Las emociones del viaje y sobretodo el encuentro con sus hermanos tenían a Guo y a sus hija Bao comentando los detalles.
Bao había sacado de la maleta los presentes que compró para su padre y mientras se los entregaba iba diciendo:
Tus hijos, padre, son hombres de bien que se han forjado un camino y han formado sus familias. Zhao se parece tanto a ti, no lo imaginas y Tian también se parece a ti, pero el parecido con el abuelo es increíble. Mis hermanos se alegraron de conocerme y yo a ellos, más. Nosotros que pensamos en un momento que los habíamos perdido, ahora podemos decir que los hemos recuperado.
Bao seguía comentando con su padre los pormenores del viaje, de sus hermanos, de la hermosa casa de Zhao y del taller donde éste hace sus muebles. De Tian y su vida en China, el cargo que ocupa, de su esposa y de que tenía dos nietos, hijos de cada uno de sus hijos.
Guo preguntaba por cada detalle, por cada lugar y momento que había pasado con sus hermanos y al final de todo aquello la pregunta más importante ¿qué pensaban sus hijos de él?
-Hija, no me hago ilusiones, tienes que decirme la verdad, yo sabré aceptar la realidad.
Para Bao era un momento difícil, lo mejor era comentar con cuidado lo que Tian y Zhao pensaban de él, omitió algunos detalles que no eran necesarios.
Ella no habló de odio porque ellos no lo odiaban, pero no deseaban verlo.
Ella no habló de odio porque ellos no lo odiaban, pero no deseaban verlo.
-Padre debes darles un poco de tiempo, todo esto es nuevo para mis hermanos, además siempre han pensado que la familia los había olvidado y no querían saber nada de ellos. Lo que han vivido ha sido muy difícil.
-Hija, les hablaste que nunca dejamos de buscarlos y que jamás los hemos olvidado, hablaste de todo aquello.
-Si padre, todo aquello les conté, sobre el dolor que se vivió y la tragedia que cayó sobre la familia después de su partida. No te preocupes cada detalle, cada paso, ellos saben toda la verdad.
Como respuesta los dos guardaron silencio al principio y después fueron enfáticos, no desean venir a Lima, ellos quieren olvidar el pasado y seguir adelante con sus vidas.
Como respuesta los dos guardaron silencio al principio y después fueron enfáticos, no desean venir a Lima, ellos quieren olvidar el pasado y seguir adelante con sus vidas.
Guo sabía que era lo mínimo que podía esperar, él no estaba en posición de exigir a sus hijos nada. Tal vez solo el tiempo podía decirle que hacer o cómo actuar.
La alegría de su retorno a Lima y las emociones del encuentro con sus hermanos se calmaron, en el transcurso de los días se volvió a la vida cotidiana. Bao regresó a su
trabajo en la empresa a dedicarse a manejar los negocios y aprender más de toda la experiencia de su padre.
Guo por su lado no dejaba de pensar en sus hijos, miraba una y otra vez las fotos que Bao trajo de su viaje. Veía a sus tres hijos juntos, sonriendo felices a la cámara y deseaba ser parte de esa alegría, deseaba poder conversar con Tian y Zhao decirles como los había extrañado y que nunca los había dejado de amar. Tal vez el cielo se apiade de él y le permita vivir hasta que pueda verlos y abrazarlos.
Mientras tanto, Bao seguía adelante con su romance, ella y Ru Hen se veían a diario y el sentimiento entre los dos se fortalecía. Ambos podían vivir su amor.
Cada mes hablaba con Zhao en Canadá y a Tian le escribía cartas, no quería perder la comunicación con ellos ahora que los había encontrado. Una mañana tres meses después de su regreso, llegaron a la casa unas grandes cajas, al abrirlas era la mesita de café de la que Bao se había encantado y además un escritorio secreter muy romántico y femenino para que ella escriba todas las carta que deseaba.
Zhao había cumplido su promesa y le envió esos preciosos muebles.
Zhao había cumplido su promesa y le envió esos preciosos muebles.
Guo y su hija admiraban los muebles eran unas verdaderas obras de arte, con fino acabado y los delicados paisajes del estilo oriental.
-Estos son los muebles que fabrica tu hijo padre, son hermosos, ¿no crees?
Guo le daba la razón eran unas obras de arte, su hijo Zhao era un maestro.
Bao no perdió el tiempo y llamó a su hermano para agradecer los muebles -no te imaginas lo feliz que me haces con estos regalo. Querido Zhao gracias son magníficos.
-Solo quiero que los disfrutes y siempre te acuerdes de mí- contestó Zhao al otro lado de la línea.
-Gracias hermano esto es algo especial para mí.
Guo escuchaba en silencio la conversación de su hija y podía imaginar a Zhao al otro lado del teléfono.
Los muebles ocuparon un lugar especiales en la casa. Eran recuerdos del viaje y de su hermano.
El invierno en la ciudad había llegado, las lloviznas eran casi a diario, el frio se dejaba sentir y el cielo cerrado no mostraba más el sol.
Ocho meses habían pasado desde que los novios salían juntos. Bao vivía día a día la emoción de su romance con Ru Hen, como una pareja feliz compartían los momentos y salidas a pasear en algún lugar especial, el mundo no podía ser mejor para los dos.
Una tarde conversan tranquilos en la casa de Bao, recordaban a Líang que era la gran ausente en toda esa alegría, recordaron el regalo del cuadro de las peras azules que Ru Hen pintó para ella. El cuadro como siempre seguía en el lugar donde una vez la madre lo había colgado.
-Gracias hermano esto es algo especial para mí.
Guo escuchaba en silencio la conversación de su hija y podía imaginar a Zhao al otro lado del teléfono.
Los muebles ocuparon un lugar especiales en la casa. Eran recuerdos del viaje y de su hermano.
El invierno en la ciudad había llegado, las lloviznas eran casi a diario, el frio se dejaba sentir y el cielo cerrado no mostraba más el sol.
Ocho meses habían pasado desde que los novios salían juntos. Bao vivía día a día la emoción de su romance con Ru Hen, como una pareja feliz compartían los momentos y salidas a pasear en algún lugar especial, el mundo no podía ser mejor para los dos.
Una tarde conversan tranquilos en la casa de Bao, recordaban a Líang que era la gran ausente en toda esa alegría, recordaron el regalo del cuadro de las peras azules que Ru Hen pintó para ella. El cuadro como siempre seguía en el lugar donde una vez la madre lo había colgado.
Una tarde Ru Hen invitó a Bao a su departamento de soltero, quería mostrarle los cuadros que estaba pintando para la próxima presentación en una galería de Nueva York.
Eran diez los cuadros a presentar en la galería el siguiente mes, cuando Bao vio los primeros cuadros quedó impactada, no solo por el arte con los que estaban ejecutados sino porque en cada uno de ellos Ru Hen la había pintado, eran pequeñas figuras que se escondían detrás o caminaban entre los brillantes colores u las formas en los cuadros.
En el cuadro que estaba a medio hacer aparecía ella en tamaño natural, Bao se había convertido en su musa. Todo aquello era un gran detalle que la había sorprendido, no sabía que decir.
Entonces fue Ru Hen quien rompió su silencio y preguntó -¿que te parecen los cuadros?
Eran diez los cuadros a presentar en la galería el siguiente mes, cuando Bao vio los primeros cuadros quedó impactada, no solo por el arte con los que estaban ejecutados sino porque en cada uno de ellos Ru Hen la había pintado, eran pequeñas figuras que se escondían detrás o caminaban entre los brillantes colores u las formas en los cuadros.
En el cuadro que estaba a medio hacer aparecía ella en tamaño natural, Bao se había convertido en su musa. Todo aquello era un gran detalle que la había sorprendido, no sabía que decir.
Entonces fue Ru Hen quien rompió su silencio y preguntó -¿que te parecen los cuadros?
-Son bellos en cuanto al color y las formas realmente me has sorprendido, no sé que más puede decir.
-Solo, dime que iras conmigo a Nueva York para le presentación de mis cuadros el próximo mes.
-Si, claro que iré contigo, no puedo faltar a esa presentación- contestó Bao con emoción.
Al salir del departamento, Ru Hen la llevó a un lugar que sólo él conocía, ahí había un estanque con peces que según sus tradiciones decían, que los peces eran símbolos de prosperidad y de buena suerte, fue en este lugar donde Ru Hen le preguntó -¿quieres casarte conmigo?- y sacó de su bolsillo un pequeño estuche de terciopelo con un bello anillo de compromiso que tenía un diamante en forma de corazón.
No podía creerlo eran demasiadas emociones y ella un poco en broma le contestó -te molesta si lo pienso una semana para darte una respuesta- el desconcierto de Ru Hen hizo sonreír a Bao que abrazo a su novio y aceptó el compromiso.
La boda sería dos meses después de la exposición de los cuadros. Era el tiempo máximo, Ru Hen no deseaba esperar más para casarse con Bao.
Cuando los novios le comunicaron su decisión a Guo, éste los felicito, era una gran noticia, un sueño que se hacía realidad.
La boda no podía ser sencilla ni pequeña, ella era conocida como la heredera de la empresa de su padre y él era un pintor reconocido en el país y fuera de él. Era inevitable una gran boda. Solo por esta vez lo harían de esa manera y después querían vivir tranquilos, sin grandes festejos, ni notoriedad.
Los arreglos de la boda fueron encargados a una especialista en estos menesteres, ella se encargaría de todo. Bao solo se ocuparía de su vestido de novia, ella quería que fuera a su gusto y estilo.
Ahora lo más importante para Bao era invitar a sus hermanos, rogaba que acepten venir a pesar de que ellos se habían negado a viajar a Lima. Pensaba que por esta vez y por tratarse de ella, tal vez acepten la invitación.
Primero habló con su padre para ver si él estaba de acuerdo, Guo no podía estar más de acuerdo, el estar junto a sus hijos era lo primero, aunque tenía una gran duda...¿cómo lo iban a tratar?
No quiso pensar más, lo que sea que tenga que ser, no importa, era más grande el deseo de verlos, de abrazarlos de poder hablar con ellos y pedirles perdón.
Cuando los novios le comunicaron su decisión a Guo, éste los felicito, era una gran noticia, un sueño que se hacía realidad.
La boda no podía ser sencilla ni pequeña, ella era conocida como la heredera de la empresa de su padre y él era un pintor reconocido en el país y fuera de él. Era inevitable una gran boda. Solo por esta vez lo harían de esa manera y después querían vivir tranquilos, sin grandes festejos, ni notoriedad.
Los arreglos de la boda fueron encargados a una especialista en estos menesteres, ella se encargaría de todo. Bao solo se ocuparía de su vestido de novia, ella quería que fuera a su gusto y estilo.
Ahora lo más importante para Bao era invitar a sus hermanos, rogaba que acepten venir a pesar de que ellos se habían negado a viajar a Lima. Pensaba que por esta vez y por tratarse de ella, tal vez acepten la invitación.
Primero habló con su padre para ver si él estaba de acuerdo, Guo no podía estar más de acuerdo, el estar junto a sus hijos era lo primero, aunque tenía una gran duda...¿cómo lo iban a tratar?
No quiso pensar más, lo que sea que tenga que ser, no importa, era más grande el deseo de verlos, de abrazarlos de poder hablar con ellos y pedirles perdón.
CONTINUARÁ