Tres días después de su última conversación, Ralph le pedía a su amigo conversar con él. Guillermo aceptó y después de cenar, Ralph sacó una botella de vino, dos copas para brindar e iniciar la conversación.
-Mi estimado amigo- decía mientras servía el vino en las copas -desde hace unos días quería conversar contigo pero no he tenido tiempo. Una semana completa los dos hemos trabajado demasiado, además yo salía tarde en la noche.
-Si, me di cuenta de tus salidas a la media noche y créeme estaba preocupado, pensé que algo te pasaba- comentó Guillermo.
-No te preocupes, todo está bien, solo asistía a unas partidas de póker con un grupo de amigos, pero eso se terminó porque si te descuidas puedes perder hasta la camisa en el juego. Ellos apuestan grandes sumas de dinero que yo ya no podía darme el lujo de apostar. Te puedo confesar que hubo un par de veces que gané y eso me entusiasmó-. decía Ralph y levantaba su copa para brindar con Guillermo.
Unos segundos después de saborear el exquisito vino, Ralph habló: -Guillermo el motivo principal de esta conversación va más allá de mis salidas a jugar póker. Lo que voy a decir es muy serio y lo he pensado varias veces antes de decidirme- pasaron unos segundos para escoger las palabras y agregó -Voy a renunciar a mi trabajo y proponerte a ti para mi puesto, estoy seguro que el señor Fischer aceptará mi propuesta, él está muy contento con el trabajo que haces en el almacén y el método práctico y profesional para manejarlo todo-.
Guillermo interrumpió las palabras de su amigo: -no puede ser Ralph, vas a renunciar a un buen trabajo, lo has pensado bien, el señor Fischer confía mucho en ti.
-Si, lo sé y lo he pensado muy bien todos estos días. Guillermo tengo una oferta de trabajo que para mi es ideal, me han propuesto administrar una plantación de café en la selva de San Ramon-.
-Tú no conoces nada de café y además no sabes como es ese lugar- señaló Guillermo ante las palabras de su amigo, él pensaba que era una locura su decisión
-Todo se aprende en esta vida, yo voy a dirigir la plantación. Allá hay un capataz que se encarga del cultivo- puntualizó Ralph
Por esos días, se comenzaban a instalar en la selva central plantaciones de cultivo café que adquirían cada día gran demanda en el mercado internacional.
-Ralph permíteme insistir, vas a renunciar a un trabajo que conoces como funciona el sistema- con estas palabras quería convencer a su amigo que desista de la decisión.
-Guillermo tú me conoces, yo soy una persona que no puede estar mucho tiempo en el mismo sitio, para mí es la oportunidad ideal de conocer otros lugares, me han hablado tanto de este pueblo que dicen es muy bonito y todavía casi virgen. La próxima semana hablaré con el señor Fischer, él se va a sorprender pero creo que aceptará- contestó Ralph seguro de lo que iba a hacer. Ya no había marcha atrás, lo que diga Guillermo no lo haría cambiar de opinión.
-Nos conocemos desde hace mucho tiempo y sé que cuando tomas una decisión no hay quien te haga cambiar, solo te pido, piénsalo de nuevo todas las veces que sea posible, pesa los pro y los contra- terminó de decir Guillermo, no quería con sus palabras ser pesado para su amigo.
Como había prometido Ralph al final de la siguiente semana habló con el señor Fischer, éste lamentó la decisión y trató de convencerlo de cambiar de idea pero él ya había aceptado la otra propuesta y se disculpó con su jefe: -lo siento señor Fischer pero mi decisión es firme, quiero agradecer a usted la oportunidad que me dio de trabajar en la empresa, estos cuatro años han sido de un constante aprendizaje y su consideración nunca la voy a olvidar, deseo más bien proponer en mi puesto a Guillermo, él a demostrado ser una persona eficiente y muy profesional, sé que usted esta contento con su trabajo-.
Otto Fischer había venido observando el trabajo de Guillermo y se dio cuenta que era un buen elemento y como decía Ralph muy competente y trabajador: -Si, es una buena propuesta, la tomaré en cuenta. Solo quiero decirte esto, tienes dos días para pensar bien lo que vas hacer, si en ese lapso de tiempo no cambias de idea yo tomaré en serio tu renuncia y te puedes ir en paz-. comentó Otto Fischer para dejar que piense un poco más, en el paso que iba a dar.
Ralph se mantuvo firme y no cambió de idea, su pasión por la aventura de conocer un lugar distinto y exótico de la selva, lo llevaba a decidir su nuevo destino. Su renuncia fue aceptada y se marchó tranquilo con la ilusión de un nuevo viaje.
Ralph le propuso a Guillermo ir con él pero su amigo no aceptó. Él no tenía tanta sed de aventura como Ralph -sé porque lo haces, hay una persona que te detiene, no te culpo es una joven encantadora- comentó sonriendo.
Unos días antes de partir Ralph le dejó a Guillermo el departamento -ahora tu eres el responsable de todo esto, yo ya hablé con el dueño y aceptó. Ha sido una buena experiencia vivir en la ciudad, ahora debo partir, te deseo todo lo mejor amigo y espero en el futuro volvernos a encontrar, supongo que vendré a la capital de vez en cuando. Esta es mi dirección, me olvidé comentarte, aquí tengo la dirección de Frank te acuerdas de él, estudió con nosotros en el Liceo, a veces me preguntaba por ti, escríbele cuando tengas tiempo-.
-Ralph, gracias por todo, deseo que te vaya muy bien, en serio-. comentó Guillermo y ambos amigos se dieron un abrazo por última vez, Ralph partió a su viaje lleno de ilusión por todo lo nuevo que iba a encontrar.
Guillermo al quedar solo caminó por todo el departamento, había vivido con su amigo cerca de cuatro meses y parecía una eternidad, sintió que lo iba a extrañar. En sus manos tenía la dirección de dos amigos que se conocían desde de la niñez que pequeño era el mundo, pensó. Leyó la dirección de Frank Wenders, él estaba viviendo y trabajaba al norte de Chile en Antofagasta. Si, en algún momento le escribiría quería saber sobre su vida.
Otto Fischer habló con Guillermo unos días después de la partida de Ralph, le dio su puesto, además de seguir al frente de los almacenes.
-Espero, todo funcione como un reloj Guillermo, confió en tu capacidad- dijo estas palabras para animar a su empleado.
Otto Fischer lo había promocionado y doblado el sueldo. Guillermo se sentía doblemente comprometido con su jefe y la empresa.
Su romance con Emiliana continuaba cada día mejor y algunas veces cuando la visitaba solía llevarle deliciosos chocolates en forma de corazones, ella feliz abría la caja y probaba los chocolates rellenos de manjar.
A Emiliana lo que más le divertía era que Guillermo aun no conjugaba bien los verbos en español y él reía cuando le enseñaba alguna palabra en alemán y ella no podía pronunciarla. Ambos jugaban divertidos juegos de palabras y reían con los errores.
Aníbal y Octavia se sentían felices con el compromiso de su hija e invitaban a Guillermo todos los domingos almorzar, en el comedor se platicaba de diferentes temas y se vivía un momento familiar.
Después los enamorados salían a pasear y disfrutar de algún dulce, a veces los acompañaba Rubí y otras veces salían solos.
La niña desde que vio al aparecido no quería ir a jugar al huerto, se quedaba al lado de su madrina, Octavia le comentaba que no debía tener miedo pero no insistía demasiado, era mejor que Rubí olvide aquella experiencia. En cambio a la pequeña le gustaba la caja de música de su madrina y al igual que Octavia de niña, se quedaba extasiada cuando escuchaba la melodía, ella recordaba los abrazos de su madre y los besos que le daba en la frente.
El otoño había llegado a la ciudad, cada tarde se sentían cada vez más los vientos fríos que soplaban del sur, los días amanecían con un cielo gris, pronto el invierno estaría tocando la puerta.
Manuel regresó al colegio para continuar sus estudios y Emiliana continuaba de voluntaria en el hospital. Aníbal cada tanto viajaba al fundo para controlar el manejo de todo, la plata que se invertía debía ser bien administrada, no podía confiar del todo en su hermano menor y a su hermana no debía dejarle todo el trabajo.
Las Damas del Patronato se reunían en casa de Octavia para iniciar las actividades y obras de bien social, sus vacaciones de verano habian terminado, la vida parecía tomar su rumbo y el tiempo se deslizaba en el calendario sin detenerse.
Octavia recibía las cartas de Petra que dirigía a todas las Damas y las leía en las reuniones. Ella comentaba en su última carta que ya estaban trabajando en París en un nuevo negocio junto a Pier, parecía que todo marchaba bien en su vida y eso alegraba a todas.
Ana Luisa presentó a la nueva amiga que quería formar parte del grupo, su nombre era Angelina, con Octavia ya había conversado sobre esto y ella le dijo que la presente en la siguiente reunion. Todas al verla le hacían preguntas no por curiosidad si no para conocerla mejor.
Hortensia no asistió a esa reunion pero al día siguiente visitó a Octavia en su casa, ella venía a despedirse junto con su esposo habían tomado la decisión de mudarse al norte, a la ciudad de Paita al lado de su hermana.
-Octavia, no vine ayer porque prefería hablar contigo a solas, para que les cuentes después a todas nuestras amigas y me despidas de ellas. No quería que me hagan preguntas yo no estoy en condiciones de responder ningún cuestionamiento-.
-Pero Hortensia ¿Por qué la mudanza al norte?, sé que es difícil para ti lo sucedido con Rosalina pero debes seguir adelante. Qué sucede con las queridas amigas que se van, primero fue Blanca mi prima, después Petra y ahora tú, no alcanzo a comprender-.
-Cada una de nosotras tenemos motivos diferentes pero todas nos vamos para vivir tranquilas o buscar otro destino, es así la vida querida Octavia. Rosalina en ningún momento se acercado a nosotros y ya ha pasado mucho tiempo desde su boda-.
Era demasiado el tiempo que transcurrió desde la boda y era verdad, Rosalina tomó distancia de sus padres.
-Despídeme de todas por favor, que me disculpen por no decirles adiós personalmente, tú me comprendes Octavia-.
Hortensia se puso de pie para despedirse y no pudo contener las lágrimas, su vida había cambiado y ya no tenía muchas alegrías: -no voy a conocer a mis nietos, los hijos de Rosalina y eso me hace sufrir-.
-Calma Hortensia, toma asiento para que te serenes, voy a pedir a Ondina que traiga un vaso con agua de azahares para que tomes-.
Hortensia volvió a sentarse y tomó el vaso que le ofrecía Octavia, respiró despacio para recobrar la calma, ella mas tranquila se despidió de su amiga y salió de la casa, mientras caminaba por la calle del Naranjo, el aire frío de la tarde la hizo estremecer, seguro el invierno ya estaba cerca pero ella para ese entonces estaría viviendo en Paita disfrutando del pleno sol.
CONTINUARÁ