domingo, 14 de abril de 2019

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

Abraham Casa Grande seguía en campaña para llegar al sillón municipal, él no descansaba en su afán de convertirse en alcalde.
Esta idea la venía planificando desde un año antes, con este fin se había mudado a San Pablo. 
Su pasado oculto con otra identidad le permitía presentarse como el candidato perfecto para alcalde. 
El dinero que poseía era producto de negocios fuera de la ley que nadie debía saber, para tal efecto él se ocultaba detrás de una honorable fachada y se sentía seguro.  Tenía la plata suficiente para sostener su campaña. Había cuidado sus pasos y cada movimiento era bien estudiado. Solo le inquietaba que uno de sus contendiente en las elecciones: Lázaro Ventura, este averiguando más allá de lo que debe saberse sobre su persona y su vida. 
Llegado el momento si esta persona cruzaba la línea, él tendría que tomar ciertas medidas. 
Todo esto lo pensaba cuidadosamente, nada ni nadie debían impedir sus planes. 
Ganar la alcaldía de San Pablo era solo el primer paso para ganar más adelante la gobernación de la provincia y así con miras al futuro llegar lejos en sus proyectos.
Abraham Casa Grande, no se iba a detener hasta lograr su cometido por eso se presentaba ante los pobladores de San Pablo como el candidato perfecto. 
El otro caso era Edgar Monteagudo, él seguía adelante con su campaña también planeaba un mitin en la plaza céntrica de San Pablo para tratar de convencer a los pobladores que voten por él. Se sentía preocupado porque sus oponentes  estaban ofreciendo hacer varias obras y él no podía quedarse atrás. Su mitin le daría un  acercamiento con la gente para que ellos conozcan sus proyectos y sus planes para el pueblo. 
No nada de pensamientos negativos se repetía en voz alta, él sería el próximo alcalde del pueblo y la  gente con él ganaría. Casi se frotaba las manos imaginándose en el sillón municipal. . 
Ni Lázaro Ventura, ni Abraham Casa Grande serían un impedimento en su camino.
Edgar Monteagudo solía repetirse esto cada mañana y se ponía frente al espejo para ensayar como sería su discurso, comenzaría con algunas palabras pomposas, él era el típico político de pueblo.  
En Santa Emilia, pueblo gemelo de San Pablo, Teodoro Cerillo salía a las calles para hablar con la gente y seguir desarrollando su campaña, no se iba amilanar ante Margarita Estrada que le estaba llevando algo de ventaja en las preferencias entre los pobladores. Él mantenía un ritmo acelerado de trabajo y tenía a la gente de su partido trabajando para ganar las elecciones. Conocía demasiado bien a los pobladores de Santa Emilia, sabía que camino tomar para salir vencedor en las  próximas elecciones. 
Margarita Estrada continuaba con sus reuniones de presentación para las elecciones en diferentes casas y en diferentes puntos del pueblo, quería estar cerca de la gente, hablar con ellos de sus planes y proyectos para Santa Emilia. Ella deseaba el desarrollo y un futuro próspero para la gente del pueblo, su familia la apoyaba y su equipo de trabajo también.               
Rafaela y Barzan reunidos para pasar el día juntos, conversaban sobre  estos acontecimientos cada uno tenía ya su candidato, hablar de política a veces los hacia entrar en una pequeña discucion, pero siempre con buena voluntad. 
Ellos no iban a pelear por ningún candidato y pensaban, que gane el mejor.
Era domingo y ambos habían salido a pasear por los alrededores del pueblo querían estar juntos, ellos después del paseo almorzarían en la casa de Barzan para conversar y planear su futuro.  
Mientras conversaban los dos juntos en la sala, hubo un comentario de Barzan que puso un punto de duda con respecto a uno de los candidatos. Tres días antes Emilio su capataz en el fundo, comentó con él.
-Señor, no se si deba hablar de esto porque no tengo pruebas y además no estoy seguro pero al candidato Abraham Casa Grande me parece haberlo conocido en otro tiempo. Usted sabe que yo antes de llegar a trabajar en el fundo con su abuelo, tuve una vida de trotamundo, fui de un lado a otro y viví en diversos lugares del país, recorrí sitios no muy buenos, conocí gente de toda clase y en ese ir y venir me parece haber conocido a esta persona que se presenta como un buen candidato pero de esto,  no estoy seguro.  
-Si no estas seguro es mejor no decir nada, recuerda que te puedes crear un buen problema, esa persona puede enjuiciarte por difamación. Lo que tengo que decir a tu favor es que a mí no me convence demasiado, hay algo en él que no me da confianza.  
Esta conversación se la contaba a Rafaela de forma confidencial -no debes hablar de esto con nadie, si te cuento es porque Emilio mi capataz, parece haberlo conocido en el pasado. 
-Ahora que hablas de ello a mí también me parece que es un poco extraño que se presente en un lugar donde nadie lo conoce ¿crees que está ocultando algo?- preguntó Rafaela con preocupación. 
Ella dijo esto, sin sospechar que era verdad que el candidato Abraham Casa Grande, ocultaba un pasado peligroso y delictivo. 
Los dos enamorados estaban en la casa de Barzan después de su paseo, éste le había prometido a Rafaela que cocinaría para ella la mejor y única receta que sabía,  Fetuccini al Pomodoro. A ella le entusiasmaba la iniciativa de Barzan quería verlo en la cocina preparando algo delicioso. 
La casa de Barzan había sido preparada para recibir a Rafaela, la señora de la limpieza siguió  las ordenes de su jefe. Flores en los jarrones, todo limpio e impecable y en la cocina, los ingredientes necesarios para preparar la receta con la que pensaba impresionar a Rafaela.    
Ella se sentía feliz de pasar junto a Barzan un domingo tranquilo y familiar, si, así lo querían vivir.  Una botella vino el complemento perfecto para la pasta y una buena conversación con la persona amada.    
Después de una hora de preparar  en la cocina la pasta y con un buen hambre, Rafaela y Barzan se sentaban a la mesa para disfrutar del delicioso fetuccini, el aroma que despedía era espectacular.  
Rafaela tenía que decirlo, Barzan se había lucido en la cocina con su receta y el delicioso vino para acompañar la pasta.
El almuerzo transcurrió en un ambiente romántico y agradable, no querían hablar más de los candidatos, ni de los problemas municipales, este momento era suyo y nada más.
En la noche de regresó a su casa se despidió de Barzan, Rafaela le dio las gracias por pasar un día bonito y deferente además de comer una gran pasta.  
Al entrar en la cocina encontró a su madre que hacia las cuentas de la tienda y se sentía satisfecha, el negocio crecía y las cuentas estaban en azul.
-Si seguimos a este ritmo Rafaela, vamos a estar bien, tenias razón con los cambios que hemos realizado- decía doña Elvira a su hija y le preguntaba como había pasado el día al lado de Barzan. 
Rafaela le contó a su madre los detalles del almuerzo y la pasta que él había cocinado.
-Fue un día especial y romántico  pero ahora madre estoy cansada y deseo irme a dormir, además cuando regresavamos con Barzan, en la calle está haciendo un frío extraño para esta época del año en Santa Emilia y la casa se siente  fría.   
Rafaela tenía razón, pensaba doña Elvira, no solo hacia frío, sino que la noche estaba oscura, en el cielo no había luna. La hija beso a su madre y se retiró a su habitación. 

CONTINUARÁ   

      

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