domingo, 18 de abril de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Quinto López del Águila no se había quedado tranquilo con las palabras de su hermano Fausto de no entrar al negocio de la compra de algodón. 
Él estaba seguro de que si se iniciaba en el negocio tendrían éxito pero antes de hacer algo al respecto tenía que informarse a fondo de todo lo que era el comercio de algodón. 
Pensó en alguien que conozca ese mundo y que además sea una persona confiable, de inmediato vino a su mente Aníbal, él conocía ese negocio y además poseía un fundo de cultivo de algodón. Por ahora sabía que estaba de viaje, pero a su regreso iría a visitarlo para conversar e informarse de todo con respecto al comercio de dicho cultivo, por el momento era mejor esperar. 
Rosalina veía con cierta preocupación que su esposo pensaba entrar en el negocio que Fausto su hermano le advirtió que espere, porque  no era el momento para ello. Quinto quería arriesgarse y no quería escuchar las palabras de Fausto.
Aníbal tardaría en regresar a la capital dos semanas. Octavia quería que de su esposo encuentre los arreglos de la casa terminados, ella sabía que él se incomodaba con tanto movimiento. Escaleras, pinturas y demás materiales estaban regados por todas partes y en el patio el maestro del tapiz casi terminaba de forrar los muebles que estaban quedando como nuevos y recién salidos de la tienda. No, no se arrepentía de hacer estos cambios, el resultado final lo valía.
Acompañada por Ondina, Octavia entró al cobertizo para sacar algunos muebles que quería arreglar y pintar para volverlos a la vida, eran dos consolas y una cómoda.
-Ondina vamos a mover esta mesa para que el maestro pueda ver las consolas- ordenó Octavia y al girar para mover el mueble sobre una repisa que estaba escondida encontró la caja de música de su madre, que recuerdos tan queridos de su niñez le traía aquella caja.  Su madre le daba cuerda para que la pequeña Octavia se duerma escuchando la hermosa melodía. 
-No puede ser, como fue a parar aquí esta hermosa caja, yo la busque por tanto tiempo y aquí estaba pérdida entre tantos muebles- decía con sorpresa al encontrar tan bello objeto que traía recuerdos de su niñez, se acordaba de las noches en las que  su madre la abrigaba en la cama y escuchaba la melodía que salía de la caja. Con una franela limpió y abrió la tapa en su interior estaba forrada con terciopelo rojo y tenía pegado un pequeño espejo, su madre le contó que esa caja había pertenecido a su madre -ahora es mía y algún día Octavia, será tuya también- lo que no podía recordar es en que momento fue a para al cobertizo y porque estaba ahí, se llenaba de alegría al saber que la había rescatado del olvido y que volvería a escuchar la suave melodía. 
-Vamos Ondina terminemos de hacer esto para llamar al maestro y que trabaje con estos muebles, las consolas quiero donarlas al convento de las religiosas, ellas siempre están necesitando muebles y la cómoda ira al cuarto de huéspedes-.
Con Ondina llamó al maestro y le pidió el arreglo de esos muebles: -si señora, ya estoy terminando con los sillones y estos muebles van hacer los siguientes-.
-Bien maestro todo debe quedar en perfectas condiciones- contestó Octavia mientras caminaba a su habitación para poner la caja musical sobre su cómoda y comentar después con sus hijos y esposo los queridos  recuerdos que le traía tan bello objeto.
Los días pasaron tan rápido que sin darse cuenta se cumplieron las dos semanas, una mañana se escuchó la voz de Aníbal cuando estaba de regreso y entró a la sala:
-¡Dios mío!- exclamó -esta es mi casa, o me equivocado, Manuel fíjate en la puerta si es el número de nuestra casa- habló con tanto entusiasmo y asombro.
-Padre, claro que es nuestra casa, solo que se ve más elegante con los cambios que mi madre ha realizado- contestó Manuel igual de sorprendido que su padre.
-Octavia, ¿Dónde estas Octavia?- y la buscaba por todos lados para felicitarla.
-Aníbal aquí estoy, no hay que gritar-.
-No grito, solo me siento feliz de ver lo bien que ha quedado todo, no puedo creerlo-.
-Espera a que veas la otra sala y el comedor están igual de bien que esta sala-. contestó Octavia mientras llevaba a su esposo e hijo a los otros ambientes.
-Si, es verdad todo se ve tan decorado, los colores de la pintura le ha dado nueva vida a las paredes- decía Aníbal mientras examinaba todo al detalle.
-Padre- saludaba Emiliana y decía -has visto los muebles como han quedado  parecen recién salidos de la tienda-.
-Si todo luce perfecto, tenías razón Octavia, la casa necesitaba arreglos y ha quedado perfecta-.
-Gracias por todos los halagos pero los maestros han sido unos artistas trabajando cada uno en lo suyo. 
-Si si- decía Aníbal -pero tú eres la autora intelectual de todo esto-. comentó Aníbal para felicitar a su esposa que sonreía por lo bien que  habían quedado los ambientes.
El descanso era necesario después de un viaje largo y cansado, Aníbal se baño y cambió de ropa, luego comentaba con su esposa reunidos en el salón: -cuando entre a la ciudad, vi que los trabajos del tranvía continúan y ya han abierto la zanjas para la nueva avenida del Paseo Colón, todo esto es bueno para la ciudad, se necesita avanzar y tener las obras terminadas pronto. Para el resto del país tenemos que construir nuevos caminos y unir las provincias, es un dilema viajar al interior. Estamos en un nuevo siglo Octavia, tenemos que ir adelante con la modernidad y los cambios no podemos detenernos, el progreso y el desarrollo son ahora- comentaba Aníbal con entusiasmo sobre las nuevas obras.
-Es importante pensar en construir caminos y en el progreso del país,  para que la gente pueda tener una mejor vida- terminó de decir Octavia.
Un día después del regreso de Aníbal, Quinto se presentaba en la casa para conversar con él, realmente tenía urgencia de saber todo lo concerniente al negocio del algodón.
Rosalina le había advertido que era muy pronto su visita pero el contestó: -tengo que conversar con Aníbal no puedo esperar más-. salió tan rápido que su esposa no pudo detenerlo.
Para la familia fue una sorpresa que Quinto visite la casa y pida conversar con Aníbal de ser  posible, se disculpó si su presencia era inoportuna. 
-Quinto, buenas tardes- dijo Aníbal al entrar en la sala -a que debo la sorpresa de tu presencia-.
-Señor Aníbal espero no ser molesto al venir a su casa, pero tenía que conversar con usted que conoce tan  bien el negocio del algodón y es una persona seria para hablar de este tema-. 
Luego Quinto pasó a explicar cuales eran sus intenciones de entrar al negocio, quería conocer todo sobre ese mundo y las oportunidades de éxito que podía tener.
Primero Aníbal lo escuchó atento y desde el comienzo fue muy claro con él sobre los pormenores del comercio y los inconvenientes con los que se podía encontrar: 
-Quinto debes tener un buen capital si quieres competir con los grandes compradores de este comercio, además debo decir que el precio del algodón fluctúa según el mercado internacional, si haces un mal movimiento puedes irte de bruces y perder todo tu capital. Nuestro algodón tiene una ventaja es de una fibra fina, excelente y de gran demanda, pero aún así esta sujeto al mercado. Yo te digo esto,  si quieres comenzar en el negocio debes ir con cuidado y con pies de plomo de lo contrario tu capital se puede hacer humo-.
Quinto tomaba en cuenta los comentarios de Aníbal y le preguntaba los detalles del mismo. Tal vez era mejor esperar hasta el próximo año para juntar más capital, no estaba ya muy seguro de este negocio.
Aníbal no quería asustarlo pero era su deber advertirle los detalles y situaciones del asunto, no hacerlo sería grave para alguien que recién comienza en ese negocio. Pidió a Ondina que traiga un vino y dos copas para invitar a Quinto que estaba nervioso y deseaba ganar un espacio en este comercio que podía ser bueno, pero también podía ser esquivo con el éxito.
Los dos caballeros pasaron el resto de la tarde conversando de otros temas además del algodón, cada uno tenía sus propias impresiones de las obras en la ciudad y de la tranquilidad que se respiraba después de tanta protesta por una causa que a la gran mayoría les parecía justa.
Quinto brindaba por las nuevas oportunidades que se podían presentar y Aníbal brindaba por la salud de todos. 
Mas tarde cuando Quinto se retiraba, se despidió de Aníbal agradeciendo sus comentarios y advertencias. 
Antes de dormir en su habitación, Aníbal conversaba con Octavia sobre la visita de Quinto y lo interesado que estaba en el comercio de algodón:  -él quiere ganar dinero con el negocio,  cree que es fácil pero puede hacer una mala inversión y tener pérdidas si no va con cuidado, yo le he advertido lo bueno y lo malo, ya él debe decidir que hacer o no hacer-.
Octavia se cepillaba el cabello frente al espejo e iba ha contestar cuando se dio cuenta que su esposo se había quedado profundamente dormido.  
El domingo como ya se había hecho costumbre, Guillermo fue invitado almorzar a la casa, Emiliana lo recibió y él se percato de lo bien que habían quedado los trabajos de renovación: -todo se ve tan bien decorado, es una gran sorpresa-. decía y admiraba el trabajo a su alrededor.
-Parece otra casa, mi madre escogió los colores y tapices- comentaba Emiliana y señalaba los muebles.
Almorzaron juntos toda la familia, la conversación fue amena y entretenida, después Guillermo invitó a Emiliana a salir de paseo y a comer helados en la fuente de soda, muy famosa del centro de la ciudad. Ella aceptó feliz y se puso  un bonito vestido y un sombrerito haciendo juego,  con ellos iba también Rubí que estaba feliz de acompañarlos a comer helados. 
Ella lucía un gracioso vestido de domingo y un sombrerito igual al de Emiliana.
En el camino Guillermo comentó: 
-A la fuente de soda va llegar mi amigo Ralph, él quiere conocerte y yo le pedí que nos encuentre en ese lugar ¿estás de acuerdo?-.
-Si, no hay problema- contestó pero en el fondo se sentía nerviosa de conocer al amigo de Guillermo, él le había hablado de Ralph y su amistad desde que eran pequeños y estudiaban juntos en el mismo colegio.
Ralph llegó puntual a la cita, Guillermo presentó a Emiliana y a la pequeña Rubí que estaba atenta a su helado para que éste no se derrita. Conversaron mientras saboreaban los deliciosos  helados: 
-Guillermo- decía Ralph -debo felicitarte, tu novia es una agradable persona, además de ser muy linda y Rubí es una niña muy graciosa y educada-  Emiliana agradeció el cumplido y Rubí sonreía con los halagos. Ralph era un caballero y no podía dejar de alabar a las damas que tenía a su lado.
Guillermo llegó un poco tarde al departamento que compartía con su amigo, ya había cenado en casa de Emiliana y se había despedido de ella después de pasar una tarde tan agradable a su lado. 
Los dos amigos conversaron un largo rato sobre las buenas impresiones de Ralph con respecto a la novia de Guillermo. El reloj daban las once cuando se despidieron para ir dormir, al cabo de una hora cerca de la media noche, la puerta de la calle se abría, era Ralph que salía de nuevo. Guillermo se preguntó preocupado ¿a donde iba a esas horas? era la cuarta noche que observaba lo mismo, ¿tenía su amigo una actividad secreta que no quería que Guillermo sepa?. Él no deseaba intervenir en su vida privada, si Ralph no decía nada, entonces era mejor respetar su decisión  y no hacer comentario alguno. 

CONTINUARÁ 
  
   
               


 

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