Tesio Castello jefe de policía, llegó hasta la oficina del congresista Panduro pero éste no se encontraba salió y ordenó a sus agentes que sigan buscando, en todos los pasillos y oficinas. Tesio tenía informantes en el lado oscuro de la ciudad y uno de ellos le había comunicado que iban atentar contra la vida del congresista, era por encargo y no se sabía de quien.
Los agentes de policía se dispersaron por los ambientes del congreso para dar con Américo Panduro, hasta que de un momento a otro se escuchó el disparo de un arma, venía de la parte de atrás del edificio, al parecer el congresista Panduro iba a salir a la calle por ese lado. Todo sucedió en segundos se trataba de una moto donde iban dos hombres uno de ellos se bajo y a través de las rejas apunto con un arma y disparo, el tiro fue certero, alcanzó al congresista en el pecho, lo hizo caer al piso. Américo se agarró el pecho el dolor era intenso. Los hombres de la moto fugaron con rapidez, tomaron una calle contra el tráfico y se perdieron entre los carros. El doctor Martel al escuchar el tiro del arma, corrió junto a Jorge Redondo. Tesio Castello ya estaba al lado del congresista cuando el doctor se abrió paso entre los hombres de seguridad y el personal que labora en el edificio. Américo estaba bañado en un charco de sangre, el doctor Martel atinó a decir: -quédate conmigo, no te duermas- en seguida abrió su camisa para tratar detener la hemorragia, mientras pedía en voz alta que llamen a una ambulancia, no se debía perder un segundo, el herido estaba perdiendo mucha sangre. El caos se apoderó del congreso:
-¡Cómo era posible tamaño atentado! exclamaban muchas voces.
Jorge Redondo estaba paralizado de la impresión, no atinaba hacer nada, felizmente la vida de Américo no dependía de él. El doctor Martel le pidió Tesio que abriera paso a la ambulancia que estaba llegando, se podia escuchar el ruido de la sirena para abrirse paso entre los carros. Todo parecía salido de una película de terror. La ambulancia se situó en la puerta del patio de atrás donde había ocurrido el atentado, al subir al herido, Oscar Martel también subió y les indicaba a los paramédicos cual era el estado del congresista, para que apliquen el procedimiento de emergencia y pueda llegar con vida al hospital más cercano.
El jefe de policía se lamentaba por lo sucedido, no pudo llegar a tiempo con sus agentes, todo sucedió en segundos al punto de que ni el personal de seguridad del congreso pudo intervenir para evitar el atentado. La policía tomó cartas en el asunto para investigar hasta el fondo ¿cómo y porqué? de lo sucedido y el objetivo, Américo Panduro.
La ambulancia iba a toda velocidad y se abría paso entre los carros, el hospital más cercano estaba a unas cuadras. Cuando llegaron a las puertas del nosocomio entraron con rapidez para atender de emergencia al paciente, era necesario estabilizarlo y ver si algo se podía hacer para mantenerlo con vida. El doctor Martel entró a la sala de emergencia para hablar con el médico encargado y explicarle cual era el estado del congresista, la sala de operaciones se preparaba para intervenir al herido.
Oscar Martel secó el sudor de su frente y decidió llamar por teléfono a su hija Liza, ella debía saber lo, sucedido. En la oficina de la empresa de la tía Gema se encontraba cuando el padre habló con su hija.
Liza solo atinó a contestar que enseguida salía para el hospital donde se encontraba Américo, con voz temblorosa agregó: -padre por favor sálvalo, Américo no puede morir-. El padre no dio detalles del estado del congresista lo mejor era hablar con Liza personalmente.
La ciudad se enteró del grave incidente por las noticias, nadie podía creer que algo así podia suceder, habían comentarios en las calles y lugares de reunión ¡Un atentado! ¡Qué horror!. Los noticieros no dejaban de informar, alrededor del hospital llegaron las emisoras de noticias y periodistas, era un verdadero tumulto.
Liza en el carro que la llevaba al hospital se tomaba las manos nerviosamente, ella no quería escuchar que Américo ya no estaba en este mundo y que había dejado de existir, sentía miedo escuchar esas palabras, pedía al cielo -Por favor, por favor no puede morir-. Cuando llegó al hospital pudo ver el tumulto que se había formado en la puerta de emergencia, su padre le había indicado por donde podía entrar sin ser vista desde la calle. Liza entró directo a la sala de emergencia donde la esperaba su padre, ella lo abrazó y preguntó: -¿Padre cómo está Américo, es muy grave? ¿no los vas a operar tú?-
-Liza yo no puedo operarlo, los doctores de aquí tiene mucha experiencia y saben lo que hacen, Américo ya está en la sala de operaciones, él está en buenas manos debemos esperar- el padre no comentó con su hija de que había perdido mucha sangre y que eso lo ponía en peligro.
-Padre cuéntame cómo fue el incidente, sabes algo de eso- comentó Liza.
-Mi querida hija, solo puedo decir que le dispararon en el patio de atrás del congreso, yo no estaba con él. El tiro fue directo al pecho, lo demás ya lo sabes. Serenidad, debemos tener fe de que va a salir bien. A sus padres ya se les comunicó, ellos están viniendo para ver a su hijo. Tú sabes que Américo es hijo único-.
A Liza le parecía extraño conocer a los padres de su novio en esas circunstancias, hubiera querido que fuera distinto: -¿Américo va despertar después de la operación?- preguntó Liza de nuevo a su padre.
-No, después de la operación va estar dormido para estabilizarlo, vamos a esperar que dice el doctor, lo que más me preocupa en este momento es que se están demorando y eso no es bueno-respondió el padre. Liza tenía que estar al tanto del estado de salud de Américo para evitar sorpresas más adelante.
Los padres de Américo llegaron en ese instante, el doctor Martel se acercó a ellos y se presentó. Los padres habían escuchado a su hijo en varias oportunidades hablar del doctor, éste presentó también a su hija Liza y omitió lo de ser la novia, pero la madre ya sabía la existencia de Liza, Américo había hablado en varias oportunidades de ella. Los padres la observaron un momento y la saludaron ahora estaban demasiado preocupados por su hijo y no pensaban en nada más.
Luego de otra hora de espera, salió el doctor responsable de la operación y habló con los padres de Américo, con el doctor Martel y Liza. Él dijo lo siguiente: -En este momento el congresista Panduro se encuentra estable, la bala no ha tocado el corazón pero si a creado una lesión muy seria en los pulmones, ha perdido mucha sangre, su pronóstico es delicado pero tengamos serenidad, él es un hombre fuerte y debe salir bien. Ahora nos toca esperar y ver cómo reacciona su cuerpo-. La madre de Américo soltó unas lagrimas, se abrazó a su esposo y dijo con tristeza -Qué vamos hacer, nuestro hijo es lo único que tenemos-.
El padre de Américo trató de calmar a su esposa y el doctor Martel comentó a su colega: -entonces, con seguridad hasta mañana lo van a tener dormido-.
-Así es, tú conoces bien como se trabaja en estos casos, sugiero que todos se vayan a descansar y regresen mañana a partir de las nueve, aquí no van a poder ver al congresista, cualquier cambio en su estado de inmediato se les va informar.- el doctor dijo esto y se despidio de todos los presentes para regresar a la sala de operaciones.
-Liza- añadió su padre -debemos irnos, ya sabemos como está Américo, si deseas podemos regresar en la noche pero igual va estar dormido, es más seguro en mañana para que lo puedas ver-.
Liza aceptó la sugerencia de su padre, se despidio de los padres de Américo y salió junto al doctor Martel. En sus pensamientos recordaba la sonrisa de Américo cuando hablaba con ella y la invitaba a salir.
COTINUARÁ













