domingo, 20 de agosto de 2017

UNA NOTICIA

Salvatore iba a toda velocidad en su carro para llevar al policía al hospital, tenía que ser atendido de urgencia pero en el camino se inició una discusión:
-Te voy a denunciar por ataque a la autoridad, vas a ir preso y tu perro va ser sacrificado-  dijo el policía y apretaba su mano para detener la sangre. 
-Tú sabes bien que no ocurrió así,  fue  un lamentable accidente, Tonino es un animal pacífico, él solo reaccionó para defenderme- comentó Salvatore para explicar el comportamiento de Tonino.  
El policía insistió en su denuncia y no quiso aceptar la explicación de Salvatore. 
Entonces éste agregó -mi perro es un animal sano, tiene completas todas sus vacunas, sobretodo la antirrábica, puedes comprobar lo que digo en la veterinaria de Vicente Alcántara, insistió varías veces en este asunto para que el policía no sea sometido a un tratamiento innecesario contra la rabia que él sabía, era complicado.
Llegaron al hospital y fueron directo a la sala de emergencia para que atiendan al policía, mientras Salvatore en la sala de espera le explicaba a la enfermera lo sucedido e hizo que ésta apunte en su cuaderno el teléfono y dirección de la veterinaria donde tenían el historial de Tonino para que comprueben  lo de la vacuna contra la rabia y no sometan al policía a un tratamiento por este mal.  Luego dio media vuelta y salio del hospital fue al estacionamiento, abrió la puerta del carro, sacó a Tonino y de la guantera tomó el pasaporte que llevaba para identificarse.
No lo pensó dos veces y con solo la ropa que llevaba puesta, algunos billetes en el bolsillo y Tonino fue a buscar un camión de carga para cruzar la frontera al otro lado, hacia Nicaragua. Tenía que abandonar el país, las autoridades nunca iban a comprender que lo sucedido fue un accidente,  él no ordenó a Tonino atacar al policía. Además pensó, que si iba preso en pocas semanas de la desesperación moriría y su querido amigo sería sacrificado ¡no! no podía aceptar esa situación. Ni en la peor de sus pesadillas imaginó algo así. 
No regresó a su departamento, abandonó el carro en el frontis del hospital y logró conseguir un camión de carga que vaya hasta la frontera,  tenía que irse lo más pronto.
En el viaje de varias horas hacia la frontera  conversaba con el chófer del camión, evitó contarle lo sucedido y rogó que no le hicieran problemas en la frontera, en el puesto de control. Cuando llegaron a este lugar Salvatore dijo a la  policía de frontera que iría por unos días de turismo a Nicaragua, no dio más explicaciones, por suerte los inspectores lo vieron como un turista más y lo dejaron pasar.                  
El camino fue largo e incomodo para él   
y Tonino pero no se quejaba, no tenía otra alternativa, si tomaba un bus pensaba que podían detenerlo en la frontera, además no contaba con mucho dinero.  
Bien entrada la noche llegó a la capital de Nicaragua, a la ciudad de Managua. Buscó un hotel pequeño donde le permitieran hospedarse con Tonino. 
Cansado y con hambre se derrumbó sobre la cama, no pudo evitarlo se puso a llorar por la situación que estaba viviendo y la impotencia de no poder hacer nada. 
Por su enfermedad no podía tener estados depresivos eso afectaría el tumor que llevaba en la cabeza. 
Miraba a Tonino que estaba echado sobre una pequeña alfombra al pie de la cama y le decía -en buen lió me has metido amigo pero no podía abandonarte, ahora me he convertido en un prófugo de la ley.
El cansancio logró rendirlo y se quedó dormido sin comer, a esas horas ya no lograba pensar con claridad, mañana resolvería lo que iba hacer.
Al día siguiente muy temprano Salvatore se bañó y entregó su ropa para que sea lavada, pidió que la secaran rápido, porque quería  ir a su embajada a pedir ayuda.
En el hotel dejó como prenda de pago  a Tonino y un fino reloj que era lo único de valor que tenía, esto era la garantía de que iba a regresar ya que el administrador  desconfió de él porque se alojó sin  equipaje. 
Salvatore salio a la calle, tomó un taxi indicando al chófer que lo lleve a la embajada de Italia, en el camino miraba las calles de la ciudad y al llegar a la casa de su embajada y cruzar la puerta se sintió seguro y en casa, respiro aliviado.  Pidió a la recepcionista hablar con el embajador pero éste se encontraba ocupado y fue el cónsul el que lo atendió. 
Un asistente lo hizo pasar a una sala amplia y cómoda, a los pocos minutos entró el cónsul, tomaron asiento, Salvatore se presentó e identificó mostrando su pasaporte, luego comenzó a contarle su historia desde que llegó a Costa Rica y porque había venido a ese país. 
Le comentó también de su enfermedad y el tiempo que podía quedarle de vida. Habló de lo más grave, de lo sucedido con el policía y porque  se vio obligado a de dejar el país vecino.
Al terminar preguntó al cónsul que podía hacer ahora en su caso.
El cónsul lo escuchó y por unos instantes guardó silencio, pensaba en como ayudar a un compatriota en una situación difícil, después dijo: 
-Lamento realmente lo de tu enfermedad, el incidente con el policía es grave, puedo decir con seguridad que no puedes regresar a ese país si no quieres ser detenido, no vas a poder salir por ahora de Nicaragua porque puedes tener una orden de captura.  Lo único que puedo asegurar es que tienes que quedarte en Managua por un tiempo muy largo. 
Salvatore se estremeció, sintió que se derrumbaba, su caso era realmente grave. Ni siquiera podía viajar de regreso a Italia.
El cónsul también agregó -no has debido viajar con un perro en el asiento del copiloto, Tonino debió viajar en el asiento de atrás...pero las cosas sucedieron de esa manera. 
Ahora Salvatore veía su vida incierta, oscura, sin dinero, sin amigos y sus padres ignorando que sucedía con él. 
CONTINUARÁ
        


           

           

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