domingo, 11 de octubre de 2020

PRIMAVERA DE 1900

Octavia lentamente se acercó a su amiga, Aurora le señaló un pequeño sillón que estaba muy cerca de la cama y le dijo: - Por favor toma asiento, cómo te vuelvo a repetir mi enfermedad no es contagiosa-. 
Octavia tomó asiento donde le señalaba su amiga y  preguntó: 
-Aurora ¿Cómo estás? ¿qué es lo que tienes?-.
-Querida amiga, primero quiero que me cuentes como fue el evento de la rifa, salió todo bien como esperábamos. Yo estaba tan preocupada pero no podía hacer nada, mírame aquí estoy, todo el día en cama-.
Octavia contestó a su amiga lo que deseaba saber: -Aurora el evento fue todo un éxito. El público acudió a nuestro llamado, el salón de la Beneficencia que nos prestó el alcalde estaba repleto de gente y la emoción por el premio lo hacía todo más sorprendente, fue una señorita presente en la sala quien ganó el collar, la gente aplaudía cuando ella subió al escenario y mostró a todos el premio, en realidad fue un momento de algarabía, de emoción. Recolectamos la cifra récord de tres mil soles gracias a tu donación del collar. Imagina cuanto vamos a poder  ayudar con esa cantidad de dinero-.
Aurora sonreía mientras escuchaba a su amiga que con entusiasmo contaba los detalles del evento. 
-Que alegría me da escuchar todo aquello, para mí fue una gran tristeza no poder asistir a la celebración de la rifa pero mi situación es delicada- por unos segundos hubo silencio y luego Aurora prosiguió.
-Octavia, la enfermedad que yo tengo es grave, lo que está creciendo dentro de mi se lleva lentamente mi vida. Según el doctor que me está tratando es un tumor y es maligno-. las palabras de Aurora se quebraron por el llanto, Octavia no sabía como consolar a su amiga pero le pidió calma.
-Aurora seguro que es algo que se puede curar, tú siempre has sido una persona muy sana muy activa-.
-No Octavia, esto es algo muy malo, yo le rogué al doctor que me diga la verdad  y él me explicó todo sobre la enfermedad,  es realmente grave por unos días pensé que se podía curar sola por eso no decía nada pero esto es imposible-. 
Octavia estaba preocupada por su amiga, no podía creer que ella estuviera tan mal, pero su semblante pálido y demacrado, además de haber perdido peso confirmaba lo que Aurora decía.
-Por favor, quiero pedirte que me escuches Octavia, para mí es muy importante lo que voy a decir-. 
-No te preocupes estoy atenta a tus palabras- contestó Octavia mientras su amiga le entregaba el cofre que tenía en las manos.  
Octavia lo abrió y quedó sorprendida con su contenido. En su interior, el cofre estaba lleno de  joyas que eran propiedad de Aurora, esto fue sorprendente, Octavia estaba desconcertada.
-Aurora que voy hacer con esto, no comprendo que es lo que deseas-. preguntó al ver el valioso contenido.
-Deseo que las guardes y cuando mi pequeña hija Rubí cumpla los dieciocho años le entregues el cofre,  yo confió mucho en ti, tú eres su madrina y sé que la quieres de verdad-.
Rubí era la hija pequeña de Aurora, ella solo tenía diez años y su madre sufría al saber que a tan tierna edad se quedaría sin padre y sin madre.
-Si, es verdad, yo quiero mucho a Rubí  pero esto es demasiada responsabilidad, son tus joyas y yo no se si debo tenerlas, tal vez alguien de tu familia puede guardarlas-. contestó  Octavia para que su amiga cambie de opinión.
-No, yo no confió en nadie de mi familia, me duele decir esto pero es verdad y la más peligrosa es mi prima Renata, ella nunca le daría a mi hija el cofre. Mi familia no sabe nada sobre mi enfermedad, si lo supieran estarían aquí como aves de rapiña esperando mi último aliento y se lanzarían sobre mi dinero, mis propiedades y a mi pequeña Rubí no le dejarían nada. Como dije antes me duele decirlo porque es mi familia, pero tengo que hablar con la verdad-. Octavia estaba sin palabras era real la enfermedad de Aurora y ella le estaba entregando sus joyas. 
-Está bien Aurora acepto guardar el cofre, solo con una condición que hagamos una lista en este momento de las joyas que hay en él y al final firmemos las dos y Margarita tu empleada como testigo para que de fe de lo que me estas entregando a guardar y luego dárselo a Rubí cuando ella cumpla los dieciocho años.                
 Aurora estuvo de acuerdo y de inmediato
se hizo la lista con las joyas que tenía el cofre tales como: cadenas de oro y medallones, collares, pulseras llenas de dijes, sortijas con algunas piedras preciosas todo aquello eran regalos de su esposo cuando éste vivía.  Al terminar la lista, firmaron las dos y Margarita fue testigo. 
Octavia guardó el papel en el cofre que mantendría bajo su custodia  para su ahijada.
-Ahora, Octavia deseo contarte que he escrito un testamento junto con mi abogado el doctor Panduro para que se cumplan mis últimos deseos. Es mi voluntad dejar todos mis bienes a mi hija Rubí, como tu sabes mi esposo Benicio me dejó una considerable fortuna y propiedades que no pueden caer en manos de mi familia, necesito asegurar el futuro de mi pequeña y tu Octavia me tienes que ayudar a que se cumpla todo mi testamento. Escúchame por favor-. 
Octavia iba a interrumpir a su amiga pero no dijo palabra, Aurora le hablaba de algo muy serio que era el futuro de su hija.
-Mi abogado es el tutor legal de Rubí, pero quiero pedirte que tu seas su apoderada que se encargue de hacer cumplir toda mi voluntad para proteger a mi niña. Sé que puedo confiar en ti por eso es que te cuento todo, además de entregarte el duplicado de mi testamento, el original lo tiene mi abogado el doctor Panduro, él sabe que yo cuento contigo-.
Margarita entregó en las manos de Octavia el testamento que indicaba Aurora. Ella le estaba entregando el testamento y el futuro de Rubí. 
Aurora le comentó a Octavia las clausulas principales del testamento - Como tu bien sabes, yo tengo una propiedad que está muy cerca al portal de Botoneros, es una casa muy grande que he cedido a las Hermanas de la Caridad con la condición de que le den la educación completa a mi hija en el colegio que ellas dirigen. Rubí estudiará interna con las religiosas. Al principio pensé pedirte que viva contigo pero mi familia te haría la vida imposible con tal de llevarse a la niña poniendo como pretexto que son familia, en cambio con las religiosas no van hacer capaces de enfrentarse. Rubí puede pasar contigo los domingos y las fiestas de fin de año ¿verdad?-
Octavia aceptó encantada de traer a  Rubí a su casa cuantos días sean necesarios, ella tenía por la niña un cariño sincero.
Aurora secó sus lágrimas con un pañuelo y continuó hablando sobre sus últimos deseos: 
-Esta casa va a quedar cerrada y Margarita se encargará de cuidarla para ser entregada a Rubí junto con las demás propiedades y también el dinero que hay en el banco cuando ella cumpla la mayoría de edad y pueda administrar sus bienes. Solo tú  y Rubí pueden visitar la casa para asegurarse que todo esté en orden. Como tú bien sabes yo sufrí mucho para quedar embarazada de mi pequeña y cuando ella nació fue la alegría de nuestro hogar, años más tarde la tragedia volvió cuando Benicio partió de este mundo por causa de un accidente en uno de sus viajes de negocios. Ahora soy yo la que sufre por está enfermedad y pienso todo el tiempo en mi hija, ella va a quedar sola en este mundo.
-No Aurora, ella no va estar sola, yo voy a velar por ella y va estar bien-. Octavia hacía esta promesa a su amiga en el lecho de su enfermedad, era un serio compromiso pero era lo menos que podía hacer por la pequeña que era su ahijada.
-Me prometes Octavia cuidar de ella hasta su mayoría de edad- suplicó Aurora.
-Te prometo querida amiga, así será- contestó Octavia muy seria y comprometida.
Aurora por momentos respiraba con dificultad debido a la enfermedad que la debilitaba, ella tenía que tomar pequeños lapsos de descanso para seguir hablando. 
Sobre su velador tenía un rosario de cuentas de cristal azul que Benicio le trajo de uno de sus viajes. Lo tomó en sus manos y dijo: -Octavia quiero regalarte este rosario, es fino y es muy bonito para mí es especial deseo que tú lo tengas-. 
-Gracias amiga pero no es necesario que me regales nada, creo que debe estar en manos de Rubí- contestó Octavia para que su amiga no se ofenda, no era su intención rechazar el  regalo. 
Aurora insistió y Octavia tuvo que aceptarlo -lo tendré guardado en un lugar especial en mi casa- agregó Octavia y Aurora sonrió. 
La hora había corrido en el reloj, Octavia se despedía de su amiga cuando vio que ella se cansaba al hablar. Era mejor dejarla dormir.           
Lee el testamento Octavia para que te enteres de toda mi voluntad y apoyes a mi pequeña Rubí-.           

Octavia prometió que así lo haría y que estaría siempre cerca de Rubí, Aurora se quedó algo más tranquila al saber que Rubí estaría con su madrina cuidándola. 
Antes de retirarse de la casa por voluntad de Aurora, Octavia tenía que recorrer toda la propiedad para que vea  como queda todo y así debía permanecer.
Junto a Margarita recorría cada habitación, cada ambiente donde todos los objetos y muebles que habían eran fino y de buen gusto. 
Octavia recordaba las fiestas, almuerzos y reuniones a las que había asistido con Aníbal en esa casa. Benicio era un hombre que le gustaba la vida social y agasajar a su esposa e hija. Tuvo tiempo de hacerlo y disfrutar a su familia.
Camino a su casa Octavia llevaba en su bolso el cofre con las joyas de Aurora y el rosario de cristal. Todo aquello sería guardado en un lugar seguro hasta que pueda estar o en manos de Rubí.
Cuando llegaron del colegio Emiliana y Manuelito, Octavia se encontraba en su pequeño salón como era costumbre, sus hijos fueron a saludarla y Octavia los abrazó y besó varias veces, Emiliana preguntó:
-Mamá estas triste que sucede-.
-Nada hija solo quiero abrazarlos y estar cerca de ustedes-. Octavia había prometido no decir nada sobre la enfermedad de Aurora, pero la invadía una tristeza al pensar que su amiga tenía poco tiempo de vida. 

CONTINUARÁ      

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