Gervacio explicaba a Trevor porque se habían demorado tanto. Su viaje a la aldea de los nativos fue una magnífica experiencia de estudio sobre las plantas pero también sobre las costumbres y vida en la aldea.
Después de un reconfortante baño Alida y Gervacio se reunieron con Trevor para cenar.
Alumbrados por la luz de los lamparines sobre una mesa hecha de troncos y en el cielo una bella noche estrellada, los tres comensales hablaban sobre su día y las anécdotas que cada uno había vivido. Trevor ya conocía el caso de la niña en la aldea de los nativos y decía sobre ello:
Alumbrados por la luz de los lamparines sobre una mesa hecha de troncos y en el cielo una bella noche estrellada, los tres comensales hablaban sobre su día y las anécdotas que cada uno había vivido. Trevor ya conocía el caso de la niña en la aldea de los nativos y decía sobre ello:
-No debemos interferir en las costumbres de los nativos, no es bueno y ellos no lo permitirían, son creencias de muchas generaciones. Nuestros deber solo es observar y aprender sus costumbres y los conocimientos que tienen sobre su entorno. Son personas que conocen muy bien el eco-sistema de la región, he aprendido muchas cosas de ellos en el tiempo que estoy en el campamento.
Alida le daba la razón, ella y Gervacio habían aprendido sobre ellos, al pasar el día en la aldea.
La conversación se extendió parte de la noche, pero el cansancio terminó por vencerlos y decir hasta mañana, era hora de irse a dormir.
Al día siguiente amanecía en la selva amazónica y el campamento científico también despertaba, Trevor se había ido antes del amanecer con Sergio el guía, él quería ahora ir más lejos para seguir con el trabajo de investigación y necesitaba a Sergio para que lo guié en un terreno desconocido para él.
En el campamento Gervacio y Alida desayunaron, Trevor, antes de irse a dormir la noche anterior, les comentó que saldría con Sergio al amanecer, el lugar donde irían quedaba muy lejos de la estación científica.
Gervacio no quería desperdiciar el día, para él era importante seguir con la investigación sobre las plantas con propiedades curativas, entonces propuso Alida una caminata por el bosque, ella estuvo de acuerdo y comentó:
-Quiero llamar a mi madre primero y luego nos vamos- dio media vuelta y camino hasta la cabaña principal donde estaba el teléfono satélite, pudo comunicarse con Alma que recién amanecía en la capital.
-Alida que bueno escuchar tu voz y saber que todo está bien, aquí en la ciudad no hay muchas novedades, toda la familia se encuentra bien- decía Alma a su hija, con voz de felicidad.
-Que bueno madre que todos estén bien y que tú estés más tranquila, te extraño y pronto nos podremos ver, ahora tengo que despedirme porque nos vamos con Gervacio a una caminata de investigación...un abrazo y besos- así se despedía Alida de su madre y salió de la cabaña para ir con Gervacio por un camino nuevo. A pesar de la advertencia de Sergio de caminar paralelo al río, Gervacio decidió internarse en el bosque, Alida le recordó la advertencia pero el contestó
-No te preocupes no nos vamos alejar demasiado.
-No te preocupes no nos vamos alejar demasiado.
Protegidos ambos con sombreros para el sol y ungüentos para mosquitos y otros insectos se internaron en el bosque.
Gervacio iba adelante cauteloso, movía cada rama para no encontrar sorpresas, además en cada árbol con una navaja hacia un profundo corte para dejar marcas y saber el camino por donde regresar. Todo en el recorrido era asombroso, la vegetación predominante en la zona es de un bosque casi interminable y en los árboles como siempre las aves anidaban. En su camino se encontraron con varias familias de perezosos que dormitaban en las ramas altas de los árboles, a ellos nada parecía perturbarlos.
Gervacio iba adelante cauteloso, movía cada rama para no encontrar sorpresas, además en cada árbol con una navaja hacia un profundo corte para dejar marcas y saber el camino por donde regresar. Todo en el recorrido era asombroso, la vegetación predominante en la zona es de un bosque casi interminable y en los árboles como siempre las aves anidaban. En su camino se encontraron con varias familias de perezosos que dormitaban en las ramas altas de los árboles, a ellos nada parecía perturbarlos.
El encuentro con pequeños mamíferos fue sorprendente, no en vano la región era conocida por tener la más grande diversidad de plantas y animales.
Gervacio atento ha cada movimiento o sonido extraño, seguía marcando los árboles del sendero y Alida lo seguía de cerca, atenta también al bosque que podía tener muchas sorpresas, no siempre muy gratas. La mañana avanzaba y en su caminata
de más de tres horas, Alida y Gervacio se encontraron con un claro en el bosque, donde había una laguna y a un costado unas hermosas caídas de agua, los rayos del sol penetraban a través de los árboles y se reflejaban sobre el agua, creando una admosfera especial y un bello paisaje.
En el lugar la naturaleza había hecho su trabajo, construyendo un eco sistema donde convivían peces, tortugas, lagartijas y todo tipo de reptiles pequeños, en el extremo opuesto de la laguna flores propias de la selva adornaban la orilla, y entre ellas se movían pequeños sapos coloridos, que eran un aviso de no ser tocados porque cuanto más coloridos más venenosos.
En el lugar la naturaleza había hecho su trabajo, construyendo un eco sistema donde convivían peces, tortugas, lagartijas y todo tipo de reptiles pequeños, en el extremo opuesto de la laguna flores propias de la selva adornaban la orilla, y entre ellas se movían pequeños sapos coloridos, que eran un aviso de no ser tocados porque cuanto más coloridos más venenosos.
Alida se acercó al borde de la laguna para ver más de cerca a las tortugas pero Gervacio le advirtió que no se acerque demasiado porque en las aguas tranquilas de las lagunas solían vivir caimanes de gran tamaño.
Alida junto a Gervacio observaban cada planta que llamaba su atención, ella tomaba apuntes de las características de cada árbol o arbusto que él le dictaba. Alida se había convertido en su asistente. Los dos observaban atentos cada rincón que rodeaba la laguna, donde podían encontrar algo interesante. Sabían además por comentarios de Sergio que en esa zona algo más profunda en el bosque, habitaban tribus de nativos que vivían en aislamiento, ellos no querían tener ningún contacto con la civilización y eran bastante agresivos si entraban extraños en su territorio.
-Debemos tener cuidado no es bueno internarnos más allá de los límites de la laguna, alguien nos puede estar vigilando- dijo Gervacio mirando a todos lados.
La laguna era bastante grande y a su alrededor todo el bosque tupido de grandes árboles se apiñaban uno junto al otro. Alida aprovechó la oportunidad para tomar fotos de cada rincón, plantas y flores que también servirían para el trabajo de Gervacio.
Se quedaron en el lugar toda la mañana, más allá del medio día, era tiempo de volver y mejor hacerlo cuando todavía había luz.
Gervacio y Alida se internaron en el bosque para regresar y de pronto... parecía una broma, no estaban las marcas que él había hecho en los árboles para no perder el camino.
Por un instante se le congeló la sangre en las venas, Alida también se dio cuenta que los cortes en los árboles no se notaban, ¿qué había pasado con ellos?, Gervacio fue cuidadoso al dejar las marcas. Ambos se quedaron paralizados en el lugar y como habían avanzado solo unos metros.
-Regresemos a la laguna- dijo Gervacio -es mejor no caminar más tenemos que orientarnos de nuevo.
Regresaron a la laguna y todo era igual, cada sendero se parecía al otro lleno de árboles y arbustos tupidos. Alida se alejó de Gervacio y este le dijo en voz alta -¡no Alida no te alejes de mí! si nos separamos vamos a perdernos y eso será peor. Es mejor estar juntos y recordar el camino donde fueron hechas las marcas.
Se movieron lentamente cada árbol fue tocado y examinado para observar mejor y encontrar las marcar de cuchilla. Gervacio no podía comprender lo que pasaba pero el escenario que tenía frente a él era complicado porque el bosque al ser tan tupido se veía igual por todos lados, él pensaba... las marcas no podían haber desaparecido.
-Alida vamos a buscar los árboles marcados con más cuidado, tienen que estar por aquí, las marcas no pueden desaparecer- decía Gervacio bastante preocupado, porque si seguían sin orientarse por el sendero, la noche los encontraría perdidos en medio de la selva.
Tener calma era la prioridad y volver sobre sus pasos para recordar por donde llegaron a la laguna. Gervacio en su fuero interno admitía... Sergio tenía razón, no era fácil orientarse en un lugar que no se conoce y aún más cuando está lleno de tanta vegetación y árboles que hacen que parezca todo igual alrededor.
Fue Alida después de un rato, quien encontró el primer árbol marcado al borde del camino:
-¡Gervacio!- lo llamó -¡mira, aquí hay una marca!- el árbol estaba casi oculto por unas ramas por eso pasó desapercibido por ellos cuando buscaron la primera vez.
Se quedaron en el lugar toda la mañana, más allá del medio día, era tiempo de volver y mejor hacerlo cuando todavía había luz.
Gervacio y Alida se internaron en el bosque para regresar y de pronto... parecía una broma, no estaban las marcas que él había hecho en los árboles para no perder el camino.
Por un instante se le congeló la sangre en las venas, Alida también se dio cuenta que los cortes en los árboles no se notaban, ¿qué había pasado con ellos?, Gervacio fue cuidadoso al dejar las marcas. Ambos se quedaron paralizados en el lugar y como habían avanzado solo unos metros.
-Regresemos a la laguna- dijo Gervacio -es mejor no caminar más tenemos que orientarnos de nuevo.
Regresaron a la laguna y todo era igual, cada sendero se parecía al otro lleno de árboles y arbustos tupidos. Alida se alejó de Gervacio y este le dijo en voz alta -¡no Alida no te alejes de mí! si nos separamos vamos a perdernos y eso será peor. Es mejor estar juntos y recordar el camino donde fueron hechas las marcas.
Se movieron lentamente cada árbol fue tocado y examinado para observar mejor y encontrar las marcar de cuchilla. Gervacio no podía comprender lo que pasaba pero el escenario que tenía frente a él era complicado porque el bosque al ser tan tupido se veía igual por todos lados, él pensaba... las marcas no podían haber desaparecido.
-Alida vamos a buscar los árboles marcados con más cuidado, tienen que estar por aquí, las marcas no pueden desaparecer- decía Gervacio bastante preocupado, porque si seguían sin orientarse por el sendero, la noche los encontraría perdidos en medio de la selva.
Tener calma era la prioridad y volver sobre sus pasos para recordar por donde llegaron a la laguna. Gervacio en su fuero interno admitía... Sergio tenía razón, no era fácil orientarse en un lugar que no se conoce y aún más cuando está lleno de tanta vegetación y árboles que hacen que parezca todo igual alrededor.
Fue Alida después de un rato, quien encontró el primer árbol marcado al borde del camino:
-¡Gervacio!- lo llamó -¡mira, aquí hay una marca!- el árbol estaba casi oculto por unas ramas por eso pasó desapercibido por ellos cuando buscaron la primera vez.
-Vamos Alida no perdamos tiempo si oscurece no veremos las marcas y podemos equivocar el camino- había un poco de pánico en su voz, no era nada gracioso perderse en un lugar donde era difícil que los puedan encontrar.
Alida también tenía miedo, debían caminar cerca de tres horas para llegar al campamento. Sergio les advirtió unos días antes que no era fácil andar en medio de ese bosque y además encontrarse con el peligro de la picadura de un animal venenoso o algo peor, el temible jaguar.
No era nada grato encontrarse con ciento veinte kilos de un jaguar encima de ellos Esto último le escarapelaba el cuerpo a pesar que reconocía que era un gran animal de hermosa belleza.
Caminaron el resto del sendero con cuidado de encontrar cada uno de los arboles marcados, era más difícil verlos porque oscurecía y la luz ya no entraba igual en el bosque, cuando llegaron al campamento era de noche, Trevor los vio y estaba sorprendido de que aparezcan de pronto, muy serio les dijo:
-En el campamento no tenemos tiempo para preocuparnos si alguien se pierde por la negligencia de no escuchar las advertencia. Tu actitud Gervacio, ha sido irresponsable, porque encima te vas con Alida arriesgandola a ella también. Escucha bien, si te pierdes en este bosque nadie te va encontrar y corre bajo tu responsabilidad lo que te suceda- Trevor muy molesto advirtió a Gervacio, él había sido temerario en ir por un camino de la selva que no conoce, en un bosque lleno de peligros y casi infinito.
CONTINUARÁ
Alida también tenía miedo, debían caminar cerca de tres horas para llegar al campamento. Sergio les advirtió unos días antes que no era fácil andar en medio de ese bosque y además encontrarse con el peligro de la picadura de un animal venenoso o algo peor, el temible jaguar.
No era nada grato encontrarse con ciento veinte kilos de un jaguar encima de ellos Esto último le escarapelaba el cuerpo a pesar que reconocía que era un gran animal de hermosa belleza.
Caminaron el resto del sendero con cuidado de encontrar cada uno de los arboles marcados, era más difícil verlos porque oscurecía y la luz ya no entraba igual en el bosque, cuando llegaron al campamento era de noche, Trevor los vio y estaba sorprendido de que aparezcan de pronto, muy serio les dijo:
-En el campamento no tenemos tiempo para preocuparnos si alguien se pierde por la negligencia de no escuchar las advertencia. Tu actitud Gervacio, ha sido irresponsable, porque encima te vas con Alida arriesgandola a ella también. Escucha bien, si te pierdes en este bosque nadie te va encontrar y corre bajo tu responsabilidad lo que te suceda- Trevor muy molesto advirtió a Gervacio, él había sido temerario en ir por un camino de la selva que no conoce, en un bosque lleno de peligros y casi infinito.
CONTINUARÁ
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