La noticia sobre la huelga en el puerto fue un duro golpe para las autoridades, se hablaba de muertos y heridos por reclamos que eran justos en esos días.
Aníbal leía el diario y comentaba con su esposa. Octavia escucha la noticia que ha salido en el diario y le leía en voz alta: -hay la posibilidad de que cierren el puerto unos días por los disturbios ocurridos, eso va ser un problema para los que quieren viajar y para el comercio. No, esto no puede ser-. decía lamentándose.
-Aníbal, debemos pensar en las personas que han muerto y en los heridos, ellos están primero que cualquier otro problema-.
-Si, claro querida, eso es verdad, pero este problema sumado a lo que yo digo empeora aun más el panorama y crea caos-. comentaba Aníbal desanimado- y agregó -¿cuando se va dar solución a las protestas?, el gobierno debe escuchar-.
Aníbal cerró el diario y muy serio habló: -Octavia mañana me voy de viaje a Ica, tu sabes que debo atender los problemas del fundo-.
-Esta bien, si tienes que viajar para estar en el fundo, que puedo decir-. contestaba su esposa
Aníbal le explicaba, toda la situación complicada que se presentaba sobre el algodón, le decía además que el precio en el mercado internacional era bueno y si cerraban el puerto sería una complicación exportar el algodón que se pueda salvar de la plaga -¿qué vamos hacer ahora con tantos problemas?-. continuaba lamentándose.
Todavía la exportación del algodón representaba un buen ingreso para el país, además de los comentarios generales sobre la aparición del carro y el boom del caucho que recién comenzaba y que nadie sabía aún las consecuencias que traería la explotación de esta materia prima en la selva amazónica. Se pensaba en esos días que las materias primas eran inacabables como lo ocurrido con el guano de las islas, muy preciado en su momento, creó riqueza pero también despilfarro en las arcas del gobierno.
-Aníbal yo pensé que te quedarías hasta el sorteo de la rifa de las Damas del Patronato, me hubiera gustado que estés presente-. exclamó Octavia con la esperanza de que su esposo se quede unos días más.
-No puedo Octavia yo también hubiera querido quedarme, pero cuanto más demoro mi viaje más se complican las cosas en el fundo-.
Era cierto la fecha de la rifa ya estaba cerca y las Damas se preparaban para su organización, tenían la preciada joya y el salón de la Beneficencia donde se realizaría el acto, además del notario público y la invitación a la prensa. Todo debía estar bien coordinado para ese día, nada podía quedar al azar
Al día siguiente muy temprano, Aníbal se despedía de su esposa, de sus hijos se había despedido la noche anterior explicando el porqué de su viaje.
Cinco de la mañana Aníbal se iba en el coche alquilado para ello. -No sé cuanto voy a tardar en regresar, te envío un telegrama para decirte el día de mi regreso-.
Octavia despedía a su esposo y le deseaba buen viaje -no demores tu regreso- le decía mientras lo veía alejarse en el coche.
En el desayuno Emiliana le preguntaba a su madre si podía invitar a una o dos amigas para estar presentes en el salón el día de la rifa.
-Emiliana puedes invitar solo dos amigas, por favor no puede ser a todo el salón de clase porque deben que estar las demás personas del público-.
-Gracias madre y no te preocupes solo serán dos amigas-.
-Mamá y yo también puedo invitar a mis amigos-.exclamó Manuelito reclamando la atención de su madre.
Por esta vez hijo vamos a dejar a tus amigos sin invitación, es un sorteo, ellos se aburrirían muy rápido y se irían del lugar que puede ser ocupado por personas interesadas por saber si ganaron el premio, comprende por favor-.
Manuelito no muy convencido aceptó la respuesta de su madre. Ambos hijos terminaron el desayuno y salieron rumbo a su colegio en compañía de Ondina.
El domingo siguiente, era el día esperado por la gente que había comprado su boleto, algunos compraron más de uno. Se comentaba además que los dueños de tiendas compraron talonarios completos para ganar el premio, entonces había una gran expectativa y confianza en el sorteo de las Damas del Patronato que se caracterizaban por ser personas serias a la hora de hacer su trabajo de ayuda al prójimo.
Octavia con el resto de las señoras visitaron un día antes el salón de la Beneficencia que fue prestado por el alcalde para el sorteo. Éste se encontraba limpio y en orden, el lugar fue cerrado por orden de la alcaldía para que esté en condiciones de recibir al público.
Las damas lo recorrieron, tenía buena capacidad y además seleccionaron los lugares que ocuparían el alcalde, el notario, la prensa y algunas Damas del Patronato. De nuevo Aurora se había disculpado por no asistir a tan importante evento, pero asuntos urgentes se lo impedían.
Octavia y las demás señoras ya no se asombraban de su actitud, ni se preguntaban el por qué. En la última visita a su casa, Octavia estaba tan fastidiada que no quería recordar el incidente que le parecía de tan mala educación por parte de su amiga de tantos años.
-Bien señoras, ahora si estamos preparadas para mañana, todo esta organizado y cada Dama sabe cual lugar debe ocupar, las que van a estar en la puerta para recibir al público ya saben quienes, son y todas las demás deben ayudar a ubicar a las personan conformen llegan, por favor no hay preferencias-. terminó de decir Octavia, cuando Petra la interrumpió para preguntar cuando se haría el conteo del dinero recaudado.
-Al día siguiente del sorteo, todas las Damas deben entregar el dinero de su venta y entonces hacemos el conteo final. La reunión será en la casa de Ana Luisa, ella es la tesorera-. contestó Octavia.
Todas las señoras estuvieron de acuerdo con la decisión y terminaron de recorrer el salón para luego retirarse.
En la noche antes de ir a dormir Octavia le escribía una carta a su prima Blanca donde le contaba los pormenores del sorteo, además de la situación general de la ciudad y de todas las amigas en común. En una de las líneas Octavia le decía a su prima: -Blanca no te imaginas la expectativa que hay por el sorteo, creo que hemos recaudado una cifra récord de dinero, estoy segura que si estuvieras aquí estarías tan emocionada como yo por los resultados- Al final de la carta escribía que todas las amigas le enviaban saludos y recuerdos.
Al día siguiente Octavia casi no podía desayunar por la emoción que sentía al estar a unas pocas horas de realizarse el sorteo, este sería a las doce del día y con todo organizado nada podía salir mal.
Emiliana decía a su madre en el comedor -mamá las amigas que he invitado también han comprado sus boletos, cada una tiene cinco en sus manos-.
-Que bueno hija siempre hay que pensar que si no se gana, se esta ayudando a una obra de bien, fatalmente todos no pueden ganar-. contestó Octavia y estaba pendiente de la hora para salir. Ella como todas las Damas debían estar dos horas antes para preparar los últimos detalles.
Octavia y Emiliana ambas vestidas con sus trajes de domingo salían de la casa a la hora señalada para ir a encontrarse con las demás señoras en el salón. Manuelito se quedó un tanto molesto pero pronto se le pasó.
Felicitas y Ondina tenían las ordenes de prepara el almuerzo normal, porque ellas estarían de regreso para esa hora.
En al salón las Damas organizaban los números de los boletos y los ponían dentro del ánfora que era para el sorteo, un niño del público sería elegido al azar para sacar el número ganador.
A la hora convenida se abrieron las puertas del salon y el público comenzó a entrar, el alcalde y demás invitados también llegaron puntuales y tomaron sus asientos.
Murmullos en el salón, la gente no podía esperar más, se sentía la tensión en el ambiente y se dio inicio al sorteo primero con las palabras del alcalde que agradecía por la invitación al evento, luego algunas palabras de Octavia que fue breve. Se invitó a subir al escenario a un niño del público que sacaría el numero de ganador. Se dio varias vueltas al ánfora, el niño introdujo la mano en el ánfora y sacó un boleto, la regla era que el tercer boleto sería el ganador. Se leyó en voz alta el número, luego se volvió a dar vueltas al ánfora y se sacó el segundo número que igual se leyó en voz alta y luego el niño volvió a sacar el último número que era el ganador, éste se leyó en voz alta #124655.
Al fondo del salón se escuchó el grito de una mujer que decía es mi boleto, es mi número -Por favor acercarse al escenario- dijo una de las Damas.
La mujer se acercó con su boleto y efectivamente era el ganador, ella repetía una y otra vez este será un regalo para mi madre ella va estar tan feliz. El notario dio fe que todo era correcto, los testigos y la prensa interrogaban a la ganadora y el público aplaudía a la mujer que mostraba el estuche con el bello collar.
Había sido un momento de emoción y expectativa, el evento terminó y las damas agradecían por la colaboración y ayuda del público y autoridades. Todos se retiraban del salón, Octavia y las demás señoras agradecían al alcalde por su apoyo.
En la casa Octavia y Emiliana contaban los pormenores del evento y Manuelito las seguía atento junto con Felicitas y Ondina.
En casa de Ana Luisa al día siguiente se contaba el dinero era una cifra récord para la fecha, tres mil soles, las damas reían y se felicitaban fue un arduo trabajo que tenía una gran recompensa.
Las Damas quedaron de acuerdo que sería entregado en unos días y todas estarían presentes en la entrega
Petra acompaño a Octavia a su casa y conversaban en el pequeño salón cuando Ondina entró despacio y dijo:
-Señora la empleada de su amiga Aurora ha venido a buscarla-.
-Que pase-. dijo Octavia.
-Señora buenos días, mi señora le pide a usted, si por favor puede venir a su casa-. dijo Margarita al estar frente a Octavia.
-Cómo, ahora quiere verme, dile que voy más tarde-. contestó seria Octavia.
-Señora perdone pero mi señora dice que es urgente, si puede ser en este momento-.
Octavia dudo un instante luego se disculpó con Petra y se despidió, salió con Margarita a la casa de Aurora. Cuando llegaron a la casa, la empleada la hizo pasar al salon principal. Si la casa de Octavia era elegante, la casa de Aurora lo era aún más, por doquier se veían muebles finos, mesitas y consolas con topes de mármol, cortinas de terciopelo, adornos de porcelana, cuadros y espejos con marcos de pan de oro, en fin todo era elegante y de buen gusto.
El esposo de Aurora había sido un próspero comerciante y le gustaba el lujo, pero de buen gusto, además de ello siempre celebraba el cumpleaños de su esposa por todo lo alto. No era la primera vez que Octavia estaba en su casa.
Margarita entró al salón y le pidió a Octavia que la siga, ella se encontraba cada vez más intrigada, ¿Qué sucedía con Aurora?. De pronto la empleada le señaló la puerta de la habitación, la abrió e hizo pasar a Octavia. El lugar estaba en penumbras, la habitación lo mismo que la sala era elegante. con las cortinas cerradas apenas se podía ver Aurora sentada en la cama con un cofre en las manos.
-Acércate Octavia, la enfermedad que yo tengo no es contagiosa pero es delicada-.
Por fin Octavia comprendía que sucedía con su amiga que estaba pálida como un papel y demacrada.
CONTINUARÁ
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