domingo, 11 de julio de 2021

PRIMAVERA DE 1900

En el pequeño salón donde tantas veces entraba Ondina  sin previo aviso, Octavia conversaba con la joven, quería hacerle ver los pro y los contras de su decisión.
-Felicitas está preocupada por tu viaje a un lugar inhóspito y poco conocido. Ni Umberto ni tú saben cómo es en realidad. Has pensado que puede ocurrir algo grave y no vamos a estar cerca para ayudarte-.
-Señora sé que mi madre está preocupada por mi viaje a la selva del amazonas. Ella me ha pedido que no siga adelante con mis planes pero yo quiero viajar y vivir mi  vida. Además en dos meses pienso mandar por ella para estar juntas de nuevo y no separarnos más. Disculpe señora, se va ha quedar sin empleadas-.
-Ese no es el problema Ondina, la real situación es el paso que vas a dar. La selva es un lugar lejano y hasta el momento poco conocido-. contestó Octavia y se dio cuenta que ella no iba a cambiar de idea, diga lo que le diga tenía respuestas para todo. La joven dentro de pocas semanas sería mayor de edad y nadie podría impedir su viaje.
-Veo que estas decidida a partir a la selva que no sabes como es. Yo lamento esa decisión y sé que no puedo detenerte. Ondina debes prometer que vas a escribir para saber ¡dónde estas y cómo estás!  tu madre y yo esperamos noticias  tuyas-. sentenció Octavia.
-Si señora, yo prometo escribir y pido disculpas por crear este inconveniente, suplico su comprensión-. 
Las palabras de Ondina fueron sinceras, ella tenía mucho respeto  por su señora y no deseaba causar  molestias. Para la joven se había cumplido el tiempo y era hora de partir.
De uno de los cajones de su escritorio, Octavia tomó le dinero de su pago y un extra para que a Ondina no le falte si tenía una emergencia. 
-Un último comentario- habló Octavia -si las cosas no salen bien, no dudes en regresar, aquí siempre tendrás las puertas abiertas, no te compliques la vida. Deseo para ti lo mejor y toda la suerte de este mundo-.  
-Gracias señora por sus palabras, siempre estaré agradecida y en el futuro espero volver a conversar con usted- finalizó la joven y se retiró del salón para salir de la casa. No deseaba ver a su madre sufrir, más temprano ya se había despedido de la mujer que había sido todo su mundo. 
Octavia lamentó su partida, Ondina era una joven excelente que dejaba sus estudios, la seguridad de su trabajo y a su madre sufriendo por ella. Quería perseguir un sueño y vivirlo sin saber cual sería el resultado final.
Cuando Ondina salió, Octavia llamó a Felicitas para comunicarle la decisión final. Felicitas lloraba, no habían palabras para consolar a una madre que sufría la partida de su hija a un lugar tan lejano: 
- Que voy hacer ahora señora, mi Ondina se fue y nada parece detenerla-.
-Felicitas hice lo imposible para que cambie de idea pero fue inútil, tenía todas las respuestas y estaba completamente decidida-.
-Tuve muchas esperanzas que al hablar con usted, ella cambie de idea. Yo era muy joven, ingenua y confiada cuando tuve a Ondina, nunca nos hemos separado, no sé cuando la volveré a ver-. 
-Sé que no hay palabras para aliviar tu dolor, si de algo te sirve Ondina me habló que ella piensa mandar por ti en dos meses para estar juntas de nuevo-. Contestó Octavia para calmar a Felicitas que tenía el rostro lleno de lágrimas. 
-Es verdad, eso dijo mi Ondina señora, si es así, tengo esperanza de verla pronto-. 
-Si Felicitas, eso dijo tu hija y ahora ve a descansar para que te alivias y calmes-. ordenó Octavia.
-No señora, prefiero seguir trabajando y estar ocupada no quiero pensar en mi tristeza y en la partida de mi hija- contestó afligida la madre y se retiró del salón con el rostro bañado en lágrimas. 
Al quedarse sola Octavia recordaba a Ondina, era una joven trabajadora, alegre y un poco alborotada, se había ganado el aprecio de su señora. Ella y toda la familia la iban a extrañar. 
Aníbal llegó a la casa antes del almuerzo, vio a su esposa en el salón preguntó ¿por qué estaba triste? Octavia le contó lo sucedido con Ondina y su viaje a la selva.
-En que está pensando esa joven, ella cree que se va a un lugar de ensueño e idílico. La vida en las plantaciones de caucho es difícil, el trabajo es duro y esto sin contar con las enfermedades que existen. Ella piensa que va ganar grandes cantidades de plata, ¡por favor Octavia!. Si piensa de esa manera es demasiado crédula. 
Aníbal fue enfático y sus palabras sonaron fuerte. Su esposa le contó que ella trató de persuadirla para que no viaje:  -Ondina estaba dispuesta a seguir sus planes y no quería escuchar palabras ni advertencias, fue difícil verla partir-.
-Octavia, ojalá lo piense mejor y desista de ese viaje- comentó Aníbal preocupado por la joven que había servido en la casa familiar con diligencia y buena voluntad. 
A la hora del almuerzo la familia evitó hablar sobre Ondina para que Felicitas no escuche y se ponga mal. Manuel ya se había enterado la decisión de la joven y también lamentaba su partida. El único comentario que hizo Aníbal fue: -más tarde voy hablar con Felicitas sobre esta situación-.
Terminado el almuerzo Aníbal fue a la cocina para hablar. Felicitas al verlo entrar se puso de pie el señor nunca antes había entrado a la cocina: -Felicitas lamentó lo sucedido con Ondina, solo puedo decir que todo va estar bien y pronto te reunirás con ella. Tienes que tener paciencia y saber esperar-. fueron palabras de consuelo, no quizo decirle lo difícil que es trabajar en una plantación, para que hacerla sufrir si ella ya estaba sufriendo por Ondina.
Al día siguiente Emiliana llegó a la casa de sus padres de visita, fue una sorpresa agradable tenerla en casa, ella quería recoger algunas prendas de su habitación y unos zapatos que le gustaban. Saludó a sus padres que la recibieron con alegría. Emiliana se enteró de la partida de Ondina y se sintió triste por su decisión: -no puede ser madre, porqué Ondina se fue a un lugar que es en nuestros días poco conocido-.
-No sé hija, espero que todo vaya bien al lugar que  piensa ir-. contestó Octavia
-Hija, las cosas para Ondina van hacer complicadas, ojalá  pronto se reúna con su madre-. comentó Aníbal a Emiliana.
Un día después, un revuelo en la ciudad causó encontrar a un niño abandonado en la puerta de la iglesia, tenía al rededor de 2 años, lloraba de miedo al encontrarse solo en ese lugar. La gente se agrupo cerca a él y llamaron al comisario. El niño miraba a todos aterrado y llamaba a su madre. La mañana estaba fría y él apenas tenía abrigo, sus zapatitos estaban limpios eso quería decir que hace poco había sido abandonado en la iglesia.
No había lugar donde llevarlo y el comisario pensó que estaría bien en la casa de los niños sin hogar y entonces la familia Estrada se ofreció a tenerlo a su cuidado, mientras la policía buscaba a los padres.
Catalina Estrada era una mujer de mediana edad, no tenía hijos y sintió que tal vez podía criar al niño si acaso no encontraban a los padres. Todos aplaudieron la solución, por el momento necesaria.
En casa de Octavia se habían reunido la Damas del Patronato y comentaban este caso -Fue terrible Octavia como se puede abandonar un niño tan pequeño y dejarlo a la intemperie, con el frío que todavía hace, ¡es inaudito!- comentaba indignada Reyna y todas las demás le daban la razón.
Las Damas conocían a Catalina y sabían de su buen corazón, si no encontraban a los padres, ella seguro estaría feliz de cuidarlo.  
-Querida Octavia, te incorporas de nuevo al trabajo con nosotras o vas a esperar unas semanas más-. preguntó Ana Luisa.
-Amigas, sin mí, veo que ustedes hacen un trabajo extraordinario, yo estoy todavía viviendo un tiempo  de ajustes para acostumbrarme a mi nueva situación, creo que voy a esperar unos días más.-. 
-Te esperamos Octavia no debes tardar, hay tanto trabajo por hacer, esto nunca se termina-. decían sus amigas antes de despedirse.
-Señora Octavia- entró en la sala Felicitas -en la puerta esta la nueva joven que va a reemplazar a Ondina, espera para que la entreviste-.
-Bien Felicitas haz que pase al salón, tú  la estas recomendando, dices que es una persona de fiar-. 
-Si señora, la conozco desde pequeña, ella es un año menor que Ondina- contestó Felicitas y fue a llamar a la joven.
Octavia la entrevistó, habló con ella sobre su familia y donde vivía, le indicó además cual era el trabajo que debía hacer. La joven se llamaba Antonia, se veía muy dispuesta al trabajo y deseosa de empezar.
-Por recomendación de Felicitas te doy el trabajo, pero estarás a prueba, espero que todo marche bien. Vas a ocupar el puesto de una joven que era excelente en su trabajo y en su trato con la familia-. dijo Octavia como una advertencia.
-Si señora, no se preocupe, no va tener queja de mi trabajo-. así fue como Antonia comenzó a trabajar en casa de Octavia, Felicitas se encargó de llevarla a su habitación y ponerla al tanto de las costumbres de la familia y demás. 
-Debes estar muy atenta y hacer el trabajo con responsabilidad, la señora es muy buena pero le gustan las cosas bien hechas- decía Felicitas a la recién llegada.
Aníbal en la noche conversaba con su esposa sobre la nueva empleada y el caso del niño abandonado: -Es imperdonable ese abandono, un niño tan pequeño, si encuentran a los padres que les caiga todo el peso de la ley y que quede el niño en manos del matrimonio Estrada-. comentó muy molesto.    
La familia en casa se adaptaba a la nueva vida, la partida de Emiliana primero y luego a la partida de Ondina los había dejado con una sensación de vacío. Era una nueva etapa y había que adaptarse. 
Lorena visitaba a Emiliana en su nuevo hogar, ella había dejado de ir al hospital por un tiempo. Las amigas conversaban sobre su nueva vida y lo bien que se sentía. Emiliana estaba adaptándose a su  casa y como organizarla y Lorena le comentaba: -No sabes como te extrañamos en el hospital, la enfermera Eda siempre dice que tu eras muy responsable y a mí me carga todo el trabajo, no me quejo, pero te extraño demasiado amiga-. agregó la joven
-Lorena estoy en un momento tan especial en mi vida que no puedo ahora pensar en nada más. Te puedo decir que lo disfruto con Guillermo, los dos nos estamos adaptando muy bien-. decía a su amiga.
Emiliana evitó comentar  con Lorena que estaba esperando un bebé, quería primero darle la noticia  a Guillermo, seguro él se sentiría feliz y  no se  equivocó,  en la noche cuando le dio a su esposo la noticia, éste la abrazó: -es una gran noticia querida, no imagine ser padre tan pronto- y no paraba de abrazarla y besarla.
El domingo cuando la pareja fue a visitar a la familia, Emiliana llevó una colchita de bebé para enseñarle a Octavia: -madre compré esta colchita, me gustó tanto ¿qué te parece?- preguntó al final.
-Emiliana estas tratando de decir que ya estas esperando- señaló Octavia.
-Si madre, Guillermo y yo vamos hacer padres dentro de unos meses.
Octavia felicitó  a su hija y beso sus mejillas, un bebé en casa  ¡que felicidad!, era la mejor noticia de los últimos tiempos, la familia completa se enteró de la buena noticia y hubo felicidad y celebración en el almuerzo. 
Nada podía enturbiar ese momento, la llegada del bebé alegraba a todos, Aníbal era un padre feliz y pronto un abuelo aún más feliz, Manuel con su nuevo título de tío también se sentía feliz y la pequeña Rubí preguntó: -madrina y yo que voy hacer del nuevo bebé-.Todos en el comedor guardaron silencio ¡cómo se podía contestar a esa pregunta!.
-Mi niña, tu serás la nueva tía del bebé y él te va querrer demasiado- Contestó Octavia para alegrar a la niña  que se sentía feliz con el título otorgado por su madrina. 


CONTINUARÁ     
   
          

    
                


 

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