domingo, 21 de octubre de 2018

DOS PUEBLOS... DOS VILLAS

Todas las personas que conocían a Fausto Torre-Alba estaban presentes para darle el último adiós. 
Los padres de Barzan llegaron a Santa Emilia ni bien se enteraron  de lo que había sucedido al abuelo.  
Un día antes de la ceremonia de despedida, en la casa del fundo Torre-Alba padre e hijo conversaban de cómo proceder para cumplir la última voluntad del abuelo. 
Emilio el capataz del fundo, hablaba con el hijo de Fausto que llevaba el mismo nombre de su padre. Éste le decía:
-Señor Fausto, su padre me pidió unos días antes de morir que le diga que es importante que usted cumpla su última voluntad, aquí en el cajón de su escritorio esta una carta dirigida a su persona.
Emilio se acercó al escritorio y de uno de los  cajones sacó un sobre cerrado y se lo entregó a Fausto hijo. Barzan observaba a su padre cuando abría el sobre para leer la última voluntad del abuelo.
La carta contenía una serie de recomendaciones para que sean cumplidas, entre ellas el deseo expreso de ser enterrado en el fundo en una condición poco común, es decir directamente en la tierra sin cajón. 
A Fausto hijo esto, le parecía una situación  extrema y no comprendía cómo su padre le pedía algo así. La sola idea de imaginarlo era imposible de cumplir. 
-Emilio, mi padre estaba en su sano juicio cuando escribió esta carta, notó usted algo raro en su comportamiento en los últimos días-  decía Fausto hijo preocupado y a la vez sorprendido.
-No señor, su padre estaba en perfecta salud mental, no había nada extraño en su comportamiento, es más, él me pidió ser envuelto en varias capas de lienzo de lino blanco y así ser depositado en la tierra. Esas fueron sus palabras, por eso escribió esta carta para usted.
El padre de Barzan no contestó, solo siguió leyendo la carta donde el abuelo agregaba que todo lo que había en el fundo pasaba a ser propiedad de su único  hijo y heredero, además de las cuentas que tenía en el banco, la carta decía:  
-Hijo en tus manos deposito toda mi confianza, sé que sabrás cumplir mi voluntad y sabrás dirigir el fundo al que tanto le he dedicado mi vida y trabajo. Tú sabes que he amado esta tierra y deseo descansar en ella para siempre. 
Todas mis posesiones son tuyas y en su momento serán de Barzan. Recibe todo mi amor y mis recuerdos-  de esta manera acaba la carta el abuelo Fausto antes de despedirse de su hijo -A Barzan le dejo mi colección de sellos postales que tanto le gustaban y que valen una pequeña fortuna, para él también va mi amor de abuelo. Luego firmaba con su nombre.
Fausto hijo se debatía en la duda, él no podía concebir la idea de que el cuerpo su padre descanse sobre la tierra, eso era pedir demasiado. 
Después de leer la carta del abuelo, Barzan comentó:
-Padre tienes que cumplir  la voluntad del abuelo, aquí en su carta, él te lo pide.
-Barzan siempre he sido un hijo que a obedecido la voluntad de su padre, pero esto no puedo hacerlo, voy a cumplir con su  deseo de ser enterrado en el fundo pero no puedo verlo envuelto en lienzos de lino y puesto sobre la tierra, ¡no!... eso, es demasiado, él va a descansar como debe ser, en un cajón de fina madera, es mi padre y no puedo cumplir con este deseo de ser puesto sobre la tierra.  Para mí sería mejor que descanse en el campo santo del pueblo pero cumpliré con el deseo de quedarse en el fundo y nada más.
-Señor... su padre me pidió varias veces que le insista, cómo quería que sea su descanso- comentó Emilio el capataz. 
-No se preocupe Emilio usted a cumplido con darme el encargo de mi padre, pero yo soy su hijo y él sabrá comprender-  terminó por decir Fausto hijo para que no quede duda. 
Barzan no insistió, se dio cuenta que su padre estaba sufriendo por el dolor de la partida de ¡su padre!,  el hombre que había sido una  figura principal en sus vidas.    
Por eso, en la mañana en el fundo                           
en un lugar cercano a la casa se celebraba la ceremonia de despedida del abuelo Fausto Torre-Alba. Mientras el sacerdote decía las últimas palabras... -venimos a este mundo sin nada y nos vamos sin nada porque polvo somos y en polvo nos convertiremos.
Luego de terminada la ceremonia fueron depositadas las flores que los amigos y la familia habían traído.
Uno a uno los asistentes se fueron despidiendo de Fausto hijo, de su esposa y de Barzan, todos sentían pesar por la partida del abuelo Fausto.  
Cuando cayó la noche y la familia se quedó sola en el fundo, Barzan comentaba con su padre cómo sería de ahora en adelante el manejo del negocio del abuelo.
-Hijo, quiero pedirte que tú te quedes a dirigir un tiempo el fundo hasta ver cómo organizamos  todo.  Tú sabes que yo no puedo hacerme cargo por el momento de esto, el trabajo urgente me espera en la capital, sólo serán  unas semanas hasta organizar con Emilio el trabajo y luego sea él, quien se quede al mando.
Barzan no estaba muy de acuerdo pero no quiso contradecir a su padre, no era el momento para ello, además estaba de por medio la voluntad de su abuelo. 
Dos días más tarde los padres de Barzan partían a la capital, su hijo los despidió y tomó la administración del fundo. 
Lo primero que hizo Barzan fue llamar a Emilio para que éste lo ponga al tanto del trabajo, su padre le había dejado un poder pleno para dirigir el negocio del abuelo y todo lo que correspondía al fundo. 
El capataz lo puso al día del movimiento y manejo del fundo, de la gente que trabajaba y cómo era el reparto de los quesos y mantequilla elaborados en el lugar. 
-Tenemos que seguir manteniendo la calidad de los productos, no podemos descuidar esto- decía Barzan al capataz -la calidad y el sabor es lo que ha hecho famoso al fundo del abuelo.
Emilio estuvo d acuerdo y se comprometió a seguir trabajando del mismo modo como si el abuelo estuviera presente.             
La gente y amigos durante los primeros días sentía con pesar la ausencia de Fausto Torre-Alba, pero la vida tenía que continuar y Barzan estaba demostrando que podía hacerse cargo de la dirección del fundo.  
Era domingo en la mañana y como siempre en la casa de Rafaela se celebraba el almuerzo familiar, con  la asistencia de su hermano Tadeo su esposa y sus pequeños hijos. Esta vez  doña Elvira había querido invitar a Celina, a su novio Adriano y a Barzan, quería conocerlo y conversar con él. 
Cuando todos estaban reunidos en la casa se inició el almuerzo, éste se desarrollo en un clima de alegre conversación, recuerdos y anécdotas, Barzan comentaba las cosas que había hecho todos estos años de su ausencia en Santa Emilia, comentó también que se haría cargo del fundo y que su padre le había dado pleno poder para ello.  
Doña Elvira preguntó a Barzan:
-Van a seguir con el negocio como siempre o tengo que buscar otro proveedor de los productos lácteos.
-No, doña Elvira, vamos a seguir como siempre con el negocio y con la misma calidad como si mi abuelo estuviera presente, sé que algunos dudaran, pero estoy poniendo todo mi empeño para que el negocio continué hasta que mi padre disponga otra cosa. No creo que yo me quede por mucho tiempo pero Emilio, el capataz del abuelo conoce bien como es el negocio del fundo y en el futuro, será él quien se encargue de todo. 
Doña Elvira lamentó la partida del abuelo de Barzan  y así se lo hizo saber a éste. Ella durante mucho tiempo había comprado los productos lácteos del fundo Torre-Alba por su calidad y cuidado el la elaboración.
Casi era de noche cuando los invitados al almuerzo se retiraban, Celina y su novio se despedían de la familia y también Barzan se despedía, él había causado una buena impresión a todos los presentes. Tenía facilidad de palabra y su conversación era entretenida.           
   
Tadeo con su esposa e hijos también se despedían de su madre y hermana, la reunión fue agradable y divertida. Todos pasaron un momento entretenido. 
Volver a encontrarse con Barzan fue toda una sorpresa, al menos así pensaba Rafaela.  
Al día siguiente era lunes y en la alcaldía de Santa Emilia, Teodoro Cerillo comentaba con sus concejales cómo iban avanzando las obras de la nueva carretera, faltaba muy poco para que se terminen. El alcalde deseaba que este lista para el día de las fiestas de fundación del pueblo, él tenía la intención de inaugurar la carretera para esa festividad y  ya tenía en mente como se iba a desarrollar el evento. 
Teodoro Cerillo se sentía satisfecho con los logros de su gestión y con las obras a favor de Santa Emilia. 
En un momento aparte Adriano preguntó al alcalde, si ya era el día para enviar la respuesta al alcalde de San Pablo, Lázaro Ventura:
-No puedes ser más inoportuno para hacerme esta pregunta, ahora me encuentro planificado las actividades de las fiesta del pueblo- contestó molesto el alcalde Cerillo.
Adriano se disculpó de inmediato -no he querido interrumpirlo señor alcalde, solo pensé que lo había olvidado.
Teodoro Cerillo no se había olvidado de enviar la respuesta para señalar  la fecha y resolver el conflicto de tierras, solo deseaba tomarse su tiempo para decidir cual sería la fecha mas apropiada y además fastidiar  al alcalde Ventura que bien merecido se lo tenía.
El alcalde Cerillo ignoraba que en el municipio de  San Pablo esperaban impacientes la respuesta,  Lázaro Ventura quería demostrar a los pobladores que no haba ningún manejo turbio en su gestión y se daba cuenta que Teodoro Cerillo demoraba su respuesta a propósito para mortificarlo. No podía hacer nada al respecto, solo esperar que llegue pronto la respuesta.  
Lo que tranquilizaba un poco sus ánimos, era que pronto estaría terminado el puente de San Pablo y su inauguración tenía que ser celebrada con grandes festejos, con esto pretendía tranquilizar a los pobladores de San Pablo para que olviden el incidente y vuelvan a confiar en él.

CONTINUARÁ         
    

          

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