a tus gerentes-.
Sus palabras tenían mucho de verdad, descansar y tener horas de sosiego son necesarias para funcionar correctamente en el trabajo financiero que tanto demanda.
A su jardinero que le había pedido le consiga una planta de fresa, quería cultivar una mata de esta exquisita fruta en una esquina de su jardín y poder tomar su jugo en el desayuno. Eso sería delicioso y refrescante, de tan solo pensarlo se le hacía agua la boca.
-Ramiro- interrumpió sus pensamientos su esposa Teodora -hoy día debemos definir si hacemos la fiesta de cumpleaños para Elsy, recuerda que ella cumple dieciocho años y debe ser presentada en sociedad-.
Ramiro observó sorprendido a su esposa y le preguntó -¿Quiere Elsy celebrar su cumpleaños con una fiesta?-.
-Por favor querido, no se trata de lo que desea Elsy, ella debe seguir los patrones del protocolo en estos casos. Nuestra hija no puede hacer su voluntad-. contestó Teodora para que su esposo la apoye.
-Mi querida esposa- dijo Ramiro con voz grave -estas equivocada es el cumpleaños de nuestra hija y ella puede celebrarlo como desee. Esto del protocolo ya no existe y quien desea lo realiza y quien no desea no lo hace. Eso es algo que ya no se usa, dejemos que nuestra hija escoja como celebrar su cumpleaños. En nuestra época los patrones de celebración eran diferentes y las jóvenes como tú eran presentadas en sociedad, ahora es distinto-. 
Teodora sabía que era inútil insistir, su esposo había dado su opinión a favor de Elsy y nada lo haría cambiar pero insistió  -Elsy quiere como regalo de cumpleaños un viaje al extranjero,... ¿se lo vas a conceder?-.
-Si eso es lo que ella desea, así será, podemos viajar todos juntos como familia y celebrar según sus gustos- finalizó Ramiro su conversación.
-Esta bien- comentó Teodora -que se haga la voluntad de Elsy en su día de cumpleaños, no voy a insistir, tengo que decir que a mí gustaría una fiesta pero ella desea un viaje-. 
Ramiro se puso de pie se acercó a su esposa le dio un beso y agregó -Todos en la vida hemos querido celebrar nuestro santo como nos gusta, porque no permitir que sea Elsy la que elija- camino unos paso y terminó por decir -me voy al banco, regreso almorzar-.
Con eso daba por finalizada la conversación, nada lo iba hacer cambiar de parecer, Teodora comprendía que su esposo dejaría que sea Elsy quien decida, él sentía gran apego por su hija mayor. 
Cuando Teodora se quedó a solas, se acercó al jardín y dijo en voz alta -ahora resulta que quiere sembrar fresas en nuestro jardín, ¡ay¡ mi esposo tiene demasiado tiempo libre
El doctor Martel había visitado dos días antes a sus pacientes, Ramiro Fuentes que seguía muy bien con su estado de salud y  a Marcelo Haro su pie cada día se encontraba mejor, la piel había cerrado y ya podía caminar. En casa comentaba con su esposa Felicia el gusto que le daba saber que sus pacientes mejoraban día a día.
Felicia haciendo un breve paréntesis, dijo -dentro de cinco días Merry se va de viaje de promoción, está tan feliz que cuenta los días y las horas, tiene su mochila lista para ese viaje-.
-Merry siempre fue muy alegre para todo, no me sorprende su actitud- contestó el doctor -en  cambio a Fanny y a Liza las he visto preocupadas, comienzan para ellas los días de exámenes y trabajos que deben presentar en la universidad. Tienen que estudiar muy fuerte-.
-No te preocupes, ellas son muy responsables siempre están estudiando y haciendo los trabajos que indican sus profesores-. contestó Felicia con un tono de orgullo  por sus hijas.
Oscar Martel se despidió de su esposa y partido al consultorio. Unas horas más tarde cuando se encontraban Felicia y sus hijas reunidas, llegó a la casa una misteriosa caja, Alejandrina fue quien la recibió y llamó -¡señora Felicia! ha llegado una caja y un sobre que trajo un mensajero-. 
Felicia y sus hijas se reunieron en la sala alrededor de la caja -el sobre y la caja traen tu nombre- comentó Liza.
Felicia repitió en voz alta -¡apártense! no se acerquen a la caja, no sabemos que puede tener dentro, Liza ven a mi lado-.
-Madre no exageres por favor, es solo una caja porque no abres el sobre y nos enteramos de que se trata-
-No tiene remitente, Liza por favor apártate de la caja-. exigió la madre.
Fanny habló -hay un nombre escrito en letras pequeñas en una de las esquinas, debe ser el remitente, no creo que sea nada peligroso-.
Merry también habló -madre a quien van a dañar, nuestro padre no tiene enemigos y nosotras tampoco-.
La madre desconfiada no sabía que hacer, Alejandrina fue quien tomó la decisión, trajo un cuchillo de la cocina y con éste comenzó abrir la caja por el lado de la cinta. El asombro fue general, no era ningún objeto que cause peligro ni tampoco un explosivo, al contrario era un hermoso abrigo de diseño y confección impecable además de elegante, el modelo muy clásico pero lo que lo hacia aun más bello  era que estaba hecho con fina tela de lana de Alpaca color tabaco. Felicia y sus hijas no salían de la sorpresa al contemplar dicha prenda. 
-Es para ti madre, la carta dice - Liza leyó en voz alta -Señora Felicia espero que usted acepte este regalo de nuestra parte, es en agradecimiento a su esposo por haber curado a mi esposo. Atentamente Cintia Haro-. 
-Es de Marcelo Haro y su esposa, madre es un regalo. Por favor ponte el abrigo- suplicó Fanny.
Felicia más tranquila se puso el precioso abrigo, realmente era una joya de exportación, dio unos pasos y todas sus hijas dijeron a coro -es hermoso madre, te queda precioso, es tu talla-. 
-Si señora- contemplo Alejandrina dando la razón a las jóvenes -es una prenda hermosa y se ve tan fina y elegante-.
Felicia se encontraba hipnotizada con el abrigo puesto, era tan suave y bello pero luego de unos segundos reaccionó -No, debo quitarme este abrigo, seguro a tu padre no le va a gustar que acepte el regalo, ustedes saben que él es muy estricto en ese aspecto- respondió la madre con pesar.
Todas las hijas lamentaban la reacción de Felicia, era un regalo, no tenía nada de malo pensaron con tristeza. 
En la noche a la hora de la cena la familia se encontraba cenando en el comedor. El padre estaba junto a su esposa que le comentaba lo sucedido en la tarde con la caja y el abrigo. Oscar Martel escuchaba atento todos los comentarios y no decía nada hasta ese momento, luego de unos instantes agregó: -es mejor Felicia que guardes el abrigo, yo voy a llamar a Marcelo para devolverlo, no es necesario que mis pacientes envíen regalos con saber que están bien de salud y el pago de mis honorarios es suficiente-.
-Padre disculpa- contestó Liza -yo no estoy de acuerdo con lo que dices, Marcelo Haro es tu paciente pero además es tu amigo, con el regalo ha querido agradecerte que hayas salvado su pie, no tiene nada de malo-.
-Liza es mi proceder y debo actuar tal como pienso, no deseo escuchar más opiniones de mis queridas hijas, no estoy molesto pero ahora cambiemos de conversación- comentó el padre y nadie se atrevió a contradecirlo.
La cena se había terminado y la familia se ponía de pie, el padre fue directo al teléfono para llamar a Marcelo y hablar con él. 
-Mi estimado doctor, gracias por llamar, el regalo a tu esposa es de parte de mi esposa, ella es la que ha querido enviar el abrigo y yo no podía oponerme-.
-No han debido molestarse, el regalo es muy bonito pero no podemos aceptar-.
-Oscar- agregó Marcelo con seriedad -no te atrevas a devolver el abrigo porque mi esposa se molestaría demasiado y yo tendría un buen problema. Ha sido el deseo de Cintia agradecer con un regalo de la nueva colección de abrigos, espero me comprendas-.
Al doctor Martel no le quedó más opción que agradecer el presente y despedirse de su paciente. Hasta otro día. 
Felicia, feliz con la decisión de su esposo se puso el abrigo para que lo admire y vea lo bien que le quedaba.
Mientras sucedía todo aquello en la familia, sonó el timbre de la puerta principal, Liza fue abrir y se encontró frente Américo Panduro.
-Disculpe- dijo al verlo -mi padre no recibe pacientes a esta hora y nunca atiende en casa-.
-Señorita no vengo como paciente, solo deseo hablar con su padre diez minutos, es todo-. insistió  Américo.
Liza dudo unos segundos y contestó -voy a consultar un momento-.
-Padre han venido a buscarte, es el congresista Américo Panduro, desea hablar contigo unos segundos, está esperando en la puerta-.          
-Liza debes hacerlo pasar, es una persona muy importante, enseguida lo atiendo-.
-Si padre, se qué es el político del momento, lo hago pasar a la sala no te preocupes-. agregó la joven.
Al cabo de unos minutos Américo estaba sentado en la sala principal esperando al doctor mientras admiraba el fino decorado del hogar. No sé atrevió a preguntar a la joven que lo atendió quien era, supuso que era una de las hijas del doctor Martel.



CONTINUARÁ   
    
                             
  

 

lunes, 7 de abril de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

El doctor se dirigía temprano al Congreso de la República, un político muy importante y paciente suyo requería de su atención y él como su  médico personal iba ha atenderlo. 
Eran los tiempos del segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaunde, él había salido elegido presidente por segunda vez, el pueblo lo había elegido como una especie de desagravio por la injusticia cometida en su primer mandato que fue sacado por los militares de una forma abrupta y enviado al destierro. 
El paciente del doctor era un político joven, brillante e inteligente, dueño de una oratoria excepcional, cuando él daba sus discursos las paredes del congreso se estremecían, llamaba las cosas por su nombre y no le temblaba la mano cuando debía señalar lo que estaba mal, era un congresista que pertenecía al partido de gobierno. Su nombre bien conocido, Américo Panduro economista de carrera y político, además de empresario. El gobierno, gozaba en sus primeros días de toda la confianza de la gente, la fe estaba puesta en el presidente y su equipo de ministros, hombres prácticos y empresarios que habían dejado sus puestos bien remunerados para servir al país. La cartera de economía la manejaba el ministro Manuel Ulloa Elías, dueño de los diarios Expreso y Extra. El ministro y premier, hacia denodados esfuerzos por mantener el equilibrio de la balanza económica, sus medidas eran opuestas a lo que el gobierno militar había manejado durante su época, políticas de un Estado proteccionista y controlista. 
Américo Panduro era muy cercano a los ministros y al gobierno del presidente, gozaba de gran prestigio y aprecio en el gobierno. 
El doctor Oscar Martel era bien conocido en los pasillos del congreso, muchos políticos eran sus pacientes, entre ellos, el ahora congresista Panduro. El doctor llegó puntual hasta las puertas de su oficina en el segundo piso, tocó la puerta y al instante un asistente lo hizo pasar. 
Américo Panduro ni bien lo vio, dijo: -Mi estimado doctor Martel que bueno volver a vernos, lo he llamado porque deseo hacerme un chequeo médico, no siento molestias pero como una regla preventiva prefiero que me examine- terminó de decir.
-Es bueno saludarte Américo y saber que estás bien, pero deseas hacerte un examen como una manera de cuidar la salud, es una excelente costumbre ya que uno nunca sabe que nos puede suceder en el transcurso de los días y semanas, sobretodo tú que tienes un trabajo muy intenso y lleno de responsabilidades- finalizó el doctor y comenzó a auscultar a su paciente con un un examen físico que todo médico realiza para saber como esta la presión arterial, el corazón, pulmones, esto es el primer indicador de como anda el cuerpo. Luego le mandó unos exámenes de laboratorio que debía realizar.
-Mis primeras impresiones me dicen- comentó el doctor -que te encuentro muy bien, tu presión es correcta, tu corazón tiene un buen ritmo cardiaco y en fin todo lo demás anda en buenas condiciones, no encuentro ningún problema de salud, eres un hombre joven con un largo rango de vida, siempre y cuando sigas cuidándote. Sé que eres un político prometedor con una gran carrera, felicitaciones-.
-Estoy siguiendo tus recomendaciones como siempre me indicas- aseguró Américo -llevó una vida sana, hago ejercicios y como mesuradamente sin abusar de las bebidas alcohólicas. Gracias por venir hasta mi despacho, en estos días no tengo tiempo para nada, el gobierno esta cruzando una fuerte crisis económica y la gente no debe perder la confianza en nosotros porque nuestros ministros hacen esfuerzos denodados para tratar de arreglar el descalabro del gobierno anterior- indicó el congresista Panduro.
El doctor Martel movió la cabeza en señal de aprobación, sus palabras decían una gran verdad, la economía del pais era frágil a pesar de las acciones que se habían tomado. Américo Panduro le explicaba que se habían levantado muchos controles sobre la economía y eliminado algunos subsidios, en petróleo y alimentos. Se estaban fomentando las exportaciones y al mismo tiempo se abrió el mercado nacional para las importaciones, además de ofrecer incentivos para las inversiones extranjeras: 
-Mi estimado doctor- habló Américo con gran convicción  -necesitamos una economía fuerte y estable para que el país crezca, debemos seguir pagando la deuda externa para convertirnos en sujetos confiables y serios, debemos tener un país saludable en cuanto a economía. Necesitamos progresar y desarrollarnos para ser fuertes en un futuro inmediato- decía Américo con pasión, él creía en sus palabras y en que todo era posible. Los hombres que manejaban el gobierno eran personas muy preparadas y versadas en dichos temas. 
-Comprendo la pasión de tus palabras cuando hablas y sé que es importante labrarnos un futuro mejor, estoy de acuerdo contigo, pero los problemas de nuestro país son tan grandes que no alcanzan cinco años del gobierno para solucionarlos. Tenemos que seguir políticas estables y serias para crear un progreso sostenido. Mi estimado amigo aquí podemos estar conversando muchas horas sobre el tema de como sacar adelante nuestro país pero debo atender a mis otros pacientes que esperan, tengo que despedirme no sin antes recomendarte que realices los exámenes de laboratorio, estoy seguro que saldrán bien-. ambos caballeros se despidieron y el doctor Martel salió de la oficina de Américo Panduro con la seguridad que escucharía más adelante de él y de su brillante carrera. 
El doctor Martel caminó por los pasillos directo a la puerta de calle. El edificio del congreso en su interior era hermoso y estaba bien conservado, de pronto escuchó una voz que lo llamaba -Martel, Oscar Martel- el doctor giró sobre si mismo y se encontró frente a Jorge Redondo un amigo de tiempos del colegio, un amigo de la niñez. 
-¡No puede ser Jorge eres tú!- exclamó el doctor -¿Qué haces en el congreso?-preguntó a la vez.
-¡Qué hago en el congreso!... ¡cómo no sabes! soy congresista por el partido de gobierno, aquí trabajo- contestó sonriente el político.
-Que tiempo de no saber nada de ti, simplemente desapareciste y no volví a verte- agregó el doctor.
-Si, es verdad, no nos vemos desde que salimos del colegio. Increíble como ha pasado el tiempo, tenemos que reunirnos para conversar, que te parece si almorzamos juntos hoy día, te tengo una sorpresa que no puedes imaginar- sentenció Jorge.
-Estoy de acuerdo, nos vemos hay para almorzar, no puedo esperar que sea medio día para reunirnos y conversar- se despidio de su amigo Jorge con un abrazo y salió de la sede del congreso. 
Oscar Martel atendió como siempre a sus pacientes que ya lo esperaban en el hospital, no podía dejar de cumplir con su trabajo que era su gran responsabilidad. 
Pasado el medio día, Oscar Martel terminó su horario de atención y salió del hospital con dirección al restaurante donde habían quedado con su amigo, en el camino era obligado recordar todas la aventuras que vivieron juntos mientras eran estudiantes y no tenían otra responsabilidad que ser hijos de familia.
El doctor Martel llegó al restaurante donde lo esperaba Jorge Redondo y otra persona más que no conocía porque estaba de espalda, se acercó a la mesa y al saludar no pudo evitar la emoción de estar con otro amigo más de la infancia, se trataba de Tesio Castello, -Tesio- exclamó el doctor, se abrazaron con la alegría del encuentro después de tantos años.
-Esta era la sorpresa de que te hablé, nuestro querido amigo Tesio está hoy con nosotros también. Nos encontramos la semana pasada en el congreso, fue un encuentro casual como el tuyo- dijo lleno de entusiasmo Jorge Redondo. 
Los tres amigos no podían dejar de hablar y de comentar sobre sus vidas y lo que habían hecho desde que terminaron el colegio. Ellos habían estudiado en el colegio de los Sacerdotes Claretianos. Juntos habían vivido muchas travesuras y  gozado de la niñez y adolescencia. Al cabo de terminar sus estudios escolares cada uno tomó su camino y eligió su carrera, Jorge Redondo era abogado de profesión y congresista, Tesio Castello era un alto jefe de la policía y Oscar Martel doctor en medicina humana, tal vez el hecho de elegir distintas carreras los había alejado pero ahora la vida  había vuelto a juntar a los tres amigos que fueron inseparables en su época de colegio. Almorzaron juntos y comentaban sobre sus actividades del día a día, el almuerzo estuvo acompañado de varias botellas de vino, tenían que brindar por su encuentro y la promesa de que  volverían a encontrarse.
-Tesio y a ti Oscar, yo los quiero invitar a que vengan y formen parte del partido, sería una ganancia para nosotros de que personas tan preparadas estén con el gobierno.
Tesio con voz seria comentó: -Gracias por la invitación a formar parte del equipo de gobierno pero yo no puedo ser parte de ningún partido, estoy en la policía ejerciendo mi carrera y no puedo aceptar-.
Oscar también comentó: -Gracias Jorge, pero yo tampoco puedo aceptar, para mi la política es complicada y no comulgo con muchas de sus ideas. Te pido no lo tomes a mal y que no sea un motivo de separación después de tantos años que nos hemos vuelto a ver.
-No, no amigos- dijo Jorge levantando su copa de vino: -para mi no es molestia, al contrario agradezco su  franqueza, esto no tiene nada que ver con nuestra amistad. A propósito de franqueza, Tesio, tú no eres congresista, ¿qué hacías en el congreso?, si te puedo preguntar. A Oscar sé que fue para atender a un paciente que es un conocido político ¿Pero tú?-.
Con el semblante serio y la voz grave Tesio contestó: -es un tema de investigación, estamos haciendo seguimiento a un congresista que se cree esta involucrado en situaciones peligrosas en contra del Estado. No puedo decir nada más, es mi trabajo y es secreto-. 
-No queremos comprometerte amigo, no debes hablar de temas sobre tu trabajo es mejor- respondió el doctor
El almuerzo se prolongo más de dos horas, los amigos disfrutaron de una deliciosa comida y buen vino, fue un momento grato saber que los tres se habían vuelto a encontrar y antes de despedirse intercambiaron tarjetas con sus números de teléfono para seguir en contacto, tantos años y tantas vivencias tenían que comentar  y decir que esas dos horas del almuerzo no fueron suficientes.
Que alegría volver a ver a los amigos que formaron parte de una época de la vida, cuando todo era solo ser niños o jovenes, pensaba el doctor en su camino de regreso a casa.


CONTINUARÁ         
          
 
  
 
         
      
              

 

martes, 1 de abril de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

El doctor Martel después de vivir el terrible episodio en su consultorio con respecto a uno de sus pacientes, cerró la puerta de su consulta y en el camino de regreso a su casa reflexionaba sobre el caso, nunca antes le habia sucedido algo así, era como sacado una pelicula de horror.
Llegó tarde y cansado a su hogar, su esposa lo recibió, ella estaba preocupada eran más de las once de la noche y su esposo no solía nunca llegar tanta tarde.
-Oscar que ha sucedido, estaba tan preocupada por ti que no podía ir a dormir- dijo Felicia.
-Querida, nunca podrías imaginar la que me ha sucedido por eso he llegado tarde- contestó el doctor con un tono cansado.
-Padre- salió a su encuentro Liza -escuche tu voz y baje a ver si eras tú, no quería ir a la cama sin saber de ti-.
-Liza no te preocupes estoy bien, no pasa nada, ve a dormir mañana tienes que ir muy temprano a la universidad, descansa por favor- contestó el padre y le dio un beso en la frente.
Su hija obedeció y subió lentamente las escaleras, pensaba que su padre trabajaba demasiado. 
-Te voy a servir algo caliente, debes tener mucho hambre- añadió Felicia -Alejandrina ya se fue a descansar, sabes bien que ella termina su trabajo a las ocho-.
El doctor acompaño a su esposa hasta la cocina y le pidió algo ligero un sanguche de jamón con queso y un te caliente, Felicia mientras le servía a su esposo, volvió a preguntar  -¿qué ha ocurrido en tu consultorio?
El doctor, comió el primer bocado y comenzó a contar lo que habia sucedido, todos los detalles y la escena de terror que presencio -fue algo que jamás me habia sucedido en todos mis años como doctor- finalizó.
Felicia en todo momento guardó silencio para no interrumpir a su esposo, estaba muda de la impresión y de lo que comentaba el doctor Martel.
Terminada su merienda, los esposos subieron a su habitación, entonces Felicia le hizo algunas preguntas con respecto al paciente, el doctor respondió que era la primera vez que lo atendía, no lo conocía.
- Puedo asegurar que nunca antes los habia visto, solo te puede decir que el tenia el rostro muy rojo y respiraba con dificulta. Realmente fue de terror o tal vez de horror, las dos situaciones caben- agregó el esposo
Después de bañarse como siempre lo hacia, Oscar Martel se puso la pijama y entró en la cama al lado de su esposa entonces comentó : -estoy muy cansado Felicia, ha sido un día agotador, solo deseo preguntar ¿cómo están nuestras hijas? ¿qué tal ha sido tu día?-.
-Mi día como siempre ha sido ocupado con la organización del hogar y la boda de Fanny, Liza está bien y Mery no cabe en su cuerpo de tanta felicidad, cuenta los días para su viaje de promoción que a mí en realidad me preocupa, creo que no debería ir-.
-Felicia, voy a decir dos cosas, la primera deja a Mery que viaje, no le vamos a quitar esa ilusión  y con respecto a la boda de Fanny no te apresures, ella debe terminar sus estudios de la universidad y para eso faltan dos años. No voy a discutir contigo a estás horas, solo te pido que lo hablemos en otro momento-. Oscar Martel besó a su esposa se acomodo plácidamente y en segundos se quedó dormido. Felicia no pudo decir palabra alguna, no deseaba perturbar el sueño y el descanso de su esposo pero le atormentaba lo que habia dicho con referencia a la boda de Fanny, ella no tenia prisa y sabia que faltaba algo de tiempo para que se realice. Apagó la luz de la mesita de noche y pensó que lo mejor era tener calma para hablar de la boda de su hija mayor que en el fondo la emocionaba en demasía.
Los amaneceres para el doctor Martel eran llenos de vigor después de un buen descanso y un sueño reparador era todo lo que necesitaba para despejarse. Felicia notaba la alegría en el rostro de su esposa y le daba también serenidad, últimamente él trabajaba demasiadas horas, era tiempo de tomar las cosas con más calma. 
Alejandrina la señora del servicio, llamó a toda la familia para el desayuno de la mañana, la mesa estaba servida y el pan recién tostado y caliente, café, mermelada jamón y queso, además de fruta fresca para los que deseen. Liza fue la primera en bajar de su habitación, ella ya estaba lista para salir, solo quería despedirse de sus padres para enrumbar a la universidad. La familia en pleno se sentó para recibir la primera comida del día, era una regla impuesta por el padre, jamás debe perderse este alimento, el cuerpo lo necesita para recuperarse y enfrentar el trajín de los estudios y del trabajo. 
Felicia disfrutaba de estos instantes con la familia reunida, ya que el resto del día todos entraban y salían hasta la hora de la cena que era otro momento familiar. Después de terminar el desayuno se despedían las hijas primero y luego el esposo. El doctor podía darse el lujo de llegar un poco más tarde a su consulta en el hospital por eso al salir comentó con su esposa: -antes de ir a mi consulta tengo que visitar a otro paciente, se trata de Marcelo Haro ya terminó su dosis de medicinas e inyecciones, deseo ver cómo está esa herida, me despido de ti hasta la noche-. Dedicó un beso a su esposa y salió para comenzar su trabajo.
En la casa de Marcelo Haro las cosas no iban también como parece, la herida del paciente no quería cerrar y eso preocupo al doctor Martel, la crema que le habia recetado no estaba funcionando como debía, entonces le cambio de medicina por una crema más fuerte para ponerla en el pie herido. 
-Marcelo- habló el doctor -sigue como siempre los mismos pasos de curación  pero esta es una nueva receta, dentro de cuatro días regreso para examinar ese pie, la curación es lenta pero lo más importante, no hay infección y hemos combatido el veneno de la araña-.
-Cuantos días estoy sin trabajar Oscar, eso me preocupa mi empresa me necesita- contestó Marcelo.
-Ahora tu primera preocupación debe ser curar el pie, no hay otro tema más importante que eso, debes entender- contestó el doctor impaciente. 
Al salir le recomendó a la esposa de Marcelo seguir con el mismo cuidado como hasta hora, se despidio de la familia y salió para subir a su carro, tomó el timón y dijo para si mismo como un lamento -hay de estos pacientes que solo piensan en el trabajo y no se dan cuenta que la salud es una prioridad-. 
En la casa de la familia Haro, el esposo se lamentaba de su situación y su esposa trataba de consolarlo:
-Marcelo, debes tener paciencia esto ha sido demasiado grande para que se cure tan rápido, por el trabajo no te preocupes yo me encargo de lo más urgente- dijo su esposa para calmarlo.
Santa, la señora que se encargaba del cuidado de la casa, en la cocina habló con Cintia cuando ésta entró al recinto: -Señora sin querer escuche al doctor sobre la herida de su esposo, en mi pueblo, en el campo conocemos una medicina natural para estos casos. Yo voy a traer mañana mismo esta medicina y usted va a comprobar que tengo razón, es algo muy bueno, deje que la prepare y mañana temprano  la ponemos en el pie al señor Marcelo-.
Cintia no estaba muy convencida de la que decia Santa pero aceptó, las cremas venían es pequeños tubos y en tres días habia que comprar otra nueva, con un resultado muy lento y poco efectivo. 
Al día siguiente como habia dicho Santa, cumplió su palabra y muy temprano estaba en la casa con un paquete envuelto en papel blanco.
-Señora- comentó Santa -aquí está la medicina de la que le hable, esta recién preparada- Santa la puso sobre la mesa auxiliar de la cocina y abrió el paquete, Cintia quedó perpleja al ver de que se trataba y comentó: - quieres explicarme que es esto-.
-Esto es manteca fresca señora, con una gran cantidad de polvo de azufre y yerba buena molida, no tenga miedo le aseguro que es efectiva, la clave esta en que la manteca debe ser fresca y limpia, yo misma me encargue de que así sea, confié en mí- contestó Santa muy segura de la que hablaba.
Cintia seguía sin creer demasiado pero cuando su esposo estuvo de acuerdo en probar la medicina de Santa, no dudo más, lavaron el pie herido con agua y jabón, luego le pusieron una cantidad generosa de manteca preparada en el pie de Marcelo, después colocaron una venda limpia y a esperar que pasen los días para ver el efecto de la medicina natural. Todos las mañanas Santa realizaban la misma curación y Marcelo comentaba con voz de pesar: -Todo lo que cure rápido mi pie será bien venido, tengo que salir de esta cama que se ha convertido en una prisión-.
Con el transcurrir de los días, los resultados del nuevo tratamiento se podían ver, la piel comenzaba a responder y el cambio de color fue el primer resultado, ya no tenia ese tono macilento y pálido.
Cuando el doctor Martel llegó de visita para ver a su paciente, éste y su esposa le comentaron sobre la medicina de Santa y los efectos positivos en la curación. Oscar Martel aun incrédulo descubrió el pie de su paciente y al retirar las vendas se quedó sorprendido del cambio desde la ultima vez que lo vio.
-Es increíble- exclamó -no puede ser lo bien que se ve la piel al rededor y la herida mismo a mejorado en un ochenta porciento. ¿Dónde está Santa debo felicitarla?- preguntó el doctor.
La empleada de servicio se acercó a la habitación y el doctor dijo: -Santa está medicina es muy buena la felicito, la mejoría del pie es evidente, tienen que seguir con el mismo tratamiento ya que da un magnifico resultado- y dirigiéndose a Marcelo y a Cintia agregó -nunca debemos desdeñar la medicina natural, la gente del campo conoce plantas y hierbas que son maravillosas en las curaciones, creo que voy a declarar a Santa como mi asistente en algunos tratamientos- finalizó el doctor.
Santa sonrojada respondió: -para lo que usted desee doctor, yo estoy a su servicio con lo que conozco del campo-. Todos sonrieron y agradecieron la buena voluntad de Santa.
Oscar Martel se despidio de sus amigos, Marcelo dijo antes de despedirse: -Gracias a ti y a Santa por haber salvado mi pie. Sin ti la infección y el veneno de la araña se hubieran llevado mi pie y quien sabe mi vida, gracias estimado amigo-.
El doctor solo contestó -no te preocupes eres mi paciente y yo tu doctor- un apretón de manos y ambos amigos se despidieron.  



CONTINUARÁ