miércoles, 23 de abril de 2025

TRES HISTORIAS...¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Ramiro Fuentes tomaba las recomendaciones de su doctor muy en serio, había disminuido sus horas de trabajo y comenzaba a delegar funciones a sus gerentes, eran nuevos días para él, al menos así lo pensaba hasta ese momento. 
Tranquilo en la terraza de su jardín tomando una refrescante limonada pensaba sembrar una nueva planta. ¡Si! era algo que parecía extraño en él banquero después de ser una persona trabajólica. No, no había descuidado su trabajo del banco, si no que ahora tomaba todo con más calma. Creía que era verdad lo que el doctor Martel le dijo en una de sus visitas -no te vas a llevar el banco al otro mundo, dale el pase a tus gerentes-.
Sus palabras tenían mucho de verdad, descansar y tener horas de sosiego son necesarias para funcionar correctamente en el trabajo financiero que tanto demanda.
A su jardinero que le había pedido le consiga una planta de fresa, quería cultivar una mata de esta exquisita fruta en una esquina de su jardín y poder tomar su jugo en el desayuno. Eso sería delicioso y refrescante, de tan solo pensarlo se le hacía agua la boca.
-Ramiro- interrumpió sus pensamientos su esposa Teodora -hoy día debemos definir si hacemos la fiesta de cumpleaños para Elsy, recuerda que ella cumple dieciocho años y debe ser presentada en sociedad-.
Ramiro observó sorprendido a su esposa y le preguntó -¿Quiere Elsy celebrar su cumpleaños con una fiesta?-.
-Por favor querido, no se trata de lo que desea Elsy, ella debe seguir los patrones del protocolo en estos casos. Nuestra hija no puede hacer su voluntad-. contestó Teodora para que su esposo la apoye.
-Mi querida esposa- dijo Ramiro con voz grave -estas equivocada es el cumpleaños de nuestra hija y ella puede celebrarlo como desee. Esto del protocolo ya no existe y quien desea lo realiza y quien no desea no lo hace. Eso es algo que ya no se usa, dejemos que nuestra hija escoja como celebrar su cumpleaños. En nuestra época los patrones de celebración eran diferentes y las jóvenes como tú eran presentadas en sociedad, ahora es distinto-. 
Teodora sabía que era inútil insistir, su esposo había dado su opinión a favor de Elsy y nada lo haría cambiar pero insistió  -Elsy quiere como regalo de cumpleaños un viaje al extranjero,... ¿se lo vas a conceder?-.
-Si eso es lo que ella desea, así será, podemos viajar todos juntos como familia y celebrar según sus gustos- finalizó Ramiro su conversación.
-Esta bien- comentó Teodora -que se haga la voluntad de Elsy en su día de cumpleaños, no voy a insistir, tengo que decir que a mí gustaría una fiesta pero ella desea un viaje-. 
Ramiro se puso de pie se acercó a su esposa le dio un beso y agregó -Todos en la vida hemos querido celebrar nuestro santo como nos gusta, porque no permitir que sea Elsy la que elija- camino unos paso y terminó por decir -me voy al banco, regreso almorzar-.
Con eso daba por finalizada la conversación, nada lo iba hacer cambiar de parecer, Teodora comprendía que su esposo dejaría que sea Elsy quien decida, él sentía gran apego por su hija mayor. 
Cuando Teodora se quedó a solas, se acercó al jardín y dijo en voz alta -ahora resulta que quiere sembrar fresas en nuestro jardín, ¡ay¡ mi esposo tiene demasiado tiempo libre
El doctor Martel había visitado dos días antes a sus pacientes, Ramiro Fuentes que seguía muy bien con su estado de salud y  a Marcelo Haro su pie cada día se encontraba mejor, la piel había cerrado y ya podía caminar. En casa comentaba con su esposa Felicia el gusto que le daba saber que sus pacientes mejoraban día a día.
Felicia haciendo un breve paréntesis, dijo -dentro de cinco días Merry se va de viaje de promoción, está tan feliz que cuenta los días y las horas, tiene su mochila lista para ese viaje-.
-Merry siempre fue muy alegre para todo, no me sorprende su actitud- contestó el doctor -en  cambio a Fanny y a Liza las he visto preocupadas, comienzan para ellas los días de exámenes y trabajos que deben presentar en la universidad. Tienen que estudiar muy fuerte-.
-No te preocupes, ellas son muy responsables siempre están estudiando y haciendo los trabajos que indican sus profesores-. contestó Felicia con un tono de orgullo  por sus hijas.
Oscar Martel se despidió de su esposa y partido al consultorio. Unas horas más tarde cuando se encontraban Felicia y sus hijas reunidas, llegó a la casa una misteriosa caja, Alejandrina fue quien la recibió y llamó -¡señora Felicia! ha llegado una caja y un sobre que trajo un mensajero-. 
Felicia y sus hijas se reunieron en la sala alrededor de la caja -el sobre y la caja traen tu nombre- comentó Liza.
Felicia repitió en voz alta -¡apártense! no se acerquen a la caja, no sabemos que puede tener dentro, Liza ven a mi lado-.
-Madre no exageres por favor, es solo una caja porque no abres el sobre y nos enteramos de que se trata-
-No tiene remitente, Liza por favor apártate de la caja-. exigió la madre.
Fanny habló -hay un nombre escrito en letras pequeñas en una de las esquinas, debe ser el remitente, no creo que sea nada peligroso-.
Merry también habló -madre a quien van a dañar, nuestro padre no tiene enemigos y nosotras tampoco-.
La madre desconfiada no sabía que hacer, Alejandrina fue quien tomó la decisión, trajo un cuchillo de la cocina y con éste comenzó abrir la caja por el lado de la cinta. El asombro fue general, no era ningún objeto que cause peligro ni tampoco un explosivo, al contrario era un hermoso abrigo de diseño y confección impecable además de elegante, el modelo muy clásico pero lo que lo hacia aun más bello  era que estaba hecho con fina tela de lana de Alpaca color tabaco. Felicia y sus hijas no salían de la sorpresa al contemplar dicha prenda. 
-Es para ti madre, la carta dice - Liza leyó en voz alta -Señora Felicia espero que usted acepte este regalo de nuestra parte, es en agradecimiento a su esposo por haber curado a mi esposo. Atentamente Cintia Haro-. 
-Es de Marcelo Haro y su esposa, madre es un regalo. Por favor ponte el abrigo- suplicó Fanny.
Felicia más tranquila se puso el precioso abrigo, realmente era una joya de exportación, dio unos pasos y todas sus hijas dijeron a coro -es hermoso madre, te queda precioso, es tu talla-. 
-Si señora- contemplo Alejandrina dando la razón a las jóvenes -es una prenda hermosa y se ve tan fina y elegante-.
Felicia se encontraba hipnotizada con el abrigo puesto, era tan suave y bello pero luego de unos segundos reaccionó -No, debo quitarme este abrigo, seguro a tu padre no le va a gustar que acepte el regalo, ustedes saben que él es muy estricto en ese aspecto- respondió la madre con pesar.
Todas las hijas lamentaban la reacción de Felicia, era un regalo, no tenía nada de malo pensaron con tristeza. 
En la noche a la hora de la cena la familia se encontraba cenando en el comedor. El padre estaba junto a su esposa que le comentaba lo sucedido en la tarde con la caja y el abrigo. Oscar Martel escuchaba atento todos los comentarios y no decía nada hasta ese momento, luego de unos instantes agregó: -es mejor Felicia que guardes el abrigo, yo voy a llamar a Marcelo para devolverlo, no es necesario que mis pacientes envíen regalos con saber que están bien de salud y el pago de mis honorarios es suficiente-.
-Padre disculpa- contestó Liza -yo no estoy de acuerdo con lo que dices, Marcelo Haro es tu paciente pero además es tu amigo, con el regalo ha querido agradecerte que hayas salvado su pie, no tiene nada de malo-.
-Liza es mi proceder y debo actuar tal como pienso, no deseo escuchar más opiniones de mis queridas hijas, no estoy molesto pero ahora cambiemos de conversación- comentó el padre y nadie se atrevió a contradecirlo.
La cena se había terminado y la familia se ponía de pie, el padre fue directo al teléfono para llamar a Marcelo y hablar con él. 
-Mi estimado doctor, gracias por llamar, el regalo a tu esposa es de parte de mi esposa, ella es la que ha querido enviar el abrigo y yo no podía oponerme-.
-No han debido molestarse, el regalo es muy bonito pero no podemos aceptar-.
-Oscar- agregó Marcelo con seriedad -no te atrevas a devolver el abrigo porque mi esposa se molestaría demasiado y yo tendría un buen problema. Ha sido el deseo de Cintia agradecer con un regalo de la nueva colección de abrigos, espero me comprendas-.
Al doctor Martel no le quedó más opción que agradecer el presente y despedirse de su paciente. Hasta otro día. 
Felicia, feliz con la decisión de su esposo se puso el abrigo para que lo admire y vea lo bien que le quedaba.
Mientras sucedía todo aquello en la familia, sonó el timbre de la puerta principal, Liza fue abrir y se encontró frente Américo Panduro.
-Disculpe- dijo al verlo -mi padre no recibe pacientes a esta hora y nunca atiende en casa-.
-Señorita no vengo como paciente, solo deseo hablar con su padre diez minutos, es todo-. insistió  Américo.
Liza dudo unos segundos y contestó -voy a consultar un momento-.
-Padre han venido a buscarte, es el congresista Américo Panduro, desea hablar contigo unos segundos, está esperando en la puerta-.          
-Liza debes hacerlo pasar, es una persona muy importante, enseguida lo atiendo-.
-Si padre, se qué es el político del momento, lo hago pasar a la sala no te preocupes-. agregó la joven.
Al cabo de unos minutos Américo estaba sentado en la sala principal esperando al doctor mientras admiraba el fino decorado del hogar. No sé atrevió a preguntar a la joven que lo atendió quien era, supuso que era una de las hijas del doctor Martel.



CONTINUARÁ   
    
                             
  

 

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