domingo, 11 de abril de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Emiliana y Guillermo se habían comprometido, ambos querian vivir el sentimiento que los unía. Guillermo conversaba  y trataba de controlarse, tenía muchas emociones en su interior. Una hora más tarde se despedía y antes de salir dijo: -Emiliana quieres que hable con tus padres sobre nuestro compromiso-.
-No es necesario Guillermo, yo voy hablar con ellos y mañana te cuento cual fue su reacción-.
-De acuerdo querida, entonces mañana nos vemos como siempre, en la tarde-.
Besó sus manos y se fue, Emiliana se encontraba muy emocionada, nunca imaginó que Guillermo sentía lo mismo que ella. Ahora debía serenarse para hablar con su madre, a ella le pediría ayuda para después conversar con su padre.
-Madre aquí estás- dijo Emiliana, en su habitación Octavia ordenaba algunas de sus blusas -puedo hablar contigo, debes escucharme por favor-.
-Que sucede Emiliana porque esa voz de preocupación, ¿algo te molesta?- contestó Octavia y se sentó en la cama al lado de su hija-.
-Mamá necesito decirte algo que es muy serio, Guillermo y yo estamos juntos, es decir estamos enamorados. Él me ha confesado lo que siente por mí y yo siento lo mismo por él-.
Octavia no se sorprendió demasiado con la confesión de su hija, algo intuía, pero no quería admitirlo. Su niña había crecido y su corazón sentía los primeros llamados del amor.
-Emiliana estás segura de tus sentimientos, siempre hablabas de Guillermo como un amigo y ahora eso ha cambiado-.
-Si madre, ahora es diferente y necesito que me ayudes para hablar con mi padre, no sé como va a reaccionar-. contestó Emiliana con el temor de que su padre no quiera que Guillermo entre más en la casa.
-Hija, primero deja que yo hable con él, es importante saber escoger las palabras, tu padre es muy sensible con todo lo que tiene que ver con sus hijos-. comentó Octavia y ya podía ver la reacción de su esposo.
-Está bien madre, yo voy a mi habitación para que tu puedas hablar con él- contestó.
Emiliana entró en su cuarto y cerró la puerta, sentía que la emoción la consumían y su corazón no dejaba de latir con fuerza: -Guillermo sentía lo mismo que ella, era un día feliz-  decía en voz baja.
En su habitación Octavia se quedó a solas un instante, quería pensar, su hija tenía un novio, era un sentimiento extraño saber que Emiliana  ya era una joven y  no una niña. El tiempo había pasado muy rápido y ella apenas se  dio cuenta. 
Buscó a su esposo en el salón del escritorio, él estaba terminando de revisar unos documentos relacionados al fundo: -Octavia creo que la próxima semana debo viajar de nuevo- comentó distraído. 
-Aníbal puedo hablar contigo o estás muy ocupado- ella espero su respuesta.
-Por supuesto querida, podemos hablar que sucede, ¿es algo urgente?- dejó de leer los documentos y puso toda su atención.
-Se trata de Emiliana y Guillermo, están enamorados, quieren nuestro permiso para salir juntos y comprometerse-.
Aníbal se puso de pie, algo presentía desde hace un tiempo, no en vano era un hombre de experiencia y veía a Guillermo demasiado interesado en su hija: -no sé que decir Octavia, yo hubiera preferido que nunca suceda esto, sé lo que vas a decir, pero es lo que siento. Mi niña ha crecido y ahora hay un joven interesado en ella. ¿Cómo paso aquello?, porque no sigue con sus quehaceres cotidianos sin pensar en  compromiso alguno- contestó afligido.
-Aníbal solo están saliendo juntos, esa es una primera etapa, tú sabes que todavía falta mucho para hablar de algo más serio-. contestó Octavia y vio que su esposo no lo tomaba muy bien como hubiera sido normal. Aníbal en el fondo se preocupaba por Emiliana y su futuro como cualquier padre.
-Octavia porque no encerramos a nuestra hija en su habitación por unos diez años, ¿no te parece?- decía esto con una ligera sonrisa en los labios.
-Aníbal sé que estas bromeando y que estás de acuerdo conmigo en dar el permiso para que nuestra hija nos presente a su novio-.
-Y si digo que no, qué puede suceder, Octavia-.
-Romperías el corazón de tu hija, ella esta muy ilusionada con Guillermo, dejemos que el tiempo decida, ¿no te parece?, ellos son jóvenes y tienen un camino por andar-. señaló Octavia para que su esposo acepte y de su consentimiento.
En la tarde del día siguiente Guillermo estaba nervioso en la sala, Emiliana le había comentado que sus padres habían dado su permiso y que ahora lo iba a presentar como su novio.
A los pocos minutos sus padres y Emiliana entraron en la sala, Guillermo se puso de pie la presentación fue breve: -padre, madre... quiero presentarles a mi novio-.
Aníbal miraba muy serio a Guillermo y Octavia apenas podía sonreír, había tensión en el ambiente y sintió temor de que Aníbal diga alguna palabra  fuerte al joven que tenía al frente y se veía nervioso.
-Mucho gusto Guillermo- contestó la madre.
El padre todavía no se decidía a decir palabra, hasta que por fin señaló un sillón y habló -toma asiento Guillermo, no debes preocuparte damos nuestro consentimiento para que tú y Emiliana puedan estar juntos-. 
Hubo silencio en la sala pero de inmediato Emiliana abrazó a su padre y le dijo -gracias, yo sabía que comprenderías nuestra situación- luego abrazó a su madre para agradecer su ayuda. 
Guillermo también dio las gracias a los padres de Emiliana por consentir que el siga visitando la casa como novio de su hija. 
El ambiente en la sala se relajo y los cuatro conversaban muy entretenidos, como siempre Aníbal daba sus opiniones sobre el ambiente político y Guillermo lo escuchaba, al final cuando se quedaron a solas Emiliana y Guillermo, éste decía: -fue un momento difícil a la hora de hablar con tus padres pero creo que lo superé y ellos me aceptaron, me siento feliz y tranquilo hubiera sido muy triste que fuera todo lo contrario-.
-Es cierto pero ya paso lo peor, ahora podemos vernos sin problemas- contestó Emiliana con una sonrisa de felicidad. 
Guillermo esa misma noche cuando cenaba con su amigo Ralph le comentaba la buena noticia y éste decía: -tienes que presentarme a esa joven, quiero conocerla, te felicito amigo-.
-Si en algún momento la conocerás es muy linda, fina y educada, sus padres son personas amables.  
Más tarde en su habitación le escribía a su madre dando la buena noticia -madre tienes que conocer a Emiliana, espero que algún día puedas venir por estas tierras-. 
La madre de Guillermo había enviado varias cartas a su hijo desde su partida, en ellas le contaba como estaba su padre y la reacción que tuvo cuando él se fue. -ahora tu padre está más tranquilo y aceptó tu decisión con mucha pena, ha pasado bastante tiempo de tu partida querido hijo-.
Guillermo lamentó no haberse despedido de su padre pero no tuvo otra alternativa.   
La semana había comenzado sin muchos cambios en la familia, salvo por la presencia de Eriberto y su asistente que comenzaban los trabajos en casa de Octavia. Cargados con tarros de pintura y brochas además de unas escaleras, daban los primeros toques de pintura a las paredes. Octavia estaba ocupada eligiendo el color y el tapicero traía la tela que ella había escogido para el nuevo tapizado de los muebles todo era un desastre en la sala y en el patio interior el maestro trabajaba con los muebles para cambiar al nuevo tapiz. 
-Aníbal, se van a ver hermosos nuestros muebles con la nueva tela que es un fino brocado y el color va perfecto con las paredes-.
-Si Octavia, debo darte la razón, el color de la tela es bello y la calidad es superior, has tenido buen gusto, como siempre-. contestó su esposo al ver los trabajos que se hacían en la casa. 
-Pasado mañana debo viajar al fundo, me iré con Manuel antes que comience el año escolar, después va ser muy difícil que pueda acompañarme- comentaba Aníbal a su esposa.
-Bueno, en unas semanas más comienza el nuevo año y Manuel regresa al colegio, el tiempo se va muy rápido y el verano también-. decía Octavia con pena, ella amaba el verano.
Emiliana en el hospital le contaba a su amiga Lorena que ella y Guillermo eran novios.
-Yo te dije Emiliana que él tenía interés en ti y tú no me escuchabas-. 
-Es difícil darse cuenta cuando se trata de uno mismo-. reía Emiliana con su amiga y luego ambas se iban a diferentes pabellones a cumplir con sus tareas.
Teo en varios días no había podido ir a visitar la casa de Emiliana, el trabajo y sus hermanos no lo dejaban libre, en un momento a la hora del almuerzo en casa de Quinto, Teo comentaba con su hermano sobre la boda de Fausto: 
-Tenías que haber estado ahí, fueron dos días de celebración por la boda de Elvira y Fausto, la hacienda se llenó de invitados que disfrutaban de la fiesta. El más feliz era el padre de la novia, el juez Bonilla  brindaba en cada momento por los novios-. reían todos en la mesa celebrando la boda de Fausto con una copa de vino.
-Rosalina- comentó Fausto -quiero llevar a mi esposa un regalo pero yo no se escoger nada bueno para una dama, ella es muy delicada en sus gustos, me gustaría que tú compres un regalo para ella. te pido ese favor-
-Claro Fausto, mañana mismo iré al Gran Almacén  donde venden cosas divinas, finas y algo caras, Elvira tiene preferencia por algo en especial-. preguntó 
-Los perfumes son sus preferidos y no importa el precio es para mi esposa y quiero lo mejor-. contestó Fausto seguro de que Rosalina compraría algo fino. 
-Quinto, dentro de tres días nos vamos con Teo, por esta vez no se va a quedar siguiendo tu sugerencia pero más adelante tal vez- sugirió Fausto cuando se dirigió a Quinto, éste le dio la razón.
-Fausto hay algo que quisiera conversar contigo se trata de entrar al negocio de la compra de algodón, creo que nos iría bien-. decía Quinto a su hermano.
-No es el momento, para entrar a ese negocio, se necesita tener mucho dinero y competir con los grandes acopiadores de algodón es imposible, es mejor esperar-. contestó Fausto     
Teo prestó atención a la conversación entre sus hermanos, pronto se irían de la capital, al menos deseaba despedirse de Emiliana y sus padres antes de partir. 
-Mañana volvemos a ir al puerto, necesitamos terminar con el trabajo de envió de materiales- comentó Quinto y Fausto aceptó -Teo viene con nosotros, necesitamos toda la ayuda posible, después habrá tiempo de pasear por la ciudad antes de nuestro viaje-. mandó Fausto a su hermano menor. 
El día anterior a su viaje, Teo se presentó en casa de Emiliana quería despedirse de ella: -mañana muy temprano voy de regreso a la hacienda quería despedirme de ti y decirte que cuando puedas viajar siempre serás bien recibida en nuestra casa. Emiliana hubiera sido tan bueno tenerte de huésped-.
-Gracias Teo, no esperaba menos de ti, eres una gran persona y en nuestra casa siempre vas hacer bien recibido cuando estés en la capital- contestó a su amigo.
Teo también se despidió de Octavia y Aníbal, ellos le desearon buen viaje y un pronto regreso.
Muy temprano antes que salga el sol, Aníbal y Manuel se preparaban para ir al fundo, era una coincidencia que su viaje sea el mismo día que el de Teo y Fausto.
Manuel se alistaba en su habitación y al ponerse la camisa vio el brazo que había sufrido el accidente, se estremeció al recordar lo sucedido, el doctor había tenido razón al decir que tendría unos sombreados en la piel,  él podía mover sin problema su brazo, fue un milagro del cielo.
Aníbal y Manuel se despedían de Octavia y de Emiliana -en unos días estamos de regreso- dijo Aníbal al partir. 
Octavia ya estaba acostumbrada a los viajes de su esposo y era bueno que Manuel lo acompañe para que aprenda todo sobre el trabajo de su padre y se mantenga ocupado.  
En casa de Quinto a la hora de prepararse para el  viaje, Fausto guardaba con cuidado el regalo que Rosalina había comprado para Elvira, era un perfume de fresca fragancia y una seda fina. Los hermanos se despedían de Quinto y su esposa, a ella le agradecían las atenciones.
-Quinto no quiero escuchar ningún problema sobre tu persona, sigue trabajando como hasta hora, lo estás haciendo bien- le advirtió Fausto a su hermano y partió junto con Teo al viaje   
En el camino de regreso a la hacienda, Teo estaba en silencio, se acordaba de su amiga y repetía una y otra vez: -Adiós mi dulce Emiliana-.
 

CONTINUARÁ   
    
  
 
 

  
 

      


 

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