domingo, 3 de septiembre de 2017

UNA NOTICIA

Con el dinero que le habían enviado sus padres, Salvatore pudo pagar el hotel y mudarse al segundo piso de la imprenta. Giuseppe Pasquale preguntó a Salvatore porque sus padres enviaban el dinero a su nombre. 
-¿Qué sucede Salvatore cuál es el problema? ¿qué estás ocultando?
Salvatore no tuvo otra salida más que contarle el incidente ocurrido en Costa Rica, no quería que Giuseppe desconfiara de él o piense que estaba involucrado en  algo turbio, solo obvió el tema de su enfermedad, eso no era necesario contarlo, le comentó además que ese había sido el motivo para pedir ayuda a la embajada y  de esa manera es cómo llegó hasta la imprenta. 
Giuseppe después de oír su historia se sorprendió -vaya... dijo, es un verdadero problema el que tienes, pero no te preocupes al menos aquí tienes trabajo.
Salvatore comenzó a trabajar con dedicación, estaba atento al más mínimo detalle, quería aprender todo lo concerniente al trabajo, era una forma de agradecer a Giuseppe por su ayuda.
Tonino, su fiel compañero, estaba también instalado junto a él y muy pronto se volvió el amigo de todos y aceptaba la compañía  mansamente. Tonino se acomodaba en un rincón para no estorbar. Salvatore le había advertido que tenía que portarse bien.   
En la imprenta se trabajaba hasta las seis de la tarde y luego se cerraba, de ahí todo el mundo se iba a casa. 
Salvatore subía al segundo piso, donde en una de las esquinas del depósito tenía una cama y una pequeña cómoda para guardar su ropa. Giuseppe Pasquale le había proporcionado esto para que viva el tiempo que necesite, no era un hotel de lujo pero el lugar era limpio, cómodo, con una gran ventana que daba a la calle. 
Después del horario de trabajo salia a pasear con Tonino para que haga un poco de ejercicio, cenaba algo ligero y regresaba a su casa, como él llamaba al depósito. 
Con el dinero recibido desde Italia, se había comprado dos pantalones, polos, una casaca delgada y zapatillas. Con todas esas compras aun le sobraba dinero, sus padres habían sido  muy generosos con el en envío, pero él no quería molestarlos y por suerte con el trabajo de la imprenta podía vivir un tiempo hasta ver la forma de cómo solucionar su problema.
Muy pronto Salvatore con Giuseppe y sus hijos Marcus y Niccolo se hicieron amigos y lo consideraban uno más de la familia, él se sentía afortunado de contar con ellos. Algunos domingos lo invitaban almorzar a su casa y la esposa de Giuseppe le preparaban ensaladas de verduras porque sabían que era vegetariano. 
Habían pasado casi dos meses desde que llegó Salvatore a la imprenta Mi Favorita, cuando una mañana soleada entró al lugar Rasanella y su amiga Margarita, buscaban a Giuseppe, querían mandar hacer un trabajo de imprenta, se trataba de unas invitaciones para realizar una fiesta que se haría en un hotel de lujo de la ciudad. 
A la fiesta asistirían la gente de la alta sociedad y empresarios, el motivo era recaudar fondos para la casa de los niños sin hogar. Rosanella y su amiga pertenecían al comité de damas de ayuda por los niños. 
Como Giuseppe estaba ocupado le pidió a Salvatore que le muestre el catálogo para escoger el modelo de las invitaciones. 
Después de algunos comentarios y ver los modelos de tarjetas se decidieron por uno. 
Giuseppe también quería ayudar a la casa de los niños y les hizo un precio especial por las invitaciones que estarían terminadas dentro de tres días, era importante que estén pronto para enviarlas a los asistentes.                
Terminada las conversaciones y hecho el trato Rosanella y Margarita se retiraron. 
Salvatore no quería aceptarlo pero Rosanella llamó su atención. 
Él, hasta   ese momento se había mantenido alejado de cualquier compromiso, pensaba ¡qué podía ofrecer!... ¿futuro?. Él mismo no sabía en que momento podía caer al piso y quedar tendido sin vida.
No, no era justo para la otra persona comprometerse con él. 
Se quedó pensativo mientras miraba como se alejaban las dos jóvenes mujeres. 
Era mejor concentrarse y seguir trabajando. Salvatore era consciente de que no podía enamorarse, él no sabía cuál era su tiempo de vida. 
Se cumplieron los tres días y fue Margarita a recoger las invitaciones, no estaba Rosanella con ella, era mejor así, pensaba Salvatore pero sintió curiosidad  por la obra y la casa la de los niños. Margarita le contó cómo se realizaba la obra y la ayuda. Si, él deseaba podía visitar la casa los domingos que era el día que se realizaban las visitas.
El trabajo en la imprenta como todos los días continuaba, Salvatore después de terminar la jornada, se reunía algunos días con Marcus y Niccolo para salir a un bar y reunirse  con otros amigos, pero él se abstenía de tomar, no podía hacerlo, por ello solo pedía una botella de agua y nada más. Marcus le hacia bromas y decía: 
-Eres el amigo más aburrido y sano que conozco, no tomas, eres vegetariano y piensas solo  en trabajar.
Marcus ignoraba la enfermedad de Salvatore y éste solo reía con los comentarios. 
No quería hablar de su salud para qué, no tenía sentido...eso era algo personal.
El siguiente domingo en la mañana Salvatore paseo con Tonino por la ciudad y en la tarde se fue a visitar la casa de los niños. 
Tonino quedó seguro y guardado en el patio de la imprenta, era mejor así.
La tarde estaba fresca, el calor del día había menguado, cuando llegó a la casa de los niños y tocó la puerta  hubo cierto reparo de dejarlo entrar, nadie lo conocía, pero Rosanella que estaba en el lugar lo hizo pasar. Salvatore no imaginó que ella podía estar en la casa un domingo en la tarde.
Rosanella recorrió con Salvatore las instalaciones del lugar, le contó que ella estaba haciendo una lista de las necesidades más urgentes para luego informar al comité de cómo usar el dinero que se iba a recaudar. 
Pasaron los dos juntos una tarde agradable conversando y conociendo a los niños, ellos eran alegres y despiertos a pesar de las circunstancias. 
En la casa estaban bien cuidados, pero como siempre las necesidades eran muchas. 
Salvatore se despidió de Rosanella el terminar la tarde, salio de la casa, caminaba de regreso a la imprenta por las calles de Managua, no quería aceptarlo pero pensaba en ella  y en su compañía.
CONTINUARÁ.
             
            

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