domingo, 25 de agosto de 2019

ALIDA Y GERVACIO

La noche había llegado, en el campamento todo era tranquilidad.  
Trevor, Gervacio y Alida tomaban sus alimentos alumbrados por la luz de  lamparines, los que  creaban un ambiente especial.
En el cielo la luz de la luna llena completaba el marco donde todo parecía mágico, y aunque Gervacio se negaba a reconocerlo; porque él siempre decía que era una persona muy realista para dejarse llevar  por la magia pero ahora tenía que decirlo. -La noche con la luna llena parecía encantada. 
Mientras cenaban Trevor les contaba en un perfecto español a los visitantes sobre sus viajes y aventuras que había vivido por varios lugares del planeta. El era un viajero empedernido que había recorrido selvas, desiertos, glaciares y en varias ocasiones estuvo en peligro de  muerte, él reflexionaba:  
-Ahora es tiempo de detenerme, después de viajar por tantos años quiero terminar este trabajo de tesis y regresar a mi ciudad, establecerme y formar una familia, se pasa el tiempo y ya no quiero viajar más.
Gervacio comentó -que bueno, has conocido muchos rincones de la tierra, tuvieron que ser muy interesante tus viajes, me gustaría viajar así y conocer muchos lugares. 
Trevor preguntó a la pareja -¿ustedes están casados?- ambos respondieron casi al mismo tiempo que no y soltaron una carcajada por la ocurrencia. 
-Todavía no está en nuestros planes- comentó Alida -pero en el futuro no sabemos que puede pasar- agregó.
-Si, por el momento estamos concentrados en nuestras carreras y no le hemos pensado aún- terminó de decir Gervacio. 
Los tres amigos continuaron su conversión, Trevor les habló de la vez que casi muere en el ártico cuando el hielo donde estaba parado se rompió y cayó al agua congelada -nunca olvidaré esos momentos, fueron de pánico y terror, la corriente me jalaba y yo hacía esfuerzos supremos por mantenerme en el lugar para que mis compañeros me ayudaran a salir, si era arrastrado por la corriente bajo el hielo, la muerte era segura. 
Alida y Gervacio escuchaban atentos su relato y el terror que vivió, ellos no podían imaginar todas las experiencias vividas por Trevor.
-Mañana pensamos visitar con el guía la aldea de los nativos, me interesa ir a ese lugar y conocer al hombre que según Sergio conoce mucho de las plantas curativas, quisiera hablar con él- comentaba Gervacio. 
-Sí debes hablar con él, tú que eres botánico vas a conocer  una gran cantidad de plantas. Cuando yo recién llegué y lo conocí, me di cuenta de  que tiene un profundo conocimiento de las plantas  y raíces curativas que son heredados de su madre y ésta a su vez de su padre, estos conocimientos son transmitidos  de generación en generación como es la costumbre entre los pueblos de la amazonia. 
Cuando recién se instaló el campamento hace dos años según me contaron, los nativos no querían aceptarlo, ellos tenían el temor de que les quiten sus tierras, la gente del campamento eran invasores. Los nativos se revelaron contra el campamento, se tuvo que mantener varias conversaciones para convencerlos que sería un lugar  para estudios científicos sobre la selva  y que contaban con su ayuda para sus conocimientos ancestrales del lugar. No estuvieron muy convencidos al principio, pero poco a poco se dieron cuenta que era verdad que no les decían mentiras, ademas el campamento ahora los apoya con ayuda económica.       
La conversación se extendió unas horas más hasta que se dieron cuenta que tenían que ir a descansar, mañana sería un día muy ocupado para los tres. 
Alida se despidió de los caballeros y se retiró a su cabaña, era una de las reglas del campamento hombres y mujeres separados para no incomodarse mutuamente.
Gervacio y Trevor compartían la cabaña múltiple de varias literas. Hasta mañana Trevor dijo Gervacio después de asearse en los baños acondicionados del lugar, a él le parecía increíble estar en medio de la selva bañándose con el agua que venía de un pozo natural.
A media noche el campamento estaba en silencio, solo alumbrado por la luz del lamparín por  razones de seguridad, todos dormían esperando el nuevo amanecer. 
Con los primeros rayos de sol se despertaron Alida y Gervacio para prepararse a su travesía, Trevor ya se había ido, ellos no sintieron a la hora que partió. 
Después de un desayuno frugal y de  que Alida converse con su madre partieron con Serguio y el guía para ir de visita a la aldea nativa que estaba a tres horas a pie de distancia del campamento.     
Alida Gervacio y Sergio iniciaron su caminata.   
Los tres se internaron en el bosque, Sergio iba adelante señalando el camino con una rama en la mano movía con cuidado cada arbusto que encontraba a su paso no  deseaba tener  alguna sorpresa peligrosa.
Las aves en lo alto de los árboles se espantaban con los visitantes, los simios de diferentes tamaños y tonalidades, daban de chillidos y los perezosos dormían profundamente colgados de alguna rama, ajenos a todo el ruido. La selva rebosaba de vida en cada rincón. 
Gervacio atento a las explicaciones del guía, éste le indicaba que conocía muy bien el camino a la aldea pero nunca se internaba más de lo necesario en el bosque: 
-Yo soy de esta región, pero aun así sólo voy hasta donde conozco, porque en las profundidades del bosque todo es igual, los árboles están tan juntos que es fácil confundirse y tomar el camino equivocado, uno puede caminar en círculos por días y luego morir de cansancio hambre y sed- Dijo Sergio para terminar. 
Cada tanto Gervacio se detenía porque algún arbusto había llamado su atención lo examinaba con cuidado y cortaba alguna rama para estudiarla después en el campamento.  
El calor era sofocante, los visitantes se detenían para tomar un poco de agua que traían en sus cantimploras, la sed y el calor los agotaba un poco más de lo normal, Gervacio y Alida estaban acostumbrados hacer caminatas pero con la deshidratacion se sentían peor. 
El camino se terminaba a unos metros cuando vieron la aldea, se acercaron y de inmediato fueron rodeados por los hombres de la aldea ellos pensaban  ¿quienes eran y que querían en sus tierras estos visitantes? uno de ellos reconoció a Sergio y preguntó  ¿por que había venido con extraños?
Sergio tranquilizó a todos diciendo que eran personas del campamento que querían conversar con Demetrio, el hombre que conocía de plantas y luego a todos les presentó a Gervacio y Alida, los nativos los observaban detenidamente y preguntaron en su dialecto porque querían saber de las plantas. 
Sergio les aclaró  -ellos son científicos, son botánicos y están interesados en el estudio de la plantas.
Uno de los niños fue a buscar a Demetrio y lo llevó con el grupo para que hablen con él, la tensión de un momento había cedido y el ambiente se relajó, Demetrio saludo a los visitantes y tranquilizó a su gente. Luego se presentó con Gervacio y Alida, él conocía el castellano porque había vivido en la ciudad de Tarapoto varios años, pero nunca llegó acostumbrase y regresó con su gente donde se sentía libre y sin problemas propios de la ciudad.
Él decía -aquí no tengo que preocuparme por nada más que mis trabajos y curaciones, con las plantas ayudo a mi gente a curarse. Siganme, ustedes son del campamento, entonces son amigos.  Los llevó a su cabaña rústica donde podía mostrarles las plantas y raíces que conocía. Sobre una mesa una  a una las señalaba  y explicaba para que servían.
Gervacio tomaba nota de cada explicación y Demetrio se detuvo en una planta de hojas largas -estas hojas tienen un efecto de rápida cicatrización, bien lavadas las hojas se envuelven a la herida y esta se cura en pocos días- luego señaló otra planta, -esta es para el dolor tiene un poder increíble para calmar cualquier dolor- Después se detuvo ante raíz, la tomó en sus manos y dijo -está raíz es de cuidado, se utiliza para no tener embarazos pero hay que saber como usarla, yo mismo no la conozco bien, pero hablo por experiencia propia. Mi hija después de su primer niño no quería tener tan pronto otro y comenzó a tomar del agua de esta raíz que se hierve, yo le advertí que debía tener cuidado, no sabíamos que cantidad se debía tomar. Luego de tres años de tomar diariamente el agua de la raíz quizo tener un segundo bebe y no podía. Fue al doctor para saber que pasaba con ella porque no poda tener otro bebe y este luego de examinarla y de hacer una ecografia encontró que los ovarios se habían  reducido de tal forma que casi habían desaparecido no podía tener familia, quedo estéril, han pasado siete años de ello y hasta hora nada. Yo le dije que tenga cuidado es una raíz peligrosa si no se sabe como usar, ella no me escuchó, en general todas las plantas se debe saber usar. Mi hija vive en la ciudad con su esposo, ella no ha querido regresar a la aldea- Demetrio guardó silencio unos segundos, tenía una expresión de pesar en el rostro. 

CONTINUARÁ        
     
   


domingo, 18 de agosto de 2019

ALIDA Y GERVACIO


El día recién comenzaba, Trevor advertía a los visitantes de todas las precauciones que debían tomar para no tener sorpresas que lamentar. Después todos se dirigieron a la cabaña principal donde tenían los equipos con los que podían iniciar su trabajo de investigación. 
A uno de los muchachos Trevor le indicó que prenda un generador que les proporcionaba luz eléctrica por unas horas para recargar los equipos.
En las noches se prefería en el campamento usar la luz de lamparines y linternas para alumbrarse  era lo más adecuado para no romper la paz y quietud con el ruido que hacía el generador.
Trevor señaló a Gervacio y Alida como se usaban los equipos para que puedan trabajar y cuidarlos. Ellos estaban sorprendidos de lo bien equipado que estaba el centro de investigación. 
Para Gervacio era la primera vez que venía al lugar, él anteriormente había estado en otro centro pero éste lo sorprendió, estar en medio de la selva, trabajar con equipos de última generación y poder comunicarse con el mundo. 
Esto era asombroso, por todos los trabajos de investigación que se realizaban ahí. Trevor volvió a recalcar la importancia de cuidar los microscopios y computadoras, eran por el momento su responsabilidad. Gervacio estuvo de acuerdo, ellos serían muy cuidadosos para usarlos, la idea era que todos aquellos que vengan al campamento puedan utilizarlos.
Como Trevor tenía que comenzar a trabajar igual a todos los días, pidió disculpas y se retiró para ir a su sitio de observación del lagarto negro que se ubicaba lejos del campamento, él tenía que hacer apuntes de su trabajo. Estaría ausente el resto de la mañana. 
Cuando él se alejó, Gervacio pidió al guía le muestre los alrededores que estaban más distantes era de su interés conocer mejor la zona. 
Con Alida, Gervacio y el guía iniciaron su recorrido, tomaron el camino no muy lejos del río, mientras andaban, Sergio comentaba: -ahora que vamos por este camino es importante que sepan que si ustedes quieren ir algún lugar deben hacerlo en paralelo al río, nunca deben internarse en la selva sin conocer, es fácil perderse, el río en cambio siempre los llevará alguna aldea o ciudad- y señalaba al río que se podía ver entre los arboles a unos metros de distancia -algo más, no deben salir a caminar de noche, el campamento es más seguro.   
-Este camino lo conozco muy bien, vamos a internarnos en el bosque para que vean algo asombroso, estoy seguro que les va a gustar, sobre todo a la señorita- decía Sergio y les señalaba el camino por donde ir.  
A esa hora de la mañana el calor comenzaba apretar, internarse en la selva por el camino que indicaba el guía era más fresco bajo la sombra de los arboles.  
En lo alto de las ramas las aves volaban de un lado a otro, los monos de pequeños tamaños observaban al grupo y hacían un ruido ensordecedor para anunciar que extraños caminaban por sus territorios, Alida estaba atenta a todo lo que la rodeaba y Sergio les decía -cuidado donde pisan, aunque este camino no es peligroso se debe tener cuidado. 
Más adelante se encontraron con un grupo de simios, en lo alto, ellos comían sus frutos y arrojaban las cascaras al suelo algunas caían sobre las cabezas de los visitantes pero no era peligroso.  
Alida preguntó a Sergio si había algún peligro de encontrarse con un jaguar en la zona, éste contestó:
-Los jaguares no suelen caminar en la luz del día, ellos prefieren la noche para salir a cazar, son muy sigilosos y cuidadosos, nunca hemos tenido noticia de un jaguar que halla atacado a un humano. 
Alida respiró más tranquila aunque reconocía que sería hermoso ver a uno caminando a cierta distancia,  un animal así, se ve solo...una vez en la vida.   
Caminaron algo más de una hora hasta que por fin llegaron al lugar del que hablaba Sergio, parecía sacado de un álbum colorido.                  
La primera impresión fue de asombro y belleza, el lugar estaba repleto y por doquier habían bellas orquídeas pegadas a los troncos de los arboles y otras crecían en la tierra, Alida no sabía cuál era más colorida hermosa y delicada. Cientos de orquídeas formaba ramilletes o coronas. Al fin comprendía  porque eran tan apreciadas.  
Alida estaba extasiada, disparaba su cámara para tener el recuerdo de este paraíso de orquídeas.
Gervacio también admiraba el cuadro que formaban las flores, mientras le explicaba  que las orquídeas en realidad eran plantas parásitas que crecían pegadas a los troncos de los arboles y se alimentaban de ellos en su hábitat  pero podían crecer muy bien en macetas cuando se cultivaban  en la ciudad. 
Se quedaron en el lugar admirando la belleza de las flores. Gervacio por su lado examinaba cada arbusto y planta que no le era conocida, tenía que estudiar todo aquello que estaba a su alrededor, cortó algunas ramas para llevarlas al campamento y observarlas en el microscopio.
Luego Sergio les indicó otro camino donde podían ver un árbol interesante.
Según comentaba el guía, la zona era muy rica en una gran variedad de especies de árboles de madera, pertenecientes a más de 75 especies entre caobas, cedros y otros,  también era la mas rica en variedad de palmeras pertenecientes a 34 especies diferentes, todo ello podía estar en una sola hectárea, imaginen la cantidad de hectáreas que hay en la región 
-Esto,  ha sido  estudiado por los científicos que vienen al campamento, ellos dicen que es una zona con el hábitat más diverso del planeta, de ahí el interés de ser estudiado. Yo aprendo cuando escucho hablar a los señores que vienen  y se quedan uno a dos meses estudiando la variedad de plantas animales, los guío a donde ellos quieren ir. 
Sergio les señalo el lugar donde estaba el árbol, que se erguía a más de 60 metros de alto y el tronco era de gran diámetro, nunca antes habían visto un árbol así, era gigantesco.
-Este árbol- decía Sergio -tiene más de 500 años dicen los estudiosos y es un especie rara.
-Si es una especie rara- comentó Gervacio y se acercó a tocarlo era la primera vez en su vida que veía un árbol tan grande. 
Alida también se acercó y tomaba fotos al asombroso y bello árbol. Todo aquello que se encontraban en el camino era para ser estudiado. 
-Ahora es importante cuidar toda esta región, a veces la inescrupulosa  sed de fortuna hace que los bosque de madera natural se destruyan por la mano del hombre- decía Gervacio muy serio, pensando en el futuro como el botánico que era.  
La mañana se había terminado era hora de regresar al campamento,  la tarde la dedicaría a estudiar las plantas recolectadas y a tomar nota de todo lo observado. Había sido interesante recorrer la zona. Reflexionaba Gervacio.             
En el campamento ya se encontraba Trevor concentrado en su trabajo, él se había acostumbrado al lugar  y aparentemente se quedaría unos meses más hasta acabar su investigación.  
Alida y Gervacio se prepararon el almuerzo en la cocina al aire libre fue algo ligero porque después querían desarrollar  su trabajo de investigación. 
Los dos comentaban lo interesante de todo lo que habían conocido y recién empezaban su recorrido.           
-El trabajo de investigación tiene que ser meticuloso y apuntar todo aquello  que uno observa- decía  Gervacio -mañana quiero ir a la aldea de los nativos, es importante hablar con ellos que conocen más sobre las plantas de la región- terminó de comentar.
-La aldea está más lejos de todo lo que hemos caminado hoy día, pero sí, tienes razón es interesante conocerla y hablar con ellos- contestó Alida.
Terminaron el almuerzo, ordenaron y limpiaron todo lo utilizado como era una de las reglas del campamento. Nada se debía dejar sucio ni botar desperdicios al bosque, todo se reciclaba y los desechos orgánicos eran procesados de forma natural para que se descompongan. 
Gervacio se encontró con Trevor en la cabaña principal, él estaba escribiendo sus apuntes para la tesis y no  tomó mucha atención de la presencia de Gervacio que se sentó para usar el microscopio y realizar sus notas.  
Alida descansaba en la cabaña, se quitó los botines para aligerar los pies, pensaba en todo lo interesante y asombroso que había conocido la mañana en el bosque, el paisaje, las aves y los animales con los que se habían cruzado, era una tierra generosa y abundante en frutos y ríos caudalosos. Es un lugar donde el sol calienta en el día pero las noches son frescas con aroma de flores y de naturaleza pura. Lejos queda el ruido y el estrés de la ciudad y la vida cotidiana. En el corazón de la selva todo era paz y así debía quedar decía  Alida.

CONTINUARÁ
        

domingo, 11 de agosto de 2019

ALIDA Y GERVACIO

El tiempo era perfecto para navegar por el río, Alida y Gervacio ubicados en sus asientos se preparan para la travesía, todo estaba listo para partir. 
Gervacio dio la orden a Eber de avanzar no era conveniente demorar más el viaje. 
El río Huallaga  se veía majestuoso y serpentiante,  era la primera vez que Alida conocía un río de esas dimensiones. Ella estaba preparada, mientras el bote avanzaba sobre la corriente poderosa de sus aguas. 
El bosque tropical saludaba a los navegantes y el sol pleno, enorme y luminoso en medio del cielo, observa perezoso. En ambas orillas la vegetación espesa y abundante se muestra llena de miles y miles de aves de diferentes tamaños y colores que vuelan de un árbol a otro, pequeños simios indiferentes con los viajeros comen frutas que arrancan de los árboles. 
Eber experto y conocedor del río, maneja con habilidad y destreza. 
La velocidad de la corriente forma pequeños tumbos que hacen saltar al bote pero Eber sabe como esquivar el peligro y no perder el manejo de la embarcación   
El río Huallaga es un afluente del río Marañón y éste a su vez forma junto al río Ucayali el gran río Amazonas. Estos son conocidos como los grandes ríos que alimentan la selva donde la vida acuática es rica y diversa. 
Mientras la embarcación avanza por el río, Gervacio explica a Alida todo lo que se asoma en las orillas, les esperan varias horas de viaje, pero la emoción de ver esta selva vasta e inalterable en un rincón del mundo tiene a los viajeros ocupados con todo lo que se presenta. 
En un momento del viaje Eber les explica a los viajeros: -Si por una casualidad uno cae al río nunca  debe luchar contra la corriente, eso sería en vano porque es demasiado fuerte, lo mejor es dejarse llevar hasta que ella misma los arroje a una de las orillas,. eso no va a pasar pero es bueno saberlo-  recalcó esto último con un tono grave en la voz.
Alida y Gervacio escucharon con atención las palabras de Eber, se sentían confiados el hombre demostraba una gran destreza en el manejo de su embarcación.
Río abajo avanzan los viajeros, el calor era sofocante pero no hay queja todo eso es parte del viaje, ellos no van a una ciudad moderna, ellos viajan al corazón de la selva donde hay que adaptarse a todos los inconvenientes. 
El asombro de Alida es increíble al ver arboles gigantes que llegan a más de sesenta metros y sus troncos son tan anchos que se necesitarían varios hombres para poder abrazarlo. Todo lo que los rodea es hermoso y espectacular, es el lugar llamado el reino del jaguar.  Este es un animal mítico entre los nativos que lo han convertido en el más temido y respetado de la selva.                
En las orillas se pueden ver grandes caimanes que toman el sol y tapires que se asoman por el espeso bosque.
Alida señala todo aquello que llama su atención y Gervacio paciente le explica los misterios de ese gran bosque.
La tarde va cayendo y aun falta la noche para llegar a la estación científica. Los viajeros han comido algunos bocadillos que trajeron para soportar el viaje. Gervacio es consciente que  ningún desperdicio debe ser arrojado al río, todo tiene que ser recogido y guardado en las mochilas. 
El calor continúa y ya anochece  cuando por fin llegan a su destino, en la orilla los espera un guía el que los conducirá al campamento que esta a poca distancia del río. Eber guarda el bote en un lugar seguro y apartado. El guía con una lámpara en la mano conduce a los visitantes por un camino estrecho y lleno de verdor. Eber se queda a dormir en el campamento, es peligroso navegar de noche por el río. 
El camino parece largo, pero de pronto se abre un claro en medio de la vegetación donde se ve la cabaña principal rodeada de otras pequeñas cabañas, hay lámparas de querosene que alumbran cada cabaña, el lugar no es muy grande pero si  suficiente para recibir a los  científicos visitantes que realizan sus trabajos de investigación. 
En un primer momento los recibe Trevor Wusteh, un norteamericano jefe del campamento, él se encuentra desde hace tres meses en el lugar preparando un trabajo para su tesis de doctorado. Saluda a los recién llegados y les señala el lugar donde dormir. Existe la cabaña para hombres y otra para mujeres ambas equipadas con lo necesario para cada persona. 
Trevor les explica que los servicios higiénicos se encuentran afuera de las cabañas por razones obvias y las duchas están a poca distancia. Todas las aguas residuales van a un silo, nunca se descargan en el río para no contaminarlo. Además de ello, les indica que cada uno debe limpiar su lugar y mantener sus camas ordenadas. Lavar sus platos y tazas que utilicen  y dejar todo en perfecto orden. Jamás arrojar latas cartones plásticos o cualquier desperdicio, la selva debe quedar intacta y bien protegida de la contaminación. Trevor hace hincapié en esto último.
Gervacio y Alida se dirigen a las cabañas indicadas para dejar sus mochilas, luego se acercan a Trevor para preguntar donde pueden dejar los víveres que han traído y compartir con él la cena.   
Después de preparar la cena que fue sencilla, los viajeros conversan con Trevor quien les explica algunos manejos en el campamento: -En la cabaña principal existe un equipo para comunicarse, es un teléfono satélite con el que pueden estar conectados con el mundo, además de los equipos de microscopios y una computadora, donde pueden encontrar más información del lugar. Nunca deben alejarse demasiado del campamento sin el guía, es fácil perderse. 
Luego les comenta el motivo de su estancia en el lugar, cómo él es biólogo, está preparando un trabajo sobre la ecología y reproducción de los caimanes negros en peligro de extinción por la caza indiscriminada, es un trabajo de tiempo y paciencia, después  preguntó a Gervacio cuál es el motivo de su visita.
Gervacio le cuenta que es botánico y que viene a un estudio sobre las plantas con propiedades medicinales, también es un trabajo largo y de mucho cuidado,  y agregó que Alida era estudiante de biología marina. Todo esto para ella es nuevo y fascinante. Trevor sonrió y estuvo de acuerdo con el comentario. 
     
Al final de la cena la conversación se terminó, el viaje ha sido largo y los viajeros están cansados, Gervacio y Alida se despiden de Trevor, lavan sus platos, tazas y se van a dormir. 
La noche parece mágica en un lugar así piensa Alida, los animales nocturnos salen a merodear pero en general se respira un aire de paz y serenidad. 
Al día siguientes después del desayuno Alida le pide a Trevor usar el teléfono para hablar con su madre y decirle que todo está bien. 
Alma en la ciudad al tener noticias de Alida se siente tranquila y le cuenta que en el jardín de la casa los geranios que ella había sembrado han florecido y están llenos de color. 
Alida se despide  de su madre y le dice que no se preocupe por ella.
Luego se reúne con Trevor y Gervacio para recorrer el campamento y conocer mejor los lugares que lo rodean.
Trevor a propósito los lleva por un camino que no deben transitar para conocer el peligro que esconde.
-Este camino nunca lo deben tomar- y señala el suelo       -ven esos grandes montículos en la tierra, son nidos de hormigas que si uno los pisa salen por cientos de miles, la picadura de una o dos hormigas no es peligrosa pero de miles es mortal, esto intoxica la sangre y la muerte es lenta y dolorosa. No lo olviden -advertía Trevor. 
Luego continuó -no muy lejos de aquí existe una aldea de nativos, ellos son desconfiados con los visitantes, siempre anuncien su visita con el guía y nunca rechacen lo que les ofrecen. Son nativos que conocen la región y tienen grandes conocimientos de como se comporta la naturaleza en la zona, si algo quieres preguntarles debes hacerlo con el guía. 
Eber interrumpió un instante y se acercó al grupo para comunicar que regresaba a la ciudad y volvería en una semana, Gervacio estuvo de acuerdo y se despidió de él.
Había tanto que conocer e investigar que Gervacio no sabía por donde empezar, tenia que ordenar su trabajo para saber que hacer en los próximos días. De lo que si estaba seguro es que haría una visita a la aldea nativa que había mencionado Trevor.          
         
CONTINUARÁ 

domingo, 4 de agosto de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Alida en su habitación planeaba todo lo concerniente a su viaje, para ella era el momento ideal de organizar su equipaje y documentos. Según lo que  había conversado con Gervacio la ropa tenía que ser solo la necesaria para que entre en una mochila, cada uno llevaría su propia mochila:
-Recuerda Alida- decía Gervacio     -es un viaje de investigación debemos aligerar el equipaje pues cargaremos nuestras mochilas a todos los lugares que vamos a visitar.  Solo lleva lo más importante  y  no olvides ponerte unos buenos botines para proteger tus pies de cualquier peligro, vamos a caminar varios kilómetros en la selva donde viven animales salvajes. No quiero asustarte pero es bueno estar precavidos para cualquier percance.    
Esto último pensaba que no debía decirle nada a su madre porque ella se sentiría tan preocupada que no era necesario crearle mas angustias. 
Alida le prometió tener cuidado, ellas hablaron sobre el tema todo una noche. Ella quería que su madre esté en paz sin pensar que algo malo le pueda ocurrir.   
Mientras recordaba las recomendaciones de su madre,  fue directo al closet y sacó su mochila de viajero que la tenía guardada mucho tiempo. Sobre la cama comenzó a separar la ropa que llevaría al viaje como: dos jeans, polos, una casaca para la lluvia, ropa interior, útiles de aseo  y no podía  olvidar su camisa moteada de animal print que tanto le gustaba.  
En los días previos al viaje, iría con Gervacio para vacunarse contra la fiebre amarilla, requisito indispensable para viajar a la selva, luego revisaría su pasaje y demás documentos importantes  para llevarlos en la mano. 
Alida se sentía feliz de hacer este viaje, conocería los lugares más recónditos de la selva. Gervacio la llevaría, no a los sitios de turismo, si no a lugares de investigación y a los pueblos nativos.
Caminar en la enmarañada vegetación y estar cara a cara con la naturaleza era una aventura. 
Alma miraba con sorpresa todos los afanes de su hija para preparar el viaje, estaba contenta de realizar su nueva aventura como ella lo llamaba. 
Pero cuando hablaba con Gervacio, él la traía a la realidad y muy serio le decía:
-Alida la selva es un lugar bonito, pero no tengas esa idea romántica de las películas. Es mejor no viajar con la idea de que es un lugar mágico. Tienes que estar atenta a todos tus movimientos porque no sabemos con que nos podemos encontrar.
Alida le contestaba -Gervacio no seas aguafiestas, déjame soñar un poco porque a la hora del viaje voy a estar preparada a todos los acontecimientos que se puedan presentar- y reía mientras comentaba esto.
Los días pasaban rápidamente y los últimos detalles y arreglos estaban finalizados. La fecha de viaje en el calendario estaba cerca y Alma era la que se sentía más nerviosa. Su hija iba a estar lejos varias semanas. Su hermana la tranquilizaba: 
-Alma tienes que estar tranquila, no puedes estar pensando que algo va a pasar, con tanta preocupación vas a enfermarte. Tú sabes      
que esto tarde o temprano iba a suceder       
Alida tiene que hacer su vida.
-Sé que tienes razón pero no puedo evitar estar preocupada, es mi única hija. 
-A si tuvieras diez hijos, un hijo es un hijo y con nada se puede reemplazar- comentó Vera para que su hermana reaccione y no piense que algo malo podía pasar
Los días de la ultima semana pasaron tan rápido que no se sintieron y el día del viaje llegó.   
La noche previa al vuelo, Alma conversaba con Alida y Gervacio, les daba todas las recomendaciones del caso para que se cuiden y les repetía que tenían que estar en comunicación con ella. Alida tuvo que ponerse fuerte para calmar a su madre: 
-Si sigues así de nerviosa, yo me voy a ir preocupada pensando todo el tiempo en ti, por favor serénate.
Alma tuvo que calmarse, no quería preocupar a su hija, por eso la mañana del viaje se despidió de Alida y Gervacio con  tranquilidad, les deseo un feliz retorno y les volvió a repetir que se comuniquen todo el tiempo con ella para saber que estaban bien.  
La tía Vera llegó en el último minuto para despedirse de los viajeros. Abrazó a su sobrina y luego a Gervacio mientras le decía al oído -cuídala bien... Alida es mi joya.
-No se preocupe todo va estar bien- Alida se despidió de su madre y los dos subieron al carro que los llevaría al aeropuerto.
En el interior del auto Gervacio comentó -tu madre y tu tía están tan afligidas, nosotros no vamos al fin del mundo pero... ¡hay que comprenderlas! 
Alma y Vera no se movieron de la puerta  hasta que el auto desapareció por la avenida, luego de entrar, Alma comenzó a llorar y Vera dijo: 
-¡Hermana por favor! ¿qué pasa contigo? ¿dónde está esa mujer fuerte que yo conozco? Quédate tranquila y piensa que todo va estar bien. 
-No no te preocupes con el paso de los días voy a estar bien lo prometo, solo recordé  que Alida  ya es una joven adulta con sus propias decisiones- decía Alma entre sollozos. 
-Que bueno que pienses así querida hermana, ella debe vivir y tomar su camino, es la ley, tú lo sabes y yo lo sé.
En el aeropuerto Gervacio y Alida se registraron para pasar a la sala de espera. Su vuelo saldría más tarde. Tomaron asiento en la sala que  indicaba su boleto, después de tantas despedidas familiares,  estaban más tranquilos y conversaban animados cómo sería el viaje.   
Gervacio comentaba con Alida -Cuando lleguemos a la ciudad de Tarapoto, como aún es temprano  nos vamos a embarcar de inmediato en el bote de Eber que es el hombre que nos va a llevar a navegar varias horas por el río Huallaga. Llegaremos de noche  a un campamento que es poco conocido porque es una estación científica nueva, en ese lugar  nos quedamos a dormir; ellos nos esperan, saben de nuestro arribo. Recién al día siguiente comienza mi trabajo de investigación, te vas a sorprender lo bien montado que está ese campamento, tienen ayuda financiera de varias empresas extranjeras entre ellas el laboratorio para el que yo trabajo que es conocido a nivel mundial y universidades de prestigio también colaboran con el financiamiento. En esa estación se investiga todo lo concerniente al medio ambiente, plantas, animales y los cambios de clima, en fin se reúnen científicos de todas partes del mundo.         
Alida estaba más que emocionada con  los comentarios de Gervacio, viajar al corazón de la selva era un sueño hecho realidad, no podía esperar que se anuncie el vuelo y partir hacia una nueva experiencia. 
La conversación entre los dos era tan animada que no se dieron cuenta que el tiempo había transcurrido y llamaban a los pasajeros del vuelo 501 con destino a la ciudad de Tarapoto. Ese era su vuelo, subieron al avión y en menos de lo que pensaban estarían en la ciudad de su destino.
El viaje transcurrió tranquilo, sin turbulencias ni contratiempos, después de una hora y quince minutos estaban aterrizando. Gervacio ya conocía donde tenía que ir para  encontrar a Eber, el hombre del bote. 
Con sus mochilas en la espalda tomaron un taxi que los llevaba directo al puerto para embarcarse. Alida se comunicó con su madre para decirle que habían llegado bien y que no se preocupe. Alma se sintió más tranquila al tener noticias de su hija.
En el puerto ya los esperaba Eber con su bote, Gervacio ayudó a Alida con su mochila para que pueda colocarse el chaleco salvavidas y subir a la embarcación que era un bote sencillo pero bastante fuerte. Para Alida la aventura comenzaba era una experiencia que siempre quería  recordar. 

CONTINUARÁ