¡Qué gran alegría! y que novedad, Octavia había recibido una carta de Paris, era de su querida amiga Petra, en ella le contaba todas las novedades de su viaje y de su nueva vida, además le pedía que por favor lea la carta en la siguiente reunion de todas las Damas del Patronato para que todas se enteren de como le iba.
Octavia obedeció a su amiga y en la siguiente reunion del día jueves pidió guardar silencio para que pueda leer en voz alta la carta que Petra había enviado.
Todas en silencio escuchaban a Octavia mientras leía e imaginaban a su amiga caminando con su esposo por las calles de Paris.
Queridas amigas, como pueden comprender he escrito esta única carta con el fin de que todas se enteren de mi nueva vida, sería muy complicado para mí dirigir una carta para cada una de ustedes, nunca podría terminar.
Les cuento que ahora mi vida esta llena de novedades, la familia de Pier que vive a las afueras de Paris me ha recibido con mucho cariño, sus hermanas son muy amables y su madre ni que decir. Tengo que aprender lo más pronto el idioma para poder conversar mejor con ella. Pier ya esta tomando contacto con sus amistades para ver como podemos iniciar nuestro trabajo. La próxima semana viajamos a la Provenza, a un pueblito no me acuerdo el nombre en este momento pero Pier tiene un amigo en ese lugar que nos puede ayudar. Estoy emocionada con todo aquello y las nuevas ciudades que voy a conocer. No saben como las extraño y como hecho de menos nuestras reuniones y amistad, también extraño nuestra ciudad. Paris es una ciudad muy bella y recién me estoy acostumbrando a la vida y a la familia de Pier.
Líneas más abajo detallaba pormenores de su viaje y se despedía con un abrazo para todas las Damas.
Cuando Octavia terminó la lectura Reyna dijo: -Petra parece sentirse feliz con su nueva vida y ha cumplido en escribirnos como prometió, es bueno tener noticias de nuestra amiga-.
Si, repetían las demás, no se ha olvidado de nosotras, que lugares bellos debe estar conociendo, decían algunas.
-Las que deseen escribirle a nuestra amiga pueden apuntar su dirección- señaló Octavia para que puedan contestar la carta Petra.
Todas hablaban y conversaban a la vez, Hortensia se acercó a Octavia para copiar la dirección:
-Me gustaría escribir a Petra mañana mismo, ella siempre fue muy amable conmigo y le deseo lo mejor-.
-Claro Hortensia aquí tienes la dirección- le alcanzó el sobre para que pueda escribir
Luego que su amiga terminó de copiar la dirección, Octavia preguntó: -¿cómo te sientes Hortensia después de tu viaje de regreso del norte?-.
-Estoy bien Octavia, ya acepté que Rosalina quiere vivir a su manera y que sus padres no entran en sus planes, es lamentable, pero es así y no va a cambiar. Ella ha elegido a su esposo y nosotros no estamos con ellos. Insistir en lo contrario es enfermarme de los nervios, mi hermana fue muy clara conmigo cuando estuve en su casa, ella me habló -tienes que aceptar la realidad y seguir adelante, tus dos hijos menores te necesitan para estar a su lado y tiene razón no tengo excusa- concluyó con voz de tristeza.
La reunión como siempre estuvo llena de novedades y conversación amena que Octavia disfrutaba tanto con la visita de sus amigas, cuando todas se despidieron Ana Luisa se quedó al final para contarle a Octavia que tenía una nueva amiga que deseaba traer al grupo: -Ella quiere ser parte de las Damas, le gusta ayudar y colaborar con el trabajo que hacemos, es una persona muy activa, su nombre es Angelina-.
-Bueno Ana Luisa si tu das la garantía por ella, no hay problema, no olvides que uno de nuestros acuerdos es que cada nueva amiga debe estar respaldada por una de las Damas para evitar conflictos-.
-No te preocupes, Angelina es muy buena amiga y de trato agradable- contestó Ana Luisa segura de lo que decía.
Todos los días después del trabajo, Guillermo visitaba a Emiliana y esa tarde no fue diferente, traía en las manos un hermoso ramo de rosas amarillas, el color que significaba amistad por el momento no deseaba asustar a su amiga si iba muy rápido, aunque ya tenían varias semanas de conocerse. Guillermo no quería apresurarse.
Emiliana estaba feliz con el regalo y le agradecio la delicadeza, llamó a Ondina para que las ponga en un jarrón y las lleve a la sala de nuevo donde estaban ellos conversando amenamente.
-Guillermo, son bellas las rosas, el amarillo es un color tan vivo y brillante- decía emocionada.
-Que bueno que te gusten las rosas, son las flores más bellas para mí por eso quise regalarte este ramo-.
-Guillermo porque siempre dices que tu nombre es Guillermo y no William-. preguntó Emiliana a su amigo, ella sentía curiosidad.
-Bueno te voy a decir la verdad- dijo sonriendo -mi madre siempre me llamó Guillermo a ella le gustaba así y yo me costumbre a eso porque suena distinto, eso es todo, no hay más misterio-.
Octavia se presentó en la sala para saludar a Guillermo, él como siempre se puso de pie, se sentía intimidado por la madre de Emiliana a pesar que reconocía que era una persona fina y delicada.
Ella quería conocer mejor al joven que su hija llamaba su amigo, le agradaba su trato y su conversación, además cada vez hablaba mejor el español.
Guillermo siempre se despedía de Emiliana antes de la hora de la cena, pensaba que era de muy mala educación quedarse hasta muy tarde.
Llegó al departamento donde vivía con Ralph, él siempre estaba ocupado haciendo algo o escribiendo en los libros de contabilidad del trabajo, últimamente había ingresado gran cantidad de mercadería al almacén y había que poner al día los libros, todo debía cuadrar con los ingresos y egresos.
-Guillermo ¡qué tal! en seguida acabo este trabajo, solo estoy poniendo todo en orden. El señor Fischer es muy estricto en ello-.
-Ten cuidado Ralph al señor Fischer le puede disgustar que traigas los libros de contabilidad a la casa, eso deberías terminarlo en la oficina, así te evitas problemas-.
-Si lo sé pero no me gusta quedarme el la empresa hasta tarde, no me distraigas que casi termino-. contestó
-De acuerdo no te preocupes, hoy día me toca a mí preparar la cena-.
Se sentaron a cenar, el mejor plato que preparaba Guillermo era carne aderezada, un plato sencillo y de fácil preparación. Ralph comentaba con Guillermo que la próxima semana tiene que estar en el puerto para recibir una carga casi gigante de mercadería, el señor Fischer quiere diversificarse y traer fierros de construcción para las nuevas obras a realizarse en la ciudad, eso va ser una locura-.
-No me hables de locura, porque el almacén está tan lleno que no entra nada más, no se donde va ir todo eso, salvo que se alquile otro local- contestó Guillermo preocupado por el trabajo que iba aumentar.
Lima se preparaba para una nueva era de construcciones, se habían trazado las nuevas avenidas que harían crecer el aérea habitable de la ciudad. Ser considerada una pequeña villa, eso, quedaría en el olvido.
Octavia con una libreta en la mano y un lápiz recorría la casa para apuntar donde era necesario arreglar o dar mantenimiento, desde las dos salas de ingreso, el comedor, la cocina, las diferentes habitaciones hasta el patio interior donde se estremeció al recordar el accidente que sufrió Manuel, llegó hasta al huerto, se detuvo junto al pino donde Rubí llena miedo le contaba que había visto al hombre del sombrero. En el huerto existían siete pinos que según el padre de Octavia ya estaban ahí cuando ellos llegaron, fueron sembrados por el primer dueño, si estos pinos pudieran hablar contarían la historia de la casa, eso era seguro.
Al final del huerto quedaba el cobertizo, sitio donde iban a parar los muebles y cosas en desuso. Octavia abrió la puerta y entró, había desorden y todo estaba lleno de polvo, era necesario ordenar y hacer una limpieza, mucho tiempo estaba abandonado. Revisó varios muebles que se podían pintar y tapizar para volverlos a la vida, todos eran de madera sólida, sería una lástima que estén olvidados malográndose por el paso del tiempo.
-Octavia aquí estas, te he buscado por toda la casa- decía Aníbal -¿que estas haciendo en este lugar?-
preguntó.
-Reviso todos los muebles que se pueden salvar del olvido, además de ordenar este lugar. Aníbal estoy haciendo un inventario de toda la casa para saber donde tenemos que empezar arreglar o pintar, aquí en mi libreta tengo los apuntes. Vamos a comenzar a pintar las dos salas y el comedor, además de mandar a tapizar los muebles de la sala grande ya necesitan un cambio-. decía Octavia a su esposo.
-Me parece muy bien querida, una casa siempre necesita mantenimiento, si no se destruye pero salgamos de aquí, esto está lleno de polvo, vamos a nuestro salón-.
Octavia cerró la puerta del cobertizo y caminó al lado de su esposo mientras este comentaba las nuevas noticias -En dos semanas se comienza a construir el nuevo Paseo Colon, te das cuenta eso va ser toda una novedad, dicen que será elegante y considerado como un boulevard, no sé como va ser eso, pero seguro será de buen gustó- llegaron al salón y se sentaron en los cómodos sofás -Octavia, eso no es todo, estos días comienza la construcción de la nueva línea del tranvía, ya no son palabras es una realidad van a tender los fierros para sus rieles, además en un mes llegan los primeros vagones cuando sea la inauguración de la obra vamos a viajar en él, te prometo será toda una experiencia y te digo que hay más obras que se van a comenzar ¿Qué te parece Octavia?- decía Aníbal lleno de entusiasmo.
-Todo lo que sea para bien de nuestra ciudad bienvenido sea aunque va causar malestar en la gente que vive cerca de las obras-.
-No hay problema Octavia primero se debe pensar en el desarrollo de la ciudad. También te quiero comentar algo que me enterado recién y no puede ser y no estoy de acuerdo ¡Querida!-. Aníbal se puso de pie para demostrar su sorpresa, caminaba por el salón mientras continuo hablando
-se trata de Quinto, a él le esta yendo bien en los negocios, que bueno por Rosalina y por él, pero lo que no puede hacer es andar haciendo alarde del dinero que gana, lleva en los bolsillos fuertes sumas de dinero, eso es llamar la atención y al peligro que lo asalten, es verdad que ha contratado un guarda espaldas, peor aún, todo aquello me parece de mal gusto y peligroso, es como decir, miren todo el dinero que tengo, te imaginas Octavia-.
-Si querido, pero tú sabes como es Quinto, parece que él cree que nada le puede suceder-. contestó Octavia de acuerdo con su esposo.
Fausto, el hermano mayor de Quinto y Teo el cuarto hermano del mismo, habían llegado a la capital. Fausto quería conversar con su hermano y revisar los libros de contabilidad para ver como iba el negocio familiar que según Quinto iba todo bien y cada día mejoraba.
Los hermanos se instalaron en la casa después de saludar a Rosalina, Fausto recién la conocía, preguntó por Quinto, ella le comentó que ya no tardaba en llegar y si desean puede descansar un momento en el zaguán porque su viaje seguro ha sido muy largo y cansado. Los dos hermanos estuvieron de acuerdo y se acomodaron en el zaguán.
Cuando Quinto llegó a la casa, su sorpresa fue mayor al ver a Fausto en persona -querido hermano que felicidad, tú en la capital, Teo tú también estás aquí - comentó como un saludo.
Al día siguiente mientras los Fausto y Quito conversaban sobre los negocios, Teo decidió hacer una visita, preguntó a Rosalina por la dirección de Emiliana y salió directo a su casa para saludarla. Llegó con un cochero que muy rápido lo condujo a la dirección que indicaba. Ondina abrió la puerta y lo hizo pasar a la sala. Octavia salió a recibirlo, no podía imaginar a Teo López del Águila preguntando por Emiliana.
Octavia explicó que no se encontraba, ella estaba en el hospital haciendo su trabajo de voluntaria.
Teo conversó con Octavia sobre su viaje y al cabo de un momento llegó Emiliana -madre ya llegué- se anunció y entró en la sala, quedó sorprendida de ver a Teo en su casa, éste se puso de pie para saludarla. Ella sonrió y correspondió el saludo. Cinco minutos más tarde llegó Aníbal y su sorpresa fue igual, Teo de visita en su casa: -Aníbal es el hermano de Quinto que viene a saludar a Emiliana y a la familia- dijo Octavia
Las sorpresas de la tarde no acabarían ahí, Ondina anuncio en la sala al señor Guillermo que entraba en ese instante. Ambos jóvenes se miraron, ninguno se conocía y se preguntaban quien era el otro. La situación era un poco incómoda y hubo un silencio general. Manuel pensó que había una reunion familiar y entró diciendo -porque están todos reunidos en la sala- cuando se dio cuenta de las nuevas visitas, se acercó, saludo a Guillermo y Teo. Aníbal pensaba que aquellos dos muchachos venían a visitar a su niña, ella por supuesto no sabía nada sobre estas visitas y estaba tan sorprendida como todos en la familia.
CONTINUARÁ