Al día siguiente en horas de la tarde, Teo se presentó de nuevo en la casa para saludar a Emiliana, traía con él un hermoso ramo de flores que deseaba obsequiarle.
La joven quedó prendada de las flores y agradeció a Teo su gentileza.
-No te hubieras molestado en traer un obsequio pero quiero decir que son preciosas-.
Llamó a Ondina para que lleve las flores, las ponga en un jarrón con agua y las traiga de nuevo a la sala.
-Emiliana- contestó Teo -no es una molestia para mí, agasajar a una amiga tan especial-.
Emiliana se sonrojó y no supo que contestar.
De inmediato Teo le preguntó como había sido su mañana en el hospital.
-Como siempre con mucho trabajo, pero no me quejo, es algo que me está gustando demasiado y lo hago de buena voluntad-.
-Es bueno tener en esta vida algo que nos guste- dijo Teo y luego prosiguió -Emiliana me gustaría invitarte a la hacienda que es mi hogar, queda en una región hermosa con paisajes de fábula-.
Teo se puso de pie y comenzó a describir los paisajes que rodeaban la hacienda, Emiliana casi podía imaginar el hermoso río, las montañas alrededor, la laguna, que estaba muy cerca y para coronar este marco, al fondo la bella y asombrosa cordillera Blanca. -Además tienes que ver cada amanecer, donde el cielo primero se enciende de naranja y luego el sol sube lentamente y se abre paso en el firmamento-. Todo lo que Teo describía era maravilloso y Emiliana soñaba con estar en ese lugar.
- La invitación a mi hogar es real, puedes quedarte todo el tiempo que desees. Te mostraría hasta el último rincón de la hacienda que es bastante grande. En una semana partimos con Fausto de regreso a la nuestra casa.
-Teo, es hermoso todo lo que describes y me agrada la invitación a tu hogar, pero es imposible, mis padres jamás darían el consentimiento-.
-Pero no viajarías sola, puedes ir con Manuel o la joven que trabaja en tu casa, ella sería tu dama de compañía, además la casa hacienda es grande y cómoda, no es tan elegante como tu casa, pero no le falta nada para recibir invitados. Elvira esposa de Fausto, él se casó con ella hace unos meses, vive con nosotros en la casa, es una persona de trato agradable y fino, estoy seguro que se llevarían muy bien-.
-Son muy amables tus palabras y me da mucha tristeza tener que decir lo siento, no puedo aceptar la invitación- contestó Emiliana, ella no deseaba rechazar la invitación pero sabía que sus padres jamás la dejarían ir a un lugar tan lejano con personas que no conocían-.
-Puedo seguir visitando tu casa Emiliana, tienes algún motivo o compromiso que lo impida-. señaló Teo.
-Las visitas a la familia siempre son bienvenidas en esta casa, estimado amigo- interrumpió Aníbal y Octavia que entraban en la sala para saludar al visitante.
-Señor Aníbal, señora Octavia- agregó Teo -que gustó volver a encontrarme con ustedes-.
Teo y los padres de Emiliana conversaron el resto de la tarde sobre diverso temas de la ciudad y sobre la visita de Fausto a su hermano Quinto.
-Si, es verdad- decía Teo -Fausto quiere ver como marchan los negocios aquí en la capital, según Quinto todo está bien-.
Teo, decía la verdad, en la casa de Quinto, Fausto revisaba los libros contables y preguntaba a su hermano cada detalle del negocio: -esta es una empresa familiar por lo tanto debo saber cada punto del negocio y cada gasto que se hace, nada puede quedar sin ser registrado y comunicado-.
-Si, lo sé hermano, pero como puedes ver todo va muy bien, el negocio está dando sus frutos y yo estoy trabajando para que siempre sea así-. contestaba Quinto sin reservas.
-¿Donde fue Teo? que desaparece y no se sabe nada de él-. preguntó Fausto a Rosalina cuando ella entraba al salón del escritorio con la vianda del café.
-Él ha ido a visitar a Emiliana, una amiga que conoció el día de mi boda, me pidió su dirección y yo se la di, mi amiga es una joven muy gentil-. Rosalina se desvivía atendiendo todo el día a sus cuñados, quería que se sientan cómodos en su casa.
-Fausto- comentó Quinto -quiero felicitarte por tu boda que se realizó hace unos meses, como tú sabes yo no pude asistir, pero me da gusto por ti, ya era hora que te asientes y formes un hogar-.
-Si, no me puedo quejar Elvira es una buena esposa y ahora es la señora de la casa, ella es la hija del juez Bonilla. Estuvo mucho tiempo estudiando con las religiosas en un colegio para señoritas en la ciudad de Trujillo.
-Si recuerdo a la señorita Elvira Bonilla, ella es realmente una buena elección, te felicito hermano, ahora, es la señora de Fausto López del Águila-. rió Quinto para festejar a su hermano.
-Tú tampoco te puedes quejar, Rosalina es una esposa atenta y amable, debo felicitarte también-. ambos hermanos comentaban felices.
-Fausto, volviendo al tema de la empresa, mañana tengo que ir al puerto, hay una carga que debo recibir, viene del extranjero, es un pedido puntual-. agregó Quinto.
-Entonces iremos al puerto quiero ver lo que viene en esa carga, siempre trabaja a pedido, nunca traigas mercadería sin un adelanto de dinero, no lo olvides. Quiero que venga con nosotros Teo, estoy pensando en dejarlo aquí contigo para que te ayude en lo que se necesite-.
-No es necesario aun Fausto, el negocio todavía no es tan grande como para necesitar otra persona-.
-Bien eso lo veremos otro día-. contestó Fausto y terminó de tomar su café.
El hermano mayor de Quinto, no sabía nada con respecto a la distancia que éste y Rosalina habian tomado con los padres de ella. Él creía que todo marchaba bien con la familia política. No conocía a Hortensia y a Hipolito.
Quinto, aprovechó el buen humor de Fausto para decirle que deseaba mudarse de casa por una que esté más cerca del centro.
-No veo la necesidad Quinto, es cierto que está un poco alejada, pero no demasiado del centro, además de ello tiene todas las comodidades y un jardín donde Rosalina puede entretenerse cultivando sus flores-. señaló Fausto para dar por terminada la conversación.
En casa de Emiliana cuando Teo se despidió de la familia y se retiró, ella comentó con su madre sobre la invitación a la hacienda. Octavia contestó a su hija que ese viaje era imposible -tu sabes muy bien querida que no conocemos el lugar, ni a la familia-.
-Si, lo sé madre, eso fue lo que le dije a Teo y espero que lo tome a bien, él parece tan diferente a Quinto, es amable y tiene gran sentido del humor-. Aníbal que estaba cerca había escuchado la conversación y dijo a su hija:
-Viajar a un lugar tan lejano no es posible y Teo no tiene porque molestarse, solo somos padres que protegemos a nuestra hija y él como un joven honorable debe comprender-.
Octavia abrazó a Emiliana, la sola idea de que su hija pudiera vivir en un lugar lejano, donde ella no podía visitarla seguido la estremeció, nunca antes había pensado en esa posibilidad.
A toda la familia le extraño que Guillermo no visite la casa esa tarde, tal vez tenía mucho trabajo o había decidido no visitar más a la familia, él no tenia obligación de hacerlo.
Guillermo, no es que no quisiera visitar a Emiliana, es que había llegado una carga gigante de todo tipo de mercadería por lo que se vieron obligados a contratar otro local. Cada cosa tenía que ser registrada y clasificada y él era el encargado de dirigir la operación. Se hizo de noche y no se terminaba el trabajo con sus operarios, tal vez demoraría un día más o quizás dos. Ralph ya le había advertido sobre esta super carga que venía. Se sentía contrariado y cansado, decidió cerrar todo e ir descansar. Visitar a Emiliana ni pensarlo, era demasiado tarde.
A la hora de almuerzo del día siguiente Guillermo se tomó un descanso y fue a visitar a Emiliana, ella se sorprendió al verlo, él jamás llegaba de visita a esa hora del día, como siempre fue recibido en la sala.
Guillermo explicó a Emiliana que tenía mucho trabajo y que ese fue el motivo de no visitarla:
-Emiliana no puedo quedarme mucho tiempo, debo regresar al trabajo, pero quisiera pedirte que me esperes, tengo que hablar contigo sobre un tema que nos concierne a los dos, por favor no te comprometas con nadie-. no la dejo contestar, tomó una de sus manos la besó y se despidió de ella con la promesa de volver.
Era el más extraño comportamiento y la visita más corta que había recibido, recordó Emiliana. Octavia preguntó a su hija -¿ya se fue Guillermo?, ¿para que vino?-.
-No sé madre solo me dijo que lo espere, que tenía que hablar conmigo-. madre e hija estaban desconcertadas con la visita tan corta de Guillermo.
Mientras tanto Teo, Fausto y Quinto habían viajado temprano al puerto, la carga que esperaban era importante y tenían que supervisar que todo esté conforme, esto les tomaría un día completo.
Octavia comentó con Aníbal la visita de Guillermo y éste dijo -tal vez tenía demasiado trabajo y no coordinaba bien sus palabras a la hora de hablar con nuestra hija-.
-No creo Aníbal, no debes bromear con ello, puede que tenga algún problema y desea confiar en Emiliana-. contestó su esposa.
Felicitas estaba terminando el almuerzo cuando Octavia fue a buscarla -¿Felicitas tu hermano está ocupado con algún trabajo?-.
-No señora justo ha terminado uno hace dos días-.
-Bien, llámalo, dile que necesito contratarlo para que realice algunos trabajos en la casa-.
-Seguro señora ahora el la tarde salgo a buscarlo, él va estar feliz de trabajar para usted-.
-Correcto, que no se demore en venir-. agregó Octavia y salió de la cocina.
Después de almuerzo a las tres de la tarde, Eriberto se hizo presente en casa de Octavia por encargo de Felicitas:
-Señora para que trabajo soy bueno, mi hermana me dijo que usted me ha llamado-.
-Si Eriberto necesito trabajos de pintura y otros arreglos en la casa- Octavia lo llevó a los diferentes salones para mostrar lo que se necesitaba hacer, hablaron de pintura y de trabajos en general, llegaron a un acuerdo de precios y contrato, luego Eriberto se retiró de la casa para comenzar a trabajar al día siguiente.
-Aníbal, en los siguientes días vamos a tener la casa de cabeza por los trabajos que se van ha realizar, debes estar preparado-.
-Bueno Octavia que puedo decir si ya está todo acordado, continuemos con lo que se necesite-.
Teo visitó de nuevo a Emiliana un día después, le pidió considerar su ofrecimiento para viajar a la hacienda.
-Teo es real, no puedo aceptar tu invitación, se que comprendes cuál es mi situación-.
-Bien querida Emiliana, tienes razón no debo insistir sobre algo que no está en tus manos resolver y sé que hablar con tus padres sería en vano-.
-Así es Teo, pero siempre eres bienvenido a visitar nuestra casa- puntualizó la joven.
La conversación entre ellos verso en otros temas y por supuesto Emiliana no comentó con Teo sobre la situación de Quinto y Rosalina con respecto a los padres de ella, era algo que no le correspondía decir a pesar que sabía el sufrimiento de Hortensia e Hipólito. En el transcurso de los días Teo no se acercó a visitar a la familia, Fausto y Quinto lo habían puesto a trabajar, éste ultimo le decía -hermano no estás en la ciudad de vacaciones, tienes que ayudar con el trabajo-.
Guillermo llegó a visitar a Emiliana, por fin había terminado el trabajo que lo tubo ocupado tantos días, estaba misterioso y en silencio cuando ella se presentó en la sala, la saludo y se sentó a su lado.
-Querida Emiliana es mejor que hable claro para que sepas que pasa conmigo-. Guillermo habló sobre sus sentimientos hacia ella y del compromiso que quería tener -si tú me aceptas seré un hombre feliz-. Tomó las manos de Emiliana y las besó -sé que no está permitido que me acerque más a ti pero quisiera decir que estoy enamorado y mis sentimientos son verdaderos-.
Emiliana estaba en silencio, en su corazón sabía la respuesta, eran dos jóvenes corazones que se habían encontrado y deseaban estar juntos para vivir su amor por siempre.
CONTINUARÁ
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