El doctor Salas se encontraba más tranquilo al saber que su familia estaba fuera de peligro. Reflexionaba en silencio que iba a pasar ahora con él, se encontraba en un callejón sin salida, estaba en las manos de esta banda de mafiosos y no podía pedir ayuda. Salió del aeropuerto y el hombre que lo vigilaba le indicó que debían ir al consultorio, sin responder a su guardián se dirigió por la avenida que los llevaba directo al lugar indicado ¿qué iba a suceder ahora?. Mientras lo necesiten no le ocurriría nada, pero después de la operación, ¿el jefe respetaría su vida? era una incógnita que quedaba en el aire. Después de veinte minutos de andar en el auto llegaron a su destino, en ese momento el hombre que lo vigilaba ordenó:
-Doctor recoja todo el material que necesita para la operación de mi jefe y llévelo en un maletín, nos vamos a otro sitio-.
Fernando Salas replicó: -cómo es que nos vamos a otro lugar, aquí se está preparando la sala para operar a tu jefe ¿adonde vamos air?- preguntó -no podemos cambiar de plan a último momento- agregó al final.
El hombre respondió: -son órdenes del jefe, yo no puedo contestar ni decir una palabra más-.
Fernando Salas intentó golpear al hombre de negro pero este sacó su arma en segundos y amenazó con disparar.
-Calma doctor, no le conviene dar un paso en falso, estoy armado y no voy a dudar en usarla- dijo en voz alta, el vigilante.
-Dispara- gritó el doctor -mátame de una vez para ver luego que explicaciones le das a tu jefe, a él le conviene tenerme con vida para operarlo- no terminó de hablar cuando recibió por atrás un golpe en la nuca que lo dejó privado en el piso. No supo cuanto tiempo estuvo inconsciente, cuando despertó estaba atado a una silla y tenía al jefe frente a él.
Que desolación y tristeza, su vida no valía nada, pensó un instante. El jefe se acercó a él y dijo: -aquí se hace lo que yo ordeno, no vamos a quedarnos en este lugar, tengo otro sitio donde preparar la sala de operación, no deseo sorpresas de último momento. Doctor quiero que se grave bien esto, cualquier cosa que me suceda mientras me opera, mis hombres tienen orden de acabar con usted, está claro- era una amenaza más que una advertencia -no acabes con mi paciencia, no deseo sorpresas de tu parte- dijo al final y luego ordenó que recojan todo porque se trasladaban a un lugar diferente. Al doctor Salas lo subieron al carro, éste se sentía tan mal por el golpe que había recibido que le dolía la cabeza y la espalda. Su vida se había convertido en una pesadilla de la que no lograba despertar y si acaso lo hacía sería dentro de un cajón.
Al subir al carro cubrieron la cabeza del doctor con un saco negro y con una soga ataron sus manos, dieron varias vueltas para desorientarlo y luego fueron por un camino desconocido. El carro se detuvo dentro de un garaje oscuro, a Fernando lo sacaron del vehículo y la llevaron a otro habitación, El jefe mandó que descubran su cabeza y desaten sus manos, luego señaló un asiento y comentó: -en este lugar vamos a preparar la sala de operaciones, se hará de acuerdo a sus instrucciones-.
Fernando Salas miró a su alrededor, era un verdadero desastre el lugar levantó, las manos y en señal de cansancio exclamó: -si te opero aquí vas estar expuesto a una infección de la que nadie te va salvar, para preparar una sala de operaciones se necesita que todo esté impecable, instrumental médico y algunos equipos. Si deseas que todo vaya bien no puedes decirme como hacer mi trabajo, tú ignoras hasta lo más elemental en medicina-.
El jefe no refuto, guardó silencio y después de un minuto agregó: -se va hacer todo según tus indicaciones, nadie va salir de aquí hasta que se cumplan los requisitos-.
Todo esto sucedía con Fernando Salas en un lugar desconocido, estaba en las manos de una banda peligrosa. Oscar Martel no tenía conocimiento de lo que pasaba con su amigo, solo se enteró que la familia de Fernando había salido del país, por ese lado podía estar tranquilo. De pronto el teléfono de su casa sonó, era Tesio el jefe de policía, sin interrumpir escuchó a su amigo que decía: -Oscar se han llevado al doctor Salas a otro lugar, estamos haciendo un seguimiento pero lo hemos perdido- confesó el jefe de policía.
Oscar Martel palideció al escuchar esto, su amigo estaba en peligro de muerte y la policía no lo ubicaba: -Tesio por favor dime que lo van a encontrar, él esta confiando en ustedes, no pueden abandonarlo a su suerte-.
-No te preocupes nadie lo va abandonar, todos mis hombres están en su búsqueda, ha sido un hecho fortuito porque no queríamos que nos descubran que los seguíamos, si se daban cuenta a esta hora tu amigo estaría muerto. Te voy a tener informado de las investigaciones- dijo al final y cortó la comunicación.
El doctor Martel se desesperó, sin proponérselo él había llevado a su amigo a una situación de peligro, temía por su vida y no encontraba una solución. Confiaba en Tesio y su experiencia como policía, nadie más que él lo podía salvar.
Fernando estaba en un almacén, era el lugar escogido para la operación, los hombres del jefe seguían sus instrucciones y que hacer para despejar y limpiar el piso y paredes, eso tomaría todo un día, los riesgos de la operación quedarían por la cuenta de este hombre que quería cambiar su rostro para no ser reconocido por la banda enemiga ni por la policía a la hora de salir del país, en su fuero interno se preguntaba en que momento iba entrar Tesio y sus agentes para arrestar a todos los miembros de la banda y se acabe por fin este suplicio. El jefe tenía mucho dinero para comprar una mesa de operaciones y el equipo que controla el corazón, nada se escatimo para preparar la sala, entraban al lugar las cajas sellados con el equipo especial, una vecina que vivía al otro lado de la calle reparó en el movimiento de gente que entraba y salía del almacén, esto llamó su atención porque era un depósito que estaba cerrado desde hace tiempo. No sabía si llamar a la policía o esperar para ver de que se trataba.
Fernando Salas sacó de su maletín el instrumental pequeño con el que iba a operar, examinó con cuidado sus bisturís, pinzas y demás para lavarlos en el fregadero, mandó poner la mesa cerca de este. Si las cosas seguían así y se terminaba pronto de preparar la sala, podía operar al día siguiente muy temprano.
El doctor llamó al jefe y le comentó: -necesito estudiar su rostro para saber por donde debo comenzar, tome asiento en este silla- mientras sus hombres seguían trabajando y uno estaba cerca para cuidar los movimientos del doctor. Fernando tocó su frente, pómulos y mentón giró su cabeza de un lado a otro para estudiar con detenimiento como iba a realizar la operación. Deseaba terminar pronto con todo esto para quedar libre, aunque no sabía que harían con él después, las cosas no eran tan fáciles, el paciente debía reposar después de la operación, no debía moverse ni salir del lugar, tal vez esa sería su oportunidad de escapar, el jefe estaría en sus manos y él aprovecharía la oportunidad.
En la otra esquina de la sala había una cama donde iba a dormir el doctor, no podía salir de almacén, el jefe ordenó a sus hombres vigilar cada paso de Fernando Salas. A las once de la noche se terminó de preparar todo lo referente a la sala de operación, el instrumental quirúrgico a usarse estaba limpio y dentro del horno especial para ser desinfectado en su momento. El doctor reposaba sobre la cama, que fue preparada par su descanso. La mañana siguiente seria un día lleno de estrés, para esperar ser rescatado, Fernando tenia dos planes en mente, el primero sería demorar la anestesia para dar tiempo a la policía y el segundo plan en caso que el primero no resulte, era realizar un simulacro de operación, es decir estirar algunos músculos y tal ves modificar en algo la líneas de expresión para tenerlo tranquilo mientras operaba y así dar el tiempo de ser auxiliado. Lo que deseaba el jefe de la banda era una locura, cambiar el rostro de una persona no era fácil y menos romper huesos como si fueran cascaras de nuez. Confiaba en Tesio y sus agentes, Oscar Martel le habia dicho que era un oficial de primera linea. Fernando Salas no sabia que la policía habia perdido su rastro y que lo buscaban por la zona sin hallar el lugar exacto del deposito.
CONTINUARÁ