domingo, 1 de septiembre de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Gervacio observó el pesar de Demetrio y no quiso interrumpirlo, retrocedió unos pasos pero en ese instante Demetrio comentó:
-No se preocupen no he querido importunarlos con mis recuerdos, pero es un pesar que guardo dentro de mí.
-No, por favor, nosotros solo respetamos su silencio- contestó Alida.  
Demetrio movió la cabeza, les señalo la puerta de la cabaña y agregó -siganme quiero mostrarles un árbol que es interesante-  caminó hacia fuera de la cabaña  se internó unos metros en el bosque, Alida y Gervacio lo seguían de cerca, estaban curiosos, pensaban que podía ser un árbol parecido al que Sergio les mostró, el cual tenía más de quinientos años. 
Demetrio caminó unos pasos y se paró al lado de un árbol aparentemente normal, igual en aspecto al de otros arboles, pero éste en realidad era distinto:
-Este árbol es de apariencia normal, su corteza es la que contiene una sustancia que paraliza cada músculo del cuerpo y el corazón lentamente, si se exceden en tomar la cantidad ocasiona la muerte. La corteza se raspa  y se hierve en poca agua, se deja consumir y al final queda un líquido oscuro que es amargo al tomar. Aquí lo usamos como un calmante para el dolor pero debe consumirse en mínima cantidad si no las consecuencias son fatales-  Demetrio terminó de decir esto, dio media vuelta y regresó de nuevo a su cabaña, se paró en la entrada y vio que su gente caminaba hacia el centro de las cabañas. 
-Es hora del ritual- comentó -debemos mostrar respeto, tenemos que acercarnos- y señaló un lugar  para Alida y Gervacio, ellos debían estar de pie y en silencio. 
Los nativos en el centro de la aldea rodeaban a una pequeña niña, tal vez de ocho o nueve meses de nacida, la niña vestía una túnica de colores y su madre la tenía en brazos,  el Curaca de la aldea, movía las manos y pronunciaba palabras en su dialecto que no comprendían Gervacio, ni Alida, ellos inmóviles miraban la ceremonia, no hablaban, nadie lo hacia, solo en coro los nativos repetían algunas palabras y le acercaban  unas ramas con las que tocaban suavemente a la niña.  
La pequeña tranquila no lloraba, se sentía segura en brazos de su madre. La ceremonia duró cerca de una hora, luego de terminado el ritual la niña y su madre entraron en una de las cabañas, todos quedaron en silencio. 
El Curaca se acercó Alida y a Gervacio y les ofreció una vasija que contenía  gusanos que los nativos  comían como un plato especial. Alida recordó las palabras de Trevor -no deben rechazar nada que les ofrezcan- Sergio el guía se mantenía a un lado en silencio, él no decía palabra alguna.  
Gervacio miró a Demetrio como pidiendo ayuda, pero él señaló la vasija y comentó -debe recibir y comer uno o dos gusanos no son desagradables se lo aseguro.
Con una actitud natural Gervacio tomó la vasija y se sirvió un gusano que puso en su boca y sin mascar se lo paso, luego entregó la vasija Alida y ella hizo lo mismo, cogió un gusano y lo trago sin masticar. Demetrio recibió la vasija y la entregó al Curaca que muy serio se retiró.
Era verdad lo que decía Demetrio, el sabor del gusano  no era desagradable pero tenía una consistencias aceitosa que les quedó en la boca por un buen rato. 
Demetrio contó a los visitantes que esos gusanos no son desagradables de comer y que es una costumbre de su pueblo consumirlos. Los nativos los sacan de los árboles que se encuentran cercanos a la aldea.
Gervacio le preguntó el porqué del ritual a una niña, que significado tenía, él sentía curiosidad por saber.  Entonces Demetrio le contó la historia:
-En la aldea la niña, es considerada una          
deidad porque ella ha cumplido con algunos requisitos  para que sea considerada de esa forma. Cuando la pequeña nació no lo hizo como nacen todos los bebes con el rostro mirando hacia abajo, el rostro de la niña miraba hacia arriba, después en la parte superior de la cabeza tiene una pequeña protuberancia que asemeja a un cuernito y por último, en la parte de atrás de su cabeza, en la nuca, tiene un mechón de cabello completamente blanco que nadie en la aldea lo tiene y quiero aclarar, no son canas. 
Todos los nativos creen que es una deidad que ha reencarnado en la niña, por eso el trato especial y por eso es el ritual.  
Alida escuchaba a Demetrio y no salía de su asombro ¿era en verdad la niña especial? o solo era un lindo ángel que viviría el resto de su vida inmóvil y considerada intocable por los demás, ella no podría elegir su camino ni vivir su propia vida, era un destino solitario o... ¿tal vez no? Alida preguntó si podían ir a la cabaña y ver a la niña. Demetrio contestó -me temo que eso es imposible a nadie se le permite ver a la niña, solo cuando es la hora del ritual. Alida sintió pesar por la pequeña, su vida no sería fácil, pensó. 
Caminaron los visitantes de nuevo hacia la cabaña de Demetrio, Gervacio preguntó si podía llevar unas muestras de todas las plantas y raíces  que le había mostrado, era importante llevarse muestras para estudiarlas y examinar su composición.
Demetrio estuvo de acuerdo y le entregó cada muestra de plantas que tenía sobre la mesa, Gervacio apuntaba con cuidado el nombre de cada una y las envolvía en un papel manteca que había traído para ese propósito, luego las guardaba en un maletín pequeño que colgaba en su hombro. Todo debía ser documentado y bien envuelto para viajar a la capital.
Sergio en su momento avisó a Gervacio que tenían que partir, el camino de regreso sería largo y no es bueno que la noche nos encuentre en el camino. 
-Si, en un momento estaremos listos, tengo que guardar todo con seguridad si no mi trabajo se puede arruinar- contestó Gervacio mientras Alida lo ayudaba a tomar apuntes de cada una de las plantas.   -Es un gran problema el que ahora se vive en la aldea- decía Demetrio preocupado -la gente de la nueva generación quieren irse a la ciudad y aquí en la aldea cada día nos quedamos sin jóvenes que puedan heredar todo el conocimiento de sus mayores para seguir la tradición y que nuestro pueblo no desaparezca. El ruido de la ciudad les atrae en demasía y que podemos hacer los mayores para detenerlos...nada. Es una cruda realidad- dijo esto con pesar y lamento en la voz. Él pensaba en el futuro de su pueblo.
Gervacio no tenía palabras para contestar lo que Demetrio hablaba,  al final agregó -deben de hablar con los jóvenes y explicarles lo importante que es que ellos se queden en la aldea, nadie dice que no puedan ir de visita a la ciudad más cercana, deben decirle también lo difícil que sería para ellos insertarse en la vida laboral de la ciudad, hablen con ellos de todo esto.  
-Hablar con ellos lo hemos hecho de varias formas y hasta hemos sido duros con nuestros jóvenes y aún así, hace tres días se fueron tres de ellos. Somos una población pequeña y si se van, en unos años nada va quedar de nuestro pueblo. 
-Es un problema grave pero tienen que seguir insistiendo y quien sabe esos jóvenes que se han ido, cuando vean la realidad en la ciudad y sin dinero van regresar, como en tu caso que no te acostumbraste al bullicio del lugar- contestó Gervacio para darle ánimo a Demetrio que estuvo de acuerdo con sus palabras.
 Alida y Gervacio terminaron de guardar su preciado cargamento en el maletín y se despedían de Demetrio, éste les dijo que era necesario despedirse del Curaca y jefe de la aldea, si no lo considerarían como una falta de respeto.  
Los tres visitantes obedecieron a Demetrio y junto con él fueron a buscar al Curaca, le agradecieron su hospitalidad y permiso para permanecer en el lugar y prometieron regresar de nuevo en unos   días. 
                
Caminaron despacio para salir de la aldea no era una buena idea irse muy rápido había rituales que tenían que obedecer. 
Sergio por fin habló, él se había mantenido en silencio en todo el tiempo que duro la visita porque no quiso interrumpir el trabajo ni la conversación de Gervacio. 
-Ahora tenemos que tomar el camino de regreso, hemos tardado más de  cuenta y no es bueno caminar de noche en la selva- comentaba Sergio a Gervacio.
-Entonces vamos, la ruta de regreso es larga.
En el camino se encontraron con algunos animales pequeños y con un ciervo de los pantanos que corría entre el follaje para esconderse de los intrusos, era de tamaño mediano y color rojizo parecía despreocupado pero alerta a cualquier movimiento o sonido extraño, este animal decía Sergio es la presa favorita del jaguar, él no puede evadir un encuentro con el más extraordinario depredador de esta selva. 
En otro momento se encontraron con un gigantesco grupo de mariposas que volaban por el lugar, era un cuadro casi mágico ver la cantidad de estos insectos de colores llamativos, desde las más pequeñas a la más grandes, en la zona había una gran cantidad de ellas. 
En el camino también se encontraron con un tapir adulto que corrió a esconderse, él es considerado el detective de la selva porque siempre esta alerta y tiene un gran olfato para avisar a todos que hay cerca un depredador.
Mas adelante y en medio de los ramajes vieron a lo lejos una temible aparición, era un jaguar de gran tamaño que ya los había visto, Sergio alertó -no se muevan solo quédense quieto, esta un poco lejos para atacarnos, pero son tan veloces que puede acercarse- los tres estaban inmóviles y apenas respiraban cuando vieron que el temible animal desapareció como si fuera un fantasma. 
Era temible sí, pero también era de una belleza extraordinaria, fue fácil comprender porque los nativos los consideraban un rey de la selva amazónica.
La luz del día se había ido cuando Gervacio Alida y Sergio llegaron al campamento, estaban exhaustos y con hambre, para ellos había sido un gran día de experiencia y aprendizaje, Trevor los recibió preocupado porque pensó que algo podía haberles pasado. 

CONTINUARÁ      
   
      
    
     


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