domingo, 4 de marzo de 2018

EL VIAJE DE REGRESO


En la casa de Zhao, en la sala cómoda y decorada con buen gusto, conversaban los hermanos. 
Zhao le contaba a su hermana la historia real del viaje y su vida durante todos los años que estuvieron perdidos.
Bao lo escuchaba sin interrumpirlo, él había guardado silencio unos segundos para recordar los hechos con exactitud. Luego comenzó su historia.
-Cuando el barco por fin llegó al puerto de Dalian después de una larga travesía, Tian y yo estábamos cansados y aterrados, no sabíamos lo que nos esperaba todo era  ajeno a nuestras vidas hasta ese momento. Uno de los oficiales del barco que se encargaba de nosotros nos habló para decir que era el momento de bajar y ser entregados a nuestro familiar, en este caso el tío abuelo Guo Min. 
Bajamos por la escalera junto a los demás pasajeros, ya en tierra Tian y yo mirábamos a todos lados, el puerto era impresionante, había tanta gente que iba y venia, la bulla era abrumadora y no podías escuchar bien, nunca había visto algo así. El oficial que nos acompañaba dijo en voz alta el nombre del tío abuelo Guo Min. 
Nuestro tío estaba presente, no muy lejos de nosotros, él nos esperaba en el puerto y se acercó al escuchar su nombre pero ahí también estaba la guardia del puerto que vino  a nosotros para  saber que sucedía y  quienes eramos. 
Pidieron nuestros documentos y preguntaron al oficial del barco de donde veníamos, éste les explicó nuestro caso  y los guardias interrogaron al tío, le exigieron sus documentos y lo más grave fue, que al no estar presentes nuestros padres y como menores de edad, ellos se encargarían de nosotros.  Fue una situación confusa. por más que se dieron las explicaciones del caso. 
Los guardias nos llevaban, el tío se opuso e insistió que eramos sus sobrinos pero no hubo respuesta, se paró delante de ellos  y forcejeo con uno de los guardias, para que nos dejen libres, grave error, lo golpearon hasta caer al piso por oponerse a la autoridad.  
Todo sucedió tan rápido y de manera violenta, Tian y yo comenzamos a llorar, vimos cómo golpeaban el tío y cómo se lo llevaron,  no supimos donde y nunca lo volvimos a ver. 
Eran otros tiempos y nadie podía atreverse a desafiar la autoridad, aun hoy los castigos son duros si te opones al mandato de los guardias. 
Nosotros no comprendíamos lo que sucedía, ni la magnitud de los hechos, Tian y yo estábamos aterrados, después de ver la golpiza que sufrió el tío.  En seguida fuimos llevados a un cuartel, en ese lugar nos hicieron muchas preguntas, por suerte sabíamos el idioma,  nuestra madre nos había enseñado, eso en adelante nos ayudó a vivir y entender lo que nos esperaba en el futuro.  
Zhao miró a su hermana, sus recuerdos
era nítidos y dolorosos.
El oficial que estaba a cargo del cuartel, nos preguntó ¿qué hacíamos en China y dónde estaban nuestros padres? Tian era el que contestaba todas las preguntas. 
El oficial al enterarse de nuestra historia dio la orden y nos dijo: 
-mientras sus padres no estén presentes, ustedes son parte  del estado y se quedan en este  cuartel. 
Con el paso del tiempo, nunca fuimos devueltos a nuestra familia, en ese entonces los niños pertenecían al estado y no podías escoger.  
El nuevo régimen que gobernaba así lo ordenaba. Nadie podía oponerse, pensar diferente y mucho menos protestar. El gobierno mantenía el orden estricto en todo el país. 
Tian y yo nos quedamos en ese cuartel y comenzamos  el servicio militar,  había una gran cantidad de niños como nosotros que eran entrenados y adiestrados en maniobras militares, seguíamos estudios y enseñanza del nuevo orden, ahí solo tenías que obedecer, no había otro camino.  
A los dos se nos asignó un lugar y una cama, nada de protestas y menos llanto, aprendimos que  cometer cualquier error era castigado y los castigos eran severos. 
Otro problema que enfrentamos fue el cambio de nombre, nosotros no habíamos nacido en China por lo tanto debían cambiarnos de nombres, por más que explicamos que nuestros padres eran ciudadanos  chinos no fuimos escuchados. 
Años más tarde luchamos por recobrar nuestra identidad,  mientras tanto cada día  Tian y yo,  repetíamos nuestros nombres para recordar quienes eramos.   
El entrenamiento en el cuartel era estricto y fuerte, los estudios exigentes y cada día nos conscientizaban sobre el nuevo régimen. Nosotros no estábamos acostumbrados a esa vida, era otro mundo. 
En las noches, tenía pesadillas y por mucho tiempo no pude dormir bien, a Tian le sucedía lo mismo, ambos no decíamos nada, teníamos que callar. 
En el día a día entrenábamos y luego asistíamos a largas horas de estudio, aparte cada uno aprendió un oficio, es así como escogí la carpintería, la que aprendí con mucho cuidado y detalle para hacer  muebles finos. Aprendí además que la madera es un material noble que en manos expertas se convierte en finos objetos o muebles. 
También debo decir que Tian me cuidaba y protegía, si tenía que liarse a golpes con alguien  para defenderme lo hacia, él era mi protector y no permitía que nadie me moleste. Estábamos muy unidos, yo admiraba a nuestro hermano mayor.   
   







Estuvimos juntos en el mismo cuartel durante cuatro años, luego Tian fue cambiado a otro destacamento en una provincia cercana a la frontera con Mongolia. Ahí la temperatura era de cero grados y los inviernos parecían no tener fin.
Con este cambio se cerró la etapa de la niñez y comenzaba una nueva. Nuestro carácter y espíritu se habían fortalecido.    
Nunca perdimos el contacto, siempre nos escribíamos y cuando estábamos de vacaciones uno de los dos viajaba para ver al otro hermano.
A pesar de la distancia siempre recordamos a nuestra madre, ella estaba presente. Gracias a que nos enseño el idioma, nuestra vida fue un poco más fácil, si algo se puede decir. 
Mis recuerdos son muy claros, como si hubieran sucedido ayer. En todos esos años siempre pensé que nunca nos iban a encontrar porque teníamos otros nombres o algo peor, nos habían olvidado y desterrado.
La vida en el cuartel no fue fácil, cuando Tian fue cambiado a otro cuartel yo era más grande y había aprendido a defenderme, nadie me molestaba. Dos años más tarde fue removido  a otro destacamento y por un tiempo dejamos de vernos, las distancias eran grandes. Siempre nos quedaba el escribir cartas para saber del otro. 
El reloj marcaba las 2 a.m cuando Zhao le dijo a su hermana que era mejor ir a descansar, más tarde terminaré de contarte el resto de la historia. Bao se puso de pie y abrazó a su hermano. Tantos años de distancia y tantas experiencias lo habían marcado.
A la hora del desayuno Liza comentaba con Bao -tu hermano está en el taller, me dijo que lo esperes  en el jardín que él vendrá en un momento para conversar contigo.
Bao tomó de la mano a Ru Hen que estaba a su lado y le pidió que la disculpe, esa conversación era importante.
-No te preocupes yo pensaba visitar a un amigo que es dueño de una galería, nos vemos más tarde.    Ambos se despidieron con la intención de pasear más tarde, todavía quedaban varios días de permanencia en la ciudad. El encuentro con sus hermanos era lo más importante y agradecía a Ru Hen su comprensión.
En el jardín había un clima cálido y una suave brisa, Zhao y su hermana se sentaron en unos cómodos sillones desde donde se apreciaba el hermoso paisaje.
Zhao siguió la ilación de su  relato donde lo había dejado el día anterior:
-Tian terminó primero el servicio militar y escogió hacer carrera dentro del aparato estatal, él ahora es un alto funcionario en la ciudad de Shangai. Es un funcionario serio y honrado. 
Él siempre estuvo deseoso de saber que había pasado con el tío abuelo Guo Min y el puesto que ocupaba  le permitía hacer las indagaciones del caso, lo que descubrió fue muy triste.   
CONTINUARÁ   

      

     


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