domingo, 4 de agosto de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Alida en su habitación planeaba todo lo concerniente a su viaje, para ella era el momento ideal de organizar su equipaje y documentos. Según lo que  había conversado con Gervacio la ropa tenía que ser solo la necesaria para que entre en una mochila, cada uno llevaría su propia mochila:
-Recuerda Alida- decía Gervacio     -es un viaje de investigación debemos aligerar el equipaje pues cargaremos nuestras mochilas a todos los lugares que vamos a visitar.  Solo lleva lo más importante  y  no olvides ponerte unos buenos botines para proteger tus pies de cualquier peligro, vamos a caminar varios kilómetros en la selva donde viven animales salvajes. No quiero asustarte pero es bueno estar precavidos para cualquier percance.    
Esto último pensaba que no debía decirle nada a su madre porque ella se sentiría tan preocupada que no era necesario crearle mas angustias. 
Alida le prometió tener cuidado, ellas hablaron sobre el tema todo una noche. Ella quería que su madre esté en paz sin pensar que algo malo le pueda ocurrir.   
Mientras recordaba las recomendaciones de su madre,  fue directo al closet y sacó su mochila de viajero que la tenía guardada mucho tiempo. Sobre la cama comenzó a separar la ropa que llevaría al viaje como: dos jeans, polos, una casaca para la lluvia, ropa interior, útiles de aseo  y no podía  olvidar su camisa moteada de animal print que tanto le gustaba.  
En los días previos al viaje, iría con Gervacio para vacunarse contra la fiebre amarilla, requisito indispensable para viajar a la selva, luego revisaría su pasaje y demás documentos importantes  para llevarlos en la mano. 
Alida se sentía feliz de hacer este viaje, conocería los lugares más recónditos de la selva. Gervacio la llevaría, no a los sitios de turismo, si no a lugares de investigación y a los pueblos nativos.
Caminar en la enmarañada vegetación y estar cara a cara con la naturaleza era una aventura. 
Alma miraba con sorpresa todos los afanes de su hija para preparar el viaje, estaba contenta de realizar su nueva aventura como ella lo llamaba. 
Pero cuando hablaba con Gervacio, él la traía a la realidad y muy serio le decía:
-Alida la selva es un lugar bonito, pero no tengas esa idea romántica de las películas. Es mejor no viajar con la idea de que es un lugar mágico. Tienes que estar atenta a todos tus movimientos porque no sabemos con que nos podemos encontrar.
Alida le contestaba -Gervacio no seas aguafiestas, déjame soñar un poco porque a la hora del viaje voy a estar preparada a todos los acontecimientos que se puedan presentar- y reía mientras comentaba esto.
Los días pasaban rápidamente y los últimos detalles y arreglos estaban finalizados. La fecha de viaje en el calendario estaba cerca y Alma era la que se sentía más nerviosa. Su hija iba a estar lejos varias semanas. Su hermana la tranquilizaba: 
-Alma tienes que estar tranquila, no puedes estar pensando que algo va a pasar, con tanta preocupación vas a enfermarte. Tú sabes      
que esto tarde o temprano iba a suceder       
Alida tiene que hacer su vida.
-Sé que tienes razón pero no puedo evitar estar preocupada, es mi única hija. 
-A si tuvieras diez hijos, un hijo es un hijo y con nada se puede reemplazar- comentó Vera para que su hermana reaccione y no piense que algo malo podía pasar
Los días de la ultima semana pasaron tan rápido que no se sintieron y el día del viaje llegó.   
La noche previa al vuelo, Alma conversaba con Alida y Gervacio, les daba todas las recomendaciones del caso para que se cuiden y les repetía que tenían que estar en comunicación con ella. Alida tuvo que ponerse fuerte para calmar a su madre: 
-Si sigues así de nerviosa, yo me voy a ir preocupada pensando todo el tiempo en ti, por favor serénate.
Alma tuvo que calmarse, no quería preocupar a su hija, por eso la mañana del viaje se despidió de Alida y Gervacio con  tranquilidad, les deseo un feliz retorno y les volvió a repetir que se comuniquen todo el tiempo con ella para saber que estaban bien.  
La tía Vera llegó en el último minuto para despedirse de los viajeros. Abrazó a su sobrina y luego a Gervacio mientras le decía al oído -cuídala bien... Alida es mi joya.
-No se preocupe todo va estar bien- Alida se despidió de su madre y los dos subieron al carro que los llevaría al aeropuerto.
En el interior del auto Gervacio comentó -tu madre y tu tía están tan afligidas, nosotros no vamos al fin del mundo pero... ¡hay que comprenderlas! 
Alma y Vera no se movieron de la puerta  hasta que el auto desapareció por la avenida, luego de entrar, Alma comenzó a llorar y Vera dijo: 
-¡Hermana por favor! ¿qué pasa contigo? ¿dónde está esa mujer fuerte que yo conozco? Quédate tranquila y piensa que todo va estar bien. 
-No no te preocupes con el paso de los días voy a estar bien lo prometo, solo recordé  que Alida  ya es una joven adulta con sus propias decisiones- decía Alma entre sollozos. 
-Que bueno que pienses así querida hermana, ella debe vivir y tomar su camino, es la ley, tú lo sabes y yo lo sé.
En el aeropuerto Gervacio y Alida se registraron para pasar a la sala de espera. Su vuelo saldría más tarde. Tomaron asiento en la sala que  indicaba su boleto, después de tantas despedidas familiares,  estaban más tranquilos y conversaban animados cómo sería el viaje.   
Gervacio comentaba con Alida -Cuando lleguemos a la ciudad de Tarapoto, como aún es temprano  nos vamos a embarcar de inmediato en el bote de Eber que es el hombre que nos va a llevar a navegar varias horas por el río Huallaga. Llegaremos de noche  a un campamento que es poco conocido porque es una estación científica nueva, en ese lugar  nos quedamos a dormir; ellos nos esperan, saben de nuestro arribo. Recién al día siguiente comienza mi trabajo de investigación, te vas a sorprender lo bien montado que está ese campamento, tienen ayuda financiera de varias empresas extranjeras entre ellas el laboratorio para el que yo trabajo que es conocido a nivel mundial y universidades de prestigio también colaboran con el financiamiento. En esa estación se investiga todo lo concerniente al medio ambiente, plantas, animales y los cambios de clima, en fin se reúnen científicos de todas partes del mundo.         
Alida estaba más que emocionada con  los comentarios de Gervacio, viajar al corazón de la selva era un sueño hecho realidad, no podía esperar que se anuncie el vuelo y partir hacia una nueva experiencia. 
La conversación entre los dos era tan animada que no se dieron cuenta que el tiempo había transcurrido y llamaban a los pasajeros del vuelo 501 con destino a la ciudad de Tarapoto. Ese era su vuelo, subieron al avión y en menos de lo que pensaban estarían en la ciudad de su destino.
El viaje transcurrió tranquilo, sin turbulencias ni contratiempos, después de una hora y quince minutos estaban aterrizando. Gervacio ya conocía donde tenía que ir para  encontrar a Eber, el hombre del bote. 
Con sus mochilas en la espalda tomaron un taxi que los llevaba directo al puerto para embarcarse. Alida se comunicó con su madre para decirle que habían llegado bien y que no se preocupe. Alma se sintió más tranquila al tener noticias de su hija.
En el puerto ya los esperaba Eber con su bote, Gervacio ayudó a Alida con su mochila para que pueda colocarse el chaleco salvavidas y subir a la embarcación que era un bote sencillo pero bastante fuerte. Para Alida la aventura comenzaba era una experiencia que siempre quería  recordar. 

CONTINUARÁ                       

         




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