Octavia aun sintiendo miedo volvió a dormirse abrazada a su esposo, no quería comentar nada al respecto solo deseaba olvidar.
Al día siguiente cuando Manuel se había ido al colegio y Aníbal salió hacer unos trámites, Octavia se preparó para ir a buscar al padre Benito, tenía que hablar con él.
A Felicitas y Antonia les dio instrucciones de lo que debían hacer en casa y fue la iglesia donde por suerte encontró al padre.
-Padre Benito, buenos días- saludó -he venido a buscarlo para pedir si es posible que venga a bendecir mi casa, es importante para mí sus bendiciones- luego pasó a explicar al sacerdote que había pasado la noche anterior y porque pedía su ayuda.
El padre la escuchó en silencio, le hizo algunas preguntas sobre el hecho y desde cuando se presentaba ese espíritu en la casa.
-Padre usted no va ha creer, pero desde que murió este señor no descansa en paz, es por ello que deseo su presencia para dar sus bendiciones y este espíritu descanse al fin, en paz-.
-Señora Octavia lo que me cuenta me hace recordar a un caso que tuve algunos años atrás, la familia no podía dormir tranquila, era un tormento cada noche con los ruidos y los pasos, visité la casa varios días para realizar la ceremonia y librarla de todo mal. Mas tarde me enteré por la familia que en el patio de la casa haciendo unos trabajos de construcción encontraron los cuerpos de los primeros dueños, sin nada más que sus ropas. Los cuerpos o lo que quedó de ellos fueron llevados al cementerio para darles cristiana sepultura. Se oficiaron varias misas en sus nombres y desde entonces no volvieron aparecer. Por ello pienso que en la época que vivió el antiguo dueño de su casa, los entierros no se hacían con la ceremonia cristiana, muchos eran enterrados de forma rápida y sin el amparo de la fe católica. Tal vez esta aparición necesita oraciones y algunas misas para irse en paz- dijo el padre y prometió visitar la casa en la tarde.
Octavia estaba segura que en su casa no se encontraba enterrado ningún cuerpo y agradeció al padre su ayuda, se sintió más tranquila. Ella deseaba que su propiedad quede libre de toda alma y que este señor pueda seguir su viaje al otro mundo en el amparo de la fe católica. Tenía la esperanza de que después de las bendiciones no volvería aparecer.
El padre Benito cumplió lo prometido y visitó la casa familiar en la tarde. Se preparó para realizar la ceremonia y con un crucifijo en la mano iba diciendo las oraciones mientras recorría la casa, entró a la habitación de Octavia y llegó después hasta el huerto junto al pino donde Rubí lo vio. Era una extensa propiedad y el padre la recorrió paso a paso.
-Octavia- dijo el padre -espero que con esto quede libre la propiedad de toda presencia. Es importante que averigües si está enterrado en el cementerio para llevarle flores y oraciones.
-Padre sé que está en el cementerio, mi padre hizo investigaciones sobre el antiguo dueño-. contestó Octavia, segura de lo que decía.
El padre prometió oficiar varias misas y oraciones en su nombre para la paz de este espíritu y para la tranquilidad de la casa. Antes que despedirse, Octavia le dio al padre un sobre blanco: -esta es una contribución para la iglesia, gracias por venir en mi auxilio- comentó.
El padre Benito agradeció su contribución y dijo: -hija, ahora espero que con las bendiciones y la celebración de misas esta alma encuentre paz y tu familia tranquilidad-. contestó el padre y se despidió.
Aníbal recién llegaba a casa, vio al padre que salía, lo saludó y sorprendido por su presencia preguntó a su esposa qué pasaba.
Octavia comentó con él todo lo sucedido desde la noche anterior y el motivo de ir a buscar al padre Benito: -era importante hacerlo, jamás había sucedido lo de anoche y era el tiempo de hacer algo por esta alma que transitaba entre dos dimensiones y no puede descansar en paz-.
-No sabía nada de todo lo que te asustaba y preocupaba, ¿por qué nunca me contaste con detalle?.
-No me gustaba hablar de todo eso porque el aparecido no molestaba solo se paseaba por la casa, ahora en cambio es diferente, por eso decidí hacer algo por él. Aníbal ya no quiero hablar más del tema es mejor olvidar y rogar por su alma para que siga su camino-. sentenció Octavia un poco nerviosa por el recuerdo de la noche anterior.
-Bien querida como tú desees y mandes, no quiero atormentarte con preguntas sobre el tema-. contestó Aníbal sereno para que su esposa se calme.
La conversación quedó cerrada y no se habló más. Octavia y su familia continuaron con su vida cotidiana.
El domingo siguiente Emiliana y Guillermo estaban puntuales en la casa familiar para el almuerzo. Ella le contaba a su madre que estaba tejiendo lindos roponcitos para el el futuro bebé:
-Madre no te imaginas lo bien que están quedando, en el colegio nos enseñaron a tejerlos y hay bellas lanas que venden en el Gran Almacén-.
-No lo dudo querida, yo también voy a empezar a tejer para el bebé con diferentes colores de lana porque no sabemos si va hacer mujercita o varón. Cuando yo estaba embarazada tejía muchos ropones y colchitas que usaron ustedes en sus primeros meses de vida, se les veía tan hermosos. Ahora hija deseo cambiar un poco el tema y conversar contigo sobre algo importante. Emiliana dentro de unos días tu vientre se comenzará a notar y no será fácil para ti salir de la casa, ¿porqué no se mudan aquí para que estés más cómoda y esperar el nacimiento el bebé?- rogó Octavia a su hija.
-No te preocupes madre, no es necesario, al contrario será motivo para que me visites seguido en el departamento-. contestó Emiliana.
-No seas terca hija mía y de una vez múdense, en esta casa hay espacio de sobra-.
-Madre, voy a estar bien, además tengo a Lida la muchacha que me ayuda y ella puede salir hacer los mandados que necesito. No debes inquietarte por mí-.
-Bueno Emiliana, se hará como desees no quiero que tengas un disgusto y en tu estado no es bueno, solo habló que en esta casa, están las puertas abiertas para cuando desees venir-.
-Gracias madre sé que siempre tengo tu apoyo y comprensión- Emiliana besó a su madre en la frente, ella sentía su amor en todo momento.
Rubí que estaba con ellas en la sala, escuchaba la conversación sin interrumpir, Octavia sabía que más tarde seguro que iba a preguntar algo sobre el tema, era una niña que se daba cuenta de todo.
Guillermo y Aníbal conversaban sobre los posibles nombres para el bebé, si era hombre o si era mujer, habían varias propuestas pero al final serían los esposos los que pondrían los nombres definitivos, en lo que no había duda era en el padrino, se propuso a Manuel pero debía ser una persona mayor de edad entonces Guillermo pensó en su amigo Ralph pero desistió, vivía muy lejos, el consenso general cayó sobre Sixto el hermano menor de Aníbal. La madrina sería Ana Luisa amiga de Octavia.
Emiliana y Octavia estuvieron de acuerdo y todos llegaron a la conclusión que primero debía nacer el bebé y después se verían los detalles.
Guillermo y Emiliana llegaron a su casa antes de las seis de la tarde, ella se acomodó en el sofá de la sala y se puso a tejer el roponcito de su futuro bebé. Su esposo en la mesa del comedor escribía una carta a su madre contando todo lo referente a su vida de casado y lo bien que se sentía:
-Madre, en nuestro hogar hay mucha felicidad, ahora que sabemos que nuestro hijo o hija viene en camino, soy tan feliz en este momento-. Comentaba también sobre su esposa y los trabajos de tejido que hacía: -como me gustaría que estés a mi lado y puedas disfrutar conmigo de todo esto-.
Su carta llenaba dos hojas cuando se despedía de ella y mandaba saludos para su padre y hermana, en la posdata escribía: -Espero que mi padre este bien de salud y que me haya perdonado yo siempre lo recuerdo-.
Guillermo no comentó con su madre sobre el trabajo y lo difícil que se estaba volviendo tratar con su jefe. Sentía la presión y el exceso de trámites para cambiar algo que sería por el bien de la empresa. Algunos días notaba su mala disposición hacia su persona. Él presentía que era debido a la negativa de tener un compromiso con su hija. Guillermo nunca pretendió ofender a la joven, al contrario fue muy claro al explicar porque no podía ser posible ese compromiso, pero Otto Fischer lo había tomado como una ofensa y su malestar era notorio. El jefe no debía mezclar asuntos familiares con el trabajo eran dos campos diferentes.
A Emiliana tampoco le había comentado sobre la situación, para que preocuparla y menos en su estado, él creía poder manejar las cosas con buena disposición y sobre todo con el buen manejo de su trabajo y los resultados hablaban por si solos.
La semana se iniciaba tranquila para Guillermo, todo parecía fluir en paz, la decisión de traer maquinaria importada de Europa estaba sobre el tapete y en la oficina del jefe se hablaba sobre el tema.
-Señor Fischer- decía Guillermo -si traemos maquinaria debemos saber cual maquinaria y si el país, tendrá la capacidad de absorber dicha maquinaria, sería una lástima tener capital congelado sin vender nada-.
-Guillermo vamos a traer motores para generar luz eléctrica en ciudades lejos de la capital, eso debe tener bastante compradores-.
-Señor Fischer, no quiero ser abogado del diablo pero no cree que es mejor hacer un estudio antes de embarcarnos en compras que de repente no tienen buenos resultados. Mire usted lo que sucede con los repuestos para autos, el mercado no es tan grande para absorber la compra-. completó el panorama Guillermo y el señor Fischer no contestó, se puso de pie y le pidió que se retire que él lo llamaría después para comunicarle cual era su decisión.
Salió de la oficina preocupado por la propuesta, si compraban la maquinaria, el almacén ya no tenía espacio y tendrían que ubicar en otro lugar la compra. Era un problema que se veía como una mala opción para la empresa.
En casa de los suegros de Guillermo, Aníbal de nuevo se preparaba a partir al fundo por una semana. En el salón leía en el diario una noticia que lo preocupó, el algodón seguía en el mercado por debajo de su precio, todavía faltaba unas semanas para comenzar la cosecha pero era para preocuparse si no alcanzaba el precio justo.
Octavia llegó a la casa después de hacer algunas compras y encontró a su esposo en el salón:
-Aníbal traigo una buena noticia con respecto al niño abandonado, las autoridades han dado su permiso a Catalina y a su esposo para iniciar los trámites de adopción-. comentaba feliz Octavia.
-Ahora ese pequeño va a tener un hogar, lo terrible sería que no encuentren a los padres y el temor que luego aparezcan y reclamen al niño. Ana Luisa me contó todo esto en la mañana que nos vimos-. Terminó de decir.
-Eso puede suceder Octavia pero primero tendrían que ir a prisión por abandonar a un hijo y luego se vería si pueden quedarse con el niño-.
-Que terrible situación y que dilema para la familia que lo cuida y para el niño. Ahora quiero enseñarte las cosas lindas que he comprado para el bebé- Octavia abrió los paquetes que traía y le mostraba a su esposo tela para hacer pañales, tela de nansú para coser las camisitas, estas debían ser muy suaves para no incomodar al bebé, también había zapatitos de tela y sonajas- Aníbal miraba sorprendido las cosas para el bebés, todo era tan diferente a su época cuando él era un niño.
Antonia interrumpió a los señores: -señora Octavia ha llegado esta carta-.
-Aníbal es carta de Ondina. Antonia llama a Felicitas pronto, dile que Ondina ha escrito-.
Felicitas dejó todo en la cocina y corrió al llamado de su señora decía en el pasillo: -Ondina ha escrito, mi Ondina-.
Reunidos en el salón, Octavia leía la carta en voz alta, mientras Felicitas y Aníbal escuchaban.
-Por fin hemos llegado a la ciudad de Iquitos después de algunos percances en el camino, nada graves, por cierto. El viaje duró varios días desde la capital hasta aquí, parecía una eternidad. Puedo decir que todo en esta ciudad es diferente, el paisaje es bello y la selva al frente increíble. Umberto y yo estamos bien tomaremos unos días de descanso y luego seguiremos viaje por el rio hasta llegar al campamento donde vamos a trabajar, viajaremos en una barcaza. El río Amazonas es imponente. Madre cómo me gustaría que estés aquí, te extraño demasiado. Ni bien pueda voy a mandar por ti para reunirnos de nuevo y no volvernos a separar. Líneas más abajo describía con detalle sobre la ciudad y sus alrededores, además de lo bien que se llevaba con Umberto. Él, te envía muchos saludos. Tenemos tanta ilusión de que todo vaya bien. Luego se despedía de su madre con mucho cariño y enviaba saludos a los señores a Emiliana, a Manuel y a Rubí. Mas adelante te envió otra carta- finalizó.
Felicitas lloraba de alegría al tener noticias de su hija, era tanta la distancia que existía entre ellas que parecía que nunca iba a saber de Ondina.
-Gracias señora Octavia por leer la carta, estoy más tranquila al saber sobre Ondina-. agregó Felicitas.
-Guarda la carta, yo te advertí que todo iba a estar bien, solo era cuestión de esperar-. contestó su señora.
Cuando Felicitas salió del salón, Aníbal comentó: -debemos esperar solo buenas noticias de la joven y que todo le vaya bien, es mi deseo aunque nunca estuve de acuerdo con ese viaje-.
Octavia juntó las manos como una plegaria por la joven que por mucho tiempo fue parte de su familia.
CONTINUARÁ