El tiempo era perfecto para navegar por el río, Alida y Gervacio ubicados en sus asientos se preparan para la travesía, todo estaba listo para partir.
Gervacio dio la orden a Eber de avanzar no era conveniente demorar más el viaje.
Gervacio dio la orden a Eber de avanzar no era conveniente demorar más el viaje.
El río Huallaga se veía majestuoso y serpentiante, era la primera vez que Alida conocía un río de esas dimensiones. Ella estaba preparada, mientras el bote avanzaba sobre la corriente poderosa de sus aguas.
El bosque tropical saludaba a los navegantes y el sol pleno, enorme y luminoso en medio del cielo, observa perezoso. En ambas orillas la vegetación espesa y abundante se muestra llena de miles y miles de aves de diferentes tamaños y colores que vuelan de un árbol a otro, pequeños simios indiferentes con los viajeros comen frutas que arrancan de los árboles.
Eber experto y conocedor del río, maneja con habilidad y destreza.
La velocidad de la corriente forma pequeños tumbos que hacen saltar al bote pero Eber sabe como esquivar el peligro y no perder el manejo de la embarcación
Eber experto y conocedor del río, maneja con habilidad y destreza.
La velocidad de la corriente forma pequeños tumbos que hacen saltar al bote pero Eber sabe como esquivar el peligro y no perder el manejo de la embarcación
El río Huallaga es un afluente del río Marañón y éste a su vez forma junto al río Ucayali el gran río Amazonas. Estos son conocidos como los grandes ríos que alimentan la selva donde la vida acuática es rica y diversa.
Mientras la embarcación avanza por el río, Gervacio explica a Alida todo lo que se asoma en las orillas, les esperan varias horas de viaje, pero la emoción de ver esta selva vasta e inalterable en un rincón del mundo tiene a los viajeros ocupados con todo lo que se presenta.
En un momento del viaje Eber les explica a los viajeros: -Si por una casualidad uno cae al río nunca debe luchar contra la corriente, eso sería en vano porque es demasiado fuerte, lo mejor es dejarse llevar hasta que ella misma los arroje a una de las orillas,. eso no va a pasar pero es bueno saberlo- recalcó esto último con un tono grave en la voz.
Alida y Gervacio escucharon con atención las palabras de Eber, se sentían confiados el hombre demostraba una gran destreza en el manejo de su embarcación.
Río abajo avanzan los viajeros, el calor era sofocante pero no hay queja todo eso es parte del viaje, ellos no van a una ciudad moderna, ellos viajan al corazón de la selva donde hay que adaptarse a todos los inconvenientes.
El asombro de Alida es increíble al ver arboles gigantes que llegan a más de sesenta metros y sus troncos son tan anchos que se necesitarían varios hombres para poder abrazarlo. Todo lo que los rodea es hermoso y espectacular, es el lugar llamado el reino del jaguar. Este es un animal mítico entre los nativos que lo han convertido en el más temido y respetado de la selva.
En las orillas se pueden ver grandes caimanes que toman el sol y tapires que se asoman por el espeso bosque.
Alida señala todo aquello que llama su atención y Gervacio paciente le explica los misterios de ese gran bosque.
La tarde va cayendo y aun falta la noche para llegar a la estación científica. Los viajeros han comido algunos bocadillos que trajeron para soportar el viaje. Gervacio es consciente que ningún desperdicio debe ser arrojado al río, todo tiene que ser recogido y guardado en las mochilas.
El calor continúa y ya anochece cuando por fin llegan a su destino, en la orilla los espera un guía el que los conducirá al campamento que esta a poca distancia del río. Eber guarda el bote en un lugar seguro y apartado. El guía con una lámpara en la mano conduce a los visitantes por un camino estrecho y lleno de verdor. Eber se queda a dormir en el campamento, es peligroso navegar de noche por el río.
El camino parece largo, pero de pronto se abre un claro en medio de la vegetación donde se ve la cabaña principal rodeada de otras pequeñas cabañas, hay lámparas de querosene que alumbran cada cabaña, el lugar no es muy grande pero si suficiente para recibir a los científicos visitantes que realizan sus trabajos de investigación.
En un primer momento los recibe Trevor Wusteh, un norteamericano jefe del campamento, él se encuentra desde hace tres meses en el lugar preparando un trabajo para su tesis de doctorado. Saluda a los recién llegados y les señala el lugar donde dormir. Existe la cabaña para hombres y otra para mujeres ambas equipadas con lo necesario para cada persona.
Trevor les explica que los servicios higiénicos se encuentran afuera de las cabañas por razones obvias y las duchas están a poca distancia. Todas las aguas residuales van a un silo, nunca se descargan en el río para no contaminarlo. Además de ello, les indica que cada uno debe limpiar su lugar y mantener sus camas ordenadas. Lavar sus platos y tazas que utilicen y dejar todo en perfecto orden. Jamás arrojar latas cartones plásticos o cualquier desperdicio, la selva debe quedar intacta y bien protegida de la contaminación. Trevor hace hincapié en esto último.
Gervacio y Alida se dirigen a las cabañas indicadas para dejar sus mochilas, luego se acercan a Trevor para preguntar donde pueden dejar los víveres que han traído y compartir con él la cena.
Después de preparar la cena que fue sencilla, los viajeros conversan con Trevor quien les explica algunos manejos en el campamento: -En la cabaña principal existe un equipo para comunicarse, es un teléfono satélite con el que pueden estar conectados con el mundo, además de los equipos de microscopios y una computadora, donde pueden encontrar más información del lugar. Nunca deben alejarse demasiado del campamento sin el guía, es fácil perderse.
Luego les comenta el motivo de su estancia en el lugar, cómo él es biólogo, está preparando un trabajo sobre la ecología y reproducción de los caimanes negros en peligro de extinción por la caza indiscriminada, es un trabajo de tiempo y paciencia, después preguntó a Gervacio cuál es el motivo de su visita.
Gervacio le cuenta que es botánico y que viene a un estudio sobre las plantas con propiedades medicinales, también es un trabajo largo y de mucho cuidado, y agregó que Alida era estudiante de biología marina. Todo esto para ella es nuevo y fascinante. Trevor sonrió y estuvo de acuerdo con el comentario.
Al final de la cena la conversación se terminó, el viaje ha sido largo y los viajeros están cansados, Gervacio y Alida se despiden de Trevor, lavan sus platos, tazas y se van a dormir.
La noche parece mágica en un lugar así piensa Alida, los animales nocturnos salen a merodear pero en general se respira un aire de paz y serenidad.
Al día siguientes después del desayuno Alida le pide a Trevor usar el teléfono para hablar con su madre y decirle que todo está bien.
Alma en la ciudad al tener noticias de Alida se siente tranquila y le cuenta que en el jardín de la casa los geranios que ella había sembrado han florecido y están llenos de color.
Alida se despide de su madre y le dice que no se preocupe por ella.
Luego se reúne con Trevor y Gervacio para recorrer el campamento y conocer mejor los lugares que lo rodean.
Trevor a propósito los lleva por un camino que no deben transitar para conocer el peligro que esconde.
-Este camino nunca lo deben tomar- y señala el suelo -ven esos grandes montículos en la tierra, son nidos de hormigas que si uno los pisa salen por cientos de miles, la picadura de una o dos hormigas no es peligrosa pero de miles es mortal, esto intoxica la sangre y la muerte es lenta y dolorosa. No lo olviden -advertía Trevor.
Luego continuó -no muy lejos de aquí existe una aldea de nativos, ellos son desconfiados con los visitantes, siempre anuncien su visita con el guía y nunca rechacen lo que les ofrecen. Son nativos que conocen la región y tienen grandes conocimientos de como se comporta la naturaleza en la zona, si algo quieres preguntarles debes hacerlo con el guía.
Eber interrumpió un instante y se acercó al grupo para comunicar que regresaba a la ciudad y volvería en una semana, Gervacio estuvo de acuerdo y se despidió de él.
Había tanto que conocer e investigar que Gervacio no sabía por donde empezar, tenia que ordenar su trabajo para saber que hacer en los próximos días. De lo que si estaba seguro es que haría una visita a la aldea nativa que había mencionado Trevor.
La tarde va cayendo y aun falta la noche para llegar a la estación científica. Los viajeros han comido algunos bocadillos que trajeron para soportar el viaje. Gervacio es consciente que ningún desperdicio debe ser arrojado al río, todo tiene que ser recogido y guardado en las mochilas.
El calor continúa y ya anochece cuando por fin llegan a su destino, en la orilla los espera un guía el que los conducirá al campamento que esta a poca distancia del río. Eber guarda el bote en un lugar seguro y apartado. El guía con una lámpara en la mano conduce a los visitantes por un camino estrecho y lleno de verdor. Eber se queda a dormir en el campamento, es peligroso navegar de noche por el río.
El camino parece largo, pero de pronto se abre un claro en medio de la vegetación donde se ve la cabaña principal rodeada de otras pequeñas cabañas, hay lámparas de querosene que alumbran cada cabaña, el lugar no es muy grande pero si suficiente para recibir a los científicos visitantes que realizan sus trabajos de investigación.
En un primer momento los recibe Trevor Wusteh, un norteamericano jefe del campamento, él se encuentra desde hace tres meses en el lugar preparando un trabajo para su tesis de doctorado. Saluda a los recién llegados y les señala el lugar donde dormir. Existe la cabaña para hombres y otra para mujeres ambas equipadas con lo necesario para cada persona.
Trevor les explica que los servicios higiénicos se encuentran afuera de las cabañas por razones obvias y las duchas están a poca distancia. Todas las aguas residuales van a un silo, nunca se descargan en el río para no contaminarlo. Además de ello, les indica que cada uno debe limpiar su lugar y mantener sus camas ordenadas. Lavar sus platos y tazas que utilicen y dejar todo en perfecto orden. Jamás arrojar latas cartones plásticos o cualquier desperdicio, la selva debe quedar intacta y bien protegida de la contaminación. Trevor hace hincapié en esto último.
Gervacio y Alida se dirigen a las cabañas indicadas para dejar sus mochilas, luego se acercan a Trevor para preguntar donde pueden dejar los víveres que han traído y compartir con él la cena.
Después de preparar la cena que fue sencilla, los viajeros conversan con Trevor quien les explica algunos manejos en el campamento: -En la cabaña principal existe un equipo para comunicarse, es un teléfono satélite con el que pueden estar conectados con el mundo, además de los equipos de microscopios y una computadora, donde pueden encontrar más información del lugar. Nunca deben alejarse demasiado del campamento sin el guía, es fácil perderse.
Luego les comenta el motivo de su estancia en el lugar, cómo él es biólogo, está preparando un trabajo sobre la ecología y reproducción de los caimanes negros en peligro de extinción por la caza indiscriminada, es un trabajo de tiempo y paciencia, después preguntó a Gervacio cuál es el motivo de su visita.
Gervacio le cuenta que es botánico y que viene a un estudio sobre las plantas con propiedades medicinales, también es un trabajo largo y de mucho cuidado, y agregó que Alida era estudiante de biología marina. Todo esto para ella es nuevo y fascinante. Trevor sonrió y estuvo de acuerdo con el comentario.
Al final de la cena la conversación se terminó, el viaje ha sido largo y los viajeros están cansados, Gervacio y Alida se despiden de Trevor, lavan sus platos, tazas y se van a dormir.
La noche parece mágica en un lugar así piensa Alida, los animales nocturnos salen a merodear pero en general se respira un aire de paz y serenidad.
Al día siguientes después del desayuno Alida le pide a Trevor usar el teléfono para hablar con su madre y decirle que todo está bien.
Alma en la ciudad al tener noticias de Alida se siente tranquila y le cuenta que en el jardín de la casa los geranios que ella había sembrado han florecido y están llenos de color.
Alida se despide de su madre y le dice que no se preocupe por ella.
Luego se reúne con Trevor y Gervacio para recorrer el campamento y conocer mejor los lugares que lo rodean.
Trevor a propósito los lleva por un camino que no deben transitar para conocer el peligro que esconde.
-Este camino nunca lo deben tomar- y señala el suelo -ven esos grandes montículos en la tierra, son nidos de hormigas que si uno los pisa salen por cientos de miles, la picadura de una o dos hormigas no es peligrosa pero de miles es mortal, esto intoxica la sangre y la muerte es lenta y dolorosa. No lo olviden -advertía Trevor.
Luego continuó -no muy lejos de aquí existe una aldea de nativos, ellos son desconfiados con los visitantes, siempre anuncien su visita con el guía y nunca rechacen lo que les ofrecen. Son nativos que conocen la región y tienen grandes conocimientos de como se comporta la naturaleza en la zona, si algo quieres preguntarles debes hacerlo con el guía.
Eber interrumpió un instante y se acercó al grupo para comunicar que regresaba a la ciudad y volvería en una semana, Gervacio estuvo de acuerdo y se despidió de él.
Había tanto que conocer e investigar que Gervacio no sabía por donde empezar, tenia que ordenar su trabajo para saber que hacer en los próximos días. De lo que si estaba seguro es que haría una visita a la aldea nativa que había mencionado Trevor.
CONTINUARÁ
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