domingo, 4 de febrero de 2018

EL VIAJE DE REGRESO

Tarde de domingo, en el jardín interior de la casa, conversaban Bao y su novio Roberto. El clima en el jardín era agradable a esa hora de la tarde.
Ambos no se habían visto en varias semanas, no se habían llamado ni buscado como era su costumbre. 
Bao y Roberto sabían que era el final de su compromiso. De alguna manera los dos buscaban palabras que no ofendan al otro. Ellos deseaban quedar como buenos amigos que en su momento compartieron un sentimiento de amor juvenil y que recordarían toda la vida. 
Roberto tomó las manos de Bao y las beso, ella acarició su cabello y dijo:
-Siempre vas a viajar a Francia como era tu sueño.
-Si, tu sabes que para mí es importante hacer una especialidad en Ciencias Políticas en la Sorbona de París. 
Los dos continuaron conversando y hablando de sus planes por separado y que es lo que planeaban  para el futuro, nunca antes lo habían hecho  pero ahora había llegado el momento en que las palabras sobraban, ya no había más que decir. 
Roberto se puso de pie y se despidió de Bao, ella le deseo lo mejor para su vida,  esta vez no lo acompaño hasta  la puerta, era mejor así. Los dos sabían que era el final y sentían que su amistad quedaría por siempre. 
Cuando Roberto se retiró, Bao a solas en el jardín  pensaba que tal vez en su vida, en su destino, no estaba el casarse y formar un hogar. Esta idea la entristecía y no sabía explicarse en que momento el idilio terminó. 
La invadió un sentimiento de tristeza, Roberto en un  momento de su vida  fue su mundo y compartió con él alegrías y tristezas, ahora tenía que continuar su camino y lo que éste le depare para el futuro.  
En las semanas siguientes trató en todo momento de concentrarse en el trabajo y seguir aprendiendo el manejo del negocio. Su padre ya sabía lo que había sucedido con Roberto, ella misma se lo había comentado.  
Guo...guardó su opinión, él sentía un aprecio verdadero por Roberto, pero si los dos decidieron  terminar, él no  podía intervenir, esa había sido su decisión. 
Ahora Bao para disipar su mente se concentró en el plan para emprender la búsqueda de sus hermanos. 
Con las direcciones que tenía de China, pensaba escribir cartas a cada una de estas. 
Comenzaría por el Municipio de la provincia Shenyang de donde era su familia y las direcciones restantes de los amigos de juventud de su padre, si era verdad que los tiempos habían cambiado en el país,  alguien seguro contestaría sus cartas. 
Por el lado de la familia de su madre solo tenía una dirección pero ellos no podían saber nada de sus hermanos porque los pequeños no fueron enviados a la familia materna sino a la familia paterna. Por el momento desecho esa posibilidad, más adelante trataría de ubicarlos. Para ella lo más importante ahora era encontrar a su hermanos.    
Cada cinco días Bao enviaba cartas a las diferentes direcciones,  no importaba cuanto tiempo le tomaba, ella seguía escribiendo cada semana, tenía la esperanza de recibir una respuesta. 
Mientras en las oficinas de la empresa, Bao comentaba con su padre las nuevas ideas que tenía para cada departamento  dentro de las tiendas, a Guo esto le parecía bien,  era importante mantener la comunicación entre los departamento de contabilidad, de ventas, de servicios  al cliente y la gerencia para hacerlos más eficientes.
En las noches cuando Bao estaba en casa, se dedicaba a escribir las cartas pidiendo en cada una información sobre la familia de su tío abuelo, ubicándolos a ellos podría saber que pasó con sus hermanos. 
Para ella y su padre nunca fue una posibilidad que ellos estuvieran  muertos. Tian y Zhao estaban vivo en algún lugar, esa era la esperanza que guardaba en su corazón, de lo contrario quería saber de todas maneras que había sucedido con ellos.  
Cada día que pasaba revisaba el correo que llegaba y no encontraba respuesta a sus cartas, desde que comenzó a escribir habían pasado  dos meses, era pronto para desanimarse, esa posibilidad no estaba en su mente. 
Una mañana en la oficina, Bao conversaba con su padre sobre la necesidad de ampliar el negocio y Guo contestó:
-Antes de pensar en esa posibilidad es necesario investigar cómo esta el mercado y cuáles son sus necesidades, eso lo sabes tu mejor que yo, además ¿crees que es el momento de invertir para ampliar el negocio?. Estamos en este momento  viviendo una crisis y cuando esto sucede la gente deja de comprar,  es algo instintivo porque las personas aseguran primero sus necesidades básicas, lo demás queda en segundo plano.  
Nunca olvides, el mercado está conformado por seres humanos y son ellos los que marcan el vaivén de la ventas y las inversiones. Cuando hay crisis lo mejor es guardar fuerzas para sostener la empresa y prepararse para crecer cuando ésta pase. 
Esa era una de las tantas lecciones que Bao recibía de su padre, él tenía la experiencia de haber pasado por diferentes crisis y sacar adelante la empresa.
En un descanso del trabajo, Bao fue a despedir al aeropuerto a  sus  amigos Benito y Genoveva que se iban de viaje.  
Ellos eran  amigos desde la universidad y viajaban al extranjero por trabajo. 
Bao se despidió de ellos con gran tristeza porque no los volvería a ver por un tiempo bastante largo. Cuando ya salia del lugar, se encontró frente a frente con su amigo Ru Hen que llegaba de hacer un viaje a Nueva York. 
Grande fue la sorpresa entre los dos pues no se veían desde hace varios años, Bao lo único que sabía de él, es que siempre estaba de viaje en alguna exposición de sus cuadros generalmente fuera del país. Por eso le causó sorpresa encontrarse con él.     
Conversaron de lo que cada uno estaba haciendo y Ru Hen la invitó a una nueva exposición de sus cuadros que tendría lugar la semana siguiente, Bao aceptó y le dijo que iría con su padre porque a él también le gustaría verlo de nuevo.  
Ru Hen y Bao se despidieron y cada uno se fue por su camino.
Mientras Bao regresaba a su casa pensaba que le había dado alegría encontrar a Ru Hen, jamás imaginó que sería en el aeropuerto. 
Ella siempre lo recordaba como el niño que sabía dibujar,  ahora en cambio se había convertido un hombre  atractivo. 
A los pocos días de su encuentro llegó a la casa la invitación para la exposición de su obra en una importante galería de la ciudad. 
Ella, como lo había prometido fue con su padre. La exposición de los  cuadros de Ru Hen era brillante tal como acostumbraba hacerlo. 
La paleta de colores que había elegido para su obra,  era cálida y llena de luz. El tema elegido era sobre el verano y el mar. 
Bao y su padre se acercaron para felicitarlo. La galería estaba llena  gente y era grande la expectativa. Ru Hen se alegró de ver nuevamente a Guo y llenó de atenciones a Bao. La noche terminó muy pronto  y se tenían que despedir. 
Mas tarde Bao en la casa conversaba con su padre  sobre la exposición de su amigo,  ella  pensaba que Ru Hen  fue agradable con ellos en todo momento por el recuerdo que guardaba de su maestra Liang.  
Pensar en algo diferente... era absurdo,  además Ru Hen seguro tendría mil ocupaciones,  al igual que ella. 
Su trabajo de escribir las cartas continuaba y justo esa mañana se disponía a llevarlas al correo, cuando la señora Delia tocó la puerta de su habitación para decirle que había llegado una carta.
Bao de inmediato abrió su puerta, tomó la carta. Vio el sobre y la dirección, venía de China, el corazón le palpitaba a mil por hora, alguien había contestado después de casi cuatro meses. 
Las manos le temblaban mientras la abría,  ¿cuál sería la respuesta?  ¿por fin sabría el paradero de sus hermanos?... Mientras leía,  las lagrimas bañaban su rostro, se detuvo, volvió a mirar la dirección en el sobre, era una dirección extraña y no tenía nombre en el remitente, ni al final de la carta..
Se sentó sobre la cama y terminó de leer su contenido, ahí la persona que escribía  decía que  la familia de su tío abuelo hacía varios años que abandonaron el pueblo repentinamente y que no sabía donde se marcharon, ninguno de los vecinos conocía su paradero. La carta era breve y no daba grandes luces. 
Bao lloraba, sentía que una puerta se cerraba. La persona que escribía no puso su nombre en la carta  porque quizás sentía  miedo. Al parecer nada había cambiado al otro lado del mundo. 

CONTINUARÁ
      

    
          


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