domingo, 7 de febrero de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Octavia respiró profundamente y volvió a leer la dirección y el nombre del remitente, definitivamente no era Blanca la que escribía, las manos le temblaban, por fin logró abrir el sobre, extrajo de su interior  dos cartas varios documentos y su temor más grande un documento que al comienzo no entendía  de qué se trataba. 
Abrió la carta que escribía Beatriz De la Torre y Valle donde decía:
Estimada Octavia, lamento ser portadora de malas noticias pero es mi deber comunicarle que su prima Blanca dejó de existir hace pocos días.
-No, no no puede ser- repetía Octavia mientras las lágrimas bañaban su rostro -¡mi Dios, porqué! no lo puedo comprender- y quería gritar, a duras penas se contenía, por unos segundos soltó la carta para llorar.
-¿Por qué ella?- se preguntó varias veces y a lo lejos  parecía escuchar la voz de Blanca cuando eran niñas y jugaban en el huerto, ella la llamaba ¿Dónde estás Octavia? ¿Dónde estas? - y Octavia se escondía para que Blanca la siga buscando.
El dolor le desgarraba el alma y el corazón no podía seguir leyendo pero hizo un esfuerzo para comprender, cómo había sido su deceso. 
Tomó del escritorio la carta de nuevo y volvió a leer: -Octavia, su prima dio aviso muy tarde sobre su enfermedad, de inmediato fue conducida al hospital donde se le dio todas las atenciones, pero fue muy tarde, las fiebres infecciosas habían avanzado demasiado y a los pocos días ella dejó de existir. Lamento también decir esto pero su prima puso en riesgo la salud de mi familia porque pudo ser una enfermedad contagiosa. Yo deseo olvidar ese episodio y solo recordarla con cariño y amistad, ella era una persona fina y delicada que llegó a ser parte de nuestra familia, mis hijos la extrañan tanto y para mi era una amiga y una compañía. No se preocupe Octavia, Blanca recibió cristiana sepultura y descansa en el cementerio de la ciudad. Yo no tengo palabras para decir como me siento y sé que Usted también debe estar sufriendo al enterarse de la terrible noticia. En el sobre van todos los documentos sobre la enfermedad y una carta que su prima no terminó de escribir. Octavia me despido, cualquier pregunta o duda hágamela saber,  luego firmaba al final de la misiva.    
Octavia lloraba no encontraba consuelo, su querida prima se había ido, ella solo podía pensar que estuvo sola en los últimos momentos de vida y ahora descansa lejos en una ciudad donde ella no puede ir a visitarla y dejarle flores -¡oh mi Dios! ¿ por qué ella?- se lamentaba Octavia.
Blanca era una persona fina y educada, nunca tenia mal concepto de las personas, donde iba siempre tenia una sonrisa. Octavia no estuvo de acuerdo que su prima se fuera tan lejos, ella podía enseñar en cualquier colegio de la capital, estaba capacitada para ello. 
Abrió la carta que Blanca no terminó de escribir en ella comentaba algunos detalles sobre su trabajo, su rutina diaria y además escribía que se sentía mal -Octavia hace unos días me siento enferma y tengo fiebre, seguro debe ser una gripe pasajera. Ahí estaba escrito lo que decía Beatriz, ella no aviso a tiempo, pensaba que era una gripe. Líneas más abajo comentaba -me siento cansada, mañana termino la carta- Blanca, nunca pudo escribir el final.
Ondina escuchó el llanto de su señora y corrió a la cocina: -madre la señora Octavia está llorando sobre su escritorio después de leer el sobre que ha recibido  ¿Qué podemos hacer para ayudarla? la señorita Emiliana está en el hospital y no llega hasta las tres de la tarde-.
-Ondina, nosotras no podemos intervenir, solo debes estar atenta a su llamado por si algo necesita- recomendaba Felicitas a su hija con gran tristeza.
Octavia de nuevo leía la carta de Blanca y llamó a Ondina, esta se presentó de inmediato en el pequeño salón -mande usted señora- dijo con premura. 
-Ondina trae un vaso con agua de azahares- dijo Octavia con el rostro afligido por el dolor.
-Si señora- y salió del salón, en menos de unos segundos estaba de regreso con el pedido.
Ondina preguntó: -¿señora va almorzar en el comedor?-.
-No, trae mi almuerzo aquí a mi escritorio-. 
Ondina volvió a decir -señora disculpe pero Cesáreo ya terminó de trabajar en el huerto y se retira-.
-Bien, que Felicitas, le sirve el almuerzo y luego se puede ir- contestó y sacó de uno de los cajones del escritorio una pequeña talega con el pago a Cesáreo por su trabajo. -Entrega esto a Cesáreo- terminó de decir. 
Octavia almorzó sin mucho apetito, todavía no podía creer lo sucedido a su prima, ella era siempre tan cuidadosa. Vio la hora en el reloj y pensó que si se daba prisa podía encontrar a su abogado Emil del Muro en su oficina, ella quería pedirle un consejo legal, ¡quien mejor que él para decir cómo debe proceder!.
Octavia salió muy rápido de su casa, caminaba y tenía la sensación que flotaba en el aire, eran los nervios pensaba.
Llegó justo a tiempo, Emil estaba todavía  en su despacho y la recibió.
-Mi estimada Octavia, que milagro tu visita ¿cómo estás?- saludó Emil al ver a amiga.
-Emil sé que vengo con el reloj pero necesito tu consejo para proceder en una demanda-.
-Octavia ¿a quien quieres demandar?- preguntó preocupado y observó recién que estaba al borde de las lágrimas, entonces le alcanzó un pañuelo. 
-Deseo demandar a la familia De la Torre y Valle por negligencia en el tratamiento a mi prima- luego pasó a contarle todo con respecto a lo que había sucedido a Blanca, de su bolso sacó el sobre que había enviado la familia para que lo examine. 
Emil conocía a Blanca y sabía que trabajaba con la familia.
-Octavia lo que tú me pides es muy delicado, para hacer una demanda uno tiene que tener pruebas solidas y estar muy seguro que hubo negligencia. En tu caso ellos están lejos, viven en otro país, además es una familia que tiene mucho dinero, pertenecen a la alta sociedad aquí en nuestra ciudad, no tendrían razón para no atender a tu prima si así lo necesitaba. 
-Emil por favor, quiero saber si el documento de la partida de defunción es legal- contestó Octavia impaciente.
Emil examinó el documento y agregó: -esto a todas luces es legal, hasta tiene los sellos del consulado de Perú y viene acompañado de una traducción. Octavia necesito que te calmes, el dolor por lo ocurrido a tu prima está haciendo que veas las cosas más terribles. Te pido, déjame el sobre con todos los documentos voy a leerlos y estudiarlos con calma y con mi asistente te envió un mensaje mañana- finalizó Emil para consolar a Octavia. 
-Emil nosotros nos conocemos de toda la vida, tu padre fue abogado de mi padre y ahora tú eres mi abogado, yo confió en ti para todo proceso legal-.
-No te preocupes voy a ocuparme de la partida, tengo amigos en el cuerpo diplomático, ellos me van asegurar si es legal o no este documento-.
Era verdad, Emil y Octavia se conocían desde siempre y eran muy amigos, un tiempo sus familias pensaban que se iban a casar pero Octavia conoció Aníbal y se casó con él,  Emil conoció a Nina y se casó con ella. La amistad y la confianza los unía.  
Cuando Octavia regresó a su casa Emiliana salió a su encuentro, ella conversó con su hija y le contó lo sucedido a su tía, la joven lloraba de tristeza y dolor, Emiliana quería demasiado a Blanca, siempre le tuvo admiración. Octavia consolaba a su hija, ella era tan joven para vivir este dolor por un ser querido que se fue.
En la noche en su habitación, Octavia fue a su cómoda y del primer cajón sacó la ultima  fotografía que Blanca se había tomado en el Estudio Courret antes de viajar se veía tan feliz y sonriente, ella siempre creía en la bondad de la gente. La foto la colocó sobre su cómoda para verla todos los días. 
Aníbal estaba en el fundo trabajando con Manuel, no quería perturbarlo con la noticia, sabía que iba  a estar muy triste cuando sepa lo ocurrido a Blanca y su hijo ni hablar. el joven también quería a su tía, ella festejaba sus ocurrencias y bromas y lo animaba a seguir con sus inventos.
Fueron dos días interminables para Octavia, cuando Emil con un asistente le envió un mensaje para que se presente en su oficina. Ella salió de la casa ni bien terminó de leer la misiva, no quería perder más tiempo, se arregló, se peino muy rápido, se puso un poquito de polvos sobre el rostro que estaban muy de moda por esos días y partió.
Cuando llegó al estudio saludó a  Emil, éste fue muy directo para hablar con Octavia: 
-Mi querida amiga, lamento decir que en este caso una demanda a la familia no procede, he leído con calma todos los documentos con su debida traducción, es muy claro lo que explica Beatriz de la Torre y Valle, la señora ha querido aclarar desde el principio que Blanca dejó que la enfermedad avance, es más, tu prima también lo confirma en la carta que no terminó de escribir. Octavia, se que el dolor nos hace reaccionar de manera precipitada, pero este caso es claro no hay evidencias de negligencia y te puedo asegurar que la partida de defunción es legal lo he consultado con amigos que conocen bien este tipo de documento y aquí está el informe del doctor que la atendió y luego el informe de la autopsia-.
Octavia estaba sin palabras, las lágrimas caían por sus mejillas, Emil le dio su pañuelo: -debes calmarte y aceptar que fue algo terrible, Blanca no aviso o tal vez no pensó que era grave-. Emil trató de consolar a su amiga, sabía que su dolor era real.
-¿Qué me aconsejas que haga Emil?- preguntó.
-Responde la carta a la señora Beatriz, explícale como te sientes y si puede comentarte algo más sobre tu prima, sería bueno-. contestó Emil.
Emil entregó a Octavia el sobre con todos los documentos que envió la familia, el caso era claro y ella tenía que aceptarlo, Blanca había actuado con descuido sobre su enfermedad.
En la noche en su escritorio Octavia escribía a Beatriz, contándole como se sentía y lo difícil que era aceptar la muerte de su prima, líneas más abajo le pedía que por favor si fuera posible le envié los efectos personales de su prima, ella quería tenerlos como recuerdo.
Beatriz De la Torre y Valle fue diligente y de inmediato contestó la carta de Octavia, enviándole los efectos personales de Blanca en una pequeña caja que ella recibió a la vuelta de correo veinte días más tarde. En su interior tenía cartas que Octavia le escribió, cartas de sus amigas con las que había estudiado, el rosario que ella le regaló, una medalla de oro recuerdo de su madre, fotos de la familia y un diario que comenzó a escribir desde el primer día de su viaje. 
Octavia sintió curiosidad quería saber que decía el diario y comenzó a leer, en las primeras paginas hablaba sobre su travesía en el barco, sus primeras impresiones de la ciudad donde iban a vivir,  el trato delicado de la familia para con ella y demás detalles; pero unas hojas adelante habla sobre un caballero y un amor no correspondido. Ella sufría por eso y decidió poner un océano de distancia para no verlo cada día de su vida: -no puedo con este destino, él jamás va corresponder a mis sentimientos- escribía con tristeza. 
Octavia siguió leyendo, ¿Quién era ese caballero misterioso? al parecer un estudiante igual que Blanca pero no podía estar segura. Recién comprendía porque su insistencia de viajar. 
-Blanca ¿Por qué tomar una decisión así?- pensaba Octavia. Su prima siempre fue muy romántica, ella podía morir de amor, cómo le había sucedido. 
-Mi querida prima sé que estás en el cielo- se consolaba  para aceptar su partida. 
No quiso seguir hurgando más en la vida privada de su prima, sentía que estaba descubriendo secretos y sentimientos que sólo pertenecían a Blanca. 
Al día siguiente en la mañana, en el huerto Octavia encendió una pequeña fogata y en ese fuego puso las  cartas que recibió su prima y el diario. 
Emiliana encontró a su madre en el huerto  y preguntó: ¿Qué haces madre con ese fuego? ¡no te vayas a quemar¡-.
-No te preocupes solo quiero guardar para siempre los secretos y sentimientos de Blanca, ella merece descansar en paz y nosotras debemos dejarla partir-. contestó a su hija mientras veía como se convertían en cenizas las cartas y el diario.  


CONTINUARÁ                 
  

          
 
        
  
        


 

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