domingo, 27 de octubre de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Los nuevos visitantes disfrutaban otro nuevo día en medio del corazón de la selva. Un amanecer lleno de colores en un cielo que estaba despejado de nubes. A esa hora el sol calentaba suavemente. 
Todos se preparaban para una nueva jornada de trabajo e investigación. 
 El desayuno era la prioridad en ese momento, con el estómago lleno se podía trabajar mejor y más aun cuando ninguno de ellos sabía con exactitud a que hora estarían de regreso al campamento. 
Después de tomar el desayuno, se organizaron y se dividieron en grupos, los científicos franceses irían con Sergio y los ingleses irían con Alida, Gervacio y Tino que ahora sería su guía. 
Trevor esta vez se quedaba en el campamento para ordenar las notas de su trabajo, tenía toda la mañana para ocuparse de ello. Los grupos se separaron y cada uno tomó un camino. 
Todo era nuevo para los recién llegados, no terminaban de asombrarse. Saber que en el lugar donde se encontraban existían mas de 300 especies de reptiles aparte de un registro de entre 40 y 50 mil variedades de plantas de las que solo la mitad de ellas aparecían en los libros. 
Gervacio señalaba a Jim los árboles gigantes y este a su vez le comentaba que estos son el lugar ideal para que todo tipo de insecto construya su hogar  -la interferencia del hombre en el delicado equilibrio y procesos ambientales que aseguran un sostenido ritmo en la vida en planeta es  hoy un gran dilema y preocupación-  sostenía Jim y puntualizó -aún estamos a tiempo de lograr salvar nuestro mundo y estás palabras no son exageración.
Luego guardaron silencio y cada uno se dedicó a la suyo, Gervacio examinaba cada raíz que encontraba y Alida tomaba nota de sus dictados. En el lugar había tanta variedad de plantas que tomaría toda una vida estudiarlas y clasificarlas.
-Lo ideal sería que la mitad o más de la mitad del planeta este lleno de vegetación pero esto puede ser un sueño, el hombre a tomado mucho espacio en el planeta- decía Gervacio. 
Jim escuchó el comentario de Gervacio y contestó -aquí en la selva amazónica existen muchas regiones que están protegidas y se han convertido en grandes parques que son vitales para la conservación natural y equilibrio ecológico de la región y del mundo  
Mientras hacían estos comentario Jim y Claire guardaban en pequeños frascos insectos para luego ser  analizados, su propósito era clasificar la mayor variedad de especies, ellos más tarde querían  publicar un libro sobre sus investigaciones de la vida de los insectos y su importancia dentro de la naturaleza. 
Claire señaló -si acaso hubiera una guerra nuclear, tal vez los únicos en sobrevivir a esto, serían los insectos y nada más. 
Por otra lado el grupo de franceses que se habían ido con Sergio por un camino diferente, se detenían en cada tramo, para ellos era una magnífica oportunidad de realizar sus trabajos, esta región pensaban, era el sueño de un investigador científico. 
Pierre que era especialista en aves decía a sus compañeros -ningún lugar en el mundo tiene la cantidad de aves que existen en la amazonia, en tiempos recientes se ha podido descubrir una nueva especie. Aquí se podría desarrollar el ecoturismo y la observación de raras especies de aves. 
Cientos o miles de ellas anidaban en lo alto de los árboles para proteger sus nidos de los depredadores. Pájaros de todos los tamaños y colores volaban sobre ellos al darse cuenta de su presencia, espantados tal vez porque la tranquilidad de su bosque se veía alterada por extrañas criaturas.      
La mañana transcurría y cada uno se dedicaba a sus tareas, cada uno pensaba que se necesitaba traer a más científicos, el terreno era inmenso y la ciencia debía tomar nota de todo esto. 
La mañana y parte de la tarde fue ocupada por largos recorridos de los grupos. Cuando llegó la noche, todos ellos estaban de regreso en el campamento. Cansados y hambrientos pero satisfechos porque el día lo habían aprovechado muy bien. 
Como ya se habían hecho costumbre; se     
preparaba la cena con los víveres que habían y la noche transcurría en entretenidas conversaciones sobre sus impresiones y adelantos de su investigación. Cada uno tenía algo que decir, alguna anécdota que contar, era una satisfacción estar en la zona y tener la libertad de analizar todo lo que los rodeaba. 
Trevor escuchaba a los colegas lo encantados que estaban de tener la oportunidad de vivir esta experiencia. Este campamento hace la diferencia para realizar toda clase de estudios. 
Gervacio como botánico también comentó - solo aquí en esta región existen más de 1000 plantas medicinales que son usadas por el hombre nativo para sus problemas de salud, ellos no tienen la facilidad de una atención hospitalaria y acceso a los fármacos. Con estas plantas tratan sus dolencias. El hombre nativo ha sabido comprender el desarrollo natural de la naturaleza y se ha adaptado a ella sin intentar dominarla o destruir. Ellos saben que sus vidas dependen de ella, por eso han desarrollado un sistema de agricultura que no crea desequilibrio- puntualizó al final. 
-Gracias a este forma de vida de los nativos, ahora podemos conocer la selva como era hace millones de años y así se debe conservar- decía Maurice sorprendido por este mundo tropical.
Para los científicos extranjeros todo el entorno era nuevo, hace mucho tiempo, ellos querían viajar  a este continente. La amazonia les ofrecía un mundo casi infinito para la investigación y la respuestas a tantos ¿por qués?.
Y así el paso de los días transcurriría entre arduo trabajo y algunas horas de calor que era casi insoportable pero nadie se quejaba, todo parecía ser natural y ellos no querían desperdiciar su tiempo de trabajo. 
Pero había momentos que era necesario descansar y dedicarse a las tareas sencillas como lavar algunas prendas de vestir o la limpieza en el campamento de la que nadie se salvaba.
Una mañana todos se organizaron para salir de pesca, está pesca era especial porque se trataba de un pez considerado el rey de los ríos, y el más grande pez del mundo, este... ¡era el paiche!    
Con los nativos expertos en la caza de este pez, salieron en los botes nuevos del campamento. La experiencia de los hombres de río en la pesca dio su recompensa después de navegar cerca de tres horas para encontrar uno de estos peces. 
Su habilidad para atraparlo y subirlo al bote fue importante en el éxito de la pesca, solo se tenía que tener cuidado que la presa no escape porque tiene una fuerza extraordinaria. Una vez en el bote el gigante media dos metros con sesenta y seis centímetros. Era un ejemplar colosal de puro poder y belleza. 
Los científicos que lo observaban no salían de su asombro, cazarlo fue un esfuerzo supremo pero las características de este coloso se remontan a millones de años donde a sabido adaptarse a los ríos de la selva, se alimenta de otros peces pequeños, muchos ejemplares llegan a medir hasta tres metros y pesar media tonelada. Ahora se encuentra en peligro de extinción y han sido declarados bajo protección. su caza está sujeta a veda.
El gran pez fue cargado y llevado al campamento donde lo examinaron con rigor los científicos, luego de esto fue cortado, su abundante carne podía alimentar a todo un batallón. 
El pago para los hombres de río fue llevarse casi entero al pes y dejar solo un pedazo para el campamento. Esa noche tendrían paiche para la cena. El sabor de su carne es exquisita. 
Con el paso de los días el trabajo continuaba, cada  grupo salía a recoger ejemplares o escribir sus notas. Alida y Gervacio como siempre caminaban juntos.  
En la ultima semana, Alida comenzó a sentir un extraño cansancio, ella pensaba que era debido a la deshidratación y tomaba  abundante agua pero seguía sintiéndose mal. Guardaba silencio y no le decía nada a Gervacio, no deseaba interrumpir su trabajo. Además pensaba que pronto pasaría si se quedaba a descansar en el campamento.
Esa mañana antes de salir le dijo  a Gervacio que no iría con él pero guardó silencio sobre su cansancio. 
Claire notó el malestar de Alida y le preguntó si se sentía mal, ella solo contestó -es un poco de cansancio y nada más. Cuando todos se fueron, caminó a la cabaña para dormir, era raro  sentirse tan cansada. Se recostó en su litera y muy pronto se quedó dormida.
De noche ya en el campamento Alida esperaba a Gervacio se sentía un poco mejor, sentada cerca a la mesa conversaba con Trevor, a los pocos instantes el grupo que se había ido muy temprano llegó.
Cómo siempre los comentarios,  anécdotas y algunos sustos estaban dentro de la conversación todos reían y festejaban las ocurrencias. 
La noche hermosa con una luna brillante en el cielo y la luz de los lamparines sobre la mesa daban una admosfera de serenidad y alegría.
Alida se puso de pie y quiso acercarse a Gervacio, dio algunos pasos y cayo al suelo desmayada, Claire  corrió a su lado y Gervacio también, éste la levantó en sus brazos para llevarla a su litera. ¿Qué pasaba con Alida? todos se preguntaban sorprendidos y quedaron unos segundos en silencio.  

CONTINUARÁ  
      
            
  
  

  
        

domingo, 20 de octubre de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Ya era de noche cuando todo el grupo de científicos se reunió para cenar. Trevor comentó con los nuevos integrantes del campamento antes de sentarse a la mesa, lo que debían saber con respecto al entorno que los rodeaba, los cuidados para no perderse en la selva, el camino por el que nunca debían transitar debido a los nidos de las terribles hormigas. 
Todos escuchaban con atención, además Trevor fue muy claro con las reglas que regían el campamento para tener una buena convivencia y no molestar a nadie, después pidió que cada uno se presenta y digan sus respectivos nombres. La pareja de ingleses eran Claire y Jim su especialidad era la entomología,  los tres científicos franceses eran Pierre, ornitólogo, Maurice también biólogo y por último Louis era dendrologo, su especialidad los árboles y su edad dentro de la selva amazónica.
Después de las presentaciones y las reglas del campamento todos se sentaron a la mesa.  
Los nuevos visitantes estaban asombrados con todo lo que habían visto cuando viajaban por el río, para ellos era la primera vez que venían a la selva y su viaje había sido una nueva experiencia, nunca imaginaron un paisaje así, estaban entusiasmados por empezar lo más pronto con sus respectivos trabajos de investigación. 
Cada uno de ellos eran catedráticos de prestigiosas universidades en sus países y eran muy conocidos en el ambiente científico internacional debido a que tenían varias publicaciones sobre sus trabajos y descubrimientos.    
Toda la conversión era en inglés, fue la mejor manera de poder comunicarse, Alida y Gervacio aprovecharon la oportunidad para practicar el idioma, lamentablemente nadie hablaba francés y por ello se escogió el inglés que todos sabían.   
La noche estaba fresca, el cielo estrellado, la luz de los lamparines alumbraban. Los nuevos visitantes habían traído comestibles y compartieron con Trevor, Gervacio y Alida, además una vez por semana Ever traía en su bote al campamento nuevos comestibles. Ahora que eran más personas tendría muchos encargos para comprar en la ciudad.  
La cena transcurrió en un ambiente ameno y con anécdotas que habían vivido, los nuevos integrantes contaban sobre sus viajes por otras latitudes y las experiencias de sus anteriores investigaciones, se formó un clima de amistad pero también de conversaciones científicas de personas que conocían a fondo sus respectivas carreras. 
Gervacio y Alida se sentían motivados por tener cerca a todas estas personas con tanta experiencia con respecto a la ciencia y a la naturaleza. 
Pierre comentó que como ornitólogo -aquí en la selva tengo un vasto campo de investigación, es increíble la cantidad de aves y el descubrimiento de algunas especies que se creían desaparecidas. En las regiones tropicales viven millones de aves y mi campo de investigación será muy provechoso. A pesar de que el ecosistema es frágil, la naturaleza se las ingenia para sobrevivir- terminó por decir.
Claire y Jim como entomólogos sintieron gran curiosidad por las hormigas, querían conocer más de cerca el nido y como especialistas en el tema, sabían que precauciones tomar para no tener una mala experiencia, aún así Trevor les recalcó tener extremo cuidado con ellas, eran muy peligrosas. 
La conversación se extendió hasta muy tarde, pero el cansancio y el sueño les hizo recordar que debían ir a dormir, al día siguiente les esperaba una buena jornada de trabajo nadie podía perder el tiempo pues no se quedarían a vivir por siempre en el lugar.
El amanecer del día siguiente era hermoso, la luz se abría paso entre las nubes que poco a poco se iban disipando, la mañana era clara y el sol en el cielo esperaba. 
Ahora sí, los nuevos visitantes conocerían mejor la selva. 
Sergio el guía estaba preparado para la nueva misión y había traído a su joven hijo, un muchacho de 16 años para dividir el trabajo, porque no todos iban hacer lo mismo. 
Era una maravilla disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor, conocer y estudiar de cerca el ecosistema de la región, era una nueva   
experiencia extraordinaria para todos ellos. 
Luego de tomar un desayuno frugal,  lleno de frutos, se dividieron en grupos.
Trevor que ya conocía el lugar de su trabajo se fue solo, Alida y Gervacio caminarían cerca al río para recolectar algunas plantas.  
Sergio iría con la pareja de esposos para hacerlos conocer el nido de las temibles hormigas y los franceses irían con Tino el hijo de Sergio, ellos se internarían en la espesura de la selva para comenzar con su trabajo. 
Tino había aprendido de su padre como ser guía y tenía la habilidad extraordinaria de subir a los árboles con una agilidad asombrosa. Él trepaba a los árboles y podía orientarse muy bien en que lugar se encontraban, nunca se había perdido. 
En su compañía los científicos podían recorrer grandes distancias en la zona  pero siempre con el cuidado de fijarse donde pisaban o hacía que lugar querían ir.
Todos en el campamento eran conscientes que la investigación científica ha jugado un papel muy importante en la difusión y reconocimiento a nivel mundial sobre la amazonia, es por eso que la investigación no debía detenerse, era de vital importancia continuar. 
Antes de salir del campamento y dividirse en grupos Gervacio había comentado con Louis el científico especialista en árboles sobre la corteza de un árbol que los nativos utilizaban para el dolor pero si se pasaban de la dosis podía causar la muerte por parálisis en todo el cuerpo incluyendo el corazón -debes conocerlo e investigar sobre él, son muy interesante las virtudes medicinales de este árbol-  decía Gervacio.
El día era claro y no había amenaza de lluvia, se podía trabajar sin ser molestados por los elementos naturales, solo  una nube densa de mosquitos que por momentos impedían el trabajo tranquilo, pero estaban en pleno corazón de la selva, pedir que no haya insectos era una fantasía. En ese campo Claire y Jim los especialistas, estaban felices con tanto que ver e investigar. 
Tino y los científicos franceses internados en la espesura del monte, se encontraron con una familia de sajinos que sorprendida por la presencia de intrusos en su territorio corrieron despavoridos, los guacamayos desde la copa de los árboles lanzaban su gritos de alerta y el escándalo era total. Pierre observaba a estas maravillosas aves llenas de color y sabía que encontraría más y más aves de espléndido plumaje para el estudio  y trabajo. 
El trabajo del día fue extenso y provechoso, Claire y Jim sorprendidos por el nido de hormigas rodearon con cuidado el lugar, su interés era cazar algunas para estudiarlas de cerca, ellos conocían la forma de vida y organización casi militar de estos insectos que les permitía con éxito vivir y atrapar a sus presas. 
Ante que termine la tarde todo el grupo regresó al campamento, estaban cansados, con hambre pero felices y asombrados, era maravilloso encontrarse en este lugar donde podían estudiar con total libertad sus diferentes áreas de trabajos e investigación. 
Todos estaban de acuerdo la investigación directa en la naturaleza no tenía nada que hacer con las fotos o películas, era una oportunidad única, había que seguir adelante. 
A la hora de la cena, la preparación de platos sencillos con fideos, atún y algo de salsa de pasta  de tomate en lata fue una comida exquisita para el hambre que traían. 
Tenían que tener alimentos de larga duración y que no se descompongan con el fuerte calor, algunas días podían comer pescado asado, que era en su momento lo más delicioso.          
En la cena la conversación y las nuevas impresiones estaban sobre el tapete, nadie se quejaba de la sencillez del campamento, era un lugar de estudio. 
La cabaña principal guardaba el equipo y una pequeña biblioteca de las inclemencias del clima y donde podían trabajar y comunicarse con el mundo exterior.                
 Trevor no quiso dejar pasar el momento y comunicó a todos que debían desde este mismo instante dividirse las tareas de limpieza y lavado de platos que se usaba. Todos debían colaborar nadie tenía privilegios.  

Los comentarios e impresiones mientras cenaban eran sobre todo lo que habían caminado y observado este era el primer día para darse cuenta como cada uno resolvería su trabajo. 
Jim comentaba sobre el nido de hormigas, lo astutas que podían ser y agregó -dentro de la naturaleza nada esta demás, hasta el más pequeño insecto es de gran valor, ellos se encargan de limpiar los desechos de otros. Todo funciona como un reloj.
Pierre en su trabajo con las aves sabía que éstas también  trabajaban en equipo cuando era necesario y volaban en grandes bandadas. Ese día había visto grupos mixtos de aves ayudarse mutuamente, algunos dejaban sus nidos mientras otros que son los guardianes se quedan para vigilar. 
En las copas de los árboles gigantes arman sus nidos los que no están a salvo de ser destruidos por otros animales que buscan alimentarse. 
Pero la impresión de todos en general, era que las aves y animales que rodeaban el campamento estaban en alerta, como si supieran que habían intrusos que no pertenecían al lugar y no se parecían a nada conocido. 
Alida y Gervacio fueron interrogados por los demás en el campamento. ¿que hacían y a que se dedicaban? Gervacio explicó su campo de acción y el deseo de dedicarse en el futuro solo a la investigación, Alida por su parte comentó que todavía era estudiante, pero que este viaje al campamento era una experiencia útil para el futuro en su carrera,  estaba aprendiendo mucho y ahora con la llegada de todos, su experiencia en otros campos era de gran valor. 
Maurice comentó además que tenían gran interés en encontrar un jaguar, él sabía que estos animales tienen  gran astucia, su cabeza es redondeada, corta y casi tan flexible como la de un búho. Son cazadores de una gran fuerza y destreza.
La noche se había convertido en una buena conversación, los momentos vividos y la experiencia adquirida en la selva amazónica sería para todos ellos en el futuro un buen recuerdo y sobre todo una experiencia científica sin comparación.

CONTINUARÁ     
      

domingo, 13 de octubre de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Con la noticia del arribo de nuevos científicos, Alida y Gervacio fueron a la cabaña donde se encontraba el equipo para investigación.
Gervacio quería adelantar su trabajo y examinar las muestras que había logrado traer del viaje que casi se convierte en una tragedia. 
Trevor por su parte escribía los apuntes de su propia investigación para la tesis de doctorado, todos estaban ocupados, en silencio y atentos a sus tareas. 
Alida leía con atención los apuntes que había hecho durante el viaje. 
Así la mañana transcurría lenta y tranquila. Solo se escuchaba el ruido propio que hacen los animales a esa hora del día en la selva. 
Gervacio en sus en sus notas escribía las propiedades medicinales de las plantas que llevaría hasta la capital donde serían estudiadas profundamente, en un cuaderno aparte llevaba un diario de todos los incidentes vividos hasta ese momento, quería tener documentados y bien apuntados para no olvidar los detalles. 
Por su parte Alida también llevaba un diario y escribía en él lo que  vivían día a día, ella apuntaba sus impresiones, sorpresas y el accidente sufrido en el río, que al menos por un tiempo no debía contar a su madre. 
Para ser fiel a su historia, escuchaba con atención las leyendas y comentarios de los nativos cuando visitaban algunas aldeas. Las historias de ellos estaban llenas de leyendas y datos interesantes, en muchos casos se trataba de los orígenes de sus pueblos. 
Los nativos solían contar sus historias para que sean trasmitidas de generación en generación, así se conservaba la memoria ancestral y algunas leyendas podía retroceder hasta el tiempo antes de la conquista, en ese tiempo todo era paz en la selva amazónica. 
Ellos contaban el origen de sus pueblos desde la noche de los tiempos, cuando solo el gran río era testigo de su existencia y los nativos eran dueños y señores de grandes extensiones de tierra.
Con la llegada de la conquista y la transmisión de enfermedades con las que  casi desaparecen varios pueblos nativos y luego en años más recientes la explotación del caucho que los había  diezmado, años más tarde, la extracción de la madera y del petróleo, los pueblos nativos se había reducido en gran número y territorio, en la actualidad se sienten más tranquilos a pesar de los muchos problemas porque hoy en día soplaban vientos a su favor y muchas organizaciones nacionales y a nivel mundial los estaban apoyando para que se conserven como pueblos originarios de la amazonia. 
Ellos son conocedores de una sabiduría natural  conocen muy bien el ecosistema que los rodea. Los científicos que llegaban al campamento siempre consultaban con ellos diversos comportamientos de animales y plantas porque ellos saben mejor como se comporta el ambiente que los rodeaba y así ayudar a los científicos en sus investigaciones.                   
Alida también escribía en sus notas  sobre los animales conocidos de cerca y la experiencia de verlos, esto parecía de fábula por momentos era fascinante y otros de mucho cuidado. 
Saber que los animales salvajes eran vecinos del campamento científico parecía increíble.  
Los primates que eran una población muy numerosa se dividían en varias familias,  eran juguetones y arrojaban cuanta comida no les servía sin importar lo que hubiera debajo de ellos.  
Luego las mariposas que parecían salidas de un cuento, habían grandes  e inmensas poblaciones de ellas y podían llenar el espacio con sus colores y gráciles movimientos, en el futuro no muy lejano eran un recurso potencial para las aldeas nativas si se sabía trabajar con cuidado para no desaparecerlas.  
Pero para Alida  hasta ese momento el que más llamaba su atención era el jaguar que los nativos respetaban y lo llamaban el rey de la selva, muchas veces exageraban su fuerza, pero era un animal a todas luces hermoso y valiente. 
Escribía sobre las leyendas que rodeaban a los delfines rosados y la magia que poseían, para los nativos eran sagrados y nunca los cazaban. Según ellos los delfines de agua  dulce poseían poderes sobrenaturales que los hacían únicos por sobre los otros animales del río.
El miedo que más sentía Alida por algún mamífero de la amazonia era los murciélagos, no los pequeños que también la atemorizaban, si no los más grandes que median hasta un metro de altura, era impresionante verlos volar y tranquilamente podían aparecer en una película de terror.
Con los trabajos de investigación y los recorridos que hacían al interior de la selva, los días transcurrían y si el tiempo lo permitía Alida y Gervacio acompañaban a Trevor en su trabajo con los caimanes. Era una aventura real estar en un ambiente natural y lejos de la civilización. 
En cambio por esos días en la capital y lejos del mundo natural Alma, madre de Alida, extrañaba a su hija y conversaba con Vera su hermana,  a ella le decía: 
-La casa se siente sola sin Alida que siempre estaba entrando y saliendo o sembrando algo en el jardín, afición que tomó desde que comenzó a salir con Gervacio que es botánico. Por suerte estamos en contacto, ella está muy bien y feliz me cuenta que todo es nuevo y asombroso en ese lugar, lo cual no dudo debe ser maravilloso, es el mundo natural de la selva.
-Alma, tienes que acostumbrarte a que Alida viaje, la carrera que ella a escogido también tiene que ver con el mundo natural, recuerda que ella va ser bióloga marina- decía Vera para tranquilizar a su hermana.           
 -Si es verdad, ella en un futuro, seguro que tendrá que viajar también, debo de quitarme la idea de la cabeza de mantener a mi hija dentro de una burbuja- contestó Alma un poco pensativa. 
Mientras en la selva y a cientos de kilómetros, en las cabañas del campamento científico los trabajos continuaban, pero también habían instantes de conversación y anécdotas vividas que contaban cada uno, ya sea del trabajo o de la universidad. 
Una tarde después de almorzar Alida, Gervacio y Trevor, mientras terminaban de limpiar los platos y cubiertos usados, vieron que se acercaba un grupo de personas, eran los nuevos miembros del campamento, científicos que llegaban desde lejos. Habían demorado algo más de tiempo en llegar y estaban cansados, el viaje siempre era agotador.           
El grupo se presentó todos se saludaron. Los recién llegados eran  cinco personas, tres científicos franceses y una pareja de esposos  de científicos ingleses.  
Las primeras impresiones fueron protocolares los recién llegados querían descansar un poco. Trevor fue el encargado de ubicarlos en la cabaña de los hombres y de las mujeres. Alida llevó a Claire a la cabaña que compartirían, ella le hacia todo tipo de preguntas y Alida le indicaba donde estaban los servicios, el comedor y la cocina al aire libre todo era muy rústico pero ordenado.
Alida dejó a solas a Claire para que se acomode y descanse, antes de salir le advirtió:
-Claire aquí debes olvidarte de la civilización y la vida cómoda,  tienes que adaptarte al medio, no te olvides estamos muy lejos de la comodidades de la vida moderna- puntualizó esto último. 
Luego  salió de la cabaña para que descanse, Alida sabía cómo era el viaje de pesado para llegar al campamento científico, pero con el correr de los días, la vida en el lugar se hacia más fácil y sencilla.
Los nuevos científicos habían llegado en sus propios botes que eran grandes fuertes y la novedad con motores potentes y veloces que hacían los viajes en el río más rápidos pero aun así necesitaban buenos navegantes, con el gran río nunca se podía estar seguro si no se tomaban los cuidados necesarios. 

CONTINUARÁ    
  

domingo, 6 de octubre de 2019

ALIDA Y GERVACIO

Antes de los primeros rayos de sol del nuevo día, Alida, Gervacio y Sergio se alistaban para partir.
La cabeza a Gervacio aún le dolía un poco, era el momento de quitarse las hojas que llevaba amarradas  para cubrir la herida ocasionada por el remo que lo golpeó al caer al  río. 
Sergio le advirtió que era mejor no quitarse las hojas hasta llegar al campamento porque si viajaban por el río su cabeza estaría expuesta a mucho sol y eso no era bueno para la herida. Contra su voluntad Gervacio le hizo caso a Sergio después de todo era razonable lo que decía, no era bueno que la herida se asolee por tantas horas en el viaje de regreso al campamento científico.  
Por su lado, Alida estaba preocupada, su madre no tenía noticias suyas desde hace tres días.
Un viaje que solo iba hacer de tres horas en bote  para ir a una aldea vecina, se había convertido en un viaje de tres días y con el peligro de haber muerto en pleno río. De ese episodio no quería acordarse, fue un terrible el peligro que a duras penas lograron sortear. Pensó que ni bien llegue al campamento mandaría un mensaje a su madre, para que no se preocupe por su hija. 
Alida Gervacio y Sergio se prepararon, cada uno se puso su chaleco salvavidas, los zapatos y en la orilla del río se refrescaron.  
Con el permiso del jefe, que les había prestado un bote y un experto navegante, se presentaron ante él para despedirse y agradecer su hospitalidad. El jefe dio su consentimiento para partir y así fue como los tres viajeros se embarcaron de nuevo en su viaje de regreso. 
Cada uno llevaba como desayuno unos frutos que los nativos llamaban pan de árbol porque eran muy parecidos al sabor de un pan con forma de pequeñas papas. 
Los viajeros no podían ocultar cierto temor al subir al bote después de su experiencia en el río, ellos no querían volver a pasar por lo mismo, temían por sus vidas y pensaban que dos veces esquivar la muerte era imposible. 
El viaje se inició y sintieron gran alivio cuando se dieron cuenta que el navegante nativo, era en realidad un hombre experto porque manejaba el bote con pericia y sorteaba la corriente con cautela. 
En su viaje de regreso, la selva plena, exuberante y llena verdor se mostraba ante ellos, cientos de pájaros parecían despedirlos con una bulla ensordecedora  y en las orillas del río las tortugas se refrescaban para iniciar su viaje en grupo. 
Era una sensación distinta y la tranquilidad pronto se veía reflejada en sus rostros. El nativo sabía navegar y conocía la corriente, pero ellos, después de su experiencia estaban atentos a cualquier peligro o crecida del río.
El Huallaga se mostraba majestuoso e imponente, su torrente de agua era en verdad peligrosa si uno no la conocía bien. 
Los viajeros estaban callados, cada uno comía de los frutos que llevaban en los bolsillos, ese era su desayuno y no importaba en esos momentos, nadie estaba para exquisiteces. Viajaban en silencio y era inevitable recordar su accidente pasado en el bote.
El sol en el cielo se elevaba en el nuevo amanecer y creaba hermosos efectos luminosos, las nubes se alejaban y pronto un calor abrazador estaría sobre ellos. No había una densa capa de nubes, eso significaba que no habría lluvia. Era un alivio para los viajeros porque aún faltaban muchas horas de viaje, sin querer  se habían alejado varios kilómetros del campamento. 
En muchos lugares recónditos de esta selva, existen animales de formas extrañas, aun desconocidos para los científicos que estudian el entorno. Muchos de ellos comentan que estos lugares en la amazonia están iguales desde hace más de 10,000 años, entonces hay tanto que estudiar que pueden pasar varias generaciones y no terminarían de hacerlo.
Las horas pasaban y el bote en media de la corriente del río parecía frágil, a cada instante era sacudido por la fuerza del agua pero el navegante se mostraba seguro y esquivaba con habilidad el peligro. 
Casi comenzaba la tarde cuando por fin llegaron al campamento, se sentían seguros, tranquilos y veían las cabañas sencillas como si fuera un hotel de  cinco estrellas.            
Gervacio ayudó a Alida a bajar del bote y todos juntos caminaron al campamento, Trevor los miraba con asombro como si fueran aparecidos  
que venían de algún lugar desconocido, sus ropas eran un estropicio y estaban cubiertos de barro por todos lados, sus caras quemadas por el ardiente sol, sus cabellos enmarañados y llenos de tierra apenas los podía reconocer ¿qué había pasado con ellos? ¡si se supone que harían un viaje de tres horas a la aldea vecina!. 
Gervacio observó la cara de Trevor y comentó -después te contamos nuestra travesía, primero queremos bañarnos, cambiarnos de ropa y descansar. Hemos tenido... ¡un tremendo viaje!.
Trevor movió la cabeza y solo dijo -¡bien los espero!.
Alida fue la primera en bañarse y cambiarse de ropa, estaba hecha un desastre, su larga caballera era un enredo lleno de tierra, disfrutar del agua cristalina del pozo natural era como estar en el cielo. Cuando terminó se fue a su cabaña a tomar un descanso y luego se pondría ropa limpia. Todo lo vivido en esos días sería para nunca olvidar. 
Sergio se había ido a su cabaña donde vivía con su familia ésta quedaba cerca del campamento. Él se encontraba igual de cansado y algo incómodo, no sabía como iba a reaccionar Trevor cuando se entere que puso en peligro sin quererlo, a los visitantes.  
Gervacio hizo lo propio, se baño y ya limpio y cambiado buscó a Trevor para contarle el viaje. Lo encontró en la cabaña principal y lo primero que dijo fue:
-Nunca se te ocurra navegar con Sergio, no es bueno manejando un bote, no sabe cómo esquivar el peligro cuando la corriente está cerca. Es un excelente guía en tierra pero en el río, ni hablar y no digo esto porque quiero hablar mal de él, si no porque es verdad- y comenzó contarle todo lo que habían vivido durante los tres días de su ausencia y el peligro que vivieron en el río, casi mueren ahogados los tres.
Trevor no podía creer lo que escuchaba, arrastrados por el río, en aguas peligrosas y otras situaciones vividas en tierra. 
-Se han podido ahogar y yo no me hubiera enterado, al principio  no me sentí  preocupado porque iban con Sergio y él es un buen guía, pero hasta ahora yo nunca he navegado con él durante los cuatro meses de mi estadía en el campamento. Lo que me dices me sorprende y me deja estupefacto. Hasta el momento no he tenido la necesidad de navegar.  Entonces de la que me he salvado, si iba por el río seguro me ahogaba- agregó Trevor.
Más tarde a la hora de la cena, Alida le contaba a Trevor los detalles de su peligrosa experiencia  en el río y el miedo que sintió al pensar que se ahogaría. -¡No!... Trevor eso no se lo deseo a nadie, es lo más peligroso que he vivido en mi vida- comentaba Alida con la voz que le temblaba al recordar lo vivido. Luego de unos segundos le pidió permiso para mandar un mensaje a su madre, ella no tenía noticias de Alida desde hace tres días, podía estar pensando que algo malo le ha pasado. 
-¡Alida por favor!...sigue, manda el mensaje a tu madre, ella no debe ni dormir pensando en ti- contestó Trevor.          
Gervacio y Trevor siguieron conversando: 
-Con esto que estoy diciendo, no es para despedir e Sergio, él es un buen elemento como guía y conoce muchos caminos e historias, sería una pena perderlo. Solo advierto que mientras él no aprenda a navegar es bueno solo para  ir de guía por tierra- terminó de decir Gervacio con un tono de preocupación en la voz. -no deseo que a nadie le suceda lo que a nosotros porque tal vez no tendrían tanta suerte-  agregó esto al final.   
Terminaron la cena y la conversación temprano, todos estaban cansados. Dejaron limpio y en orden los platos usados.  y se retiraron. 
Antes Trevor quiso examinar la herida en la cabeza de Gervacio y para su sorpresa estaba cicatrizando bien, las hojas fueron efectivas, la herida estaba seca solo para asegurarse dijo a Gervacio -del botiquín del campamento voy a traer un inyección con antibiótico para que no tengas problemas. 
Gervacio aceptó y fue con Trevor hasta la cabaña del botiquín era mejor no arriesgarse.      
Sergio no se había acercado al campamento esa noche estaba seguro que lo iban a despedir y no le perdonarían el grave error de haber puesto en peligro la vida de Gervacio y Alida.
Preocupado no pudo dormir bien  toda la noche, ser guía era su fuente de trabajo. 
Al día siguiente, se presentó en el campamento, Trevor habló con él y  le hizo una seria advertencia: 
-La próxima vez no debes mentir, si no sabes algo solo dilo y estás prohibido de acercarte a un bote para navegar, al menos no para la gente del campamento.
Sergio aseguro que no tocaría los botes y que su trabajo solo seria en tierra. 
El nativo de la aldea que los había traído se fue muy temprano, él no deseaba quedarse más tiempo en el lugar, lo esperaba un largo viaje y quería volver pronto con su gente.  Se despidió de todos, Gervacio le agradeció por su trabajo y quiso pagarle pero él con un gesto de la mano le dijo que no, se subió a su bote y se perdió río abajo navegando con perecía y habilidad entre la corriente del gran río. 
El día recién comenzaba, Alida ya había hablado con su madre y está estaba tranquila de oír su voz y saber que se encontraba bien.  
Ahora con Gervacio querían aprovechar el tiempo examinando en el laboratorio del campamento todas las plantas traídas del viaje, Trevor también se quedaría y les dio una ultima noticia:  
-He recibido un aviso, la próxima semana llegan al campamento un  grupo nuevo de científicos, ellos vienen para estudiar cada uno en su especialidad parte de los trabajos de su investigación, no sé más detalles solo que tendremos compañía y esto es bueno.

CONTINUARÁ