domingo, 27 de agosto de 2017

UNA NOTICIA

Salvatore terminó de hablar con el cónsul y se retiró de la embajada. La conversación  había sido directa y clara. El cónsul le había dado algunas sugerencias para ayudarlo, la primera era que tenga calma y la segunda que se presente  con Giuseppe Pasquale un compatriota que vivía hace muchos años en Managua, tenía su familia y el cónsul lo conocía porque en varias ocasiones realizó trabajos de imprenta para la embajada.   
Giuseppe Pasquale era el dueño de una imprenta importante en la ciudad y podía darle trabajo para ganar algo de dinero y mantenerse en su nueva situación.  Por el momento nada más se podía hacer. Salvatore caminó unos pasos por la avenida  miraba el papel con la dirección de la imprenta  que le había dado el cónsul -no te preocupes- dijo  -yo voy a llamar a Giuseppe para comentarle que tú vas a ir y que por favor te ayude, estoy seguro que no se va a negar,  de todas maneras dinero vas a necesitar.
Respiró profundamente la mañana era clara y el Sol ya estaba en el cielo. 
Antes de regresar al hotel fue directo a la imprenta que no quedaba muy lejos de la embajada. Cuando llegó hasta el lugar la puerta estaba abierta de par en par, en lo alto había un letrero que decía imprenta Mi Favorita, entró  y no tuvo que presentarse porque Giuseppe Pasquale ya estaba enterado de lo que se trataba y al verlo sabía que era Salvatore. 
Por suerte el cónsul no dio detalles de su situación, solo le comentó que necesitaba trabajo por un tiempo. 
Salvatore quería guardar por el momento detalles de su estadía en Managua, era mejor así. 
Se presentó con Giuseppe y este le dijo que podía empezar a trabajar ahora mismo -no te preocupes aquí tienes trabajo, el salario no es muy alto pero te puede alcanzar. 
Giuseppe interrogó a Salvatore, si conocía algo del trabajo de imprenta, éste le dijo que no pero que estaba dispuesto ha aprender. 
Los dos italianos conversaban en su idioma, Salvatore le preguntó donde podía encontrar un hospedaje más barato que un hotel, Giuseppe contestó:
-No te preocupes, en el segundo piso de
la imprenta tengo un depósito que se puede acondicionar para que te hospedes ahí el tiempo que necesites. 
Salvatore no sabía como agradecer a su nuevo amigo, un señor mayor que estaba casado y tenia dos hijos contemporáneos a él. 
Ahora venia lo más difícil porque no sabía si podía aceptar que se quede con Tonino en la imprenta. 
-Giuseppe puedes darme permiso para quedarme en la imprenta con mi perro, él puede ser un excelente guardián.
-Tienes una mascota, eso es un poco complicado pero mientras no sea un animal ruidoso y peligroso está bien, atrás hay un patio donde se puede quedar mientras trabajamos- comentó Giuseppe de buena gana, sin molestarse.
Salvatore volvió agradecer a su amigo y agregó -no te preocupes Tonino no va molestar-. Dicho esto se retiró y prometió que la mañana siguiente estaría temprano en la imprenta para comenzar a trabajar. 
Regresó al hotel y buscó a Tonino que lo habían puesto en jardín interior, ni bien vio a Salvatore se abalanzó sobre él moviendo la cola de felicidad, ambos subieron a la habitación. 
Salvatore se sentó en la cama, tenía que llamar a sus padres para contarles su nueva situación, lo haría sin crearles alarma ni preocupación, ciertos detalles era mejor dejarlos para que no se preocupen por él.
Habló con cada uno de sus padres sin exagerar lo que estaba viviendo,  les comentó que se encontraba bien que no se preocupen y por último les pidió si  podían enviarle un poco de dinero  ya que estaba necesitado. 
Sus padres no se negaron y dijeron que el dinero sería enviado al día siguiente. Salvatore les dijo que hagan el envío a nombre de Giuseppe Pascuale y les dio la dirección de la imprenta. 
Había decidido esto porque no quería usar su tarjeta de crédito para evitar ser ubicado por medio de ésta si tenía una orden de captura, era mejor por un tiempo mantenerse oculto para evitar más problemas,además en su cuenta de ahorros ya no quedaba mucho dinero.  
Sus padres se sorprendieron con esta petición -qué sucede hijo- preguntó su padre pero Salvatore logró calmarlos diciendo que todavía no tenía una dirección  fija  y les aseguró que estaba bien que Giuseppe era una persona seria y podía confiar en él.
Cuando terminó de hablar se despidió de sus padres, Salvatore les dijo que por un tiempo estaría en Managua y que luego vería que iba a hacer. 
No quería desesperarase eso no le hacia bien y tampoco quería caer en un estado depresivo, nada de eso era bueno para él. 
Ahora tenía que pensar con calma, agradeció  al cónsul la ayuda y a Giuseppe también, sin ellos no sabía que hubiera hecho.
El siguiente paso era resolver el pago del hotel, con el dinero que iba a recibir podía cancelar la habitación y mudarse al segundo piso de la imprenta. Pensaba que esta era una nueva vida, quería olvidar su pesadilla. Tonino estaba a su lado y movía la cola feliz por su amo.
 CONTINUARÁ               

domingo, 20 de agosto de 2017

UNA NOTICIA

Salvatore iba a toda velocidad en su carro para llevar al policía al hospital, tenía que ser atendido de urgencia pero en el camino se inició una discusión:
-Te voy a denunciar por ataque a la autoridad, vas a ir preso y tu perro va ser sacrificado-  dijo el policía y apretaba su mano para detener la sangre. 
-Tú sabes bien que no ocurrió así,  fue  un lamentable accidente, Tonino es un animal pacífico, él solo reaccionó para defenderme- comentó Salvatore para explicar el comportamiento de Tonino.  
El policía insistió en su denuncia y no quiso aceptar la explicación de Salvatore. 
Entonces éste agregó -mi perro es un animal sano, tiene completas todas sus vacunas, sobretodo la antirrábica, puedes comprobar lo que digo en la veterinaria de Vicente Alcántara, insistió varías veces en este asunto para que el policía no sea sometido a un tratamiento innecesario contra la rabia que él sabía, era complicado.
Llegaron al hospital y fueron directo a la sala de emergencia para que atiendan al policía, mientras Salvatore en la sala de espera le explicaba a la enfermera lo sucedido e hizo que ésta apunte en su cuaderno el teléfono y dirección de la veterinaria donde tenían el historial de Tonino para que comprueben  lo de la vacuna contra la rabia y no sometan al policía a un tratamiento por este mal.  Luego dio media vuelta y salio del hospital fue al estacionamiento, abrió la puerta del carro, sacó a Tonino y de la guantera tomó el pasaporte que llevaba para identificarse.
No lo pensó dos veces y con solo la ropa que llevaba puesta, algunos billetes en el bolsillo y Tonino fue a buscar un camión de carga para cruzar la frontera al otro lado, hacia Nicaragua. Tenía que abandonar el país, las autoridades nunca iban a comprender que lo sucedido fue un accidente,  él no ordenó a Tonino atacar al policía. Además pensó, que si iba preso en pocas semanas de la desesperación moriría y su querido amigo sería sacrificado ¡no! no podía aceptar esa situación. Ni en la peor de sus pesadillas imaginó algo así. 
No regresó a su departamento, abandonó el carro en el frontis del hospital y logró conseguir un camión de carga que vaya hasta la frontera,  tenía que irse lo más pronto.
En el viaje de varias horas hacia la frontera  conversaba con el chófer del camión, evitó contarle lo sucedido y rogó que no le hicieran problemas en la frontera, en el puesto de control. Cuando llegaron a este lugar Salvatore dijo a la  policía de frontera que iría por unos días de turismo a Nicaragua, no dio más explicaciones, por suerte los inspectores lo vieron como un turista más y lo dejaron pasar.                  
El camino fue largo e incomodo para él   
y Tonino pero no se quejaba, no tenía otra alternativa, si tomaba un bus pensaba que podían detenerlo en la frontera, además no contaba con mucho dinero.  
Bien entrada la noche llegó a la capital de Nicaragua, a la ciudad de Managua. Buscó un hotel pequeño donde le permitieran hospedarse con Tonino. 
Cansado y con hambre se derrumbó sobre la cama, no pudo evitarlo se puso a llorar por la situación que estaba viviendo y la impotencia de no poder hacer nada. 
Por su enfermedad no podía tener estados depresivos eso afectaría el tumor que llevaba en la cabeza. 
Miraba a Tonino que estaba echado sobre una pequeña alfombra al pie de la cama y le decía -en buen lió me has metido amigo pero no podía abandonarte, ahora me he convertido en un prófugo de la ley.
El cansancio logró rendirlo y se quedó dormido sin comer, a esas horas ya no lograba pensar con claridad, mañana resolvería lo que iba hacer.
Al día siguiente muy temprano Salvatore se bañó y entregó su ropa para que sea lavada, pidió que la secaran rápido, porque quería  ir a su embajada a pedir ayuda.
En el hotel dejó como prenda de pago  a Tonino y un fino reloj que era lo único de valor que tenía, esto era la garantía de que iba a regresar ya que el administrador  desconfió de él porque se alojó sin  equipaje. 
Salvatore salio a la calle, tomó un taxi indicando al chófer que lo lleve a la embajada de Italia, en el camino miraba las calles de la ciudad y al llegar a la casa de su embajada y cruzar la puerta se sintió seguro y en casa, respiro aliviado.  Pidió a la recepcionista hablar con el embajador pero éste se encontraba ocupado y fue el cónsul el que lo atendió. 
Un asistente lo hizo pasar a una sala amplia y cómoda, a los pocos minutos entró el cónsul, tomaron asiento, Salvatore se presentó e identificó mostrando su pasaporte, luego comenzó a contarle su historia desde que llegó a Costa Rica y porque había venido a ese país. 
Le comentó también de su enfermedad y el tiempo que podía quedarle de vida. Habló de lo más grave, de lo sucedido con el policía y porque  se vio obligado a de dejar el país vecino.
Al terminar preguntó al cónsul que podía hacer ahora en su caso.
El cónsul lo escuchó y por unos instantes guardó silencio, pensaba en como ayudar a un compatriota en una situación difícil, después dijo: 
-Lamento realmente lo de tu enfermedad, el incidente con el policía es grave, puedo decir con seguridad que no puedes regresar a ese país si no quieres ser detenido, no vas a poder salir por ahora de Nicaragua porque puedes tener una orden de captura.  Lo único que puedo asegurar es que tienes que quedarte en Managua por un tiempo muy largo. 
Salvatore se estremeció, sintió que se derrumbaba, su caso era realmente grave. Ni siquiera podía viajar de regreso a Italia.
El cónsul también agregó -no has debido viajar con un perro en el asiento del copiloto, Tonino debió viajar en el asiento de atrás...pero las cosas sucedieron de esa manera. 
Ahora Salvatore veía su vida incierta, oscura, sin dinero, sin amigos y sus padres ignorando que sucedía con él. 
CONTINUARÁ
        


           

           

domingo, 13 de agosto de 2017

UNA NOTICIA

Los días transcurrían tranquilos para Salvatore, las mañanas en la playa de Punta Arenas surfeando, eran un magnifico ejercicio para él. Había logrado conseguir el equipo completo que necesitaba para correr olas, la excelente y le permitía encontrar a la perfección su comunión con el mar.  
La fuerza que tenía que ejercer con el cuerpo en  el dominio de la tabla lo mantenían en forma y el deslizarse sobre las olas lo hacían sentir libre y creaban en su cuerpo grandes cantidades de adrenalina, en esos momentos solo pensaba en que era parte del mar.
Una mañana que había terminado su rutina de surfear y se alistaba para regresar a su hospedaje, se acercó a él un pequeño cachorro al parecer no sin dueño nadie lo acompañaba. Salvatore se sorprendió por lo amistoso que era, movía la cola y buscaba su atención. 
Caminó por la arena directo al hospedaje y el perrito lo seguía. Salvatore acarició su cabeza y dijo.
-No muchacho, no puedes seguirme, nuestra amistad termina aquí- pero el cachorro no hacía el menor  caso y al llegar al hospedaje el dueño del lugar salio para espantarlo, Salvatore fue directo  a su habitación. 
Después de ducharse y cambiarse decidió que ese día no iba almorzar en el hospedaje y fue a buscar un pequeño restaurante que había visto a unas cuadras adelante. Al salir a la calle, sorpresa para él, estaba el pequeño cachorro que lo esperaba sentado a la sombra de un arbusto.
-¡Hey!  ¡tu!  cachorro embustero quieres ser mi amigo-  comentó Salvatore y le acarició la cabeza de nuevo, el animal movió la cola contento y lo siguió. 
Desde ese día se convirtieron en inseparables, el perrito iba con él a todos lados y fue bautizado con el nombre de Tonino. La sintonía del amo y su perro fue inmediata, Tonino había ganado el corazón de Salvatore, tal vez era porque los dos estaban solos y se acompañaban mutuamente. 
El problema era que en el hospedaje no podían tener a Tonino, entonces Salvatore pidió al dueño unos días para encontrar un pequeño departamento y vivir con su perro, se había enterrado que la señora Catalina, una vecina de la ciudad,  alquilaba departamentos semi amoblados para turistas no muy lejos del lugar, era su oportunidad para estar más cómodo  y tener privacidad.
No fue problema alquilar un departamento y mudarse con Tonino, ahora los dos iban juntos a todos los lugares. Pronto en la ciudad todos los conocían, lo más sorprendente era que Salvatore le había enseñado a Tonino a correr olas, él se subía a la tabla confiado y surfeaba al lado de su amo con seguridad, la gente los observaba sorprendidos desde la playa, era un espectáculo verlos correr la olas juntos.                  
Habían pasado varias meses, desde que los dos amigos se encontraron, para ese momento Tonino ya no era un pequeño cachorro, se había convertido en un perro grande. Salvatore lo llevó al veterinario para que lo examinen y le pongan todas vacunas necesarias, sobretodo la antirrábica quería tener a Tonino sano y feliz. Por el veterinario se enteró que no era un perro de raza. tenia cruce con pitbull por eso era un perro grande y fuerte pero amable y bueno con todos los que se acercaban a él.
Los dos eran inseparables Salvatore había encontrado un amigo entrañable y fiel que era famoso porque sabía correr tabla como él. 
Su enfermedad no la sentía, los dolores de cabeza habían desaparecido, su alimentación ahora era completamente vegetariana y seguía una rutina sana de ejercicios. Era realista, sabía que no estaba curado pero evitaba pensar en ello. 
Con sus padres la comunicación era diaria y se sentían más tranquilos o por lo menos cuando hablaban con él no demostraban tristeza.
Cuatro meses se habían cumplido desde que llegó a la playa para realizar su sueño, estaba instalado en un departamento cómodo y acompañado por Tonino podía pedir algo más...¡si! pensaba él, era el tiempo de planificar a que se iba a dedicar para ganar algún dinero, pues la plata de sus ahorros no iban a durar eternamente. 
Él, era ingeniero ambiental, algo podía hacer en esa hermosa playa donde ahora vivía. Se había comprado un carrito viejo que  funcionaba bastante bien, éste le servía para movilizarse en caso  tuviera que ir un poco más lejos.
Esa mañana del día viernes había terminado temprano de surfear, se alistó porque quería ir al municipio para averiguar que trámites necesitaba para poner un negocio, sobretodo en su caso como extranjero. 
Subió a su carro como siempre con Tonino que se ubicó en el asiento del copiloto, viajaban tranquilos por las calles de la ciudad cuando en un cruce fue detenido por el silbato de un policía que se acercó al carro y levantó la voz para decirle que había cometido una infracción grave. Salvatore estaba seguro que no había cometido ninguna falta  pero el policía seguía  hablando en voz alta y levantó la mano. En ese momento Tonino que estaba en posición de alerta y en forma instintiva se abalanzó por la ventana del carro y mordió la mano al policía para defender a su amo que pensó iba hacer atacado. 
Lo más grave de todo, es que Tonino no soltaba la mano del policía que gritaba de dolor. 
Todo ocurrió en fracción de segundos. Salvatore tuvo que golpear a Tonino para que no siga mordiendo al policía que le sangraba la mano copiosamente. 
La desesperación hizo presa de Salvatore, salió del carro y amarró la mano del policía con un pañuelo pero este se mojó rápidamente de sangre, había que llevarlo de emergencia  al hospital.  El policía estaba lleno de furia por el dolor que sentía, Salvatore ahora no sabía que podía pasar, subieron los dos al carro y se  dirigió a toda velocidad al hospital del lugar. 
CONTINUARÁ                      

domingo, 6 de agosto de 2017

UNA NOTICIA

Salvatore dejaba su ciudad y su vida en Italia. Para volar al otro lado del mundo, su destino San José de Costa Rica. 
Las horas de vuelo en el avión lo hacían reflexionar sobre su decisión, no se arrepentía quería vivir el tiempo que podía vivir a su manera.
Después de varias horas de vuelo llegó a su destino, cansado y con hambre, aunque había comido un refrigerio en el avión.
Se registró en inmigraciones del nuevo país donde iba a vivir un tiempo, no quería pensar en su enfermedad, en todo momento quería mantenerse optimista y no estresarse. La vida era para él desde ese momento un regalo.
Buscó un hotel en el centro de la ciudad,  su idea era conocer bien el lugar y aprender el idioma sin prisa y a su ritmo, la ventaja es que el italiano y el español se parecían un poco o al menos no era tan extraño el uno del otro.  
En los días siguientes recorrió la ciudad, hacer turismo era lo que más le agradaba. El lugar era bonito y  la gente amable, podía darse cuenta de ello porque cuando él hablaba a la hora de comprar o preguntar por algo, lo escuchaban con paciencia para entender que es lo que quería.  Él mismo se sorprendió de lo rápido que se estaba adaptando a la nueva ciudad. 
En los momentos que hablaba con sus padres, les contaba sus experiencias y las costumbres de la gente del lugar. 
Salvatore no quería hacer planes a futuro, en su caso solo vivía el día a día, el dinero  que había ahorrado le servía  para vivir un tiempo mientras pensaba que podía hacer o a que dedicarse.
El clima soleado de San José lo llenaba de optimismo, los planes de turismo ecológico llenaban gran parte de sus días, pero ahora que conocía mejor la ciudad,  quería mudarse hacia Punta Arenas donde estaban las playas, estar cerca al mar era su gran deseo, desde un principio esa fue su idea dedicarse a lo que más le gustaba...¡surfear! 
Para cuidar su salud él se había hecho un plan, primero: comer saludable, nada de productos envasados  con preservantes, ni siquiera consumía azúcar, sus alimentos eran frutas, verduras, muy poca carne, pollo y sí, mucho pescado. Extrañaba las deliciosas pizzas que hacia con su madre, ella le había enseñado a prepararlas desde la masa, muchas veces se divertían, preparando diferentes tipos de pizzas. 
Un año atrás había terminado con su novia, Lorena, ambos se habían dado cuenta que su relación no daba más, querían quedar como amigos tranquilos y en paz, lo último que supo de ella es que vivía en Florencia y que estaba feliz con su trabajo, cuando la recordaba sonreía y le deseaba lo mejor. 
Un mes completo en San José, ya era el momento de partir a Punta Arenas, quería vivir y disfrutar de la tranquilidad de una ciudad pequeña frente al mar y lo que  había notado desde que llegó a Costa Rica que sus dolores de cabeza habían disminuido, esto era un aliento para él que lo llenaba de optimismo, sabía que no estaba curado pero mantener la esperanza lo ayudaba a seguir adelante. 
A sus padres les comentó que se iba a Punta Arenas que no se preocupen que todo estaba bien. 
Quería hacer el deporte que tanto le gustaba y estar frente al mar era excelente. 
Con una maleta y una mochila tomó el bus que lo llevaría hacia Punta Arenas donde se encontraban las mejores playas para surfear.
El día avanzaba y después de algunas horas de viaje llegó a Punta Arenas, Salvatore escogió la playa Santa Teresa un lugar tranquilo y pacífico, con un mar y un cielo maravillosos que lo dejaron asombrado, nunca antes había visto algo así. 
Buscó un pequeño hostal que fuera barato y cómodo pues el turismo estaba transformando el lugar, pero aun era tranquilo para vivir. 
Encontró el lugar perfecto donde hospedarse, era limpio con grandes ventanales que daban al mar y un ambiente familiar, se sentía en el paraíso. 
Se apresuró a instalarse en la habitación designada para él, quería salir cuanto antes  para averiguar donde conseguir el equipo necesario y correr al día siguiente las olas que se tanto deseaba.  
Salió del hospedaje Don Tomás así se llamaba el lugar y caminó hasta la playa que estaba a unos pasos, miró el mar, las olas eran perfectas, el lugar era pacífico, sabía que practicar este deporte todos los días lo ayudaría a sentirse mejor. 
Se sentía libre, feliz con la briza del mar en la cara, nada podía ser más perfecto que el paisaje que tenia al frente.  La vida y la esperanza latía dentro de él.           
CONTINUARÁ