domingo, 19 de abril de 2020

ALIDA Y GERVACIO

Después del paso de los días y de los últimos acontecimientos, poco a poco volvió la paz y la tranquilidad a la ciudad. 
La gente se sentía más tranquila y la tensión había bajado. 
El ejército se quedó en la zona varias semanas hasta asegurarse que todo volvía a la normalidad. 
La frontera se  abrió de nuevo para el comercio pero la confianza de la población en general tardaría en regresar, no era fácil asimilar en poco tiempo que el peligro del conflicto había pasado.
Por varias semanas hubo un estatus quo en las tropas del ejército que seguian resguardando la frontera, las relaciones diplomáticas entre Perú y Ecuador todavía no se habían reanudado.  
En la ciudad se hablaba solo de paz, todos querían que los momentos difíciles queden en el olvido. 
El comercio entre ambas ciudades de frontera se reanudó, varios camiones cargados de todo tipo de frutas y objetos de plástico cruzaban la frontera y viceversa pero el pequeño comercio todavía demoraría en reanudarse. 
Muy temprano en la mañana en casa de Albertina, la familia terminaba el desayuno y comentaban los últimos acontecimientos con respecto a la paz que por fin se respiraba, la vida cotidiana se reanudaba día a día. El tanque de guerra todavía seguía en el puente pero la gente estaba más confiada.
Serena después del desayuno le dijo a su padre que no iría con él al fundo, tenía que hacer algunos arreglos y algunas llamadas. Thelma alcanzó a escuchar la conversación de su hija con su padre y se preguntaba a qué se refería Serena. 
Santo al despedirse de su esposa le advirtió -Thelma por favor deja que Serena haga lo que tenga que hacer y no intervengas- esto lo dijo muy serio para evitar discusiones y salió del hogar directo al fundo para trabajar en el campo.
Thelma observó a su hija mayor que cerraba la puerta de su habitación, no comentó nada y no intervino, ella estaba atenta a los pasos de Serena. 
En su habitación Serena fue directo al cajón de su velador y sacó  la carta de Edgardo que tenía guardada, la volvió a leer lentamente, el recuerdo seguía con ella y las lágrimas caían por su rostro al recordar lo que sucedió entre los dos, no había sido su culpa se decía a sí misma, luego la invadía una  furia al recordar la actitud de su madre. Se secó el rostro, guardó la carta dentro de un libro y la devolvió al cajón de su velador, salió decidida a comunicarse con la prima Ester necesitaba hablar con ella.
Thelma seguía  a su hija la escuchó que hablaba por teléfono.
-Querida prima ¿cómo estás?- preguntó Serena cuando escuchó su voz al otro lado de la línea -tanto tiempo ha pasado sin hablar,  después de los acontecimientos ocurridos-.
Por suerte la prima Ester fue cálida al contestar la llamada de Serena, la familia había decidido no romper las relaciones a pesar de los problemas entre los dos países. Las primas no hablaban de problemas políticos ni de límites de frontera para no romper los lazos familiares, se evitaba toda conversación al respecto.
-Prima Serena ¿como estás?- fue su respuesta
-Ester que bueno poder hablar contigo, quiero contarte que estoy preparando mi viaje para volar a Guayaquil y reanudar mis estudios, además de querer saber algo  de Edgardo... ¿dime sabes algo de él?-.
Un corto silencio al otro lado y luego Ester contestó -Serena no se nada de Edgardo, solo te puedo decir que sigue en el campo petrolero donde trabaja, me encontré con uno de sus hermanos hace unos días y eso fue lo que me dijo, en todo este tiempo él no ha regresado a su casa. Con respecto a tu viaje  a Guayaquil para retomar los estudios, te aconsejo demores tu regreso unos meses es mejor para no encontrar un clima adverso, tal vez espera hasta el próximo año para que puedas estudiar tranquila. Yo lo lamento pero las cosas están de esa manera-.
Serena se angustió al escuchar las palabras de su prima y agregó -pero ¿estas segura que no debo viajar?-  insistió con tristeza.
-Si es mejor esperar, tú sabes que aquí en la casa tienes la puertas abiertas, pero de ahí a más no te puedo asegurar- dijo Ester pensando que su prima estaba triste.
Serena se despidió agradeciendo sus palabras y deseando pronto volverse a encontrar.              
En su interior sentía tristeza y furia que         
apenas podía controlar, no deseaba ver a su madre, ella había creado todo el problema que ahora se veía insalvable.
Thelma vio a su hija volverse a encerrar en su cuarto, ella sentía  gran pesar al verla sufrir.  
Los sueños y proyectos de futuro  habían quedado paralizados, ahora ¿cuál sería la decisión?, Serena no deseaba estar tanto tiempo sin estudiar, se creaba para ella un dilema sobre su futuro inmediato. Al parecer Edgardo había tomado la decisión de no volver a verla. En la soledad de su habitación pensaba que era mejor hablar con su padre y lo haría esa misma noche, cuando él regrese del fundo.
El resto del día Serena lo pasó en su habitación ordenando sus cosas, recuerdo y regalos que Edgardo le había dado, lejos quedaban los momentos felices que habían vivido juntos. 
En la noche cuando su padre estaba de vuelta, Serena  pidió hablar con él, el padre se preocupó al ver la seriedad en las palabras de su hija, pero juntos fueron a la habitación donde estaba su oficina:
-¿Serena qué sucede ¿por qué tanto misterio?- preguntó.
-Papá quiero decirte que deseo ir a Lima para estudiar, no puedo estar tanto tiempo sin hacer nada, por el momento regresar a Guayaquil no es posible- y le contó la conversación que tuvo con la prima Ester: -papá como siempre necesito tu apoyo económico para seguir mis estudios-. 
-Eso, ni lo tienes que dudar, si tú estás segura de querer ir a estudiar a Lima, entonces asi será, además ya es tiempo que Amada vaya también a estudiar, las dos pueden ir juntas y hospedarse en casa de mi hermana Blanca hasta encontrar un departamento donde puedan vivir-. comentó Santo muy seguro de sus palabras. 
-Gracias padre, sé que siempre cuento con tu apoyo- luego Serena lo abrazó casi llorando. santo tranquilizó a su hija, él sabia que ella no iba a cambiar de opinión. 
A la hora de la cena la familia en el comedor comentaba las novedades del día, la única que no hablaba era Serena y cuando terminaron, ella fue la primera en ponerse de pie. 
Antes de ir a dormir Thelma preguntó a su esposo ¿que había conversado con Serena? y éste contestó: 
-Ella desea ir a estudiar a Lima y yo le dije que tiene mi apoyo, va ir con Amada, porque ya es tiempo que ella también vaya a estudiar, no puede estar sin hacer nada, he pensado además que Albertina unos meses después también vaya con sus hermanas. No te vas ha oponer a esto Thelma- dijo enfático Santo antes que su esposa diga algo.
Pero Thelma no podía quedarse callada y contestó: -cómo que se van a estudiar a Lima, la casa va a  quedar abandonada, ellas tienen que estar con nosotros. Tú no me has consultado nada sobre éste asunto-. dijo molesta con la decisión.
-No quiero discutir contigo, pero no puedes ser tan egoista y pensar que tus hijas tienen que pasar el resto de sus vidas con sus padres ¡qué sucede contigo Thelma!-. terminó por contestar y salió de la habitación para no seguir discutiendo. 
Thelma siempre habia pensado que sus hijas estarían a su lado, a cada una les había designado un rol, Serena según ella, se dedicaría al fundo al lado de su padre, Amada se dedicaría administrar los departamentos y sus alquileres, Albertina administraría la casa y todo lo que se refería a ello. En sus pensamientos todo estaba dividido y administrado, así no habrían  discusiones ni diferencias. 
Thelma habló con Serena al día siguiente para preguntarle porque la decisión de irse, ella no estaba de acuerdo.
-Madre ya hablé con mi papá y está decidido, solo hay que afinar algunas cosas y supongo que tomará algunos días para partir, nos vamos  Amada y yo, por favor no deseo tener que discutir mi futuro contigo, creo que es deber de todo padre apoyar a sus hijos, me disculpas, voy a salir- Serena fue distante con Thelma, no deseaba seguir la conversación.
Cuando Amada se enteró que ella también se iba, estuvo de acuerdo, ya era tiempo de hacer sus maletas para viajar y estudiar en Lima, lo que ambas hermanas lamentaban es que Albertina se iba a quedar un tiempo sola, pero luego iría a reunirse con ellas.
Los días pasaron muy pronto, los arreglos para la partida de las hermanas estaban listos, las maletas en la puerta las esperaban para ir al aeropuerto y tomar su avión con destino a Lima. Thelma no quiso acompañar a sus hijas, estaba todavía en desacuerdo con su partida pero no intervino y se despidió de ellas. Albertina y su padre fueron a despedirlas, Serena y Amada lamentaban en el fondo la actitud de su madre y tenían la esperanza que con el tiempo ella cambie de opinión. 
Cuando el avión levantó vuelo, Serena y Amada se despedían de Tumbes la ciudad donde habían vivido siempre, sintieron un poco de tristeza al partir pero adelante les esperaba nuevas oportunidades. Serena en su maleta llevaba guardada la carta de Edgardo, su recuerdo y los momentos vividos a su lado la acompañarían por siempre. 

CONTINUARÁ.   
         
   
        

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