domingo, 18 de agosto de 2019

ALIDA Y GERVACIO


El día recién comenzaba, Trevor advertía a los visitantes de todas las precauciones que debían tomar para no tener sorpresas que lamentar. Después todos se dirigieron a la cabaña principal donde tenían los equipos con los que podían iniciar su trabajo de investigación. 
A uno de los muchachos Trevor le indicó que prenda un generador que les proporcionaba luz eléctrica por unas horas para recargar los equipos.
En las noches se prefería en el campamento usar la luz de lamparines y linternas para alumbrarse  era lo más adecuado para no romper la paz y quietud con el ruido que hacía el generador.
Trevor señaló a Gervacio y Alida como se usaban los equipos para que puedan trabajar y cuidarlos. Ellos estaban sorprendidos de lo bien equipado que estaba el centro de investigación. 
Para Gervacio era la primera vez que venía al lugar, él anteriormente había estado en otro centro pero éste lo sorprendió, estar en medio de la selva, trabajar con equipos de última generación y poder comunicarse con el mundo. 
Esto era asombroso, por todos los trabajos de investigación que se realizaban ahí. Trevor volvió a recalcar la importancia de cuidar los microscopios y computadoras, eran por el momento su responsabilidad. Gervacio estuvo de acuerdo, ellos serían muy cuidadosos para usarlos, la idea era que todos aquellos que vengan al campamento puedan utilizarlos.
Como Trevor tenía que comenzar a trabajar igual a todos los días, pidió disculpas y se retiró para ir a su sitio de observación del lagarto negro que se ubicaba lejos del campamento, él tenía que hacer apuntes de su trabajo. Estaría ausente el resto de la mañana. 
Cuando él se alejó, Gervacio pidió al guía le muestre los alrededores que estaban más distantes era de su interés conocer mejor la zona. 
Con Alida, Gervacio y el guía iniciaron su recorrido, tomaron el camino no muy lejos del río, mientras andaban, Sergio comentaba: -ahora que vamos por este camino es importante que sepan que si ustedes quieren ir algún lugar deben hacerlo en paralelo al río, nunca deben internarse en la selva sin conocer, es fácil perderse, el río en cambio siempre los llevará alguna aldea o ciudad- y señalaba al río que se podía ver entre los arboles a unos metros de distancia -algo más, no deben salir a caminar de noche, el campamento es más seguro.   
-Este camino lo conozco muy bien, vamos a internarnos en el bosque para que vean algo asombroso, estoy seguro que les va a gustar, sobre todo a la señorita- decía Sergio y les señalaba el camino por donde ir.  
A esa hora de la mañana el calor comenzaba apretar, internarse en la selva por el camino que indicaba el guía era más fresco bajo la sombra de los arboles.  
En lo alto de las ramas las aves volaban de un lado a otro, los monos de pequeños tamaños observaban al grupo y hacían un ruido ensordecedor para anunciar que extraños caminaban por sus territorios, Alida estaba atenta a todo lo que la rodeaba y Sergio les decía -cuidado donde pisan, aunque este camino no es peligroso se debe tener cuidado. 
Más adelante se encontraron con un grupo de simios, en lo alto, ellos comían sus frutos y arrojaban las cascaras al suelo algunas caían sobre las cabezas de los visitantes pero no era peligroso.  
Alida preguntó a Sergio si había algún peligro de encontrarse con un jaguar en la zona, éste contestó:
-Los jaguares no suelen caminar en la luz del día, ellos prefieren la noche para salir a cazar, son muy sigilosos y cuidadosos, nunca hemos tenido noticia de un jaguar que halla atacado a un humano. 
Alida respiró más tranquila aunque reconocía que sería hermoso ver a uno caminando a cierta distancia,  un animal así, se ve solo...una vez en la vida.   
Caminaron algo más de una hora hasta que por fin llegaron al lugar del que hablaba Sergio, parecía sacado de un álbum colorido.                  
La primera impresión fue de asombro y belleza, el lugar estaba repleto y por doquier habían bellas orquídeas pegadas a los troncos de los arboles y otras crecían en la tierra, Alida no sabía cuál era más colorida hermosa y delicada. Cientos de orquídeas formaba ramilletes o coronas. Al fin comprendía  porque eran tan apreciadas.  
Alida estaba extasiada, disparaba su cámara para tener el recuerdo de este paraíso de orquídeas.
Gervacio también admiraba el cuadro que formaban las flores, mientras le explicaba  que las orquídeas en realidad eran plantas parásitas que crecían pegadas a los troncos de los arboles y se alimentaban de ellos en su hábitat  pero podían crecer muy bien en macetas cuando se cultivaban  en la ciudad. 
Se quedaron en el lugar admirando la belleza de las flores. Gervacio por su lado examinaba cada arbusto y planta que no le era conocida, tenía que estudiar todo aquello que estaba a su alrededor, cortó algunas ramas para llevarlas al campamento y observarlas en el microscopio.
Luego Sergio les indicó otro camino donde podían ver un árbol interesante.
Según comentaba el guía, la zona era muy rica en una gran variedad de especies de árboles de madera, pertenecientes a más de 75 especies entre caobas, cedros y otros,  también era la mas rica en variedad de palmeras pertenecientes a 34 especies diferentes, todo ello podía estar en una sola hectárea, imaginen la cantidad de hectáreas que hay en la región 
-Esto,  ha sido  estudiado por los científicos que vienen al campamento, ellos dicen que es una zona con el hábitat más diverso del planeta, de ahí el interés de ser estudiado. Yo aprendo cuando escucho hablar a los señores que vienen  y se quedan uno a dos meses estudiando la variedad de plantas animales, los guío a donde ellos quieren ir. 
Sergio les señalo el lugar donde estaba el árbol, que se erguía a más de 60 metros de alto y el tronco era de gran diámetro, nunca antes habían visto un árbol así, era gigantesco.
-Este árbol- decía Sergio -tiene más de 500 años dicen los estudiosos y es un especie rara.
-Si es una especie rara- comentó Gervacio y se acercó a tocarlo era la primera vez en su vida que veía un árbol tan grande. 
Alida también se acercó y tomaba fotos al asombroso y bello árbol. Todo aquello que se encontraban en el camino era para ser estudiado. 
-Ahora es importante cuidar toda esta región, a veces la inescrupulosa  sed de fortuna hace que los bosque de madera natural se destruyan por la mano del hombre- decía Gervacio muy serio, pensando en el futuro como el botánico que era.  
La mañana se había terminado era hora de regresar al campamento,  la tarde la dedicaría a estudiar las plantas recolectadas y a tomar nota de todo lo observado. Había sido interesante recorrer la zona. Reflexionaba Gervacio.             
En el campamento ya se encontraba Trevor concentrado en su trabajo, él se había acostumbrado al lugar  y aparentemente se quedaría unos meses más hasta acabar su investigación.  
Alida y Gervacio se prepararon el almuerzo en la cocina al aire libre fue algo ligero porque después querían desarrollar  su trabajo de investigación. 
Los dos comentaban lo interesante de todo lo que habían conocido y recién empezaban su recorrido.           
-El trabajo de investigación tiene que ser meticuloso y apuntar todo aquello  que uno observa- decía  Gervacio -mañana quiero ir a la aldea de los nativos, es importante hablar con ellos que conocen más sobre las plantas de la región- terminó de comentar.
-La aldea está más lejos de todo lo que hemos caminado hoy día, pero sí, tienes razón es interesante conocerla y hablar con ellos- contestó Alida.
Terminaron el almuerzo, ordenaron y limpiaron todo lo utilizado como era una de las reglas del campamento. Nada se debía dejar sucio ni botar desperdicios al bosque, todo se reciclaba y los desechos orgánicos eran procesados de forma natural para que se descompongan. 
Gervacio se encontró con Trevor en la cabaña principal, él estaba escribiendo sus apuntes para la tesis y no  tomó mucha atención de la presencia de Gervacio que se sentó para usar el microscopio y realizar sus notas.  
Alida descansaba en la cabaña, se quitó los botines para aligerar los pies, pensaba en todo lo interesante y asombroso que había conocido la mañana en el bosque, el paisaje, las aves y los animales con los que se habían cruzado, era una tierra generosa y abundante en frutos y ríos caudalosos. Es un lugar donde el sol calienta en el día pero las noches son frescas con aroma de flores y de naturaleza pura. Lejos queda el ruido y el estrés de la ciudad y la vida cotidiana. En el corazón de la selva todo era paz y así debía quedar decía  Alida.

CONTINUARÁ
        

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