domingo, 13 de septiembre de 2020

PRIMAVERA DE 1900

Por unos días la ciudad amanecía tranquila, los huelguistas habían dado una tregua al gobierno para que atienda su pliego de reclamos que ellos consideraban, eran justos.
Pero en toda la ciudad corrían rumores que solo se estaban reorganizando.  Ahora tenían el apoyo de los universitarios para presionar a las autoridades. 
El gobierno  designado a un intermediario para las conversaciones, pero eran palabras que iban y venían sin llegar a un  compromiso.
En medio de este panorama, Las Damas del Patronato lograron conseguir una audiencia con el alcalde de la ciudad y éste las recibió en su oficina. 
-Señor alcalde hemos venido a invitarlo como todos los años para el día del sorteo de nuestra rifa, contamos con su asistencia-. comentó Octavia.
Ana luisa interrumpió y dijo: -si señor alcalde hemos venido a invitarlo y también para comentar con usted sobre algunas obras que están descuidadas en las avenidas y otras no se han terminado, esto no puede ser- y se quedó callada cuando vio que el alcalde se puso de pie.
-Un momento señoras- dijo  el alcalde con énfasis y educación -aquí hay un grave error, ustedes no trabajan en el municipio y no pueden decir que se debe hacer o que no se debe hacer, yo agradezco su apoyo y preocupación por el ornato público, pero el municipio tiene un límite de gasto y no puedo hacer todas las obras a un mismo tiempo. A mí me gustaría que en la ciudad  todo funcione, sea perfecto y brille, pero el dinero ¿de donde sale?. Los huelguistas nos han obligado a paralizar muchos trabajos que teníamos pendientes y el gobierno debe que encontrar una solución a sus reclamos. En mis manos no esta resolver la huelga y que todo vuelva a la normalidad para continuar con las obras. Ahora señoras si me disculpan tengo una reunión con mis concejales- el alcalde se despidió y salió de su oficina muy serio, no dio espacio a más conversaciones. 
Ana Luisa sorprendida con la actitud del alcalde dijo: -nos hemos equivocado al darle las quejas  de esta forma-.
-Claro, si tú no dejaste que Octavia hable y solo hablabas  sin parar- contestó molesta Petra al ver que la reunión se había interrumpido,  conseguir otra audiencia sería muy difícil. 
Las señoras se retiraron de la alcaldía, Octavia en realidad estaba molesta por la actuación de Ana Luisa. La Damas del Patronato siempre habían recibido el apoyo del alcalde en sus obras de caridad y ahora necesitaban su ayuda, este inconveniente fue un mal paso que no se debió dar.
En el camino Octavia dijo a las demás señoras: -no podemos ponernos a pelear con el alcalde, él nos ha apoyado siempre que hemos pedido su ayuda. Ahora es mejor esperar que pasen unos días para volver a solicitar una audiencia  y esta vez solo iremos tres señoras que serán Petra, Aurora y yo nadie más, es mejor así señoras y ahora cada una vaya a seguir vendiendo los boletos para la rifa-.  
Todas estuvieron de acuerdo con Octavia, el día del sorteo era en seis semanas y había que trabajar rápido en la venta de los boletos y en conseguir el local.
En su casa Octavia estaba fastidiada con la actitud de Ana Luisa, ella había arruinado la entrevista con el alcalde, si bien ellas velaban por el ornato público en su apoyo al municipio, no era el momento de hablar de ese tema y menos de esa forma.
En los últimos años Lima había crecido rápidamente, se hicieron varias obras como: la instalación  del alumbrado eléctrico. La aparición de los primeros automóviles cambio el aspecto de a ciudad y además se hablaba de instalar la primera línea del tranvía para el transporte masivo, con esto la capital pasaría a ser una ciudad moderna y rompería los límites de su trazo colonial. Era un gran avance y un paso al futuro pero también se tenía que hablar sobre el problema de las viviendas, no habían suficientes y representaba una gran complicación para un sector grande de la ciudad.
Al día siguiente de la fallida reunión con el alcalde y cuando Emiliana regresó del colegio, ella y su madre salieron a comprar la tela para el vestido nuevo de su cumpleaños, con tanto problema que atender no habían tenido el tiempo para hacerlo.               

El lugar elegido para comprar era un almacén nuevo en la ciudad, este era toda una novedad y la gente comentaba sobre el nuevo negocio. La tienda era amplia y cómoda para caminar, ahí se vendía de todo, desde un alfiler hasta muebles para el hogar, pasando por las telas más finas e importadas y a la última moda. Era novedoso, bien decorado y sus vitrinas invitaban a pasar. 
Octavia y Emiliana disfrutaron una tarde de compras y tenían que reconocer que en algunas cosas se les fue un poco el presupuesto, era por el cumpleaños de Emiliana y estaban felices.
Al salir de la tienda se fueron directo  a visitar a la modista para elegir el modelo nuevo del vestido para las dos. Octavia también quería estrenar un vestido. Después de revisar varias revistas de moda en el taller de la señora Concepción muy reconocida por sus trabajos de alta costura. La modista les dio algunos consejos sobre los últimos modelos de vestidos y tomó las medidas de Octavia y Emiliana , quedaron de acuerdo para el día que regresarían a las pruebas de sus respectivos vestidos. 
En la casa, Emiliana estaba feliz con los regalos que le había comprado su madre, además de la tela para su vestido. Manuelito escuchaba la conversación de su hermana y su madre y se aburría, él repetía: -telas de organza, cintas, blondas, que molestia todo esto, han traído algo para mí-. comentó. 
-Tu no entiendes de esas cosas Manuelito, no te preocupes-. contestaba su hermana riendo.
Octavia preguntó a su hija cuantas amigas iba a invitar el día de su santo, para que  junto con Felicitas preparen todo lo necesario para ese día.
-Mamá voy a invitar a todas mis amigas del salón-. contestó
-A todas, hija y cuantas son-.
-Mis amigas del salón son 17- contestó Emiliana con una expresión en la cara de  y ahora que va a decir.
Octavia contestó: -no te parece una exageración-.
-Mamá no puedo dejar a ninguna sin invitación, es nuestro ultimo año en el colegio y luego cada una tomará su camino, no sé si volveré a ver a muchas de ellas. 
Su hija tenia razón pensó Octavia, entonces con mayor rapidez debía organizar la reunión para el cumpleaños de ella.  
Tres días habían pasado desde la fallida visita al Municipio. Octavia mandaba con Ondina una nota para Aurora que vivía a solo dos cuadras. En la nota ella le decía que se sentía muy preocupada por su ausencia en las reuniones de la Damas y en la última reunión con el alcalde que fue una calamidad. Una linea más abajo le preguntaba ¿Aurora mañana vamos a ir de nuevo a ver al alcalde puedes acompañarnos a Petra y a mí, solo seremos las tres?.
-Ondina vas esperar a que te entreguen una respuesta, dile que yo estoy esperando- ordenó Octavia y ésta salió de la casa con el encargo. Mientras Octavia iba a la cocina para  hablar con Felicitas sobre los últimos  detalles del cumpleaños de Emiliana. 
A la media hora de haber salido, regresó Ondina con la respuesta de su amiga Aurora, la cual decía: 
-Querida Octavia, disculpa por no asistir a las últimas reuniones y a la de mañana tampoco podré asistir, tengo asuntos que atender y requieren mi presencia-. la nota era corta y además era claro que no podía asistir a la reunión de mañana. Octavia se preguntaba qué pasaba con su amiga, ojalá no sean problemas graves. Guardó la nota en uno de los cajones de su escritorio y siguió con sus planes para celebrar el cumpleaños de su hija.
Diez de la mañana del nuevo día, Octavia y Petra se encontraron en la puerta del Municipio para pedir audiencia con el alcalde, ambas esperaban ser recibidas. Petra preguntó por Aurora y Octavia le contestó que no podía venir a la reunión porque estaba muy ocupada. 
Las dos señoras solicitaron hablar con el alcalde de parte de las Damas del Patronato, su organización era muy conocida en la ciudad y el secretario sabía muy bien de quienes se trataba. El alcalde felizmente les concedió la entrevista y Octavia y Petra entraron a su oficina.
El alcalde fue el primero que habló: -Octavia por tratarse de usted he permitido esta reunión, reconozco que las Damas hacen una labor loable y excelente pero tienen que comprender lo que ya les he explicado el otro día-. terminó de decir.
-No se preocupe señor alcalde, nosotras lo último que queremos es tener un conflicto, usted nos ha apoyado siempre con nuestro trabajo y la invitación para asistir al día del sorteo de la rifa, sigue en pie, aparte de ello queremos pedirle un favor-. 
-Dígame Octavia de que se trata y si puedo hacerlo con gusto las voy a apoyar-.
-Queremos pedirle nos preste el salón de la Beneficencia para el día del sorteo, usted sabe que nosotras realizamos la actividad e invitamos al público en general para que asista, además del notario y la prensa para que todos sean testigos del sorteo y entrega del premio-.
-Octavia, haberlo dicho antes, por supuesto que el salón lo pueden usar, no hay problema, yo mismo lo apuntaré en mi agenda para que nadie vaya usarlo ese día-.
-Alcalde no espera menos de usted y su ayuda para con nuestra organización, se lo agradecemos desde ahora-. dijo Octavia agradecida con  el alcalde.
Éste, apuntó en su agenda delante de Petra y Octavia, el día y la hora de la rifa  para no olvidar lo acordado. Luego, Octavia con mucho cuidado le habló sobre el problema que había en la periferia de la ciudad con la gente y sus viviendas.
-No todo lo puedo solucionar en estos días, ese es un problema donde necesito la ayuda del gobierno, fatalmente-. concluyó el alcalde. 
La conversación fue amena y versó también en otros temas, las dos señoras se despidieron y agradecieron al alcalde su apoyo.                            


 Al salir del municipio Petra y Octavia estaban felices por tener el salón  donde realizar el sorteo, además Octavia había logrado hablar sobre el problema de la gente que vivía en la periferia de la ciudad para ver si algo se podía hacer. -Petra ahora sigamos trabajando en la venta de los boletos, los días pasan rápidamente-.
-Si Octavia  tenemos que hacerlo para que todo salga bien-. Contestó Petra, estaba feliz, las dos amigas caminaban por las calles céntricas de la ciudad para volver a sus hogares. 
Anibal estuvo de regreso tres días antes del cumpleaños de Emiliana. Su hija no podía estar más contenta con la presencia del padre. Octavia también estaba tranquila no le hubiera gustado celebrar la reunión sin la presencia de Anibal. 
En un aparte en su habitación después de la cena, éste le contaba a su esposa todos los problemas que tenía el fundo y lo preocupado que se encontraba. Por unos días olvida un poco todo aquello y tratemos de celebrar el santo de nuestra hija, comentó Octavia para que Anibal se tranquilice.
El día del Santo había llegado, los vestidos nuevos de Octavia y Emiliana también estaban listos y Ondina los había ido a recoger. La casa estaba festiva con un decorado acorde a la celebración. 
Las mesas lucían manteles finos de encaje, la loza fina y los cubiertos brillaban. Bocaditos mandados especialmente a preparar en la panadería de Nicola experto en esas especialidades. Para las jóvenes se había preparado ponche con el que brindar y para los adultos vino. Todo estaba  perfecto y Emiliana vestía un hermoso traje, Anibal no podía estar más orgulloso de su hija que se había convertido en una joven y atractiva mujer, se acercó a ella y la abrazó emocionado.

CONTINUARÁ   
      

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