domingo, 13 de agosto de 2017

UNA NOTICIA

Los días transcurrían tranquilos para Salvatore, las mañanas en la playa de Punta Arenas surfeando, eran un magnifico ejercicio para él. Había logrado conseguir el equipo completo que necesitaba para correr olas, la excelente y le permitía encontrar a la perfección su comunión con el mar.  
La fuerza que tenía que ejercer con el cuerpo en  el dominio de la tabla lo mantenían en forma y el deslizarse sobre las olas lo hacían sentir libre y creaban en su cuerpo grandes cantidades de adrenalina, en esos momentos solo pensaba en que era parte del mar.
Una mañana que había terminado su rutina de surfear y se alistaba para regresar a su hospedaje, se acercó a él un pequeño cachorro al parecer no sin dueño nadie lo acompañaba. Salvatore se sorprendió por lo amistoso que era, movía la cola y buscaba su atención. 
Caminó por la arena directo al hospedaje y el perrito lo seguía. Salvatore acarició su cabeza y dijo.
-No muchacho, no puedes seguirme, nuestra amistad termina aquí- pero el cachorro no hacía el menor  caso y al llegar al hospedaje el dueño del lugar salio para espantarlo, Salvatore fue directo  a su habitación. 
Después de ducharse y cambiarse decidió que ese día no iba almorzar en el hospedaje y fue a buscar un pequeño restaurante que había visto a unas cuadras adelante. Al salir a la calle, sorpresa para él, estaba el pequeño cachorro que lo esperaba sentado a la sombra de un arbusto.
-¡Hey!  ¡tu!  cachorro embustero quieres ser mi amigo-  comentó Salvatore y le acarició la cabeza de nuevo, el animal movió la cola contento y lo siguió. 
Desde ese día se convirtieron en inseparables, el perrito iba con él a todos lados y fue bautizado con el nombre de Tonino. La sintonía del amo y su perro fue inmediata, Tonino había ganado el corazón de Salvatore, tal vez era porque los dos estaban solos y se acompañaban mutuamente. 
El problema era que en el hospedaje no podían tener a Tonino, entonces Salvatore pidió al dueño unos días para encontrar un pequeño departamento y vivir con su perro, se había enterrado que la señora Catalina, una vecina de la ciudad,  alquilaba departamentos semi amoblados para turistas no muy lejos del lugar, era su oportunidad para estar más cómodo  y tener privacidad.
No fue problema alquilar un departamento y mudarse con Tonino, ahora los dos iban juntos a todos los lugares. Pronto en la ciudad todos los conocían, lo más sorprendente era que Salvatore le había enseñado a Tonino a correr olas, él se subía a la tabla confiado y surfeaba al lado de su amo con seguridad, la gente los observaba sorprendidos desde la playa, era un espectáculo verlos correr la olas juntos.                  
Habían pasado varias meses, desde que los dos amigos se encontraron, para ese momento Tonino ya no era un pequeño cachorro, se había convertido en un perro grande. Salvatore lo llevó al veterinario para que lo examinen y le pongan todas vacunas necesarias, sobretodo la antirrábica quería tener a Tonino sano y feliz. Por el veterinario se enteró que no era un perro de raza. tenia cruce con pitbull por eso era un perro grande y fuerte pero amable y bueno con todos los que se acercaban a él.
Los dos eran inseparables Salvatore había encontrado un amigo entrañable y fiel que era famoso porque sabía correr tabla como él. 
Su enfermedad no la sentía, los dolores de cabeza habían desaparecido, su alimentación ahora era completamente vegetariana y seguía una rutina sana de ejercicios. Era realista, sabía que no estaba curado pero evitaba pensar en ello. 
Con sus padres la comunicación era diaria y se sentían más tranquilos o por lo menos cuando hablaban con él no demostraban tristeza.
Cuatro meses se habían cumplido desde que llegó a la playa para realizar su sueño, estaba instalado en un departamento cómodo y acompañado por Tonino podía pedir algo más...¡si! pensaba él, era el tiempo de planificar a que se iba a dedicar para ganar algún dinero, pues la plata de sus ahorros no iban a durar eternamente. 
Él, era ingeniero ambiental, algo podía hacer en esa hermosa playa donde ahora vivía. Se había comprado un carrito viejo que  funcionaba bastante bien, éste le servía para movilizarse en caso  tuviera que ir un poco más lejos.
Esa mañana del día viernes había terminado temprano de surfear, se alistó porque quería ir al municipio para averiguar que trámites necesitaba para poner un negocio, sobretodo en su caso como extranjero. 
Subió a su carro como siempre con Tonino que se ubicó en el asiento del copiloto, viajaban tranquilos por las calles de la ciudad cuando en un cruce fue detenido por el silbato de un policía que se acercó al carro y levantó la voz para decirle que había cometido una infracción grave. Salvatore estaba seguro que no había cometido ninguna falta  pero el policía seguía  hablando en voz alta y levantó la mano. En ese momento Tonino que estaba en posición de alerta y en forma instintiva se abalanzó por la ventana del carro y mordió la mano al policía para defender a su amo que pensó iba hacer atacado. 
Lo más grave de todo, es que Tonino no soltaba la mano del policía que gritaba de dolor. 
Todo ocurrió en fracción de segundos. Salvatore tuvo que golpear a Tonino para que no siga mordiendo al policía que le sangraba la mano copiosamente. 
La desesperación hizo presa de Salvatore, salió del carro y amarró la mano del policía con un pañuelo pero este se mojó rápidamente de sangre, había que llevarlo de emergencia  al hospital.  El policía estaba lleno de furia por el dolor que sentía, Salvatore ahora no sabía que podía pasar, subieron los dos al carro y se  dirigió a toda velocidad al hospital del lugar. 
CONTINUARÁ                      

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