domingo, 25 de noviembre de 2018

DOS PUEBLOS... DOS VILLAS

La tía Mercedes y el tío Roberto tenían que regresar a la capital. El tiempo de visita había llegado a su fin, era la hora de despedirse. 
La tía Mercedes mientras abrazaba a su hermana decía:
-Elvira, tienes que tomarte un tiempo para viajar y visitar a la familia, tú sabes que las puertas de mi casa están siempre abiertas para ti.
-Gracias Mercedes te prometo que en cuanto se solucione todo en Santa Emilia, voy hacer un viaje para visitar a la familia 
Las dos hermanas se abrazaron con emoción al saber que pasaría un largo tiempo para volverse a encontrar. Rafaela se despidió de su tía y del tío Roberto, éste no podía ocultar su impaciencia de subir a la camioneta y partir lo más pronto, no quería que la noche los sorprenda en el camino. 
En la ciudad tenía bastante trabajo que realizar, no solo el estudio de los fósiles que había encontrado, sino el trabajo en la oficina de la empresa para la que trabajaba.
Rafaela y su madre despedían a los tíos que iniciaban el viaje de regreso a la ciudad.
Después de decir a dios a su hermana y cuñado, doña Elvira camino hasta la cocina, quería comenzar a preparar una nueva cantidad de mermeladas de diferentes sabores. 
Rafaela comentaba con su madre, la visita de los tíos y lo agradable que fue su estancia en Santa Emilia, ella había visto algunos  fósiles que el tío Roberto había encontrado en el valle y le parecieron interesantes, uno llamó su atención, era extraño por su forma y tamaño. Él tío lo guardó con especial cuidado.
-Madre- dijo Rafaela -lo que hace el tío Roberto es interesante, el estudio de los fósiles le apasionan sobre manera. Vieras con que cuidado los examinaba y comentaba que en su estudio de la ciudad iba a tener bastante trabajo para clasificarlos. 
-Si es cierto, a Roberto siempre le a gustado estudiar e investigar los rocas, los fósiles, en fin él es muy cuidadoso con su carrera- contestaba doña Elvira mientras preparaba todos los utensilios para empezar la preparación de las deliciosas mermeladas.
-Madre-  volvió a decir Rafaela -tengo que comentar algo que he guardado desde que llegué de mi viaje a la capital. He renunciado definitivamente a la empresa donde trabajaba porque mi intención es quedarme en Santa Emilia y trabajar a tu lado en la tienda. 
Doña Elvira se quedó unos segundos pensando y luego agregó -Has meditado bien tu decisión, en la compañía tenías un buena carrera, aquí en la tienda y trabajar a mi lado es diferente, ¿te vas acostumbrar?- preguntó a su hija, no muy convencida de la decisión que está había tomado. 
-Madre... aquí puedo ayudarte y además podemos hacer varios cambios para que la empresa crezca y sea más eficiente. He pensado que se puede ampliar la cocina para que sea un lugar más cómodo y amplio de trabajo, así aumentaría la cantidad de nuestros productos. También tendríamos que hacer cambios en el delivery para hacerlo más eficiente y en la tienda podemos ofrecer otras variedades de productos que no sean los que ya tenemos para el público. 
-Rafaela, no voy a sacrificar la calidad y el sabor de mis mermeladas para fabricarlas en cantidad, ellas, han ganado un lugar de preferencia y todos en el pueblo las compran porque son artesanales y hechas en casa, con la fruta y el sabor especial-  dijo esto doña Elvira un poco fastidiada por los comentarios de su hija.
-No pretendo cambiar la esencia de la empresa que se basa  en la calidad y sabor, solo quiero que entiendas que hay mejoras que se pueden realizar para  hacerla más eficiente.       
 Rafaela se daba cuenta que no iba hacer  
fácil convencer a su madre con nuevos cambios, por el momento no deseaba entrar en conflicto con ella. Poco a poco le iría demostrando las ventajas de hacer algunos cambios sin  sacrificar la calidad y el sabor de las mermeladas que tenía un sitio ganado dentro de los hogares, hoteles y restaurantes en Santa Emilia y San Pablo.   
Otro cambio importante, sería contratar a una persona para que ayude en la cocina, esto último, no iba a ser  fácil con doña Elvira porque ella no permitía que nadie sepa el secreto de cómo elaboraba sus mermeladas. 
Rafaela pensó que era mejor dejar  la conversación y se fue a cambiar de ropa, tenía una cita con Barzan,  en una hora pasaría a recogerla, él le había prometido llevarla a conocer la planta donde se elaboraban los productos lácteos del fundo Torre-Alba que el abuelo Fausto había creado con mucho esfuerzo y trabajo.
Era mejor dejar que su madre piense a solas sobre los cambios en la empresa.  
Barzan vino a recoger a Rafaela a la hora indicada, saludó a doña Elvira y partieron al fundo que estaba a una hora del pueblo. 
En el camino Rafaela comentaba con Barzan la conversación con su madre y lo difícil que iba ser convencerla de hacer los cambios en la empresa. También comentó su decisión de quedarse a trabajar en Santa Emilia.  
Barzan contestó -tienes que tener paciencia, tu madre está acostumbrada a una forma de trabajo que le ha dado buenos resultados, porque no haces los cambios paso a paso, para que ella se convenza de que es bueno hacer algunos ajustes- Por otro lado se sentía  feliz de saber que ella se quedaría en el pueblo y a su lado.  
Rafaela no contestó a Barzan, él tenía razón, era mejor hacer los cambios poco a poco y no crear conflictos, doña Elvira tenía una forma de pensar,  eran dos generaciones diferentes.   
Cuando llegaron al fundo, Barzan le mostraba a Rafaela el lugar donde se hacían los quesos y mantequillas. La planta no era muy grande pero era impecable y eficiente, antes de entrar se cubrieron los zapatos, el cabello y la ropa con un mandil especial. 
Barzan le indicaba que todo esto lo había hecho su abuelo Fausto, él tenia un verdadero amor por su tierra y su trabajo. 
Recorrieron la planta, Rafaela estaba bastante impresionada con el lugar, era moderno para Santa Emilia. 
Después de terminar el recorrido por la planta, la invitó a la casa quería mostrarle la colección de sellos postales del abuelo y un arma que había sido usada en la segunda guerra mundial, él no sabía como había llegado a las manos de su abuelo, además del arma con la que se defendió en ese grave incidente que tuvo años atrás. 
La casa lucia impecable, al entrar Barzan y Rafaela, todas las ventanas estaban abiertas y dejaban pasar la luz del día, la decoración era sencilla  pero acogedora, en el escritorio estaban los sellos y en una vitrina las armas de colección. Todos los objetos impresionaron a Rafaela, ella escuchaba las historias que contaba sobre ellas,  Barzan.  
El fundo Torre-Alba estaba ubicado varios kilómetros de distancia de las tierras en conflicto por      
      
los límites entre los dos pueblos. Esto era una gran ventaja para Barzan que no tendría problemas con su fundo, muy diferente era el caso de Rafaela y las tierras de su familia.  
En unos días más sería la reunión entre dos pueblos. Hasta el momento había un clima de paz que todos esperaban continúe así.
En San Pablo, el alcalde Lázaro Ventura  estaba preparado para la reunión, faltaban algunos días pero él no había perdido el tiempo y varias veces fue a visitar el lugar del conflicto. 
No quería que nada lo sorprenda o existan errores de último momento. Se reunió con sus concejales para hablar del tema y llegar a soluciones prácticas. Era importante acabar este tema y poner fin al conflicto para concentrarse de nuevo en las elecciones municipales del próximo año. Tenía que crear confianza en la población si quería ser reelegido, este era su principal interés.
Llamó a su secretaria -¡Manuelita!... venga usted, tenemos que prepararnos para el día de la reunión con las autoridades de Santa Emilia,  prepare los documentos y las actas para que todo quede escrito, sellado  y no falte ningún detalle. Recuerde enviar las invitaciones a los garantes y a las autoridades de Santa Emilia, con el día y la hora de la reunión,  nadie debe faltar.
Manuelita fue a preparar los documentos y demás.  
Mientras Lázaro Ventura pensaba en su oficina en como solucionar el otro asunto con Monteagudo, el secretario del partido, ya no tenía dudas, él había sido el autor de los panfletos y todo el problema que habían ocasionado. 
Tarde o temprano tenía que enfrentarlo, por las buenas o por las malas, tenía que saber cuáles fueron sus motivos para actuar de esa manera y muy posible retirarlo del partido.

CONTINUARÁ            

domingo, 18 de noviembre de 2018

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

 Mientras Rafaela paseaba con Barzan, le explicaba los detalles de la ciudadela Pre-Inca, sus gruesos muros, como habían sido construidos y la solidez de las edificaciones. 
La gran influencia de la cultura Chavín en su construcción por la presencia de cabezas clavas en los muros que representaban  según los estudios a jaguares animales míticos dentro de sus creencias que resguardaban el lugar. La cerámica en colores tierra, los mantos, finos, textiles con bella iconografía. Barzan escuchaba sorprendido lo que Rafaela le contaba, ella conocía bien el lugar y su historia. 
En otro momento Rafaela comentaba que cuando su padre estaba vivo, un día llegó a sus manos la figura de un guerrero o tal vez un sacerdote que celebraba sacrificios humanos por una cabeza que tenía en una mano y un cuchillo ceremonial en la otra, esta figura su padre la guardó con especial cuidado porque era la prueba de las ofrendas que celebraban a sus dioses en el pasado.  
-Barzan, alrededor de la ciudadela se tejen muchas leyendas, como una de guerreros alados que volaban por el valle, no sé si esto es real o con el tiempo se vuelto solo mitología. Mi padre siempre decía que era necesario estudiar más y hacer investigaciones más profundas en la ciudadela para sacar verdaderas conclusiones. Lo que si es real es que la ciudadela se levanta frente a nosotros como un testigo del tiempo y que la gente que vivía en ella estaban avanzados en cuanto a las construcciones de los edificios, a los tejidos de sus textiles y su forma de vida era trabajar la tierra que les proporcionaba el sustento y defenderla  a cualquier precio, se sabe además que era guerreros y se enfrentaban a otros pueblos, ellos realizaban sacrificios humanos como pago  y agradecimiento a sus dioses cuando ganaban una batalla. 
-Tu padre te enseñó todo esto, es notable  lo que él sabía respecto a la ciudadela, debe haber leído muchos libros- decía Barzan con asombro por los comentarios de Rafaela. 
-A mí padre le gustaba leer mucho sobre este lugar, él era un arqueólogo aficionado, dentro de las cosas que él conservaba  también hay un manto que  encontró en la ciudadela, otro día te lo voy a mostrar. 
Barzan tomó de la mano a Rafaela, con este gesto quería decir que estaba comprometido con ella, no tenía duda sobre ello, pero deseaba saber si Rafaela lo aceptaba, ella guardó silencio un momento y un abrazo entre los dos fue la respuesta.  
Era tiempo de terminar el paseo, la noche había llegado y la luz de la luna alumbraba el lugar, la ciudadela se veía imponente con los reflejos de luz sobre ella. 
De regreso a Santa Emilia, los dos viajaban en silencio,la noche era cómplice y toda la energía del universo estaba con ellos, nada se oponía a sus sentimientos. 


Cuando llegaron a casa de Rafaela se despidieron, con el deseo de volverse a encontrar al día siguiente.
Era tarde Rafaela no quería molestar a su madre y se fue a dormir, había pasado un día hermoso al lado de Barzan.     
Al día siguiente a la hora del desayuno el tío Roberto se preparaba para viajar a su excursión por el valle, él era  experto en acampar y tenía todo preparado para hacer su recorrido de varios días. Su esposa, la tía Mercedes, esperaría el regreso en casa de su hermana Elvira.  El desayuno transcurrió en una amena charla entre Rafaela, su madre y la tía Mercedes, el tío Roberto ya había partido, esta vez él pensaba alejarse más y adentrarse bien en el valle para encontrar valiosos fósiles.
-Elvira- decía su hermana -Te tengo que contar que la familia en la capital está bien, la tía Constansa siempre con sus achaques, ella dice que no se queja y da gracias a Dios de estar viva y en este mundo, a sus 95 años. Te cuento además, que la prima Paquita va tener su cuarto bebe, ella no se ha enterado aun que existe una sobre población en el planeta- la tía Mercedes reía al hacer estos comentarios  -¡ah! y no quiero olvidar que  el primo Edmundo se va a graduar en ciencias políticas. Todos los demás familiares están bien y gozan de buena salud.
Doña Elvira preguntaba por todos sus familiares y amigos cercanos, ella deseaba saber de cada uno de ellos. 
-Elvira, hace tiempo, no viajas a la ciudad, ¿porque no vienes con nosotros a la hora que nos vamos?, no hay excusa de la tienda, porque Rafaela se puede quedar cuidando de ella.  
-Por el momento no puedo mover de Santa Emilia, dentro de dos semanas se van a definir los límites entre San Pablo y Santa Emilia,  debo estar presente porque mi fundo se encuentra dentro de esos límites- contestó dona Elvira un poco preocupada por el temor de no saber los resultados. 
Los temores de doña Elvira eran justificados porque en la primera reunión las cosas no habían ido bien y con los dos alcaldes que tenían cualquier cosa podía suceder.   
Las nubes todavía no se habían disipado en el cielo, el tema de los limites tenia en suspenso a todos los pobladores.  
En las oficinas del municipio de San Pablo también estaban al tanto de la fecha del día  la reunión. El alcalde Lázaro Ventura reunía toda la información sobre el pueblo para estar preparado. 
-¡Manuelita!- llamaba a su secretaria-  ésta de inmediato se presentó ante el alcalde -¿donde están los documentos que solicité?-
-Señor alcalde aquí están- contestó Manuelita con premura.
Lázaro Ventura examinaba con cuidado hoja por hoja, tenía en sus manos los la partida de fundación de San Pablo de hace 180 años, igual que la fundación del pueblo de Santa Emilia, la gente los conocía como los pueblos gemelos, porque casi habían nacido el mismo día. Esta situación era única  en la historia del país. 
El alcalde Ventura quería estar bien informado sobre la historia y límites del pueblo para no tener sorpresas de último minuto. Quería tener solvencia  y conocimiento a la hora de rebatir cualquier inconveniente o confusión. 
Lo que él no sabía es que por su parte Teodoro Cerillo estaba haciendo lo mismo en sus oficinas de Santa Emilia, examinaba los documentos de fundación, de límites, no quería ser sorprendido por su colega Ventura.    
Al parecer las nubes en el cielo permanecían y podían anunciar en cualquier momento terribles tormentas que podían sacudir ambos pueblos. 
La mañana estaba tranquila, Rafaela ayudaba  a su madre en la tienda con la compañía de la tía Mercedes, ella era una persona amena y divertida. Mientras hacían los registros de los productos se presentó en la tienda un encargado de la mina a comprar mermeladas, quesos, mantequillas, miel para el desayuno que celebraban todos los meses los directivos de la mina a sus empleados, era un desayuno de camaradería, la compra que hacían en la tienda de doña Elvira era importante. La mina tenía bastantes empleados.            

Rafaela tomó el pedido y con cuidado, acomodaba los frascos de mermeladas y miel en una caja, los quesos en otra y las mantequillas también. 
Los encargados pagaron la compra y se llevaron el pedido. Para los directivos de la mina era importante mantener las buenas relaciones con los empleados y viceversa, este desayuno servía para estar cerca y crear un buen ambiente de trabajo en la mina. 
La vida cotidiana en el pueblo se mantenía activa, los turistas como siempre llegaban y llenaban los hoteles y pequeños hostales, los paseos por el valle, las visitas a la ciudadela y escalar el gran nevado eran los grandes atractivos. Por las noches los restaurantes y paseos por la plaza principal era la diversión, se respiraba un aire de tranquilidad y alegría.
Los días pasaron rápidamente, la  semana se había completado y el tío Roberto llegó con su valioso cargamento, tenía muchas novedades, sus estudios hacían progresos y los fósiles encontrados eran interesantes. Había uno que era el más valioso, pero tenía que limpiarlo con cuidado y estudiarlo en su oficina de la ciudad para definir bien de qué se trataba. Estaba cansado por el viaje pero satisfecho con su cargamento. No se cansaba de repetir que el valle no solo era próspero, sino interesante para el estudio y para investigar la historia.

CONTINUARÁ      

domingo, 11 de noviembre de 2018

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

Al día siguiente de haber llegado a Santa Emilia, Rafaela conversaba con su madre en el sala de la casa. Ella comentaba los pormenores de la boda de Marguitte y lo bonita que había sido la fiesta. Por el momento no habló de la conversación que tuvo con su jefe y la renuncia definitiva a la empresa, era mejor así, después hablaría con su madre.  
En medio de la conversación   llamaron a la puerta, ¿quién podía ser a las nueve de la mañana de un día domingo?.
Rafaela abrió la puerta y su sorpresa fue mayor cuando vio que se trataba de la tía Mercedes, hermana menor de doña Elvira y su esposo el tío Roberto que venían a visitarlos desde la capital. 
Los saludos y los abrazos de felicidad por ver a su hermana y a su cuñado, doña Elvira estaba  feliz.  Su hermana y su esposo solían venir de vez en cuando de visita a Santa Emilia, una era para ver a doña Elvira y a sus sobrinos y otro motivo era porque su esposo, el tío Roberto que era un geólogo reconocido que  aparte de desarrollar su carrera, él se dedicaba a buscar fósiles en todo el valle de Santa Emilia y San Pablo, como una prueba de que hace millones de años toda la región había estado sumergida en el fondo del mar. 
Un día que visitaba el valle, en uno de sus recorridos encontró un fósil de  caracol marino extinto hace miles de años, el hallazgo causó gran sorpresa entre la comunidad científica internacional y fue adquirido por una universidad del extranjero que mostró gran interés. 
El era un profesional meticuloso y apuntaba en una libreta todas las observaciones de cada uno de los fósiles. Tenía una página Web que era muy visitada, donde mostraba sus hallazgos de los fósiles de algas o pequeños animales marinos que podían ser adquiridos por personas interesadas en estos temas o instituciones. Era serio en su trabajo y nunca tuvo la intención de falsificar algún fósil,  como en el caso de otros colegas. 
El tío Roberto estaba escribiendo un libro sobre la antigüedad de la región, sus investigaciones estaban muy  avanzadas. Estudiaba las diferentes capas geológicas de las rocas y comentaba  -las piedras hablan y cuenta una historia.  
Le gustaba la tranquilidad del valle y acampar en algún lugar de la zona y en las noches contemplar el cielo estrellado lo dejaba sin palabras. Sus viajes podían demorar varios días.    
La bienvenida a su hermana ocupó toda la atención de doña Elvira, ella les sirvió el desayuno y  los lleno de atenciones. Doña Elvira quería que su hermana le cuente las últimas novedades de la familia en la capital. 
Rafaela se apartó del grupo un momento para atender el teléfono, la llamada era de la madre Clementina que le pedía que vaya al convento porque deseaba  hablar con ella. Se disculpó con sus tíos y su madre, se alistó lo más rápido posible y salio para ir al convento, estaba intrigada no sabía que podía querer la madre superiora. 
Rafaela se presentó en el convento y pidió hablar con la madre Clementina que la esperaba en su oficina. Cuando estuvo frente a ella la saludo y dijo:
-Madre Clementina he venido lo más pronto que podía, su llamada me ha preocupado, no sé en que puedo ser útil.
-Rafaela te llamé porque quería comunicarte sobre la conversación que tuvimos hace un tiempo, se trata de la hermana Soledad, tú me pediste que te mantenga al tanto de los resultados finales  de su caso.  Bueno, tengo noticias que darte, su madre me llamó el día de ayer para comunicarme que ya habían encontrado a la persona que dio los nombres de los agentes y por ende el de la hermana Soledad; para que luego ocurran los terribles hechos que ya conocemos. Como siempre te repito, esta conversación debe quedar entre nosotras. 
El culpable es uno de los agentes dentro del mismo cuerpo policial, él delato a sus compañeros porque estaba bajo amenaza, en esos días habían secuestrado a su familia y según sus palabras los iban a matar. 
El comisario no ha querido decir nada más a la madre de la hermana porque ya no puede hacerse nada. Ahora el juicio a esta persona va ser a puerta cerrada, nadie  puede enterarse.  Con esto queda cerrado el caso de los agentes, supongo que lo van a juzgar y sentenciar.
Rafaela estaba triste el caso de la hermana Soledad la había conmovido y nada se podía hacer ya,    los hechos ocurrieron hace más de un año.  

-Gracias madre por decirme todo esto, supongo que ahora debemos dejar que estas personas descansen en paz. 
Si, ahora usted  me pregunta que es lo que pienso, le digo que me hubiera gustado ver a la hermana Soledad viva,  feliz y comprometida con su misión. 
-Aquí en el convento siempre la recordamos con alegría y oramos por ella y todos los agentes. Debemos cerrar este lamentable capítulo y dejar  que la justicia cumpla su labor- dijo la madre Clementina lamentando todo lo ocurrido en el caso de los agentes policiales.  
Después de conversar de algunos temas de la vida cotidiana en el pueblo, Rafaela se despidió de la madre Clementina y volvió a agradecerle el haberle contado el final de este caso. Ella se retiró del convento y caminaba hacía el parque cercano, no deseaba regresar todavía  a su casa, tenía que procesar la tragedia ocurrida, no era fácil de aceptar  nadie merece acabar su vida de esa forma y menos la hermana Soledad.  
Se sentó en un banco del parque, las flores de vistosos colores adornaban el camino, todo se veía tan bien cuidado. 
Mientras reflexionaba sobre la conversación con la madre Clementina, escuchó a su lado una voz que la saludaba con demasiada ceremonia, se trataba  del alcalde Teodoro Cerillo que como siempre  se acercaba a cuanto parroquiano encontraba, en este caso había reconocido a Rafaela, que era la hija de doña Elvira, la señora de la tienda de las deliciosas mermeladas y demás. 
-Rafaela buenos días ¿cómo está usted?- decía el alcalde con una gran sonrisa.      
 -Señor alcalde, que sorpresa encontrarlo en un día domingo paseando por el parque, que debo reconocer que su gestión lo tiene bien cuidado. Es tan grato sentarse en una de estos bancos y contemplar lo bonito que se ve todo-  comentó Rafaela al alcalde.
-Yo siempre trabajo para el pueblo de Santa Emilia, para que los pobladores se sientan contentos y tranquilos porque tienen un buen alcalde- comentaba Teodoro Cerillo, que no perdía la oportunidad para hacer campaña política y publicidad  para las elecciones del próximo año.
El alcalde Cerillo contaba con entusiasmo sus planes futuros a Rafaela, todo parecía ir sobre ruedas, nada estaba hecho al azar. Al ver al alcalde en el parque otros ciudadanos se acercaron, querían conversar con él  y decirle algunas inquietudes que tenían al respecto de la carretera que estaba en construcción.
Rafaela se despidió y dejó al alcalde conversando con las demás personas que se habían reunido alrededor. 
En el camino se acordó que faltaban solo dos semanas para reunirse de nuevo y solucionar de una vez los límites entre los dos pueblos, ese día ella esperaba que todo transcurra con serenidad y que la buena voluntad gobierne. 
De regreso a su casa encontró a Barzan que había venido a visitarla.  Se retiraron del comedor donde estaba la familia  para ir a la sala, allí comentaba con Barzan sobre su viaje a la ciudad para celebrar la boda de Marguitte que de tanto hablar de ella parecía que Barzan la conocía de siempre. 
-Porqué no me dijiste que ibas a la boda, te hubiera acompañado, de paso conocía de verdad a tu amiga de la que tanto hemos comentado. 
-No te te dije nada porque pensé que no podías acompañarme, además estás aún de duelo- comentó Rafaela para cambiar de conversación.                   

Barzan invitó a Rafaela para salir a  recorrer el valle, llegar hasta el gran nevado, escalar algunos metros tomarse fotos con la nieve como hacían muchos turistas cuando llegaban al lugar.
A Rafaela le parecía  una buena idea, Barzan hace mucho tiempo no paseaba por el valle que ella conocía muy bien.
Se despidieron de la familia y salieron de paseo, llegaron hasta un lugar donde dejaron la camioneta y la cambiaron por caballos. El día era perfecto para salir a cabalgar. 
Rafaela mostraba a Barzan los lugares más bonitos de la zona, se tomaron muchas fotos y los infaltables selfies. Los dos se sentían a gusto en compañía del otro, en su recorrido llegaron al gran nevado, escalaron la parte que era más fácil de subir, su intención no era avanzar una gran altura sino disfrutar del lugar y de la nieve. La gran montaña era bella y espectacular,  el paisaje que la rodeaba era hermoso. 
Rafaela tuvo una idea más antes de acabar el día, preguntó a Barzan si quería ir a pasear a la ciudadela Pre-Inca, todavía los acompañaba la luz del día, él aceptó, se daba cuenta que en compañía de  Rafaela iría hasta el fin del mundo.
Enfilaron sus caballos hacia el camino y cuando llegaron a la ciudadela, desmotaron, Rafaela comentaba con Barzan las historias que su padre les había contado a ella y a su hermano Tadeo cuando los llevaba a conocer el lugar.  
Juntos caminaban por los alrededores, la ciudadela construida en piedra, se mantenía en pie y desafiaba al tiempo, su antigüedad era de por lo menos 3,000 años.   

CONTINUARÁ             












             




domingo, 4 de noviembre de 2018

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

San Pablo festejaba con gran algarabía la inauguración del puente, aquello significaba más comercio y más trabajo para los pobladores. 
Por doquier había fiestas, cantos y deliciosa comida.
En la noche los fuegos artificiales animaron aun más la fiesta que duró hasta altas horas de la madrugada. El alcalde Lázaro Ventura estaba más que satisfecho con el éxito de la inauguración del puente, él sentía que era su triunfo. 
Rafaela y su familia se retiraron de los festejos antes de la media noche, era suficiente, era el momento de regresar a Santa Emilia; en el camino todos comentaban el éxito de la fiesta y todo lo que habían disfrutado. 
Rafaela se despidió de Barzan y se retiró a descansar; al día siguiente le esperaba su viaje a la capital, faltaban solo dos días para la boda de sus amigos Samuel y Marguitte, ella tenía que estar presente. 
Su equipaje estaba listo, su vestido de dama fue guardado con cuidado en la maleta para que no se maltrate. Ya estaba reservada la habitación de hotel donde se iba a hospedar los días de su permanencia en la capital. Era el mismo hotel donde se realizaría la fiesta de la boda.
Al día siguiente muy temprano Rafaela se despidió de su madre y partió rumbo a la ciudad, estaba feliz de acompañar a sus amigos en una fecha tan especial.
Las horas que duraba el viaje Rafaela no podía dejar de pensar en Barzan, recordaba sus palabras, su alegría y cuando la tomó de la mano para caminar entre la gente de San Pablo, ellos se habían contagiado de la alegría de la fiesta. Era mejor pensar así y no ir más allá.
Muy tarde en la noche llegó a la ciudad, fue directo al hotel, las horas de viaje la habían agotado, pensó que era mejor llamar a Marguitte en la mañana, en ese momento solo deseaba dormir y descansar. 
Rafaela al día siguiente no llamó a Marguitte quería darle la sorpresa, ella sabía que su amiga se hospedaría en el mismo hotel para prepararse y salir a la iglesia, esto lo hacia por la cercanía del hotel y luego por la recepción. 
Rafaela pensó que era mejor presentarse de improviso y ver a su amiga en la habitación del hotel para luego acompañarla a la iglesia.
Marguitte llegó al hotel en el día de la boda, estaba nerviosa ¿como podría estar la novia que iba a dar el "si" definitivo?, su madre y su hermana la acompañaban, ella sabía que sus damas estaban presente, solo faltaba Rafaela, de ella no sabia nada desde hacía tres días. 
Tal vez Rafaela se había olvidado de la boda, pensó Marguitte con tristeza, sus damas serían solo cuatro. 
Su madre le sugirió no preocuparse más y era mejor concentrarse en su arreglo, la novia debía verse perfecta y radiante  para lucir bella en ese día.   
Faltaba solo una hora para las seis de la tarde, una hora más y la novia partiría con su padre a la iglesia. Marguitte se miraba al espejo, se veía hermosa, su vestido era de encaje y seda, un largo velo adornaba su cabello. 
Mientras tanto Rafaela un piso más arriba terminaba con su arreglo, ella llevaba puesto un vestido de seda, de suave caída y ajustado en la cintura, el color era un lila muy claro, todas las damas habían escogido el mismo color. 
Rafaela dio el ultimo toque a su cabello, se miró al espejo, le gustó la imagen que éste le devolvía camino unos pasos y salio de su habitación para darle la sorpresa a su amiga Marguitte, seguro estaba molesta porque ella creía que Rafaela no vendría a su boda.    
Bajo a la habitación de su amiga y tocó          
la puerta, abrió Rosana hermana de Marguitte y dijo en voz alta: 
-Rafaela, por fin, pensamos que ya no venias. 
Marguitte dio media vuelta  para ver a Rafaela, ella se acercó para saludarla. 
-Madre y Rosana por favor salgan un momento deseo hablar con Rafaela- comentó Marguitte, estaba nerviosa, se acomodaba el velo con impaciencia. 
Cuando las dos amigas quedaron solas en la habitación, Marguitte se derrumbó sobre uno de los muebles, Rafaela la miró sorprendida 
-¿Qué sucede Marguitte? ¿por qué actúas de ese modo? no se te ocurra por nada de este mundo ponerte a llorar, vas arruinar tu maquillaje.
Marguitte respiraba hondo para no llorar -Rafaela no sé que sucede, no estoy segura del paso que voy a dar-  se apretaba las manos nerviosa  -No sé si Samuel quiere casarse realmente conmigo, si el sentimiento y deseo brotan de su corazón.
-No puedes dudar ahora de Samuel, si tenías esta duda porque no hablaste con él. Has esperado el día de la boda para pensar y dudar sobre el futuro- decía preocupada Rafaela ¿qué pasaba con Marguitte? pensaba.    
-Rafaela es mejor que suspenda la boda si tengo esta inseguridad- comentó Marguitte casi a punto de llorar.
-Son los nervios los que te hacen hablar así, piensa, no cierres tu mente. Si Samuel no quisiera esta boda, ¿habría llegado hasta el final?  tú lo conoces, él es muy directo.   
-Hablo...de esta forma porque en los últimos días lo he notado distante, casi no hablaba ¿qué voy hacer Rafaela no quiero una boda así,  no deseo tener esta duda que me consume.
-Marguitte todo esto es producto de los nervios, a veces reaccionamos de este modo, pero si te consumen las dudas ahora mismo llamó a Samuel para que hables con él, el tiempo apremia y se acerca la hora de ir a la iglesia. Tú sabes que él está en la otra habitación  
-¡No! Rafaela es de mala suerte ver a la novia antes de la boda, no puedo  hablar con él. 
-Si, si pueden hablar, él no tiene que verte porque tú vas estar atrás de la puerta, es necesario que hablen antes de ir a la iglesia, hazlo por ti y por Samuel.
Marguitte aceptó la propuesta de Rafaela, si había que decidir y salir de las dudas era mejor hablar ahora que más tarde. Si Samuel decidía renunciar, ella estaría de acuerdo con él.
Rafaela salio de la habitación y fue a buscar a Samuel, él al ver a su amiga se sorprendió que pasaba. 
-Calma Samuel- dijo Rafaela -Marguitte quiere hablar contigo, es mejor que vengas para saber que  es lo que desea.
Samuel estaba ya con el traje de novio, se veía muy apuesto y atractivo -Rafaela dime la verdad sucede algo con Marguitte.
-Es mejor que tú hables con ella, yo no puedo decir nada más.
Samuel salio al encuentro de Marguitte y Rafaela lo detuvo en la puerta, ella entró a la habitación y le indico a su amiga que podía hablar con Samuel de tras de la puerta que estaba entre abierta.
-Samuel- dijo Marguitte  -quiero preguntar y pido que seas sincero conmigo, ¿es tú deseo casarte conmigo? ¿quieres en verdad hacerlo? si me dices que no, lo acepto y no voy a culparte de nada, solo dime la verdad. 
El novio estaba inquieto ¿qué pasaba con Marguitte?... -jamás he dudado de nuestra boda, quiero vivir contigo, no tengo ninguna duda al respecto. 
-¡No! Samuel, si pregunto,  es porque en estos últimos días casi no hablabas y siempre estabas distante.
-Marguitte ha sido por los problemas de trabajo que ya solucione, has interpretado mal mi actitud, no hablemos más, no debemos perder el tiempo con esta conversación absurda. Recuerda tenemos que celebrar una boda. Te espero en la iglesia, no tardes- dijo Samuel para terminar.                          
Marguitte ya no tenía dudas, ella estaba equivocada, agradeció a Rafaela por hablar con Samuel. Luego terminó de acomodar su  vestido, su velo y fue al encuentro de su padre que la esperaba impaciente en el salón mirando a cada instante su reloj. 
La iglesia lucía llena de flores y de los invitados, la novia entraba radiante del brazo de su padre, ella se vía hermosa. 
La ceremonia transcurrió sin contratiempos, los novios estaban felices y luego que el sacerdote dio por finalizada la boda con las bendiciones,  todos los invitados fueron hasta el hotel donde sería la fiesta. 
Se bailó y brindó por la felicidad de los novios, Marguitte bailaba con Samuel y sonreía segura de sus sentimientos.  
Rafaela celebró al lado de sus amigos la gran boda, esa noche bailó hasta el amanecer. 
La fiesta se acabó cuando los novios se despidieron y la novia lanzó el ramo de flores que fue a caer en las manos de Lizbeth una de las damas de honor los invitados aplaudieron,   ella sería la siguiente novia, esa era la tradición.  
Los recién casados partieron con rumbo desconocido  a su luna de miel.   
La permanencia de Rafaela en la capital duró una semana, tenía que hacer algunos arreglos con respecto a su trabajo en la ciudad. Había tomado la decisión de quedarse en Santa Emilia con su madre y ayudarla en su negocio. 
Habló con su jefe sobre su elección, éste lamentó su partida, luego se despidió de sus amigos y los invitó a visitar Santa Emilia en las vacaciones. 
Cuando Rafaela estaba de regreso en Santa Emilia, se sentía optimista de su nuevo futuro y pensaba cómo podía hacer para ayudar a su madre en la tienda. Para Rafaela esta era una nueva etapa en la que podía trabajar tranquila y sin presiones.

CONTINUARÁ